03
─Han pasado tres días, Jimin ─lo regañó Taehyung─. Por favor, anímate. ¿Por qué no me acompañas esta noche al bar?
─Sabes que no me agradan mucho esos lugares, Tae ─dijo Jimin─. Dormiré temprano, mañana es sábado, el día que más clientes hay.
─Ay, Jimin, ¿qué voy a hacer contigo? ─preguntó el castaño─. No me gusta verte así.
─Estoy bien ─respondió─. Lo prometo.
Taehyung lo miró enfadado.
Desde el día que el pelinegro había criticado su pastel, su amigo había estado triste, y por más que Jimin lo negara, él lo conocía perfectamente.
Fue hasta el sábado cuando finalmente una sonrisa se dibujó en el rostro de Park. Taehyung estaba agradecido, tener clientes animaba a su amigo, además era la prueba de que sus pasteles no eran para nada malos.
─¡Hey, chicos! ─los saludó Dan, entrando en la cafetería.
El chico se había convertido en un buen amigo de ellos, y aunque había tratado de llevar a Jimin a una cita, el rubio siempre se las arreglaba para que se convirtiera en una salida que involucraba a Taehyung y Hoseok.
─Dan, es bueno verte por aquí ─dijo Tae.
Estaba pensando que sería bueno para su amigo salir con ese chico.
─¿Ah, sí? ¿De que me he perdido? ─preguntó Dan.
─De casi nada ─dijo Jimin─. Bueno, puede que haya hecho aquel pastel de manzana que tanto te gusta ─sonrió.
─¡Joder! ─exclamó el chico─. Lamento eso, el trabajo me ha tenido ocupado, pero tú sabés que yo amo ese pastel.
Jimin sonrió.
─¿Quieres algo? ─preguntó, señalando su vitrina.
─Oh, no ─respondió Dan─. Hoy vine a invitarlos a cenar, ¿qué dicen?
─Hoy es sábado, bro ─le recordó Taehyung─. Hoy voy al bar ─le recordó.
─Cierto ─asintió─. Bueno, quizás el lunes...
─Pero a Jimin le encantará ir ─lo interrumpió Kim─, ¿verdad, Mimi?
El rubio trató de encontrar una excusa, pero al no encontrar ninguna terminó aceptando.
─Sí, eso estaría bien ─dijo─. Nos podemos reunir a las ocho, ¿está bien?
─Seguro. Pasaré por ti, Jimin ─sonrió Dan─. Ahora debo irme ─se despidió.
•••
Jimin no tenía idea de dónde cenaría con Dan, más aún así decidió arreglarse con un bonito traje azul marino.
Dan era muy amable, había veces que venía con todo tipo de flores para él, pero a pesar de que a Jimin le agradaba, no se sentía atraído de la forma que se requería para una relación.
Luego de abordar un taxi, Dan abrió la puerta para el rubio y se dirigieron a la entrada del restaurante.
El teléfono de Dan sonó cuando estaban a punto de entrar.
─Disculpa, Jimin ─dijo el chico.
Park le sonrió comprensivo y esperó mientras Dan atendía la llamada.
Justo entonces un conocido pelinegro pasó a su lado.
Ambos se miraron sorprendidos.
─Oh, tú eres el chico de la cafetería ─señaló Jeon─. ¿Así que vas a cenar aquí?
─Me ves aquí, ¿no? ─soltó el rubio irónico.
Le había tomado unos días olvidar el insulto del que creía sería su príncipe.
─Ya veo ─dijo el pelinegro─. Te hará bien cenar aquí y probar el pastel de este lugar, ¿sabes? Es de alta repostería, tienen ingredientes de alta calidad, te va a encantar.
─Idiota ─bramó Jimin mirándolo mal, pero Jungkook ni siquiera lo estaba escuchando, él ya estaba caminando hacia su mesa.
Dan tardó un poco con su llamada, y para cuando finalmente entraron al restaurante, Jimin ya se moría por cenar.
El camarero los guiaba a su mesa cuando Park divisó al pelinegro riendo junto a una bonita rubia.
Una idea de venganza pasó por su mente.
Quizá podría ir y arrojar un poco de champagne sobre él, pero tampoco quería que le negaran la entrada al lugar por causar desorden.
─¿Dan? ─habló Jimin.
─¿Sí? ─preguntó el chico.
─Vi a alguien y quiero saludar, en un momento voy a nuestra mesa, ¿de acuerdo?
─Sí, está bien. Iré a lavarme las manos ─informó.
Jimin le sonrió, y con la misma expresión de felicidad se dirigió hasta la mesa del pelinegro.
─¡Bebé! Te he extrañado tanto ─dijo, dejando un sonoro beso en su mejilla y abrazándolo efusivo.
─¿Bebé? ─el pelinegro lo miró totalmente confundido.
─Ay, amor, veo que te estoy tomando por sorpresa ─dijo Jimin─. Oh, ¿quién es ella? ─preguntó, mirando a la rubia─. Ayer me dijiste que cenarías con tu madre, ¿es ella?
─¡¿Qué demonios, Jungkook?! ─chilló la rubia─. ¿De verdad luzco como su madre!? ─preguntó aterrada.
El rubio mordió sus labios.
Lamentaba haber llevado la broma un poco lejos, pero ahora por lo menos sabía el nombre del pelinegro.
Ignoró la culpa que sentía y decidió continuar su actuación.
─Kook, no te quedes callado ─dijo, abrazándolo nuevamente.
Jungkook trató de soltarse, pero Jimin no se lo permitió.
─¡Ni siquiera sabía que eras gay! ─exclamó la rubia con una mueca.
─Hana, él no es... ─antes de que pudiera negarlo, Jimin se apresuró a hablar.
─Basta, bebé, yo sé que querías que lo nuestro siguiera en secreto, pero creo que es momento de dejar de escondernos.
─¡Jungkook! ─volvió a protestar Hana─. ¿Sabes qué? ¡Me voy! Sabes dónde encontrarme si de verdad quieres compensar esto.
Tomó su copa de vino de un trago y la azotó con fuerza antes de marcharse.
Cuando finalmente se alejó, el rubio soltó al pelinegro.
─¡¿Estás jodidamente loco?! ─exclamó Jungkook, completamente exaltado─. Ni siquiera te conozco y ahora has jodido mi cita.
─Uhm, tú también arruinaste mi cena con tu comentario allí afuera ─dijo Jimin, encogiéndose de hombros─. Estamos a mano. Que tengas buena noche, Kook ─le sonrió burlonamente antes de llegar a su mesa con Dan.
El pelinegro lo mira mal, pero decide no hacer nada... por ahora.
Pidió la cuenta y se marchó del lugar.
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