🌸Capítulo 8
Namjoon se secó las manos con un trapo y observó al chef en jefe dejar dos bolsas de papel en el mesón frente él.
—Aquí está lo que pediste, Min.
—Gracias Chef Kim —respondió aprovechando de observar minuciosamente la belleza ante él.
Kim SeokJin era el jefe de la cocina, un omega impenetrable y respetable que no aceptaba errores. El romance no formaba parte de su vida por lo que tenía entendido, a pesar de ser un omega tan hermoso no tenía pareja para cuidarlo.
Pero SeokJin no necesita que alguien cuide de él, él mismo ya lo había demostrado al no dejar que nadie lo pasará a llevar, como si su opinión y él mismo no importaran.
Jin era bueno en lo que hacía, con un paladar refinado, una increíble mente para crear recetas innovadoras y deliciosas y por supuesto, sus manos mágicas, aquellas llenas de talento que elaboraban tan deliciosa comida reconocida en todos lados.
Y aunque la especialidad eran lo dulce, se defendía bastante bien en los otros campos, por no decir que prácticamente podía hacer de todo.
También era la persona de la cual Namjoon estaba tan estúpida y perdidamente enamorado. Había intentado dar un paso para acercarse pero era inmediatamente rechazado por más mínimo que fuera su movimiento.
—¿Necesitas algo más? —preguntó al ver que su trabajador no dejaba de observarle fijamente.
Su rostro no demostraba ninguna emoción, era frío y profesional, como siempre.
Más de una vez Namjoon se encontró imaginando como se vería su jefe con una sonrisa y sus mejillas con un tierno sonrojo, la palabra hermoso era lo único que se le venía a la mente ante aquella imagen.
—No, nada. Discúlpeme Chef Kim —hace una pequeña reverencia—. Gracias por permitirme salir media hora temprano.
El omega asintió—. Que no se haga costumbre —anuncio antes de retirarse a dar órdenes a los demás empleados.
Los ojos del alfa se desviaron desde la ancha espalda hasta el trasero de su jefe y sonrió ladino, apreciando aquella belleza. Cuando el omega se iba a dar vuelta, Namjoon lo hizo antes y se retiró a los camarines para cambiarse su ropa.
Una vez cambiado volvió por las bolsas y se despidió de todos en general, saliendo del local vio a su padre estacionado al otro lado de la calle esperándolo junto a su hermano mayor.
Observo ambos lados y cruzó, se subió al auto con cuidado por la comida que había dentro de las bolsas. Comida hecha especialmente por su jefe.
—¿Sucedió algo con tu auto, Hyung? —cuestionó extrañado, después de todo era difícil ver a su hermano sin su auto cada vez que salía.
—Papá me secuestró y me obligó a dejarlo en el trabajo —explicó observando distraídamente el paisaje cambiar por la ventana mientras el sol se ocultaba más y más.
—Mamá va estar muy feliz por tener a todos en casa —aseguró el padre de ambos.
Aquello podría ser verdad, el problema sería cuando todos estén presentes en la mesa.
—Mamá, papá ya llegó —aviso el joven alfa al sentir un auto.
—¿En serio? Okey, ve por Jiminnie —gritó desde la cocina.
Jungkook blanqueó sus ojos antes de levantarse de mala gana y subir las escaleras enfurruñado. Sabiendo que era inútil tocar, solamente abrió y entró.
Observó al pelirrojo a espaldas de él concentrado en algo. La curiosidad le pico, antes de darse cuenta ya se encontraba tras la espalda de Jimin averiguando qué era lo que hacía.
Cuando lo descubrió, se horrorizó. Los dibujos del omega eran horribles.
—¡Oye, oye, oye! —exclamó moviendo con facilidad la silla donde estaba sentado el de menor estatura. Jimin le observo sorprendido—. ¿Qué crees que estás haciendo? ¿Por qué arruinas algo tan hermoso como el arte?
El omega observó sus dibujos. Si, bueno... El realmente no era bueno en ello pero se entendía lo que estaba tratando de comunicar a través de ellos... O eso creía.
—¿Qué se supone que es eso? ¿Un pie? ¿Una pata de gallina? ¿La pezuña de una vaca? —señaló todos los dibujos sobre la mesa, sintiéndose bastante ofendido con tan solo verlos.
—Mano —pronunció señalando su propia mano con un puchero, demostrando que era lo que quería dibujar en aquella secuencia al mover su mano.
—Hazlo de nuevo, todo es horrible y tu secuencia no se entiende y en cada dibujo tienes una pata de gallina diferente —señaló tomando los dibujo y arrojándolos a la papelera—. Entiendo lo que quieres hacer pero si lo haces todo en una hoja tampoco se entiende bien, haz cada dibujo en una hoja diferente.
Los labios del omega se abrieron en una o pequeña y asintió con su cabeza, comprendiendo. Tenía entendido que Jungkook era un artista por lo cual confiaba completamente en sus indicaciones.
Sin más lo volvió a intentar con más esfuerzo al tener a su hermano observándolo.
Jungkook cruzó los brazos sobre su pecho y observó minuciosamente, haciendo una mueca cada vez que el omega se equivocaba y borraba. Trató de retener su impulso lo más que pudo pero, fue inútil, el artista dentro de él no lo dejó.
—¡Agh! Ya no soporto verte —exclamó quitándole el lápiz y sacando otra hoja, rápidamente y con soltura comenzó a dibujar sin problemas la idea de Jimin.
El omega observaba en silencio, sorprendido de lo bien que dibujaba su hermano, era asombroso y había entendido su idea completamente.
—Ahí tienes, así se hace —pronunció enderezándose y observando su obra de arte, simple pero definitivamente mejor que lo que intentaba Jimin.
El pelirrojo observó los dibujo y sonrió, antes de pensar en ello y reconsiderarlo, ya estaba parado abrazando al joven alfa. Jungkook simplemente se quedó como estatua, no había esperado aquel gesto.
—Gracias —murmura el pelirrojo.
Cuando la puerta fue abierta, Jungkook reaccionó y alejó a su hermano.
—T-tu, t-tu ¡tú! ¡No lo vuelvas a hacer! —gritó avergonzado, escapando de la habitación sin poder observar a Yoongi que había podido apreciar aquello.
Por alguna extraña razón, Jimin se intimidó un poco al ver a su hermano mayor ingresar a la habitación cerrando la puerta detrás de él. Con una sonrisa nerviosa alzó su mano y la movió en forma de saludo, negándose a retroceder un paso y mostrar que se encontraba un poquito asustado.
Pero cómo no estarlo si Yoongi le sonreía de aquella manera, era aquella sonrisa falsa que no llegaba a sus hermosos ojos.
—¿Por qué retrocedes? —preguntó el alfa alzando una ceja, era una suerte que el menor no pudiera escuchar el tono burlón del contrario.
Jimin observó sus pies sorprendido, no se había dado cuenta de ello. Alzó su cabeza al sentir el atrayente aroma de chocolate y coco tan cerca, otra vez un tintineo se escuchó por unos segundos.
—¿Qué? ¿A mí no me darás un abrazo como a Jungkookie? —bufó observando el pequeño cuerpo del omega. Jugando con él.
Jimin inclinó levemente su cabeza en un gesto inconsciente que le hizo ver tierno.
¿Un abrazo? ¿Eso era lo que quería? ¿Eso era todo? ¿Eso borraría aquella sonrisa fea?
El menor sonrió y con confianza lo abrazó pasando sus brazos por la cintura del alfa, recargando su cabeza en el hombro y cuello del mayor por la diferencia de altura.
Yoongi se tensó borrando su sonrisa, había estado bromeando, no pensó que Jimin realmente se lo tomaría en serio.
—Oye, ya, suéltame —pidió al ver que el menor no rompía el abrazo, pero Jimin estaba muy cómodo a pesar de que el mayor en ningún momento le correspondió.
Unos golpecitos en su hombro le obligaron a volver a la realidad y separarse para enfrentar a su hermano, aunque no quería hacerlo, ahora se sentía avergonzado de haberlo abrazado con tanta confianza, seguramente estaba hasta sonrojado a estas alturas.
Hizo lo único que sabía hacer cuando estaba avergonzado, sonrió en grande, de esas sonrisas en la cual sus ojos se convertían en media luna y casi desaparecían completamente.
Los ojos de Yoongi digirieron completamente aquella imagen, tomándose varios minutos para hacerlo, tanto que las mejillas del menor comenzaron a doler.
El único que interrumpió aquel momento, fue el gran Shuga al terminar de ver Running Man.
—¡Jimin! —comenzó a llamar caminando de esquina a esquina sobre el sofá.
Aquello hizo que el alfa reaccionara y bajara su mano que había comenzado a mover sin darse cuenta.
—Mamá dice que bajes a comer —informó saliendo de la habitación rápidamente.
Torció su boca y observó la puerta, hace un minuto atrás... Él... No.
Negó con su cabeza y comenzó a caminar, el aroma atrayente del menor aún podía sentirlo en todo su esplendor en su nariz. También podían recordar la calidez y suavidad de aquel pequeño cuerpo.
Ser omega era diferente en todos los sentidos. Sabía que Jimin era hombre pero aún así... Se veía y sentía tan delicado como su madre.
—¿Jiminnie ya viene? —pregunto Joongki interrumpiendo los pensamientos de Yoongi.
—Sí, dijo que bajaba enseguida —respondió tomando asiento.
Segundos después, Jimin apareció y observó el único lugar disponible, al lado de su hermano Jungkook. Su padre estaba a la cabecera, a su izquierda había un puesto vacío y seguido Jungkook. A su derecha estaba su madre, Yoongi y Namjoon.
Disculpándose se sentó rápidamente y observó a todos, deteniéndose finalmente en su padre.
—Bien, ha pasado un tiempo desde que todos estuvimos juntos para cenar, ahora por favor disfruten —pronunció brindándole una pequeña sonrisa a su hijo omega antes de comenzar a comer.
La conversación volaba libremente en la mesa, desde la Universidad, los quehaceres de la casa, reuniones, etc. Jimin por más trataba de mostrarse atento para seguir la cuerda de la conversación, no pudo, y luego decidió disfrutar la comida más que nada, no había nada que hacer si no podía escuchar.
Mientras masticaba carne fue que se dio cuenta de que todos lo miraban.
—¿Qué? —pregunto utilizando sus manos al tener su boca llena, todos le entenderían después de todo.
—Le estaba comentando a tu padre que estás dando clases de señas —respondió su madre.
Jimin asintió con su cabeza lentamente y observó a su padre.
—Pero el lugar es un poco lejos, ¿no? ¿Estás bien? —preguntó.
—Voy caminando con un amigo y otras veces cuando lo van a buscar nos vamos en auto —explicó antes de tomar algo de comida.
—Aun así... —murmura Joongki sin gustarle aquello, era lejos como para que Jimin tuviera que caminar, cualquier cosa le podría pasar si no tenía cuidado.
Tomó la mano del menor para llamar su atención.
—¿No quieres que te vaya a buscar? —el omega negó con su cabeza repetidamente.
—Estoy bien —dijo con sus manos, negándose a seguir con el tema pero luego se le ocurrió una idea—. Jungkook.
—¿Jungkook? —pregunto la madre atrayendo la atención del nombrado, ya que había estado más interesado en comer aquella deliciosa comida que había traído su hermano Namjoon de su trabajo.
—Él podría ir a buscarme —dijo moviendo sus manos rápidamente, emocionado por su idea.
—No tengo nada con qué movilizarme ahora, ¿recuerdan? Me quitaron mi moto —señaló Jungkook volviendo a comer desinteresado.
Peleando con Namjoon para ver quién se comía lo último de la carne.
—¿En verdad quieres que sea él? —preguntó el alfa mayor, Jimin asintió con su cabeza.
—Bien. Te devolveré tu motocicleta Jungkook, pero tendrás que traer a Jimin —condicionó.
—¿Qué? —pregunto desconcertado, dándole la oportunidad a su hermano para obtener la carne.
—Excelente idea —exclamó la mujer emocionada, segura de que esto ayudaría a los dos a acercarse más.
—No creo que eso vaya a terminar muy bien —susurro Yoongi negando con su cabeza.
—Yo tampoco —susurro en respuesta el hermano a su lado.
El resto de la comida fue en silencio, después de ayudar a su madre Jimin subió las escaleras, antes de entrar a su habitación fue jalado y arrastrado a otra habitación.
La puerta fue cerrada y él fue estrellado contra ella, un enojado Jungkook estaba frente a él observándolo.
—¿Esta es tu grandiosa idea? —gruñó—. Desde un principio lo tenías planeado.
El omega negó rápidamente su cabeza.
—No tienles que ir —musito con rapidez—. Podemos encomtrarnos una cale antes, pensé que serría una forna más rápida dle que tuvieras tu moto —se explica.
—Más te vale que no le digas nada a papá o mamá —advirtió antes de tironearlo para sacarlo sobre la puerta y lo echó de la habitación.
Jimin arrugó su nariz ante la forma tan brusca que fue echado, pero al menos hoy si había podido comunicarse con la mayoría de sus hermanos, solo le faltaba dar el primer paso con uno.
Otra vez... Aquel... Alzó la cabeza y vio como una puerta se cerraba. Extrañado se metió en su habitación.
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