🌸Capítulo 4
El omega tocó su oído al correr un mechón de cabello e hizo una mueca de dolor ante lo sensible que había estado desde ayer, desde entonces se había encerrado en su habitación sin ningún deseo de salir solo por el temor de volver a encontrarse con alguno de sus hermanos.
Ya era más de medio día y él aún no bajaba por algo de comida, tampoco sabía si su madre había estado llamando a la puerta porque le había dejado con seguro y no le había prestado la más mínima atención desde entonces.
Se levantó del sofá que estaba al lado de su cama, en el cual había estado leyendo y se lanzó en su cama.
Había estado pensando sobre el comportamiento de aquellos dos alfas. Y por más que lo hiciera, no podía encontrar una razón por la cual le trataran tan mal, con un odio cultivado que no sería posible otorgárselo a alguien a quien recién conoces.
Estaría bien si fuera porque después de aquellos días pasados en los cuales apenas había visto a dos de sus hermanos hubiera hecho algo desagradable para ganárselo, pero no.
Jimin realmente no había hecho nada más que cruzar sus miradas y ver si le estaban hablando, no había nada más allá, incluso trataba de no hablar si alguno de ellos estaba cerca para no incomodarlos o avergonzarse a sí mismo.
Y si lo pensaba bien, ninguno de los tres hermanos lo recibió con agrado desde el primer momento. El rechazo fue enseguida e indudable, no había segundo pensamiento sobre ello y aquello solo lo confundía más.
Está bien, debió de ser un shock para ellos descubrir que sus padres adoptaron a un omega de dieciocho casi diecinueve años, pero que ese enojo se transformara en odio y este se cultivara durante los días que había estado en la casa no tenía sentido para el menor.
¿Celos tal vez?
No. Lo entendería si fuera por parte del alfa menor pero Jungkook tenía prácticamente su misma edad, solo era mayor por un año y el era totalmente un alfa independiente y perdido en su mundo según lo había apreciado.
Además, el sentimiento estaba implantado en los tres hermanos, lo que le decía que era un poco... Extraño. O esos tres alfa simplemente eran esa clase de persona que se dejaba influenciar por la sociedad y lo que esta dictaba que estaba bien o mal.
O simplemente él era el del problema y estaba buscando excusas, era una o la otra.
—¡Alto ahí! ¡Manos arriba! —comenzó a gritar Suga al ver a otra persona en la habitación de su dueño.
Rápidamente movió sus alas y se subió a la cama llamando la atención del omega.
Sobresaltado Jimin se sentó en la cama y observó a su alrededor hasta dar con su padre.
—Lo siento —sonríe culpable—. Lamento que no te estemos dando el tiempo y espacio suficiente que obviamente estas pidiendo pero me empecé a preocupar al ver que no bajas ni por algo de comer, por eso usé la llave maestra y te traje algo —avanzó hasta sentarse al frente del omega—. Afortunadamente, tuvimos el permiso de mi hermosa esposa para comer pizza por lo que ordene una.
Jimin tocó su estómago al sentirlo reclamar por estar vacío, la pizza se veía deliciosa y el olor era ciertamente delicioso.
—¿Puedo comer contigo o quieres estar más tiempo solo? —lo que sería una pregunta que respetaría la respuesta del menor, se perdió en el momento en que el alfa la plantó con un puchero en su rostro, haciéndole incluso ojitos—. Sabes... Hace tiempo que no como pizza... Hyekyo no le gusta comer seguido comida chatarra como la llama ella... Yo realmente no he comido hace un tiempo...
Jimin tomó un trozo de pizza y se lo tendió con una sonrisa, invitándolo a comer con él.
—¿Cómo está tu oído Jiminnie? —el nombrado inclinó su cabeza sin entender la pregunta al no poder leer muy bien los labios por estar comiendo.
El alfa le dio otro mordisco a su trozo de pizza y luego la dejó sobre la caja de cartón, repitió la pregunta con el movimiento de sus manos.
—Mejdor —respondió tapando su boca con una mano al tener comida.
Sabía que su padre quería preguntar cómo ocurrió, pero agradeció cuando no lo hizo.
—¿Namjoon y Jungkook te tratan muy mal? —pregunto serio—. No pienses en mentir por ellos, Hyekyo ya me contó —advierte.
El menor hizo una mueca de culpabilidad que lo delató.
—Estos chicos, espero que ahora sí aprendan la lección —suspiro enojado—. Su madre los castigó y los ha estado ignorando totalmente desde entonces —explicó ante la mirada curiosa del menor.
—¡Comida o disparo! —comenzó a repetir el ave, caminando de esquina a esquina sobre la cama, pasando frente a su amo.
El pelirrojo negó con su cabeza cuando el loro intentó robar pizza, lo tomo antes de que pudiera lograr su cometido y lo bajo de la cama.
Enojado el ave se fue.
Para Joongki la dinámica de ellos dos era muy divertido de ver. Aunque la mascota siempre hacia lo que quería, si Jimin le decía que no, era no. Por más que se enojara el ave, al final siempre escuchaba a su dueño.
—Cualquier cosa que hayan dicho esos chicos no debes de prestarle atención —dijo el alfa observando fijamente al menor. Intentando ver aquellos ojos que se ojos escondidos tras su cabello.
—¿Hice algo mal? —preguntó moviendo sus manos.
—No Jimin, no has hecho nada malo —aseguró inmediatamente y tomó las manos de menor—. Háblame hijo, me gusta tu voz —pidió acariciando un poco las pequeñas manos antes de soltarlas y darle espacio al menor.
No quería que por culpa de sus otros hijos dejara de hablar otra vez.
—Pero debe de habed algo, algo tud-ve que haber hecho. Aljo sucede o suscedió para que me tratlen así —insistió hablando con rapidez y por ello teniendo más errores en sus palabras, mostrándose exaltado—. Me oddian.
—No es eso... —negó el alfa, culpable por la tristeza en el rostro del menor—. Es... Solo...
—¿Qué? —pregunto ante el repentino silencio de su padre.
—Nada —negó repentinamente—. Ellos simplemente no pueden entender por qué te adoptamos.
Eso no respondía la duda del menor, pero despertaba otra.
—¿Y pol qué me adop-ptaron a mí? —a decir verdad Jimin también estaba curioso por ello.
En el orfanato había niños de todas las edades, él era el único mayor que aún vivía ahí gracias a que trabajaba para ayudar a las mujeres que lo cuidaron casi doce años. Ya no había necesidad realmente para que lo adoptaran, Jimin en tres años más sería un adulto legal.
Aún así, ellos lo escogieron y lo convencieron de aceptar y volver a anhelar tener aquella familia con la que siempre soñó tener nuevamente.
—Solo con una mirada supimos que eras de nuestra familia, a veces no debe de haber una razón para hacer algo pequeño —respondió restregando el cabello del omega con cariño—. Deberías de salir más, ya sea al jardín o al parque. Eres libre de ir a donde quieras y hacer lo que quieras. Si deseas estudiar puedes decirme y yo arreglo los papeles, cualquier cosa que desees solo debes de pedirlo.
Jimin asintió lentamente—. No quiedo nada por ahodra, pero saldré más de la casa con Shuga —prometió.
Observó la sonrisa de su padre y sintió algo cálido en su interior.
Jimin acercó su dedo índice a Shuga permitiendo que este subiera y luego lo llevó hasta su hombro, el ave bajó y se acomodó cerca del cuello de su amo.
Tomó su celular guardándolo en el bolsillo trasero de sus jeans negros rasgados, lamentablemente, aquellos no eran así porque ahora era de moda el tenerlos así, era porque ya estaban viejos. Aun así eran cómodos y entre su poca ropa, el mejor que tenía.
—Uuuy sexy —habló el ave moviendo su cabeza de forma afirmativa.
Jimin rió sin saber realmente lo que había dicho su mascota, solo esperaba que no una maldición que le había enseñado una persona especial.
Salió de su habitación al mismo tiempo que su hermano Jungkook. Ambos se observaron sin decir nada.
—Muévete —gruñó el contrario moviéndose y alejándose de él.
Jimin frunció sus labios y decidió seguir también su camino. Para saber el por qué le odiaban tanto sus nuevos hermanos, se había propuesto acercarse y conocerlos.
Esto iba a ser difícil si al mayor de ellos no lo veía, el de al medio ahora lo ignoraba y el menor lo atacaba con palabras cada vez que tenía oportunidad y estaba de malhumor.
—¿Ya estás bien Jiminnie? ¿Tienes hambre? —preguntó su madre en la puerta de la entrada. Su expresión era una de alivio al verlo fuera de su habitación.
Jimin buscó con la mirada a su hermano pero no lo encontró, seguramente ya se había ido.
—Yo... Sal-ir —respondió colocándose sus zapatillas.
—Oh, ¿quieres que vaya contigo? —el menor negó con su cabeza.
—Quiedo conocer... Sol-lo. Padre dijo ded un paque cerca.
—Esta bien amor, solo no estés tanto tiempo fuera de la casa —sonrió maternal, observando a su hijo retirarse agitando su mano.
Jimin inspiró profundamente y contempló a su alrededor, conocer más la zona sería algo divertido y olvidaría por un momento todo el lío en su cabeza respecto a sus hermanos y el cómo hacer para volverse cercanos a ellos.
No se rendiría tan fácilmente con su nueva familia, no lo haría.
El omega saludo a un chico que paseaba a su perro con un simple movimiento de cabeza cuando este se le quedó mirando fijamente.
Cuando se dio cuenta que el extraño no le iba a corresponder ni dejar de mirar, siguió su camino sin prestarle mucha atención al asunto.
Su paseo era para olvidar, no para calentarse la cabeza otra vez.
Cuando por fin encontró el parque que le había mencionado su padre, quedó sorprendido ante el verde vivo que le rodeaba. Había bancas a lo largo del camino, árboles por todo el entorno, juegos para niños de colores muy vivos y un lugar para que los perros pudieran correr y jugar.
Jimin recorrió encantado el lugar para finalmente detenerse en la zona de juego infantiles, se sentó en la banca libre y observó a los escasos niños jugar siendo vigilados por sus padres.
Recargándose en la banca, inclinó su cabeza hacia atrás y observó el despejado cielo.
—Te vi saliendo de la casa de los Min. —anunció una voz a su lado, pero Jimin no la pudo escuchar obviamente y siguió apreciando el cielo.
El extraño al ser ignorado frunció el ceño y alzó su mano para tocar el hombro del contrario. Fue entonces que Shuga salió al ataque sobresaltando a ambos.
—¡No tocar! ¡Disparo! ¡Arriba las manos!
—Shuga, no. —detuvo su dueño justo a tiempo, entonces observó al extraño—. Discupe.
—Wah, eso me sorprendió —respondió recuperándose de la sorpresa inicial, se alejó un poco y observó aún con sorpresa al pequeño animal con explosivo carácter.
Ni su amado perro era así de sobre protector con él, de hecho, era un traidor de primera si le daban comida y solo sabía hacer dos trucos.
Jimin volvió a dejar a Shuga sobre su hombro y observó al contrario, reconociéndolo como el chico que no lo saludo momento atrás.
—¿Responderá mi pregunta?
—¿Qué pregunta? —cuestionó confundido el omega, moviendo sus manos.
—Perdón, pero me confunde un poco si mueve sus manos así —sacudió su cabeza en una forma de volver a concentrarse—. ¿Por qué lo hace? ¿Por qué las mueve?
Jimin formó una perfecta o antes de sacar su celular y escribir. No tenía la confianza para hablar frente a un extraño, no quería a alguien más burlándose de su imperfecta forma de hablar.
—¿Es sordo? —preguntó sorprendido el chico de cabello tan llamativo como podía ser un azul.
Jimin asintió con su cabeza.
—Pero si antes y ahora me pudo entender perfectamente ¿cierto?
El omega retiró su propio celular de las manos ajenas y volvió a escribir.
—Ah, así que no es un problema de nacimiento y usted puede leer los labios —comprendió y torció levemente su boca—. Supongo que entonces es lenguaje de señas cuando mueve sus manos pero, ¿por qué lo hace si minutos atrás le escuche hablar?
—Ponunciasion mala —habló algo avergonzado, intuyendo que otra vez había hablado mal observó el suelo e intentó esconderse tras su flequillo.
El extraño dejó su móvil sobre su pierna para llamar su atención. Cuando le volvió a observar el chico le sonreía simpático mientras extendía su mano.
—Soy Kim Taehyung —se presentó.
—Jimin —respondió moviendo sus manos, olvidando que el contrario no le entendería.
—Por favor hábleme, yo no le molestaré o burlaré —prometió esperando que Jimin tomara su mano.
—Jimin —respondió el omega, finalmente aceptando el apretón de mano.
—¿Jimin qué? —cuestionó curioso.
—... M-min —los ojos de Taehyung se abrieron de más.
—¿Min? ¿En serio? —Jimin asintió con su cabeza.
El de cabello azul sonrió enormemente, extrañamente, contagiando a Jimin.
—Parece que tenemos la misma edad así que ¿por qué no dejamos las formalidades? —el omega asintió con su cabeza emocionado—. Puedes decirme Tae, TaeTae, Taehyungie, V o incluso TaTa.
—Jiminnie —anunció emocionado.
—Bueno Jiminnie, algo me dicen que tú y yo seremos grandes amigos —declaró aún sonriente—. Y dime... ¿Eres pelirrojo natural?
Jimin rió.
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