—¿En verdad se llama Simba?

—¿Te quedaste pensando en eso? —Abi comenzó a reír y pasó a explicarle—. Se llama Lucas, le pusimos Simba en el taller porque su tío mató a su padre.

—Ay Dios —la mira y procesando la información también ríe— ¿No le molestó? Digo es algo fuerte.

—No, pero hay algo más —la rubia la mira intrigada—, tenía que nombrar a mi equipo y me di cuenta que la mayoría compartía algo en común, entonces mi equipo es el "SINPA"

—¿Simpa?

—Con N, sinpa.

—¿Por qué? Creo que tengo miedo de la respuesta.

—Sin padre, la mayoría no tiene papá.

Entonces las carcajadas estallaron en el auto y hasta los del auto a su lado en el semáforo subieron la ventanilla.

Montserrat la deja en la puerta de la casa de Simba. Él no es solo el compañero de trabajo, sino que también es el mejor amigos de su hermano Madox y por tal motivo eso ha evitado en gran medida que lo despida muchas veces, eso y que se encariñó con ese pendejo.

—Hola... —la mira con la boca llena y hace el intento de reírse al verla vestida así— ¿Te vomitó Disney?

—A ver deja pasar.

—Oye, oye tranquila. Tienes la apariencia y la altura de un osito cariñosito, pero no lo eres —le dice eso y comienza a correr huyendo de ella.

—Aquí tengo tus cariñitos —se saca el zapato y se lo larga mientras él corre por el pasillo antes de que entrara— ahora —pasa por encima de él descalza tomando su zapato— ¿Dónde está mi hermano?

—En la cocina jugando a la play. Mujer diabólica.

—Tú invocas al diablo, ahora te aguantas ¡Madox mi ropa! —él sigue jugando sin verla y le tira la mochila. Se cambia y se va— las llaves de mi moto.

—Colgadas en el lugar jefa —responde Simba.

—Buen chico —saca la billetera y le deja dinero— compren algo para cenar y necesito que Madi se quede hoy —sonríe y él sabe a que va su sonrisa, solo significa una cosa, hoy saldrá de cacería a reclutar talentos.

—Montserrat ten cuidado.

—Tranquilo grandullón, se cuidarme.

Llega al lugar que le indica el GPS y baja con la invitación en su teléfono, el galpón es enorme y la música suena bastante fuerte. La dejan entrar apenas llega a la puerta, no es la primera vez que está ahí pero es la primera vez que viene con otras intenciones que no sean motivos recreativos.

—Volviste —una rubia se le acerca, y le sonríe mordiéndose el labio inferior— me preguntaba si volvería a verte.

—No sabía que tenía una fan así de linda, de haberlo sabido hubiera venido antes.

—¿Me pregunto si podría obtener tu número esta noche?

—Mmmm —torció la boca— pues tienes que pasar el primer filtro y es ver cómo besas.

No tarda mucho en acercarse para besarse, la toma de la cintura y la pega más a ella. Ser más bajita nunca ha sido un impedimento, más bien es una ventaja, para poder meterse en cualquier lado, y sí, piensen mal, pero no es solo para eso, aunque sí, es bastante elástica. En fin ahora sabrán de que hablo.

Ella sabe desde hace tiempo que ella, su cena de esta noche, es parte del staff del lugar, pero no solo eso, ella tiene el acceso a dónde necesita entrar, y por supuesto a quien necesita llegar. Entonces haciendo uso y acopio de sus habilidades de seducción, luego de un rato de baile pegado, más besos apasionados y un manoseo calculado, ella toma la iniciativa.

—¿Te parece ir a un lugar más callado?

—No creo que llegue muy lejos por cómo estoy, estamos —la besa en el cuello— ¿Hay algún lugar cerca? Que no sea una bodega abandonada, eso le saca las ganas a cualquiera.

—Ella sonríe— Bueno quizás sí.

La toma de la mano, y la lleva entre la multitud hasta el guardia de una de las puertas, le susurra algo al oído y él la deja pasar dándole unas llaves. Cruzan la puerta y el ruido de la música se escucha pero taponado y distante, es un pasillo largo, iluminado escasamente con bombillos que emiten una luz pobre.

La toma y mientras la besa, trata de ver si hay cámaras de seguridad, aunque seguro que sí. La lleva contra una de las paredes, y mete una mano por su falda subiéndola sin dejar de besarla, introduce una mano entre sus piernas.

—O nos apuramos en llegar a dónde hay que ir o voy a comenzar a acá.

Ella toma aire poniendo una distancia entre ambas, el somnífero no debería tardar mucho más en hacer efecto. Tomándola de la mano la lleva por el pasillo doblan a la derecha, ella mira en su reloj pulsera que se acercan cada vez más a la señal y sabe que aquí está lo que busca.

Entran a una habitación, no mucho más iluminada que el pasillo, tiene apuro así que la lleva contra la cama, luego de deshacerse de su ropa y arrancarle gemidos bastantes fuertes, mientras está encima de ella, no tarda en quedarse dormida.

Se levanta, vistiéndose. Anula las señales de las cámaras y se escurre hasta el final del pasillo, rogando que alguna de esas llaves abra la puerta. Con la segunda llave la traba gira abriendo despacio, y se encuentra en un taller enorme con autos prácticamente siendo destripados, autos de alta gama y ve la camioneta a la que le puso el rastreador por el cual vino.

Resulta que ese modelo de camioneta es una de las más cotizadas y robadas, ella está harta que anulen el sistema de seguridad que le instaló, así que ya que no puede ir contra ellos, reclutará a quién a estado burlando sus sistemas.

Al escabullirse entre los autos, ve a un chico sentado frente a tres pantallas, con su sistema de computadora lleno de cables. Se acerca por atrás y lo toma del hombro, sacándole los auriculares.

—Hola hijo de puta.

—El chico voltea a verla asustado— ¿Qué, quién eres tú? No puedes estar aquí.

—Y tú no puedes o debes estar con mi sistema en tu mesa —señala el hardware en mesa— o una de mis camionetas en este lugar —señala a una de las BMW robadas la semana pasada.

—¿Cómo entraste?

—Tengo una pregunta mejor ¿Cómo lograste burlar la cyber seguridad de la computadora? Sabes lo difícil que se le hizo a mi equipo desarrollar el sistema.

—Es bueno, pero no tan bueno.

—¿Hablas español? —el asiente— te seré franca, de aquí saldrás conmigo libre o con la policía preso. Te haré una propuesta y si no aceptas, me aseguraré de que metan a la cárcel por bastantes años.

—No señorita, por favor. Mi abuela está enferma, yo solo hago esto para comprar su medicina y...

En ese momento entran dos idiotas hablando con una cerveza en la mano, riendo hasta que la ven, el chico comienza a correr y ellos se dirigen a ella. Marca en su teléfono el número del detective que le ayuda a desbaratar estas bandas de inoperantes más que delincuentes.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a reclutar talentos.

Comienza a correr tras el chico y ellos tras de ella, lucha contra ellos y saca a "reflexión", que es un palo extensible para pegarles, cruza por encima de los autos. Y acorrala al estúpido chico, saltando frente de él.

—Ay la madre, mandaron al guerrero dragón a buscarme.

—Escucha pedazo de idiota, mi paciencia ya se agotó, la policía llegará en poco tiempo, decide ya. O trabajas para mí en BMW, y mejoras el sistema con mi equipo, o te pudres en la cárcel.

—Ellos pueden matarme.

—Yo puedo matarte —suspira para calmarse— No lo harán, no es la primera vez que recluto ¿Tenemos un trato? —le estrecha la mano y él la toma cerrando el trato— Nos separemos, tengo una Harley negra afuera estacionada, la patente es xxxx xxx tiene dos cascos, toma uno y espérame debajo del auto de la entrada. Si te escapas y tengo que volver a buscarte, te prometo que no va a gustarte verme enojada.

Él se va y ella vuelve a la habitación con la chica, se desnuda y se acuesta junto a ella de nuevo ¿Por qué no se fue con él? Bueno si la veían salir con él, es probable que no llegaran muy lejos los dos.

Se acuesta y la beso hasta que se despierta.

—Tengo que irme hermosa, trabajo temprano mañana —la besa y ella se pega a ella intentando sacarle la ropa— me encantaría quedarme, pero tengo una vida adulta y tengo que ser responsable. Ten cuidado que no se borre —señala su brazo, consciente de haberle borrado los últimos tres números— esperaré tu mensaje, hacía mucho que no la pasaba tan bien.

Ella sonríe, la besa de nuevo y se marcha, saliendo del lugar, toma su moto y el chico se sube como le dijo, al irse alejando escuchan las sirenas de la policía.