21
Tanto Demian como los demás han agotado a las chicas, aunque Sharon es la única que disfrutó ver bastante como las tenían de arriba abajo, de aquí para allá. Al llegar la noche Montserrat se queda dormida en el sillón con Demian en brazos, no se han separado un segundo desde que llegaron, ellas los tapan hasta que sea hora se irse y se van a hablar a la cocina susurrando.
—¿Qué piensas?
—Que elegiste bien esta vez —la toma de la mano con una gran sonrisa—. Se ven bien juntas y se nota que es una buena persona. Serán felices Abi, los tres serán una linda familia.
—La pelinegra se acomoda en la silla— Madox está emocionado y Simba también, el hecho de tener un sobrino les encanta. Yo solo quiero ir despacio, quiero que nos conozcamos un poco mejor como pareja.
—Bueno el ritmo que quieres y al que parecen ir las cosas están desincronizados. Abi —toma sus manos entre las suyas resecas de lavar tanto, callosas y viejas por le edad, pero llenas de sabiduría— así como no hay que forzar las cosas, tampoco tienes que estar tan renuente a que las cosas pasen. Déjate llevar por lo que sientan ambas y por como vayan surgiendo las cosas.
—Está bien, solo porque eres como mi madre y ustedes se llevan muy bien, eres la representante de mi mamá aquí por lo que parece —ella ríe, se han transformado en buenas amigas. Mi madre le vive mandando cosas para los niños y hablan seguido—. Ahora dime que es lo que te preocupa, vamos conozco esa cara, algo te tiene inquieta.
—La madre de Demian se ha presentado aquí, logró saber dónde estaba ubicado. Gracias a Dios Demian no estaba en casa, discutí con ella, tuve que llamar a la policía, desistió de entrar en la casa cuando vio a pequeño Tim —se acerca quedando frente a Abigail—. Abi esa mujer es peligrosa, si no tiene a sus hijo por las buenas, tal vez se lo quiera llevar por las malas. Por eso es que Demian lleva el chip que usamos para cuándo se pierde una mascota, ya le enseñé a usarlo.
El chip consiste en un dije con un código QR que al ser escaneado activa la ubicación en el teléfono y manda una señal GPS al receptor con la ubicación.
—¿Cuánto tiempo llevará la adopción?
—Sabes que es un proceso lento y... —la pelinegra se inquieta— 6 meses en el mejor de los casos.
Sabe que el proceso de adopción lleva tiempo, su madre pasó por eso con Simba, cuándo ella lo reclutó era menor de edad, lo sacó de las calles y ahí conoció también a Sharon, ella fue una pieza clave para la adopción, que no hizo falta porque a los meses cumplió la mayoría de edad, por eso también es que es como un hermano. Camina intranquila por la cocina.
—¿Nos lo podremos llevar a Florida?
—No lo creo, no es como sacar un gatito de un refugio y llevarlo a casa. Hay procesos y asistentes sociales que se encargan de verificar que él esté bien y a salvo en el hogar que quiera acogerlo hasta su adopción. Así cómo lo han sacado de dónde no estaba bien, la idea es que no caiga en otro lugar así o peor.
Se toma la cabeza sentándose en una de las sillas del comedor mirando a Montserrat dormir con Demian en brazos, ella definitivamente es su madre, de eso no hay dudas.
—¿Qué puedo hacer para protegerlo? ¿Qué más puedo hacer para que no le vaya a pasar nada?
—No hay mucho más Abi, solo queda esperar que no le pase nada hasta que la adopción salga ¿Quieres que hable yo con ella?
—No, lo haré yo. Sino querrá llevárselo con nosotras esta misma noche. Yo veré si puedo volver aquí lo antes posible, mí trabajo en Florida casi queda terminado. Pasaré más seguido a verlos.
Sharon sonríe, no por la situación en sí, ya que el panorama es una mierda. Sonríe porque su chica ha encontrado el amor y una familia en el mismo combo. Espera que también la felicidad venga acompañada con ese par, porque ella se merece ser feliz. Los tres se merecen serlo.
Montserrat acuesta a Demian en su cama, y antes de irse pasa acostada un tiempo con él, acaricia su cabeza, toma sus manitos entre las suyas y la besa, lo abraza delicadamente. Solo una vez había sentido esta ternura hacia un niño, solo con Ania y ahora otra vez Demian, ha dejado otra vez que ese lado aflore. Se acerca Abigail conmovida y enternecida por ver a la rubia así, le toca el hombro, ya es momento de irse. Montserrat acaricia al pequeño una vez más, lo besa y Abigail también se despide de él dormido.
Ya en su casa y con Madox durmiendo hace más de dos horas, decide contarla la situación.
—Montse hablé con Sharon y hay un inconveniente —se sienta a su lado en el sillón. Respira hondo— apareció la madre de Demian y quiso llevárselo —la rubia abre grande los ojos— Sharon llamó a la policía y Demian no estaba en la casa gracias a Dios. Puso una orden se restricción y me dijo que hará todo lo que esté a su alcance para que la adopción salga rápido.
—Me lo llevaré conmigo —se para, toma su abrigo y las llaves del auto de Abigail, quién le frena abrazándola por la espalda— Abigail déjame ir, me traeré a mi hijo conmigo.
—Amor —el apodo sale de su boca escurridizo y cierra los ojos. El cuerpo de Montserrat se relaja—. No es tan fácil, si te lo llevas podría ser hasta secuestro y vas a entorpecer la adopción.
El cuerpo de Montserrat se relaja, deja las llaves en la mesa, sabe que es cierto, que si se lo lleva a mitad de la noche podría hacer más daño y ni hablar de que tendrá que luchar contra Sharon que es la que está a cargo del hogar para sacar al pequeño y antes de llegar si quiera a poner un pie afuera, pequeño Tim ya la habría interceptado.
—No quiero que le pase nada —llora en un llanto silencioso, Abigail la suelta y se coloca frente a ella—, no quiero que se lo lleve, ni siquiera le importa Demian, no lo cuidaba, ni siquiera le prepara comida decente, el doctor dijo que estaba algo desnutrido y deshidratado, también que era mucho más pequeño para la edad que tiene.
—Lo sé —le seca las lágrimas—, yo voy a terminar lo que tengo en Florida, hablaré con Úrsula y me vendré lo antes posible, dormiré en el hogar si es necesario. No dejaré que nada le pase a nuestro hijo.
—¿Nuestro?
—Bueno eventualmente lo será, si quiero estar contigo y eso quiero, Demian será mi hijo ¿O no? —la rubia asiente.
—Dijiste despacio.
—Lo dije.
—Me dijiste amor.
—Lo hice. Quiero dejar de tener miedo a que las cosas salgan mal y apostar porque salgan bien —la besa—. Haremos funcionar esto. Demian estará con nosotras —la abraza logrando que ella se calme lo suficiente— vamos a acostarnos, no alcanzaste a llegar que hicimos muchas hoy y tienes cara de cansada.
Se preparan para acostarse, las dos de frente, Abigail la abraza y acaricia hasta que la respiración de Montserrat es tranquila y su cuerpo se ha relajado, solo ahí entonces se duerme ella también.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro