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~Ya no hay nada que esperar~

🌕

🌖

🌗

🌘

🌑

Todo pasó tan rápido... 

De un momento a otro, cómo un chasquido de dedos que hace hervir la sangre por tus yemas. El albino se detestaba por el hecho de haber sido un completo idiota, sin embargo la culpa era de ambos, no sólo de el moreno amante, también era suya. 

–¡Papi!, ¿cuando podras salír de este lugar feo?.– habló triste una de las pequeñas bolitas, ¿cuando entró? Y ¿con quien?. Cuando el frágil pálido divisó a su ex cónyuge parado en la puerta logró comprender, logró entender y razonar cómo es que ella había entrado.–¿Y mi hermanito, papi?.– esas palabras chocaron en su delicado pecho ardiendo, doliendo y lastimandolo cruelmente, no podía, no debía

–Bebé, ¿por qué no vas con papá?, ya es hora de comer.– su voz era un apagado hilo a punto de romperse que apenas se lograba oír, no podía decirle aún a su pequeña que no había más un cuarto par de pies allí dentro, ella era la más ilusionada con su difunto hermanito. Su mano apretaba la fría manta por el abdomen, le duele aún no saben cuanto el haberlo perdido así cómo así. 

–Ella quería venir a verte... Pero veo que no estás en condiciones.– habló pausado Namjoon quien desvíaba la mirada, este se notaba de igual manera apagado de sólo verlo así, le dolía todo el corazón causando que este se oprimiera fuertemente. 

Aquellos gritos que se habían dado a que la noche de lluvia otoñal, las discusiones constantes, los "hola" Y "adiós" Sin emoción, el pasar a un lado del otro ya sin decir nada.

Noviembre 13... 4:40 P.M    Flashback

El cielo nublado indicaba la aproximación de una fuerte llovizna que bañaría toda la ciudad de Seúl, aquella tarde gris cómo el concreto fué la fatídica noche en el que Yoon Gi pudo pronunciar una oración de la cual creía que nunca sería capaz de decir así cómo así...

–Yo... Namjoon, yo quiero el divorcio.–

¿Qué...?, ¿que es lo que había dicho?, el moreno no se lo podía creer, en un estado congelado murmuró un débil "¿Qué dijiste?".

–Dije que-... – el moreno de golpe se levantó del comedor golpeando con sus dos manos hechas puños que se palidecían por los nudillos de la fuerza que imponía en ellos, no lo había dejado terminar de hablar cuando este a un furioso y melancólico hablar aprteando sus dientes contra ellos habló.

–¿Todo esto es porque no quiero que tengas a ese bebé?, ¡mierda!, ¡¿es que no te cabe en la cabeza que corres riesgos fuertes si te sometes a ello?!.–

–¡Yo lo quiero y me vale una mierda si muero!, ¿es que tú tampoco lo entiendes?, es nuestro bebé... Y tú cómo si nada quieres que lo aborte.–

"Yo no lo quiero así..."

–Sabes bien que no es así, me duele que tenga que decirte esto, mucho menos es fácil para mi pero no quiero perderte... Parece que sólo piensas en tí y no en los niños ni en mí, en la falta que nos harás si algo te pasa... ¿Quieres el divorcio? ¡Bien!, maldición, lo vas a tener.– Lagrimas amargas amenazaban con salir de aquellos bellos ojos hundidos del canela, más en un apretar de sus labios las detuvo desviando la mirada hacia la mesa sin dejar ver su rostro para la vista del albino que por más que su esposo intentara hacerle razonar no lo hacía, se mantenía aferrado a tener el bebé, no quería nada más que eso.

Entonces... Hagamos los papeles el Jueves.–Finalizó el de oscuras ojeras para levantarse sin dirigirle la mirada más que al suelo, detestaba esta situación pero no iba a dejar ir a su creciente niño de su abdomen, no lo haría.

La fría noche pasaba con lentitud, el canela lloraba sin consuelo mientras observaba a sus hijos dormir plácidamente ante sus ojitos que querían apagarse; sin embargo no debían hacerlo, esas tres bolitas eran su estrella más radiante en el firmamento mientras su hermoso cielo quería resquebrajarse dejando a las estrellas solas y sin un escenario de amor. –Prometo no dejarlos solos nunca.–susurró entre un apagado tono de voz mientras no le quitaba la mirada a ninguno de sus pequeños, si se divorciaban... ¿Qué pasaría con ellos?.

Jueves 16 de Noviembre- 7:19 A.M

–Por favor, procedan a firmar.–

Dictó con una tranquila voz el juez observando cómo casi de inmediato las manos de ambos jóvenes se empezaban a mover al són de una triste firma dejando a un lado de la punta del papel sus anillos matrimoniales, ninguno se había dirigido la mirada en lo que restaba del tiempo en aquel lugar bañado de gris, el cielo nublado no ayudaba en la escena para nada, el día era un completo asco.

Cuando terminaron ambos salieron uno tras el otro del salón con muchas ganas de decirse cosas para nada malas, quizá arrepentimientos al haber aceptado el divorcio, quizá unas suaves y amorosas disculpas con abrazos y besos; pero nada pasó...

El frío olía a Diciembre y su invierno aproximarse con fuerza, el más bajo tiritaba para sus adentros dando el primer paso para dejar a su ya no moreno atrás para caminar a su auto, una mano en su brazo lo detuvo desconcertandolo de una.

¿Hasta donde irá tu orgullo?.Pronunció por lo grave y apagado el moreno tratando de tener contacto por lo menos visual con el albino, sin embargo este no giraba del todo dejando escuchar un suspiro tembloroso, ¿estaban yendo lejos con esto?.

Eso ya no es tu problema, ahora sueltame.–

–No, no es mi problema pero lo será para los niños.–

–¿Quieres dejar de hacerme sentir cómo una mierda, Namjoon?.–Al parecer una rápida discusión se realizó en sólo un chasquido, el trabajo de Namjoon no era hacerlo sentir mal, era sólo hacerle entender.

Cuando sintió su brazo ser liberado un vacío y frío recorrió por todo su cuerpo, no quería que lo soltara, no quería dejar de escuchar su voz, no quería dejar de sentir su tranquilizante calor nunca; pero ahora yendo al por qué Yoon Gi se encuentra en el hospital... Vayamos al mes de Diciembre, el frío diciembre.

Ambos se habían vuelto a reunir en aquella víspera navideña con sus tres cachorritos que se quedaban con su papi pues este tenía la custodia, nunca le impidió al alto moreno una sola visita a casa de su madre y padre, así es, el albino se llevó a sus cachorritos hasta esa residencia que ya explicaremos con más detalle en otra ocasión.

¿Cómo han estado los niños?.–preguntó tranquilo con una sonrisa dibujada en su rostro mientras acariciaba la cabeza de uno de ellos quienes jugaban al rededor de este con regocijo.

Muy bien, siempre preguntan por tí... Ha-neul ya se sabe defender, Hye Jin dejó de comer tierra y finalmente Dong-sun evita romper cosas a su paso.–

El moreno no pudo evitar sonreír en grande ante tales noticias, estaba más que feliz con la "familia" Que tenía por si aún se le puede denominar así, aunque no estuviera ya junto a su aún amado albino todo era perfecto, con detalles por solucionar pero para él lo era...

Muy bien, ¡ya estaba decidido y dicho!, trataría de arreglar las cosas con el más bajo cueste lo que le cueste. Cuando las horas de amor entre Yoon Gi, los niños y él pasaron más rápido de lo que uno puede creer acompañó al susodicho hasta su respectivo hogar, ayudó a acostar a sus pequeños dumplings y con un beso a cada cabecita salió a pasitos cuidadosos del cuarto acompañado por atrás de su ex esposo. Vaya idea que se le había ocurrido entre todo el paseo, cuando ambos se encontraban en la planta baja en camino a la puerta principal quedaron en un silencio total, incómodo, pero que decía mucho entre ambos.

Bueno, ¡buenas noches!.–se despidió mostrándole una típica sonrisa gatuna, sonrisa que dejó abobado a su contrario que con una mano en la perilla pensó que ya le había dado vuelta, entonces fué cuando cometió otra de sus torpezas.

–¿Ah?, ¡a-ah!, si...–

Yoon Gi no pudo evitar reír ante la distracción del de tez canela al estamparse torpemente contra la puerta, no había perdido sus encantos, no Señor, para nada.

Mierda... ¡Lo siento!, ya me voy.–

Este bufó por la nariz girando la perilla para irse dejando al pálido con una cálida sonrisa. Poco fué el tiempo en el cual Yoon Gi ya se había ido a dormir tranquilamente esperando a que el día siguiente fuese mejor para él y su bebé, ambos tenían ciertas complicaciones pero nada grave, o eso quería creer él.

El sonido incesante de una vibración y tono irritante inundó la habitación personal del ahora amargado albino, hace días no dormía bien y ahora alguien me interrumpía su preciado sueño. A mala gana llevó su mano por la mesa de noche tanteando para buscarlo por todo el lugar hasta darle un golpe y contestar huraño.

¿Quien...?.–

–Kim NamJoon reportándose desde las afueras de la residencia Min~.–

Yoon Gi abrió sus ojos felinos en grande al oir tan cosa, ¡cielos!, este maldijo por lo bajo levantándose de su cama para ir hacia su ventana topándose con el canela sobre la acera de enfrente, un pequeño peluche de kumamon yacía entre uno de sus brazos mientras la otra se agitaba con la mano en un animoso saludo.

¡¿Cómo se te ocurre venir a estas horas de la noche, maldito loco?!.–

Vocalizó en mudo casi gritando en susurros, estaba hecho un desastre y no podía dejar verse así de tan cerca, rápidamente se preparó en una vestimenta fresca, rápido peinar y maquillaje para dignarse a bajar, el canela tenía suerte de que no llevara consigo una escoba porque si Yoon Gi fuera otro ya le hubiera enterrado una maceta en la cabeza.

¿A que se debe la visita nocturna?.–trató de sonar serio y firme pero ese intento falló brutalmente, vaya, quedó cómo estúpido.

¡Cruza!, te lo explicaré si vienes~.–canturreó con todos los ánimos del mundo asegurándose de que el paso estuviese libre para su Blancanieves, apodo por el cual le hubiese gustado llamarlo pero cómo el albino era capaz hasta de meterle un palo de escoba por el hoyo nego y virginal era más seguro no llamarlo por aquel seudónimo.

Maldita era la noche, maldito era el destino...

~KimJin533~

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