A
Lo que extraño
–Y entonces el enorme tigre volvió a rugir feroz, "¡quiero más pastel!" Bociferó fiero haciendo que la pobre mujer echara a gritar dejando soltar uno más de sus pasteles escondidos en su cesta.– narró animoso el de blanca piel dando suaves caricias a su crecido vientre. –¿Les gusta la historia?.– sonrió ampliamente dirigiéndole esta vez su mirada a los 3 cachorritos en espera, una patadita se sintió continua de la habladuría haciendo al joven albino sonreír entre una risita. –Parece que si les gusta, ¿no es así?.–
Toda tarde y noche era así, Yoon Gi narraba hermosas historias con voz alegre y pronunciada sintiendo a sus tres bolitas responder ante cada emoción soltada del libro, la noche había llegado pero su moreno esposo aún no... Este no conseguía que le dieran vacaciones adelantadas para atender a su amado albino, sin embargo Yoon Gi no tenía problema en ser paciente.
Pero la soledad lo entristecía cada vez más.
La puerta se escuchó ser cerrada desde adentro, señal para un Yoon Gi sin sueño que su moreno ya había llegado a casa, eran las 10:43 de la noche y si Namjoon lo encontraba aún despierto sabía que un regaño le vendría por no cuidar el sueño de él y sus bebés por lo que el astuto albino acomodadose de costado se cubrió con la manta hasta los labios, cerró sus ojitos y fingió dormir plácidamente.
Namjoon no tardó en ingresar a pasos cansados soltando un agotado suspiro mientras dejaba su maletín a un lado del oscuro cuarto, la luz de las afueras del cuarto bañaba una parte de la cama matrimonial en donde yacía Yoon Gi "durmiendo", el de tez morena no pudo evitar esbozar una sonrisa acercándose hasta su amado albino.
–Buenas noches, Ginnie.– murmuró con dulzura dejando un casto beso sobre uno de los mofletes de su amado. Yoon Gi estaba muriendo internamente por abrazarlo y probar de esos carnosos labios que no probaba desde la mañana, su sabor era adictivo pero la emoción era un rival en estos momentos, la felicidad lo hacía querer actuar ya pero su plan de hacerse el dormido lo ayudaba en un 20% a guardar la compostura.
Cuando Namjoon iba a alejarse dejando por último una caricia sobre el brazo del pálido sintió una manito envolverse entre la suya desconcertandolo de una.
–¿Estás despierto, bebé?.– interrogó suave.
–Si ... No puedo dormir, Nammie.– respondió bajito casi inaudible.
Namjoon sonrió cálidamente observando al pequeño cuerpo moverse con suavidad ahora acomodandose para el lado contrario dando con la imágen del moreno quien iba a encontrar la solución para su pequeño Ginnie.
–Muy bien cariño, ¿no crees que es hora del cuento?.– besó con dulzura su frente mientras acariciaba las rosadas mejillas ajenas.
Yoon Gi definitivamente amaba la hora del cuento y más si aquella estrella que completaba su galáctico firmamento estaba a su lado buscando la tierna y más linda manera de ayudarlo venciendo completamente su tristeza.
"Adivina que... Ahora podré cuidar de bebé Ginnie y la camada"
Esas fueron las palabras que lo alegraron mucho más.
Aunque eso significara mantenerlo lejos de la cocina y cosas valiosas... Las 24 horas del día.
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