CAPÍTULO 12
Las profundidades de un desolado bosque, la inexistente vida de aves e insectos podrían provocar en más de uno escalofríos y menguar toda curiosidad por adentrarse en el bosque del oeste. Había muchas cosas de las cuáles temer además de al gran dragón negro de Afrobos, Alkor. El pueblo estaba rodeado de acontecimientos sobrenaturales, pues, en ese basto mundo, Afrobos era conocido por ser el mayor conductor de magia, en dónde los caminos a distintos reinos se abrían. Entre ellos, la gran bruja Nyla.
Pocos son aquellos los osados en aventurarse en lugares tan tenebrosos. Sin lugar a dudas, el bosque del este, donde residía Alkor era el lugar más peligroso de todo Afrobos, por eso mismo le llaman el bosque prohibido.
Apartado de todos, una cabaña rodeada de un pantano se alzaba en medio de la niebla y cocodrilos escondidos en las profundidades de aquellas aguas. La única manera de llegar a la cabaña con aspecto demacrada, era pasar por el puente de robusta madera que unía ambos caminos desde la orilla del río de la muerte hasta el hogar de la antigua bruja. Los árboles estaban algo caídos y totalmente escalofriantes. Era sumamente extraño que alguien fuera a visitar a Nyla, únicamente los desesperados o los muy idiotas se atrevían a pisar territorio de ella, ya que tenía contacto con espíritus malignos y otra clase de criaturas... o bien eso era lo que la gente solía decir. Lupus, después de un largo viaje, llegó a la cabaña de Nyla y fue más difícil de lo que él podría haberlo imaginado. Tener que esconderse de los humanos había sido un verdadero lío. Por qué, aunque fuera de noche todavía la gente caminaba bajo las sombras de la oscuridad.
La luna lo había acompañado toda la noche. Ahora que Alkor le había encargado ir para con la bruja, nuevas dudas comenzaron a bombardearle la cabeza. ¿Tiene alguna relación Aurora con Eve? Parecía casi un chiste y una tremenda ironía, Aurora perjudicando a Alkor a pesar de que ésta ya fue comida por gusanos en su tumba. ¡Oh, Aurora! La dama de las calamidades en la vida de Alkor.
Las pocas casas que residían alrededor del territorio de Nyla, estaban en total quietud, pero sobre todo se envolvía un silencio sepulcral. Las antorchas que estaban instaladas afuera de la casa daban la iluminación necesaria cuando las había dejado atrás. La neblina comenzó hacerse más densa con cada paso que daba. Escuchó el sonido característico de los lagartos y aceleró su andar por el puente. No era muy conveniente quedarse quieto más de lo necesario, no solo temía por los lagartos, sino por aquello que podría provenir de su mundo, Draconian. Al momento de llegar y subir el pequeño escalón de madera, una ráfaga de viento abrió la puerta azotándola de manera estruendosa y voces como de distintas personas o seres, se empezaron a escuchar. Por un momento, Lupus estuvo por dar la vuelta, lo que él menos quería era volver a tratar con brujas. Él no era un idiota y un cobarde. Se había enfrentado a cientos de criaturas sobrenaturales de diferentes tamaños e incluso, se protegía en el mismo techo que el gran Dragón Negro de la Era, pero visitar a una bruja de la jerarquía de Nyla era algo muy distinto y más si era Nyla, aquella bruja que tenía un pacto con los humanos y era mal vista por los de su raza y pueblo.
—El vasallo del gran señor de Afrobos... —Era la voz como de sirenas hambrientas. Dulce y mortal. —Adelante Lupus, hacía horas que esperaba a que llegaras.
Lupus se armó de valor y entró a la vieja cabaña de Nyla. No le sorprendía en absoluto que ella supiera que él iría a verla por el simple y sencillo hecho de que aquella bruja pudiera ver el futuro.
Al momento de entrar la puerta se cerró de golpe y se escuchó la risa de la bruja por todo el lugar. No identificaba de dónde podía provenir, pero era algo que le erizaba la piel. Una sombra con ojos rojos se paró delante de él y dio un alarido espantoso que hizo a Lupus cubrir sus oídos. Las largas orejas de Lupus se bajaron en cuanto el sonido terminó. Entonces la sombra comenzó a guiarlo hacía una habitación, la más oscura de toda la cabaña. No pasó desapercibido por el vasallo de Alkor todo el lugar. En las paredes se encontraban todo tipo de colguijes hechizados, estanterías con pociones y extrañas criaturas encerradas en frascos de cristal. Las veladoras estaban esparcidas por toda la habitación con distintos olores y colores. La sombra desapareció por una de las puertas y volvió a soltar un alarido que le hizo erizar los vellos de su verdosa piel de nuevo. Enfrente de él, la bruja Nyla con sus cabellos negros y largos, colgaban en cada costado de su rostro. Su piel era muy morena, sus labios pintados de color negro, ojos y algunos abstractos en su rostro y mano del mismo color de tinta. Llevaba un vestido morado oscuro hasta los codos y cientos de pulseras y collares negros de piel en ella. Había una mesa en medio de Lupus y Nyla y tomó asiento en una de las sillas que estaban ahí. Aparentaba algunos treinta y tantos años humanos, pero esa desgraciada tenía más años encima de su lomo.
Nyla enfocó sus orbes negros en los ojos blancos de Lupus.
— ¿A qué has venido mi querido Lupus? —Preguntó Nyla con una sonrisa creciente.
El ambiente estaba tan cargado que apenas y podía respirar. Cada rincón de esa cabaña estaba impregnado por la magia negra que Nyla desprendía. Aun se preguntaba cómo es que ella había accedido a crear alianza con los débiles mortales.
—Pensé que eso ya lo sabías, Nyla —Contraatacó Lupus, pero sin detenerse en realidad a darle una charla que por supuesto, ella ya sabía—Negocios del amo, por lo que bien has de saber.
Ella rio como toda buena bruja. Claro que Nyla sabía de lo que le rodeaba al joven dragón negro, no olvidaba todos los años de servicio que ella había ofrecido a su causa. Cuando Alkor infundía el terror en los reinos mágicos. Los días de gloria que seguían siendo conversación de boca en boca de los demás seres mágicos. Recordaba las veces que luchaba a su lado, como conquistaban reinos y encendía en sus enemigos, las mismísimas llamas del infierno. Era el orgullo del reino de Draconian y de todo el clan de dragones. Por eso mismo, era tan difícil de creer que algo estuviera incomodando al terror oscuro, porque, si eso sucedía, es porque algo malo se estaba tejiendo en algún rincón secreto y por supuesto, ella necesitaba saber qué era eso a lo que se tendrían que enfrentar. También pensó, sí Alkor no estuviera tan preocupado, no hubiera intentado contactarla, porque, aunque él no lo quisiera reconocer, sabía que Nyla era la más adecuada para despejar las dudas que atormentaban a Alkor y la única quizás, en la que él podría confiar.
—Vienen por lo de Aurora.
No fue una pregunta, era una total afirmación. Ella asintió mientras tomaba un par de barajas de la fortuna que tenía a su lado derecho, justo encima de la mesa. Las tenía preparadas desde que supo de las intenciones del dragón. Lupus pudo notar también, que había una bola de cristal en medio de la mesa. Claro, él no iba a preguntar nada que el joven amo no le haya encargado investigar. Aún se seguía preguntando ¿Por qué Alkor no fue directamente con Nyla? ¿O acaso estaba buscando la manera de quedarse a solas con Eve? Probablemente nunca lo sabría.
—Asumo que la paga ha de ser bastante generosa —Nyla sabía de sobra que el castillo negro estaba infestado de tesoros que ningún humano había visto, al menos no con vida.
—Asumes mal, Nyla. —Respondió Lupus —Sí mal no recuerdo, la que está en deuda eres tú. En realidad, esto es algo mínimo después de todos los favores que Alkor te ha hecho —Nyla mordió su labio en señal de desaprobación, pero no tenía opción, sabía que Lupus tenía razón — esto es lo menos que puedes hacer por él.
En cambio, ella rio con una sonrisa torcida. Era cierto y no esperaba menos del dragón, pues la memoria de aquel ser temible, era demasiado buena como para olvidar aquellos favores que Alkor le había hecho. Sin más, Nyla comenzó a mover las barajas mientras hablaba en una lengua extraña de las wickans, el aquelarre de brujas dónde ella nació. Alzó sus manos y aspiró del incienso que se encontraba suspendido en el candil del techo. Invocó a las fuerzas astrales para pedir guía. Lupus estaba un tanto nervioso, pues, aunque en su mundo ocurrían cosas sobrenaturales, contactar con los espíritus del otro lado era algo impensable.
— ¿Qué sabes tú al respecto de Aurora? Estoy seguro que estás bien enterada de todos los por menores de la guerra de hace cien años.
Nyla escuchó la pregunta del vasallo. Torció un poco sus labios.
—Lo mismo que ustedes — las ventanas comenzaron abrirse abruptamente — ¿Cómo olvidar esa guerra? Fue inolvidable. —decía para sí misma — Pero, mis amigos del otro lado pueden ayudarme averiguar que tiene que ver Aurora con la humana que tiene Alkor dentro del castillo.
Lupus pensaba: "Entonces realmente ella cree lo mismo que él". Aurora fue una mestiza bastante poderosa que no solo logró que Dramus y el clan de los hechiceros sometieran a Alkor a una maldición. Fue un verdadero milagro que Alkor no haya muerto, pues, aunque las probabilidades de que él tuviera el mismo fin que su madre la reina Mallae, eran altas, logró contener a los hechiceros con todas sus fuerzas.
—Entonces pon manos a la obra, muéstranos lo que ha de venir.
Nyla comenzó a esparcir las barajas en más de una ocasión, los ojos de Nyla estaban puestos en las cartas que vibraban, pasó su mano por encima de ellas y una de ellas salió volando por toda la habitación, la bruja abrió sus ojos con demasiada sorpresa y se levantó de la silla un tanto perturbada, la carta se quedó levitando en medio del salón. Lupus no entendía muy bien que era lo que estaba pasando, pero parecía ser bastante importante por el entrecejo fruncido que ofrecía la bruja. El suelo se movió levemente y chirridos de sombras llenaron el lugar, la bruja los mandó callar y todo volvió a la normalidad. Nyla tomó la carta que estaba levitando frente a ella y al momento de verla se quedó petrificada.
Le dio la espalda a Lupus y fue hacia un estante donde un gran libro empolvado se encontraba. Lo dejó reposar en la mesa, abriéndolo de manera teatral para Lupus. La bruja estaba buscando una página con desesperación. Sin embargo, ahora la atención de Lupus fue puesta sobre la carta levitada. Era grande y dentro de ella lo que estaba dibujado era un espejo largo y dos estrellas salían por cada lado. Era un hecho que él no entendía que podría significar. Sospechaba que posiblemente Eve tuviera algún lazo de sangre con Aurora o algo por el estilo.
—Esa chica... la que Alkor tiene en su castillo, tiene un poder oculto. —Decía Nyla mientras buscaba velozmente con la mirada alguna página o algún indicio de aquella revelación.
Eso pareció despertar el interés de Lupus.
— ¿De qué hablas? —Lupus no lo entendía — Es solo una humana. No percibimos absolutamente nada fuera de lo común.
Nyla negó con su cabeza.
—No es solo una humana... es más que una simple mortal. —Respondía mientras buscaba entre las páginas de aquel libro lo que ella comenzaba a sospechar. Cuando llegó a la página que buscaba se la enseñó al duendecillo verde. — ¿Ahora lo entiendes?
Los ojos del hombrecillo verde se abrieron y negó con su cabeza.
— ¡Eso es imposible! ¿Qué hay acerca de la maldición de Alkor y de la profecía que se dijo hace cien años? La última batalla está por librarse —Lupus no lo podía creer.
No esperaba que esto en realidad pudiese suceder, al menos no con ella. Él creía que Eve era importante para Alkor aunque él no se diese cuenta, pero no sabía que tanto. Por supuesto, él siempre tuvo sospechas de Eve como su compañera, pero ésta revelación no se la esperaba, es decir, creía que desde luego Aurora tendría algo que ver, pero no esto.
—Porque ella es clave en todo esto ¡claro! —fue como si ahora todo tuviera sentido— No es una reencarnación, Lupus —Respondió Nyla — Aurora no reencarnó en ella, si es lo que sospechaban. Esto es otra cosa más peligrosa.
Estuvieron a punto de hablar cuando un golpe en la puerta los mandó callar. Nyla observó de reojo a Lupus y lo mandó callar con un dedo. ¿Quién podría ser a esa hora? ¿Y precisamente cuando Lupus se hallaba en los dominios de Nyla?
—Vine solo Nyla. ¿O acaso tú esperabas a alguien más? —Dijo a la defensiva Lupus.
—Solo a ti —La bruja no esperaba a nadie —Escóndete y entra en la puerta que está detrás de ti. Todavía tenemos que resolver este problema en el que el Dragón se ha metido.
Lupus obedeció y entró en la puerta mientras que Nyla fruncía el ceño. ¿Quién la buscaría dos veces en una noche? En la visión de la mañana no había visto interrupciones. Pero era evidente que los lazos del destino podían tener un poco de modificaciones.
Brandon estaba a unos metros del lugar y realmente no creía que esa fuera una solución. Seguía negándose a la posibilidad de que Eve estuviera muerta. Tal vez si lo consultaba con la bruja más poderosa del pueblo pudiera sacarse de dudas de una vez por todas. En realidad, no tenía un plan en concreto. Solo había tomado camino con Jeff, desesperado por conocer la verdad de los hechos. No confiaba en Rupert, jamás podría hacerlo. Cruzó el puente de madera y se detuvo en la puerta y como si su cuerpo no se acordara de cómo moverse se quedó tieso unos segundos escuchando voces del otro lado de la vieja madera. Tocó la puerta con fuerza, estaba seguro que eran cosas suyas y del nerviosismo que lo embriagaba. A los pocos segundos las puertas se abrieron y dejaron ver a una figura femenina vestida como las brujas que solían describir en los cuentos de hadas, con el único detalle de que la bruja era bella y parecía muy joven. Pero tampoco es como si se fiara de ellas.
— ¿En qué puedo ayudarlo, joven noble? —Preguntó Nyla con aparente calma, pero con el corazón desbocado.
Brandon ahora se sentía estúpido. ¿Qué quería en realidad?
—Necesito de sus servicios, Madame. —Como siempre, la caballerosidad, ante todo.
Ella levantó la ceja.
—Vuelve en la mañana joven, ahora estoy algo ocupada.
Brandon sentía que su corazón se quebraba. ¿Esperar? ¡No, él no podía esperar por más tiempo! Las noches eran tormentosas, la joven que siempre había ocupado el corazón de Brandon estaba muerta. Simplemente él no quería reconocerlo, no podía aceptarlo. En su corazón Eve seguía viva estaba casi seguro que lo estaba. pero ¿Qué otra opción tenía? Al momento de querer Nyla cerrar la puerta para seguir con Lupus, Brandon interpuso su brazo izquierdo impidiendo que se cerrara por completo. El rostro de Brandon era de un joven sufriendo por amor. Esa era una de las razones por las que se aprovechaba de los desesperados
—Tenga piedad —suplicaba Brandon — Le pagaré muy bien, tengo el dinero aquí mismo en mi bolsillo... solo, solo necesito información eso es todo.
Nyla era codiciosa, para ser exactos, su talón de Aquiles era el dinero, el oro y las joyas preciosas, desperdiciar esta oportunidad sería una completa estupidez. Los nobles no pisaban sus terrenos y mucho menos los más jóvenes. No se lo pensó ni dos veces y luego abrió la puerta mientras extendía su brazo derecho para que entrara.
—Entra antes de que me arrepienta.
Brandon ahora estaba con más ánimo, confiaba en que la bruja lo ayudaría y le daría buenas noticias. Tenía fe en ello. Conforme pasaba por los pasillos desolados se sentía como un conejillo en medio de la pradera, ser asechado por las fieras del campo. Escuchaba ruidos extraños y pareciese que había sombras que se paseaban por dónde él iba caminando. Nyla abrió la puerta, ni siquiera dejó que éste siguiera suplicado y ni oportunidad de objetar por el fuerte arrebatamiento de su parte, Nyla lo tomó del brazo y lo adentró en su hogar.
—Sígueme —le ordenó ésta.
Se le adelantó y entraron a la habitación en dónde hace minutos Lupus había estado; Aunque en realidad, Lupus se encontraba escondido detrás de la puerta de un armario escondido. La bruja del pantano quería deshacerse lo antes posible del humano, pues el asunto de Alkor era preocupante, no solo por el hecho de que pudiera afectarlo a él, sino, a todo lo que le rodeaba.
Nyla y Brandon se sentaron en las sillas frente a la mesa. Brandon vestía de caoba, con un saco azul marino y su cabello se encontraba húmedo por la lluvia que lo había sorprendido poco más de dos horas.
— ¿Y bien que puedo hacer por ti? —Nyla intentó ir directamente al grano.
Brandon de repente se sintió nervioso y comenzó a jugar con sus dedos.
—Verá... hace unos días una persona muy especial murió. —Aunque bien, él no lo creía del todo, pero quería agotar posibilidades —Quisiera contactarla... bueno, para serle sincero, creo que en realidad ella sigue viva, pero solo deseo sacarme de dudas.
La bruja escuchaba atentamente al joven mientras asentía. Eso era pan comido.
— ¿Quieres contactar con su alma desde el hades?
—En realidad creo que ella es un ángel y posiblemente está en el cielo.
La bruja ahogó una risa cargada de burla.
—Bien pero antes de empezar la paga.
Brandon rodó los ojos y extendió el brazo para sacar el bolsillo de cuero con diez pequeñas monedas de oro. La bruja asintió una vez que tenía en su poder el dinero y se encaminó para sacar unas pociones. Sonrió de manera victoriosa todo el oro le duraría de perdida para tres meses comiendo carne. Esparció un extraño vapor purpura en la bola de cristal que se encontraba delante de ellos y ésta tomó las manos de Brandon. La bruja Nyla cerró sus ojos y comenzó hablar en una lengua extraña para el joven, pero poco a poco la bola de cristal iba mostrando algo más que simples imágenes paganas. Sin embargo, algo extraño sucedió.
Era Eve.
Nyla vio que era la misma chica que estaba al lado de Alkor. Brandon se sobresaltó, pero no dejó de tomar las manos de la bruja. Eve, ella estaba viva, pero estaba en un lugar muy extraño. Siguió enfocando su vista en la bola, pero lo que sus ojos veían no le daban claridad. ¿Con quién demonios estaba? Veía la silueta de un hombre algo borrosa. Largas cornamentas y ojos como el azufre. Caminaban por un jardín de rosas rojas y a Eve se le veía contenta. Nyla no podía creer que volviera a ser Eve la causante de las visitas de esa noche.
—¿Es ella a quién buscabas, joven noble?
Pasó fuertemente saliva.
—Es ella. —se quedó atónito —No está muerta ¡Ella está viva! Pero... ¿Con quién está? No logro identificarlo, no lo recuerdo a él, parece un demonio.
La bruja sonrió con maldad y Lupus estaba atento a cada palabra que Nyla fuera a soltar.
—Está con el Dragón Negro, Alkor su compañero de vida.
© J. ZARAGOZA
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