70. Su alma para mí
No me importa si me equivoqué, pero yo no te buscaba, y de pronto sin querer te vi, y no sé por qué, perdí la calma.
Como pudo ser... Si era tarde para amarnos, porque te encontré en el tiempo equivocado... 🎶
* * *
El alma gris sintió en su corazón ese beso.
Lo sintió por pertenecer a Alec, por la pequeña conexión que todavía compartían, pero también por Magnus. De algún modo, tal vez por sus manos unidas, tal vez porque varias veces tocó su corazón, sintió a través de Magnus el roce entre sus labios y los de Alec.
Por un breve momento, mientras el alma gris abría los ojos y se sentía como nacer de nuevo, como su primer respiro en este mundo, se sintió otra vez como cuando ella y Alec eran puros, cuando era un alma blanca dentro de su dueño siempre.
En los ojos azules de Alec se notaba también la agitación del alma de Magnus. El alma antes del azul de su mirada también lo había sentido.
Magnus parpadeó y murmuró algo entre sueños y Alec sintió sus lágrimas resbalar por sus mejillas mientras se separaba de él.
-¿Magnus? -una de sus manos acarició la mejilla de Magnus con ternura.
¿Por qué tenía que enterarse tan tarde de la verdad?
¿Por qué no se dio la oportunidad de conocerlo antes?
-Magnus, despierta por favor. Magnus, vamos a encontrar una forma. M-magnus, t-todavía no, todavía n-no es tiempo.
Alec lloró sobre Magnus. Su cabeza sobre el pecho de él. Había entrelazado una de sus manos, la que no tenía el alma gris.
Estaban unidos los cuatro, ellos y sus almas, sin saberlo.
Izzy, atraída por los gritos de su hermano, había llegado hasta la puerta de la habitación, donde se detuvo, temiendo lo peor. ¿Había muerto Magnus?
Sintió un nudo en su garganta y en su estómago mientras caminaba hasta Alec y ponía una mano en su hombro. -Alec, tienes que dejarlo ir. Él está sufriendo. Ya está muy débil y le duele. Déjalo ir, hermano.
* * *
Déjame encontrarte, déjame soñarte, donde se aman los que no pueden amarse.
Cuando el tiempo se detenga, sé que ahí me encontrarás, sólo para amarte hasta el final.
No pude controlar al corazón, aunque creo que no quise hacerlo. La locura se adueñó de mí y en tus brazos descubrí el misterio 🎶
* * *
Magnus había sentido la mejor sensación de su vida, su primer y único beso, y no pudo responderlo.
Había estado tan cansado cuando llegó, cuando tomó la mano del alma gris, sin cuestionar a Alec, y subieron a su habitación, que se recostó al instante y cerró los ojos.
"¿Estás bien?" el alma había preguntado, sin soltarlo, una de sus manos sobre su pecho, tocando su corazón. Y se sentía bien.
Magnus había negado antes de un: -Sólo cansado. Sólo voy a dormir...un poquito....
La mano del alma acarició su corazón hasta aliviar el dolor y darle la paz que necesitaba. Le pareció escuchar "No te vayas. No me dejes solo" antes de quedarse dormido, pero tal vez ya estaba soñando.
Era todo blanco y ya no había dolor. Lo único que lo hizo detenerse de caminar hasta el final fue la mano del alma en la suya, todavía la sentía, como tirando de él, atándolo a la vida.
Entonces los gritos de Alec y Magnus quería llorar, quería regresar y abrazarlo una última vez, pedirle cuidar a su alma, pedirle dejar al alma gris libre y, sobre todo, pedirle que fuera feliz. Pero no pudo.
Estaba llorando, en medio de esta blancura, pero sabía que su cuerpo físico no estaba mostrando reacción alguna.
Y entonces sucedió, la magia de los labios de Alec sobre los suyos, fue un beso torpe y lento, no como los que Magnus había leído, pero fue un beso que lo hizo sentir completo, más que cuando tenía alma, más que cuando no era un impuro.
Luchó por abrir los ojos, luchó por hablar. "Todavía estoy aquí, Alexander. No me he ido".
Sintió al alma gris, sus manos unidas, y sentía también la de Alec, sintió a su vieja alma a través de él. "Cuídalos, cuídalos, por favor, fuimos fuertes para esto, toda nuestra vida juntos para llegar a este momento. No los dejes sufrir cuando me vaya".
Alec le estaba pidiendo despertar, prometiendo que encontrarían una forma, gritando que no era tiempo...
Magnus sintió la humedad en su pecho, las lágrimas de Alexander Lightwood estaban en su corazón cuando bajó su mirada.
Entonces la voz de Isabelle: -Alec, tienes que dejarlo ir. Él está sufriendo. Ya está muy débil y le duele. Déjalo ir, hermano.
-¡No! No. No, tú no entiendes, él no puede morir ahora.
-¿De qué hablas? ¿Por qué ahora no? ¿Por qué te importa su muerte ahora?
-¡Porque antes no lo sabía! ¡Él no me dijo la verdad que su alma me mostró!
-¿De qué hablas, Alec? Vamos a pedir ayuda, no te pongas así, alguien que lo ayude a irse sin dolor.
-¡No! -Alec sonaba desesperado-. No se va a ir. No puede irse. Magnus no puede dejarme...
-Alec...
-¡No! ¡Él es mi predestinado, Izzy! ¡Su alma nació para mí y él no puede irse!
Oh. Alexander lo sabía.
Magnus sintió que se ahogaba con lágrimas que no podía derramar, justo antes de que sus párpados dejaran de aletear.
Él ya no podía despertar.
CONTINUARÁ...
Gracias GladysElizabethGrego por la recomendación ❤
Empieza lo triste 😭
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