43. Alma rota
Hoy sin ti, mi alma va desahuciada, helada 🎶
👆 recomendación
* * *
Magnus miró a Isabelle. Sus ojos oscuros llenos de miedo, tristeza, malos recuerdos.
La propia alma de ella se agitó. Magnus era un impuro y se sentía ahora más que hace unos minutos. Hizo una mueca, era injusto que Alec no lo dejara tranquilo sus últimos momentos.
Isabelle terminó de remover el poco chocolate que quedaba. Puso hielo y algún ungüento en su mano, ¿cómo podía decir Magnus que no dolía? ¡Eso tenía que doler! ¿Cuánto ha sufrido para decir que eso no duele?
Aunque claro, ya ni siquiera tenía su propia alma.
-Puedes ir a ordenar la habitación de Alec -le dijo después de comer. Había puesto malvaviscos en su bebida, pero ni eso volvió a animarlo-. Pero él no va a gritarte o tratarte mal de nuevo. Si lo hace, me dirás. ¿Está bien?
Magnus sólo asintió. Y caminó hacia la habitación de Alexander Lightwood. Alec no se veía, aunque escuchaba el agua de la ducha correr. Prefiriendo no verlo, se acercó rápidamente a la cama y comenzó a tenderla. Cuando escuchó un pequeño lamento, se giró y la vio.
El alma gris.
Estaba sentada, junto a la pared que dividía esta habitación y en la que Magnus se quedaba. Temblaba. El alma gris se estaba estremeciendo. Sufría.
Magnus dejó caer las almohadas que sostenía y corrió a su lado. Sintió su corazón encogerse. El alma lo había hecho sentir mejor la noche anterior, ahora quería regresarle su apoyo. Se arrodilló frente al alma, extendió sus manos sin saber realmente qué hacer.
¿Cómo debería dirigirse a ella? ¿Respondería al mismo nombre de Alexander?
-¿Estás bien? -Magnus susurró la pregunta, mirando si la puerta del baño seguía cerrada.
El alma gris levantó la mirada. Y Magnus sintió sus propios ojos llenarse de lágrimas, eran los ojos de un alma rota.
¿Qué había pasado?
Quería abrazarla. Abrazarla hasta que dejara de ser gris, hasta que esa mirada cambiara. Apenas anoche su mirada era otra.
Magnus estaba inclinándose hacia ella cuando el agua de la ducha dejó de correr. Los ojos del alma gris se abrieron demasiado y le señaló a Magnus la cama. Pero Magnus negó, no iba a dejarla sola, aunque Alexander se enojara.
¿Qué más podía hacerle? Ya iba a morir, ya tenía su alma...
"En la noche", las palabras del alma gris fueron lo único que lo obligó a volver a su trabajo, pero antes dejó su mano en la mejilla del alma. La mejilla húmeda. El alma estaba llorando.
¿Qué había pasado?
CONTINUARÁ...
😭💔 el alma gris
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