Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 7



—¿Cómo es que conoces a nuestro amigo, Noah? La verdad nunca oímos hablar de ti —Ethan no va a dejar las cosas así. Está atormentando a Park con un sinfín de preguntas como si fuera una entrevista laboral.

Dios, después de su cuarta cerveza, arrastra las palabras y se ha vuelto casi molesto. Nunca fue buen bebedor, creo que se emborracha de solo oler el alcohol. Imagínense el escenario si fuera vodka... Nefasto.

Park y yo cruzamos miradas, parece divertido, cómodo en la situación, como si no se diera cuenta de la maldita inquisición que está sucediendo bajo su perfecta nariz puntiaguda.

Simón, que también está hecho un desastre, se tambalea hasta donde está mi chico misterioso, y le da un codazo como si hubieran sido amigos toda una vida y no simples conocidos de menos de quince minutos.

—Tranquilo, amigo. No queremos que te caigas de bruces. Créeme, este piso no es el lugar ideal para que te eches una siesta —Park sostiene a Simón por el codo y lo ayuda a sentarse a su lado en uno de los bancos largos de madera frente a la barra.

Su risa esta de vuelta, y rebota dentro de mi pecho como los acordes de una melodía que te hace pensar en buenos momentos, luces tenues e intimidad. Me atrevo a echarle un vistazo, ya que está inmerso en una charla con Tyler, que es un aficionado de la fotografía. Están conversando sobre lentes y exposición de la foto... No sé. A decir verdad me cuesta concentrarme en otra cosa que no sean sus elegantes movimientos.

¿Qué es lo que tienes que me excitas tanto? ¿Será que eres tan condenadamente atractivo que con una mirada podrías derretir hasta el iceberg que hundió al Titanic? ¿O son tus modales? Te comportas como si hubieras salido de otro siglo. Pero a la vez, eres atrevido, y sensual. Mierda, estoy hasta las manos. Y tú... tú estás atento a cada uno de mis movimientos.

Ethan sigue parloteando tonterías, más de las que puedo manejar sin mostrar lo nervioso que me estoy poniendo.

—Vamos, Park. No seas misterioso. Solo dinos hace cuanto se conocen —lo presiona Simón.

—Oh, Noah y yo nos conocemos bastante. Casi como si hubiéramos pasado la noche juntos —contesta, pero claro, todos están demasiado borrachos para entender el sarcasmo —. Creo que todas esas orgías desenfrenadas en su apartamento, nos unieron como nada más... Si les contara que había noches en que terminábamos tan enredados que no se sabía quién era quién...

Agrega esa última frase con total naturalidad mientras yo me atraganto con mi bebida. La forma casual en que acaba de decir semejantes cosas me deja congelado sin saber que demonios hacer... Por un loco segundo creo que los muchachos se detendrán en su charla y lo mirarán tan boquiabiertos como yo. Pero los minutos se suceden, y todos siguen charlando animadamente como si nada.

Silba bajito y yo no puedo evitar reír a carcajadas. Él me guiña uno de esos ojazos de cachorro que tanto me gustan, y casi me desarmo aquí mismo, en este bendito pub. Es tan descarado que me encantaría acercarme y acariciar su rostro... Tiene a mis amigos envueltos alrededor de sus largos dedos. Nuestras miradas parecen reticentes de romper contacto, se encoge de hombros y no puedo evitar negar con la cabeza en pleno ataque de risa.

Casi como si no pudiera contenerse, muerde su labio inferior, y pasando una mano por su nuca, baja la vista. Ahí están de nuevo esas pestañas pobladas que parpadean con sutileza. Dos latidos erráticos más tarde, se levanta de la barra y se acerca a mí: tenerlo a centímetros de distancia es demasiado para mi intoxicado sistema nervioso...

—Perdón, Noah. Mi comentario anterior es definitivamente material para una tercera cita, ¿verdad? —Mira a mis amigos, que siguen ciegos a lo que está ocurriendo bajo sus ebrias narices.

¿Dijo cita? ¿Escuché bien?

Nunca en mi vida pensé en salir con otro chico, pero no solo me siento cómodo con esa idea, sino que estoy ansioso como perro chico delante de un bocadito de jamón crudo.

—¿Acaso quieres decir que te gustaría salir conmigo? —dejo escapar la pregunta así como así: enfrente de todos. En. Voz. Alta.

—¿Acaso me estás invitando a salir? —Ladea su cabeza, mientras mis ojos se prenden a su nuez de Adán, que se mueve con lentitud. Trago con dificultad. Mi mano izquierda, ignorando todo sentido común, sale disparada hacia su cabello ondulado, que cae en cascada hacia un lado de su frente, porque Park aún sigue con su perfecto rostro inclinado... y a mí me están dando tres ataques cardíacos por minuto.

—Supongo que sí... —Rozo brevemente esos rizos color miel y el contacto envía un hormigueo por mi torso.

Park cierra sus ojos, respira profundo, y cuando los vuelve a abrir, me deja sin aliento. Sus pupilas dilatadas son como estrellas que han agotado su combustible y ya no pueden soportar su propia gravedad. Nuestras miradas colapsan sobre sí mismas, explotando en supernova... Siento mi erección al mismo tiempo que él cierra la mínima distancia entre nosotros. Acaricia mi rostro y su rastro quema mi piel. Su aliento mentolado me intoxica, y me escucho ahogando un gemido.

—La idea de salir a pasar el rato, tú, yo, y nadie más, me encanta. ¿Qué estamos esperando? Salgamos de aquí.

—Noah, hermano, Ethan no se siente nada bien, así que voy a llevarlo a su casa. ¿De acuerdo? —Tyler gruñe en mi oído; él apenas puede caminar... No puedo dejarlos salir del pub en esas condiciones, podrían colapsar en medio de la calle, o causar un accidente.

—Absolutamente no. Ustedes están hechos un desastre. No hay chance de que los deje irse solos —le contesto, sosteniéndolo ya que solo no puede pararse derecho.

Me vuelvo hacia Park, y lo veo frunciendo el ceño algo divertido.

—Mierda, creo que voy a tener que llevarlos hasta la parada de taxis, o no podré perdonarme si algo les sucede a estos dos idiotas.

—¡Claro, no hay problema! Pero no hay necesidad de usar un taxi. Llevémoslos en mi auto, tú me harás de copiloto —Park continúa sonriendo y logrando que cada cosa parezca solucionarle sin esfuerzo alguno. Es un sol, y yo asiento disfrutando de su luz.

Eres mucho más que amable...

—Suena mucho mejor que mi plan. Vamos entonces —le digo, aliviado de no tener que despedirme de él todavía.


***


Media hora más tarde, estacionamos enfrente de las dunas de Rockaway Beach. La noche se ha vuelto ventosa, así que permanecemos en el interior del vehículo en un silencio tímido.

Fue fácil conversar de todo y nada con Park cuando estábamos rodeados de gente, sin embargo, estamos finalmente solos, bajo el cielo estrellado, y hay un millón de cosas que quiero contarle, pero las palabras mueren en mi garganta seca.

Pero entonces sucede, y ya no tengo que preocuparme por ser el que rompa el hielo y hable primero. Con un movimiento rápido, vuelve su torso hacia mí, apoyando su rostro en el asiento del conductor. La luna llena proyecta sombras sobre sus mejillas: sus rasgos me tienen hipnotizado.

—¿Quieres hablar de esa noche? —pregunta con voz suave, casi como si temiera lastimarme o presionarme.

Tengo miedo de hablar de esa noche... Tengo terror de decirte lo que realmente estaba ocurriendo en la oscuridad del océano y en mi mente.

—Claro. ¿Qué quieres saber, Park?

Dios mío, estoy jodidamente aterrado de dejarte entrar en mi cabeza, de que veas mis heridas más profundas. ¿Y si te dan asco? ¿Y si yo te doy asco?

—¿Qué sucedió en esta playa, Noah? ¿Qué te pasó a ti para terminar en el océano? —su cadencia me acaricia, y luego se desvanece.

—¿Quieres decir como terminé casi ahogándome? —respondo su pregunta con otra, escupiendo las palabras como lo hice con el agua salada esa noche.

Por favor, no me lastimes.

—No. En realidad me refería a lo que te hizo caminar hacia el agua. Te vi, y tu andar era, no sé ponerlo en palabras —suspira —. Estabas tan... completamente solo. No pude apartar la mirada.

—Todo de esa noche es confuso, pero antes de terminar aquí, en esta playa, discutí con mi padre. Fue horrible... Supongo que necesitaba aclarar mi mente, y terminé... —Caigo en la cuenta que las palabras siguientes serian "casi suicidándome" —. Mi viejo no me entiende.

Park permanece callado. Su mano derecha se mueve de la palanca de cambios hacia mi mano: me asombra la naturalidad de este contacto, tan sutil y a la vez tan íntimo. Nunca había sentido el toque de un hombre así, nunca. Mi pecho se contrae con una urgencia inminente... Quiero abrirle mi corazón a este chico, sacármelo del pecho, y verter todo mi ser a sus pies. Dejo escapar una risa que muere antes de llegar a tener sentido. Respiro hondo, y me armo de coraje para seguir hablándole.

—N-no estoy seguro de que quieras que te dé la bienvenida a mis pensamientos o forma de ser. Yo... soy un completo y absoluto desastre, Park. No te conviene estar a mi lado, querer mi amistad, o lo que sea que busques conmigo. Todo lo que hago o digo termina lastimando a alguien, incluyéndome. Soy como esa mala noticia difícil de asimilar ¿entiendes?

—Basta. No digas eso, Noah. No es cierto.

—Te equivocas. Te lo juro. Sí lo soy. A nadie le gustan los desastres, y yo soy un condenado tsunami. Un maldito problema de olas gigantescas, revueltas y destructivas.

Estoy temblando tanto que mis dientes castañean, no porque haga frío en el auto, sino porque me siento desnudo bajo su mirada.

—No decidas por mí, Noah. Sé exactamente lo que me gusta y lo que quiero en mi vida. Nada de lo que dices o digas va a cambiar eso —Me desafía, y no deja de observarme con esos condenados ojos azules que tanto me desarman.

¿Cómo lo haces? ¿Cómo puedes conectarme a este momento con tanta facilidad? Está bien, tú ganas. Aquí vamos: directo a la mierda misma.

—La cosa es que ni yo mismo sé quien soy. Ya no más. Parece que todo lo que quiero está mal, todas mis decisiones son incorrectas y todos los caminos son callejones sin salida. Cada giro que doy, me causa más dolor, más rabia, y a la vez me llena de nada. Es como si de repente la piel que habito fuera transparente. Soy un eco...

—No eres un eco, Noah. Puedo escucharte.

—¿Ah, sí?

—Ajá. Alto y claro —la cadencia de su voz ronca convoca un torrente de alivio dentro de mi pecho, que se siente tan pesado que se me dificulta respirar. Es como la brisa, me envuelve; susurra sobre momentos compartidos incluyo antes de que supiéramos de ellos.

Quiero quedarme aquí contigo hasta que la luz de la mañana nos obligue a irnos, Park. Quiero seguir a tu lado, porque me recuerdas lo lindo que puede ser seguir vivo.

—Pasa que después de lo que viste, es innegable que pienses que soy una catástrofe caminante. Quisiera poder borrar eso, aunque claramente no puedo.

¡Dios! ¿Acaso acabo de decir eso en voz alta?

El antiguo Noah, hubiera protegido su reputación a toda costa. Tejiendo elaboradas mentiras, que se acumularían una sobre otra, tapando la suciedad y confusión de mi alma, hasta que lo único que estuviera visible fuera prístino. Sin embargo, aquí estoy: experimentando este lado desconocido de mí mismo, mientras le confieso a este chico lo profundamente solo y destrozado que me siento.

—Pienso muchas cosas de ti, Noah. "Catástrofe caminante" no es una de ellas. No es una descripción adecuada de tu esencia. Te conozco desde hace bastante tiempo ¿sabes?

—¿En serio?

—Sí. Es que tenemos una amiga en común, Tessa. Es mi prima.

—¿Te refieres a la mejor amiga de Candace? —pregunto con sorpresa absoluta.

—Exacto. Pero no te preocupes. Tess es una buena chica, confío en ella. Sabe como guardarse las cosas para sí misma y ocuparse de sus propios asuntos. Me dijo que las cosas con tu novia no andaban bien...

—No se equivocó. Y no me preocupa que Candace sepa de nosotros. Al contrario, quiero que todo el mundo lo sepa. Park, mierda... Eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. Perdón por ser tan directo.

—¡Ni se te ocurra disculparte por decir lo que piensas! Al fin podemos conocernos cara a cara.

—Es verdad. Las ganas de saber quien era mi acosador secreto me carcomían por dentro —le comento logrando ponerlo colorado.

—Ja. Muy gracioso. Me haces sonar como un psicópata.

—Ni tanto... —Bajo la mirada y me doy cuenta de que sus dedos suben y bajan acariciando mis nudillos con delicadeza. ¿Cuándo empezó? Ni idea.

—¿Te molesta? —Inclina su cabeza, señalando con un gesto nuestras manos. Se detiene, algo cohibido. La pérdida de ese contacto con su piel me entristece. Hago una mueca, y Park sonríe al notarla.

—No quiero que te vayas —le susurro.

—Erm... estamos en mi auto, ¿lo recuerdas? ¿Pensabas que te iba a dejar aquí? Hoy no veo a la gaviota así que no tendrías compañía...

—¿Quién es el gracioso ahora? Quise decir que no quiero que dejes de acariciar mi mano, incluso si no puedo explicarte por qué... Tengo muy en claro que no quiero que te detengas.

—No lo haré —suspira y sus dedos vuelven a rozar mi piel, mareándome.

—Es gracioso.

—¿Qué cosa? —me pregunta con genuina curiosidad.

—La idea de que ayer ni siquiera sabía tu nombre, y ahora...

—¿Ahora qué? —Se acerca a mí, tan cerca que su colonia se mezcla con el poco oxígeno que puedo inhalar.

—Tú. Aquí. Nosotros —quisiera decirle tantas cosas, sin embargo solo puedo articular estas tres palabras.

—Sí, lo sé —Presiona su frente contra la mía. Su respiración se vuelve entrecortada.

—Park —apenas puedo jadear su nombre. Algo me está hundiendo. Quiero sentir sus labios estrellándose contra los míos. Quiero las manos de este chico sobre mí. Ahora.

—Noah... —La forma en que pronuncia mi nombre me deja sin aliento.

—¿Qué pasa?

—Y-yo... No me aguanto las ganas de besarte. Por favor, déjame hacerlo...

Lo que sigue se convertirá en uno de los mejores recuerdos de mi vida. Pongo mis manos sobre su pecho, arrugando con mis puños cerrados su chaqueta gris topo, y simplemente lo atraigo hacia mí, en el más lento de los movimientos. Saboreando la anticipación de los segundos que ya llegan... Y entonces, estoy besándolo. Sus labios se mueven con una ternura que nunca experimenté. El beso es lento en un principio. Nuestras bocas se mueven en total sincronía: explorando, conociendo...

Estamos pegados el uno contra el otro, sus latidos se convierten en los míos: desesperados. Mis manos están enredadas en su pelo, y ya no tengo control sobre ninguno de mis movimientos. Soy impulsos... Solo los dos sabemos lo bien que se siente esto.

—No te haces una idea de lo mucho que quería besarte, Noah —murmura contra mi cuello. —¿Estuvo bien?

Su pregunta me llena de ternura. Mis ojos vuelan a los suyos, y noto el suave rosa de sus labios inflamados de tantos besos contenidos.

Park, ¿acaso no lo notas en mi rostro? Eres la luna, las olas y toda la maldita playa.

—Fue diferente, y maravilloso —le contesto, y su sonrisa ilumina el interior del auto como si fuera un lucero.

Quisiera decirte que fue mucho más que eso. Que fue real. Y que quiero miles más.

—¿Park?

—¿Sí?

—Gracias. Por salvarme. Por encontrarme...

—No quiero que me agradezcas con palabras. Quiero que lo hagas con más besos —dice, con voz entrecortada —. ¿Te parece bie...?

No lo dejo terminar, capturo su boca con desenfreno. Escucharlo gemir mi nombre enciende cada célula de mi cuerpo y derrite mi vergüenza mientras la noche se desvanece con horas de pura intimidad. 






N/A

Esto se está poniendo bueno ¿a q sí?

Ay, Park, Park, Park... nuestro bocadito de jamón crudo ajajajjajaja

Espero que les venga gustando la historia, y que sigan leyendo si así es. 

Nos vemos la semana que viene, o quizás antes jejejejejej

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro