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Capítulo 16



Besar a Park es tremendo subidón: tanto, que cada vez que rompemos el contacto, mis neuronas tardan un poco más de lo habitual en funcionar. Mi corazón se niega a latir con normalidad, y el mundo que me rodea cambia como un prisma multicolor.

Los ruidos de los cubiertos y las tazas de café, me traen a la realidad. El aroma de los croissants recién horneados, es casi tan atractivo como la forma en que mi chico arruga la nariz cuando se siente cohibido.

—Entonces... —Mi voz es ronca y Park se ríe. Ambos tenemos los labios hinchados, los suyos aún más carmesí por detenerse sobre mi barba.

—Entonces —repite con la vista nublada. Su cabello está mojado por el diluvio de afuera, lo que me hace desear que estuviéramos solos para poder pasar mis dedos por cada mechón.

Maldición. Estoy poniendo los ojos en blanco a mí mismo por actuar tan enamorado.

—¿Cómo es que estabas tan cerca de mí? —Sonrío como un idiota porque soy el tipo más afortunado de la historia: Park está aquí, se preocupa y yo estoy tan fuck-yeah en este momento.

—Siempre estoy cerca de ti, bebé . Ya me conoces. A mí y a mí vibra acosadora —Acorta la distancia entre nosotros y besa la punta de mi nariz.

—Tonto —gruño con deleite.

—Cállate, te encanta. Además, este es mi barrio. Mamá y yo vivimos a dos cuadras de esta cafetería —Sus dedos se entrelazan con los míos, en un calce perfecto.

—¿En serio? Qué coincidencia más genial. Mírate, viviendo en la parte elegante de la ciudad —Resoplo y tiro de nuestras manos entrelazadas, así que estoy a centímetros de su rostro radiante una vez más.

—Bah, ni se te ocurra jugar la carta de: yo-vivo-del-lado-equivocado-de-las-vías-del-tren, señorito. He estado en tu loft, bebé —Me mira con picardía y podría abalanzarme sobre él en este momento.

—Tienes razón, tú ganas. Por cierto, si continúas burlándote de mí en público, te besaré de forma tan pornográfica que podríamos terminar arrestados —Su respiración se vuelve superficial, enviando un hormigueo por mi columna.

—¿No sería eso interesante?

—Lo que sería aún más interesante es estar de camino a mi casa para desnudarte ni bien lleguemos.

Él jadea. Cierra la corta distancia que queda entre ambos y susurra —Vámonos. Ahora. Mismo.

Mi mirada vaga con avidez hacia arriba y debajo de su cuerpo y no, no estaba mirando su trasero perfecto. Está bien, tal vez un poco. Se ve tan atractivo con sus jeans desteñidos, camiseta blanca y chaqueta bomber negra. Estoy seriamente preocupado de que pueda empezar a salivar en cualquier momento.

—¿Qué pasa, Noah? —Ahí están, las palabras registradas de Park para mí. Las que dijo en mi sueño cuando hasta mi subconsciente sabía cuánto cambiaría mi vida gracias a él.

—Que quiero pasar el resto de este día lluvioso en la cama contigo; también que te ves muy bien en esos jeans.

Soy un cursi, lo sé. Pero no pude evitarlo.

—Mentiría si te dijera que no cambié para ti, bebé —dice, sonrojándose un poco, sus ojos azules, tímidos, miran hacia abajo.

Yo también he cambiado por ti, Park. Mucho.

Estoy luchando contra mi vacío con toda mi voluntad. 

La muerte de Caleb me dejó tan destrozado que me alejé del mundo. Evité sus bordes afilados. Me aislé de todos y de todo. Al hacerlo, mi dolor reinó libre. Construyó paredes de vidrio retorcidas dentro de mi mente, encerrándome. Muy parecido a un frasco imaginario y un insecto en su interior. No importaba cuánto luchara por liberarme, la tapa nunca se abriría y mis alas de insecto caerían derrotadas.

Es agotador fingir estar bien todo el tiempo mientras me sofoco dentro de mi jaula de vidrio. Me convertí en un insecto, frágil y condenado.

—Si tenías la intención de tentarme para que quisiera pasar más tiempo contigo, misión cumplida. Aunque debes saberlo, lo querría incluso si vinieras vistiendo una bolsa de basura; siempre quiero más tiempo cuando estamos juntos.

Sus ojos se disparan hacia arriba, encontrándose con los míos, son tan azules...

—Yo también quiero más —susurra. Su mano libre acaricia mi pómulo mientras coloco un mechón de su cabello mojado detrás de su oreja.

Lo siento, mundo. No pude esperar.

Nos quedamos allí en silencio, y no es incómodo. Es muy nuestro.

—Park, ¿somos novios? —Las palabras se me caen de la lengua.

—¿Qué te hace pensar lo contrario, bebé? —Frunce las cejas de la manera más linda.

—Pasa que no lo hemos mencionado, eso es todo —Ahora parece que es mi turno de sonrojarme.

—¿Quieres que seamos novios?

—Por supuesto yo...

No me deja terminar, sus manos ya están en mis caderas, acercándome más. Me besa con fuerza, dejándome en claro lo que somos.


***


Me despierto con un Park desnudo durmiendo pacíficamente a mi lado. Apoyado en un codo, lo observo con asombro. No puedo olvidar lo mucho que adoro los pequeños detalles de su hermoso rostro. Su respiración es tan relajada, como si supiera que estoy aquí protegiéndolo.

Después de encontrar a Caleb... cada vez que alguien cercano a mí está dormido, me aseguro de que respiren. Descanso una mano sobre su pecho y siento el latido constante de su corazón, mis músculos se relajan al instante y exhalo al darme cuenta de que había estado conteniendo el aliento.

Los ojos de Park parpadean y se abren perezosamente.

—Holi —le digo, acariciando su cabello. Me encanta la forma en que se riza suavemente, tan juvenilmente largo.

—Mm —tararea, arrastrándose, acomodando su cabeza en mi pecho.

—¿Hambriento? —Pregunto.

—Muriendo de hambre —Su estómago gruñe en el momento justo y se ríe.

Agarro mi teléfono y pido una pizza de mi lugar favorito.

—Perdón, bebé. Di por sentado que te gustaban las aceitunas y el jamón en tu mozzarella, debería haber preguntado primero —Me disculpo.

—Nos gusta la misma pizza junto con otras cosas —dice.

—¿Otras cosas?

—Sí.

—¿Te importaría contármelas? —Me sorprende que haya analizado lo que ambos tenemos en común.

—Primero, nos gusta la misma infusión de café, Folgers, me preparaste uno antes de irme. Lo serviste en una pequeña taza de café negra que tenía dibujada una bicicleta, mientras que la tuya era blanca, con un manzano —Él sonríe, tiernamente, y mientras recuerda se le forman pequeños hoyuelos en sus mejillas levemente pálidas.

No puedo creer que recuerde esos pequeños detalles... Park alivia esta existencia desgarrada que llevo a cuestas. Esta vida dentro del frasco de vidrio con su maldita tapa de hojalata. El chico-insecto agita sus alas adentro con alegría.

—¿Así que nos gusta el mismo café? Quien diría que teníamos eso en común también, bebé —Le devuelvo la sonrisa. —Vuelvo enseguida —le digo, y me voy a la cocina, no sin antes besar su frente primero.

—¿Vamos a comer pizza con café? —pregunta con pura felicidad. —Esta tarde no podría ponerse mejor.

Me río mientras la tetera silba, encontrando su taza y trayendo la blanca para mí, otra vez.

Cuando vuelvo a la cama, lo veo concentrado en la pantalla de su celular. Parece preocupado.

—¿Pasa algo? —Verlo así me revuelve el estómago.

—No, solo mi madre, insistiendo en que le conteste los mensajes. Suele preocuparse demasiado por mí. Pasa que somos solo nosotros dos... Somos unidos. La tengo muy malacostumbrada —Él sonríe levemente mientras habla de ella, lo que únicamente me muestra cuán dulce y cariñoso es. Dentro de las curvas de mi caja torácica, creo escuchar un crujido en el frasco de vidrio.

—¿Es Folgers lo que huelo, amor? —dice, rebosante de calidez.

Amor.

La bandeja traquetea un poco mientras me desmayo de alegría en mi cerebro.

—Lo es. Incluso traje tu taza y todo —Saboreo el gusto de decir que algo que poseo ahora es suyo.

—Lo curioso es que estas tazas están hechas la una para la otra, encajan perfectamente —Las examina a ambas con los ojos llenos de promesas —la tuya, blanca por fuera, con un manzano, y negra por dentro.

—Si —digo, tomando sorbos de café, escuchando sus palabras y el suave chapoteo de la lluvia sobre las hojas de los árboles fuera de mi casa.

—La mía tiene una bicicleta, es negra pero blanca por dentro, y bueno, tienen sentido.

Como nosotros.

—Como nosotros, bebé —dice, haciéndome jadear porque acaba de leer mi mente.

—Paseos en bicicleta y besos robados bajo el manzano —agrego a su ensoñación.

—Exactamente —Baja su mirada reluciente a la taza y toma sorbos, mientras yo sueño despierto.

Me imagino pedaleando esa bicicleta sobre su piel, viajando hacia lo más profundo donde yace su auténtico tesoro: su alma. Impulsiva y apasionada. Curiosa y angelical. Él es hermoso, de principio a fin.

—¿Park?

—¿Si?

—Realmente me gustas, amor. Y mucho —Casi me atraganto de ganas de decirle esas palabras que queman mi garganta. Pero, siendo el cobarde que soy, por ahora con lo que le confieso me basta.

—También me gustas mucho, Noah —dice sin perder un segundo, acercándose más, dejando la taza junto a la mía en la bandeja.

Nos besamos suavemente al principio, pero después de un segundo, nuestros cuerpos exigen más. Me estoy quitando la camiseta mientras me baja la cremallera de los vaqueros. Park me empuja sobre la cama sentándose a horcajadas sobre mí. Sin romper el contacto visual, su boca viaja hacia el sur, lamiendo todo el camino hasta mi cinturón de adonis.

Suena el timbre. Es el delivery.

—Déjalo junto a la puerta, gracias —grazno aguantando la risa porque Park me está mordisqueando el hueso de la cadera.

—Bebé, tenemos que pagar el deli-

—Ya está hecho. Para eso están las tarjetas de crédito, Dios los bendiga —digo entre besos rudos y mi creciente excitación.

Park gime de placer cuando le coloco un condón, sus manos ya alrededor de mis caderas. Su cabeza cae hacia atrás mientras se hunde lentamente en mí.

Hacemos el amor de la misma manera que los árboles afuera dan la bienvenida a la lluvia, absorbiendo cada emoción con gratitud y auténtica entrega.

Más tarde, devoraremos la pizza, prepararemos más Folgers y compartiremos más risas, más horas de lluvia, más. Volverá a dormirse, sobre mi pecho, una de sus piernas entrelazada con la mía. Escucharé su suave respiración una vez más, y mientras me quedo dormido, lo escucharé decir mi nombre.

—¿Qué pasa, bebé? —le susurraré cuando su mirada adormilada se encuentre con la mía.

—Tú eres mi Wonderwall, Noah —murmurará y logrará derretirme el alma.

A medida que su respiración se vuelva más profunda, lo envolveré en mis brazos, cubriendo su torso con una manta para que no tenga frío, y mientras mis propios ojos se vuelvan más y más pesados, solo habrá un pensamiento que perdurará incluso después de estar profundamente dormido:

¿Acaso puedes sentir lo mucho que ya te amo?



N/A

Wonderwall: Alguien en quien te encuentras pensando constantemente, y estás completamente enamorado de ellos. Alguien que es la razón de tu felicidad. Un alma gemela. ♥︎


📌📌📌Amores: llegando a las 200 lecturas sale actualización, vayan mirando mi feed y estén alertas que tengo muchos capis listos para ustedes!!!!!


Los amooooooooo!!!! 🤎🤎🤎


























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