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Capítulo 11



Una semana y dos días después de nuestra noche en la playa y aquí estoy, sentado junto a la cama como un idiota: tratando de no pensar en él y fallando descaradamente. 

Es terrible este sentimiento: saber que es una pérdida total de tiempo, esto de imaginar más escenarios donde Park y yo conversamos, nos reímos... 

Ok. ¿A quién engaño? En todas mis fantasías, todas y cada una de ellas, las mismas que llevo fabricando hace ya nueve días, doscientos dieciséis minutos y algunos erráticos segundos, involucran mucho más que risas compartidas y charlas... En ellas, mis manos se llenan de sus rulos, mis labios rozan su piel, mi lengua viaja con codicia a todos esos rincones que quiero besar. Cada célula de mi cuerpo grita de ganas de volver a estar en su auto, en esa playa, entre esos vidrios empañados. 

Esa noche, quise que se quedara a mi lado un poco más, pero Park insistió en que tenía que volver a su casa a tomar una medicina o su mamá enloquecería. Deseé haberle preguntado cuál, pero para ser honesto, después de ese último beso todo lo que quedaba de mí eran labios ligeramente hinchados y latidos irregulares de un corazón enloquecido.

Enciendo un cigarrillo, con mi mente dada vuelta, mis pensamientos enredados en su mirada azul profunda. Si cierro los ojos, todavía puedo escuchar su respiración, su cadencia tan adictiva como su expresión; el jadeo que soltó cuando besé su nuez de Adán. Sueños... eso es todo. Han pasado tantos días que estoy empezando a creer que me lo he imaginado todo. 

Mierda... Necesito un trago, o entraré en combustión. 

Camino aletargado hacia el gabinete de la cocina, y mi visión periférica capta mi pintura: el lienzo esperándome en el caballete. Y entonces sucede: me doy cuenta de lo que necesita. Decido agregarle un poco de Park, y sé exactamente cómo lograrlo. 

Al mismo tiempo que sostengo el pincel, mis dedos hormiguean de ganas de enviarle un mensaje de texto: esa noche intercambiamos celulares entre besos desenfrenados. Debería tratar de contactarme con él. Tipeo frases incoherentes, salpicadas de deseo y timidez, pero ahogándome en mi cobardía, borro mis palabras en el último minuto. 

Con el corazón apesadumbrado, me sirvo una copa de vino tinto, el que Savvy dejó la última vez que comimos su famosa lasaña italiana, y bebo un poco con avidez, en busca de valentía. Después de no encontrar ni una maldita gota, me conformo con otra copa. 

¿Y si nunca lo vuelvo a ver?  Me detengo en seco, algo en mí se agita con desesperante agonía. Fragmentos de vidrio rasgan mis pulmones, mi respiración se vuelve superficial ante semejante pensamiento. No puede terminar antes de haber comenzado.  No...

Me acerco nuevamente al lienzo, me quito la camiseta, tomo la paleta y pincel fino en mano, empiezo a acariciar la tela con delicadeza.  Delineando una pequeña área, le doy un poco de luz como si viniera de encima de este peligroso mar negro que he creado. 

Hago esto, pensando en sus manos sobre mi piel. Con cada movimiento del pincel, me dejo llevar una vez más, como hago cada vez que pinto. Me dejo llevar por el mareo de esta agonía desconocida y agridulce de esperar una señal, algo que me haga volver a creer que los momentos que viví en ese Fiat fueron reales. Que él y yo fuimos reales. 

¿Por qué soy así? Por qué paso de lo más alto a lo más bajo en menos de un abrir y cerrar de ojos. 

¿Por qué me hago esto a mí mismo? Estoy a la deriva. Mis pensamientos se han convertido en mi peor enemigo, intentan sofocar toda esperanza. Susurran que no soy bueno para él, que también le romperé el corazón, que destrozaré al único ser que me ha importado realmente.

Maldita sea, olvidemos el vaso, estoy bebiendo de la botella ahora. 

Mis músculos se relajan por el efecto calmante del Tannat: es un vino fuerte, con cuerpo. Me termino la botella de un último sorbo y hago una pausa en mis pinceladas para fumar otro cigarrillo. Doy un paso atrás examinando mi trabajo en progreso. Park está ahí, en forma de pequeños puntos de luz. Y es como aquella noche, sacándome del agua, sacándome de mí mismo. 

Sonrío abiertamente, porque mi chico misterioso parece tener ese efecto en mí: el lograr hacerme reír como un reverendo imbécil. O tal vez sea esta borrachera la que lo hace. Que sé yo... Ya no se nada... 

Si tan solo pudiera acercarme a él. Paso una mano temblorosa por mi cabello y noto una mancha de pintura blanca en mi torso. Con prisa involuntaria, las puntas de mis dedos recorren mi abdomen, creando una mancha. Sé que Park es la razón por la que estoy aquí, parado en mi departamento, pendiendo de un hilo pero todavía aferrándome a él. Aún respiro, pese a todo, pese a mí, aún sigo vivo. 

Algo zumba encima de la encimera de la cocina. ¿Mi celular? Todo el mundo se detiene. Cada condenado sonido se silencia, porque lo sé incluso antes de desbloquear la pantalla. 

Park. 

Eres tú. 

Otro zumbido y estoy demoliendo ladrillo por ladrillo de todas las paredes de excusas internas que me inventé para mantenernos separados. 

A la mierda con ellas. A la mierda con todo. 


Park: ¿Crees en el elemento sorpresa, Noah? 


Ahí va mi red de seguridad. Al diablo con ella. 

Mis dedos no pueden escribir lo suficientemente rápido. Cada milímetro de mi piel embriagada de leer sus textos. Antes de presionar enviar, otro mensaje de él llega a mi pantalla. 


Park: Debo advertirte... Soy un GRAN fan. LOL. ¿Preferirías que siguiera el protocolo de citas y nos diera más tiempo? Porque podría seguir espe—Eh... No. NO puedo. ¡Ya he esperado lo suficiente! 

Noah: ¡A la mierda el protocolo! 

Park: Excelente respuesta dadas las circunstancias, bebé. 

Noah:??? ¿Qué quieres decir? 

Park: ¿Por qué no abres la ventana y lo averiguas? 


Dios mío... Creo que mi corazón se detuvo. ¡No me lleves antes de verlo, te lo ruego por lo que más quieras!

Me acaba de llamar bebé... Me gusta cómo suena viniendo de él. Sonrío idiotizado.

Después de todo, no era el vino. 

No fue falso.

Esto es real. 

Somos reales...

Tan reales como la brisa de la tarde, la misma que abofetea mis mejillas ardientes al abrir los marcos de madera de las ventanas de par en par, con locura, con ímpetu: casi como si no hubiera un mañana.



N/A

Volví!!!!!! frvneoivneorivneoriv!!!!! Y espero que estén emocionalmente preparados para el que se viene porque +18 

¿ALGUIEN TIENE UN EXTINTOR?

uwu



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