I
Taeyong, quería decir que estaba muriendo de los nervios, que sus manos estaban empapadas de sudor frío, que sus ojos y cuerpo entero temblaba pero no. Taeyong no podía mostrar con acciones lo tan nervioso que estaba.
Parecía un lindo maniquí sin moverse dejando que las criadas lo vistieran con parsimonia, uno que otro toquecito con brocha para darle brillo a su terso rostro y color para sus lindos párpados. Lo demás era dejarlo pulcro como un lindo príncipe de su especie.
Seulgi lo mirada de pies a cabeza con una sonrisa cada vez que le asentía a las criadas de su buen trabajo con su pequeño.
Taeyong sentía que no podría respirar, se sentía abrumado, preocupado y con el pensamiento de todos los días desde que tiene memoria.
"¿Morirá hoy?"
No es que fuera realmente negativo o algo similar, era simplemente que su vida o su no-vida estaba ligada a aquello.
Le causaba terror todo a su alrededor, no confiaba en nadie, sentia que de un momento a otro alguien iba a atacarlo con las más intensas ganas de acabar con su vida.
Hasta mirando a una de las criadas que cosía una bastilla en su manga, desconfiaba al instante, ¿Que tanto tardaría ella en enterrar esa pequeña aguja en su piel y rasgarla por todo su brazo produciendo un dolor terrible? Mientras le dice "muere Demonio" Vaya dilema de su vida.
La potente voz de Seulgi lo hizo voltear mostrando sus ojitos a punto de explotar en lágrimas.
— Taeyong, controlarte. — Ella se acercó hasta él, acariciando suavemente la piel de su rostro pasando sus uñas sin la intención de hacerle daño, pero claro que Taeyong ya se imaginaba mínimo mil maneras de morir en esa misma situación, dónde podría morir a manos de todas esas mujeres. — Todo estará bien.
Para ella es muy fácil decirlo, Taeyong no sentía lo mismo.
Ciertamente el Inframundo era mejor, estaba rodeado de peligro pero podría encerrarse en su habitación todo el tiempo sin tener que salir, ahora todo era diferente. Todo era más intenso, más doloroso y esa sed. La maldición de la sangre que ahora le comía el alma. Taeyong, tragó con dureza mirando la copa que Seulgi cargaba en su mano izquierda. Sangre. Taeyong reconoció la textura y el color enigmático de la sangre. La que ahora necesita para sobrevivir a su no-vida.
— No quiero ir, madre.
Seulgi alzó una ceja tirando con fuerza la copa al suelo. Taeyong chilló en voz baja al escuchar todos los cristales partiendose en pedazos.
Su madre o lo que ahora aparentaba ser, lo miró con coraje, tomando su mentón con violencia que Taeyong podría llorar de lo fuerte que era sostenido.
Tenía miedo, quería llorar, gritar y correr lejos de todo.
Más no podía.
— Taeyong, sé que esto es duro para tí, pero ahora tienes que obedecer todo lo que yo te diga, no puedes hacer quedar mal a esta oportunidad que te fue brindaba. — Seulgi carraspeó con molestia cada vez suavizando el agarre en su mandíbula. Más seguía con esa aura aterradora que Taeyong no se atrevía a desafiar. Aunque fuera mucho más fuerte y poderoso que ella...
Según.
— Ellos no me van a aceptar, madre, mi sangre está contaminada por los Demonios, después de todo, yo nací siendo uno.
— Taeyong. — Seulgi obligó a verlo otra vez forzando su agarre. — Voy a repetir esto por última vez ¿Queda claro?
Antes de seguir hablando le limpió la lágrima que corría lentamente, entonces Taeyong asintió.
— Ahora eres un Vampiro, olvida alguna vez que fuiste un Demonio, tienes que ir a esa maldita escuela tienes que aprender a ser uno de los nuestros si quieres llegar a ser fuerte, ¿Entiendes eso? — Taeyong asiente no realmente convencido. — Tu familia, yo ahora soy tu madre, tienes que ser digno de portar el poder que nos corresponde. No te ocurría nada, dentro de todos ellos, tú estás a la cabeza. Pero eso sí, ten demasiado cuidado con los de, Satoshi ha enviado enviado a dos de sus hijos. — Taeyong tragó saliva con miedo negando lentamente ante la idea que Seulgi provocaba en su cabeza. — Nunca se sabe con ellos, Taeyong ten cuidado. Son vampiros criados para ser perfectos y acabar con su enemigo silenciosamente. De ahí no sé quiénes más podrán ir, nunca se sabe.
Seulgi carraspea tomando la prudente distancia de Taeyong apurando a las criadas para que puedan irse.
— Te ves, espléndido, hijo mío. Eres digno de mí
Tiempo después Taeyong está listo, su vestimenta es impecablemente más que formal vistiendo como todo un príncipe que aparecen en los cuentos de hadas, su vestimenta ceñida a su cuerpo color negro con unos cuantos adornos azules marinos, aquel moño con pequeños diamantes que no le permite bajar la mirada. Bien dicen que los princes no pueden bajar la mirada, más ahora Taeyong entiende que en realidad no pueden hacerlo.
Lo único que quisiera hacer ahora es rascar su cabeza con un loco despertado y asustado que es, más Seulgi no aparta su mirada y sabe que si toca uno de sus cabellos podría estar en graves problemas.
Su cabello negro peinado tan pulcramente podría arruinarse y dar una mala imagen a lo que ahora es su madre.
— La escuela proporciona sangre para sus alumnos, ya está arreglado eso, cada vez que la necesites pídela sin problema, su deber es tu seguridad. Hay tres complejos, el de de los Licántropos, te advierto, no te juntes con ellos, apestan y son tan calientes que dan asco. — Taeyong solo asiente jugando con su cutícula de sus uñas, debido a los nervios pero tratando de ser cuidadoso para no llegar a arrancar un pedazo. — Hechiceros y Brujas, estos son peligrosos les gusta el control de los elementos, Taeyong, sabes que nosotros somos débiles ante el fuego así que ten cuidado. Dicen que está prohibido tener contacto entre especies pero siempre ten un ojo ante el enemigo. Luego están los, Vampiros, como dije solo sé que los de Satoshi estarán ahí, Nakamoto y Osaki, ten cuidado con ellos Taeyong, siempre miralos como enemigos.
— ¿Me estás escuchando? — Taeyong deja de lastimar sus dedos asintiendo con la mirada fija.
Seulgi sonríe. — Me alegro, porque hemos llegado.
Un escalofrío recorre todo el cuerpo de Taeyong al asomar su cabeza por la ventana del coche y apreciar lo que parece un castillo antiguo, lo que ahora será su escuela y hogar por cinco años.
En poco tiempo ambos bajan siendo ayudados por nuevos criados para guiarlos a la entrada, Taeyong y Seulgi, van con sus brazos entrelazados caminando con elegancia manteniendo el porte firme y recto sin desviar miradas o mover su cuello.
Entran a la oficina en la espera de terminar los acordes con el director encargado de los vampiros.
La puerta se abre por uno de los criados que los acompañaban dejando ver la elegante decoración mezclando lo rústico en ella.
— Señor. — El criado tan solo dice eso haciendo una larga reverencia ante el postrado en el escritorio. Este se pone de pie con una sonrisa.
— Puedes retirarte, ahora. — El criado asiente dando otra reverencia ahora a, Taeyong y su madre, sin decir nada se va del lugar. El contrario sonríe ante ellos. — Señorita Kang, un gusto tenerla de nuevo aquí. — El director besa lentamente la mano de Seulgi entonces ahora mira a Taeyong, este lentamente le da su mano de igual manera tratando de ocultar sus nervios. — Joven, Neofito, Lee. Es todo un placer tener su venerable presencia en esta institución.
El director deja un beso en el dorso de mano, Taeyong, ve como les da una reverencia más, muy aparte de sus inseguridades, Taeyong, ve pura burla en ese hombre.
— Señor Kim, el gusto es mutuo, pero espero no mencioné nuevamente que mi hijo sea un Neofito, puede que apenas lleve un par de semanas pero le aseguro que es un Vampiro fuerte-
Ante de seguir hablando el director la interrumpe. — Mil disculpas a ambos, estoy seguro que es un poderoso vampiro digno de ser su hijo, señorita Kang. Pero bueno, veo que llegaron a la hora exacta, mandaré por Lee, antes de comenzar.
Seulgi se ve obligada a sonreir más ahora Taeyong solo puede hacer una mueca sin entender a qué se refiere el señor director. Mira a su madre por ayuda y está hace de los oídos sordos. Ante eso el director se da cuenta, dirige su mirada a él sin dejar de sonreír con burla.
— Joven Lee, ¿Estás listo para dar el discurso de apertura? — Taeyong, no hace nada más que congelarse y aguantar las ganas de negar con todo el terror del mundo, tal parece que su director nota aquello y lo usa para burlarse de él a la vez causarle más miedo. — Será un momento memorable, tú fuiste elegido "de manera a soborno, claro" de dar el discurso de apertura a los más de trescientos alumnos entre las tres especies.
Seulgi se cruza de brazos con una sonrisa victoriosa asintiendo feliz e ignorando todos los actos de temor que atrevieza Taeyong.
Nuevamente el director sonríe mirando a ambos. — Junto con el jóven Nakamoto Yuta, claro.
La sonrisa de Seulgi se borra instantáneamente tratando de controlar sus ganas de negar con coraje.
Está vez Taeyong cree que puede desmayarse del miedo.
Dos criados abren la puerta. Taeyong ve a su madre, a su director que sonríe más que nunca en el corto periodo de tiempo que lo miró.
— Bien. — Aplaude fuerte en Vampiro. — Acompañen a Taeyong con el jóven Nakamoto, es casi hora del discurso.
Los criados van a Taeyong pero este escapa a los brazos de su madre, que aunque no confíe del todo en ella es la única persona que tiene. Ella deja un beso en su frente sonriendo está vez de manera real.
— Estarás bien, recuerda lo que te dije ¿Sí? — Taeyong asiente en silencio. — No me iré hasta que acabe la ceremonia y aunque está sea nuestra despedida cuando quieras puedes hablarme.
— Haré lo mejor que pueda. — Es lo último dice antes de ser llevado por los criados hacia quien sabe dónde.
Sin embargo escucha por última vez la voz alegre de su director. — ¡Mucha suerte jóven Lee, tú fiel director Kim Minseok te cuidará desde la distancia!
Taeyong tembló ante el grito del su director, tenía miedo de todo pero ese Vampiro le generaba terror, podría ver burla en su expresión, sabía que tenia miedo, lo leyó desde el momento que entró a la oficina. Su director le daba miedo lejos de ser la persona que lo "cuidará a distancia"
Estaba nervioso mientras caminaba sin idea de a dónde era, escuchaba muchas voces seguramente de todos los nuevos alumnos que esperaban por comenzar sus clases.
Taeyong no sabía a ciencia cierta sobre que podrían enseñar, sabía que los Hechiceros practicaban magia, y la dominación de los elementos. Pero no tenía idea sobre Licántropos y Vampiros, como él.
Pero ahora de lo único que temia era de su encuentro con el Vampiro de Satoshi.
Nakamoto Yuta.
¿Sería un Neofito como él?
Quizá tenga siglos de vida.
Quizá sea aterrador a simple vista.
Quizá sea un asesino de Demonios ahora Vampiros.
Y, Taeyong, sería su primera presa.
Taeyong, tenía tanto miedo.
Llegaron a una nueva oficina donde antes tuvieron que subir las escaleras.
Uno de los criados abrió la puerta y Taeyong, soltó un chillido agudo al ser prácticamente obligado a entrar, así mismo encontrarse con el otro chico que supuso sería, Nakamoto.
— La apertura será en tres minutos. — Dice uno de los criados, entonces los dos dan una reverencia a ambos Vampiros y salen del lugar cerrando la puerta tras su salida.
Taeyong, quiso temblar de la gran inseguridad que lo rodeaba estar con una persona a solas en una habitación.
Nakamoto Yuta, porqué le causaba tanto terror.
¡Ah cierto!, su madre le dijo que tuviera cuidado con él.
Taeyong lo escucha bufar, y ya tiene tantas ideas de como aquél Vampiro se desquitará con él.
— Que descorteses.
Taeyong lo mira de reojo, Yuta, estaba limando sus uñas, al parecer el contrario siente su mirada levantándose mientras guarda la lima en el bolsillo de su saco.
— ¿Eres el Neofito de Seulgi, cierto? — Taeyong apenas y va a contestar o pretende hacerlo cuando siente más pánico al cortar la distancia que tenían estando realmente cerca. Yuta acerca su nariz a su cuello. — Oh definitivamente eres un Neofito, pero tienes un olor diferente, supongo que obra de Seulgi. En fin pareces ser un poco tímido, tranquilo muerdo pero no tan fuerte. — Él Vampiro saca una pequeña risa más no calma los nervios de Taeyong. — Bueno me presento, me llamo Nakamoto Yuta, ¿Tú eres?
— Lee Taeyong. — Habla solamente.
— Que agradable. — Sonríe el Vampiro. Taeyong, lo ve sintiéndose chiquito, Yuta, se ve realmente amenazante, parece que es de su misma estatura pero tiene cierto porte maduro e intimidante, su ropa es similar a la suya, negra vistiendo como todo un principe utiliza un moño rojo que hace juego con su largo cabello del mismo color peinado hacia atrás sin tanto detalle, más eso luego está su decoración dorada que logra cierto brillo grutal resplandeciente en él. Sin duda da miedo. — Pareces de mi edad, la humana claro, ¿Cuántos años tienes? Supongo que no llevas mucho como Vampiro.
— Tengo veinte y uno.
— Oh yo fui convertido a los veinte y uno. Tenemos la misma edad.
Tan solo asiente sin saber que decir, vaya esos son los tres minutos más largos de su vida.
— Entonces... ¿Eres en Neofito?
Yuta, niega con una pequeña carcajada tomando el hombro de Taeyong. — No para nada, deje de contar mi edad desde que cumplí nos noventa... Eso fue hace dos años.
Taeyong, quiere morir o desaparecer, le cuesta hablar con Yuta y creé que lo hace terrible, más en su mente el final siempre es lo mismo por lo que sigue contestando.
— Entonces tienes noventa y dos...
Yuta lo acorrala en la pared con una gran sonrisa que tan solo le causa terror aumentando que los ojos de Yuta han cambiado al color característico de un Vampiro. — ¿Cómo sabes eso eso? Eh, ¿¡acaso me espias, hijo de Seulgi!? — Taeyong niega rápidamente temiendo llegar a llorar, no tiene el valor para decir que solo sumó los noventa y los dos años que llevaba. Porque tiene miedo.
— Yo...
Más sin embargo antes de decir algo más el rostro de Yuta se relaja al igual que su aterradora sonrisa. — Nah, bromeo, obvio que tengo noventa y dos. No seas miedoso estás deshonrando a los Vampiros, Taeyong. Sabes antes solo me dedicaba a aprender todas las artes marciales que encontrara... —
Yuta da una pequeña pausa. Taeyong solo asiente tratando de parecer menos miedoso.
— Lo lamento, continua.
El mayor rueda los ojos. — Como sea, como me agradas te contaré mi objetivo aquí. Mi señor me mandó a esta escuela solo por tí, Taeyong. Mi señor dijo que el Neofito de Seulgi vendría y mi señor realmente odia a Seulgi, entonces yo tengo la meta de destruirte para que no seas capaz de cargar con los objetivos de Seulgi así mismo ella caiga de su imperio y mi Señor suba de poder ante las fuerzas de los Vampiros.
Taeyong ahora sí que tiene motivos para tener miedo lentamente camina de reversa tratando de escapar a los brazos de su madre más, Yuta, se mueve más veloz utilizando la velocidad que un Vampiro verdadero posee.
— Espera no huyas, le dije a mi señor que vendría porqué sería genial conocer más Vampiros y tener lo que sea que den de conocimiento en esta escuela. Yo no tengo ganas ni tiempo de arruinar vidas, a mi solo me importa mi diversión. Satoshi no se dará cuenta así que tranquilo conmigo. Mi palabra de Yuta, es no hacerle daño al más débil, en este caso, ese eres tú.
Yuta le da un leve golpecito en su nariz con su índice antes de tomar su postura sería que hasta parece otra persona.
— Es hora de salir. — Dice y en ese momento la puerta se abre.
Mirando a su director con esa sonrisa burlesca.
— Hora del discurso, niños.
Yuta antes de subir al escenario le dió una agradable sonrisa mientras le extendia su brazo para entrelazarlos juntos. Taeyong tarda unos segundos pero al final acepta con una mueca nerviosa. No quiere pero le es inevitable pensar en tantos escenarios dónde todos vayan contra él, que uno de ellos se dará cuenta que en su sangre corrió la de un Demonio.
Que Seulgi lo envío a ahí para fortalecerlo, con la mentalidad de un Demonio, el poder de un Vampiro.
Tan solo traga saliva caminando e imaginando que Yuta solo le contó el plan para hacer bajar su guardia así mismo atacarlo sin problemas pero cuando descubra su secreto, ahí si estará realmente muerto y no solo derrotado.
— No pienses en eso, Taeyong.
Su cabeza tiembla al buscar el rostro de Yuta. ¿Le leyó la mente?
Entonces Yuta sabe...
— Si te lo preguntas, no, no leo mentes, solo... Tienes esa aura de pánico, no te haré daño, confía en mí ¿Sí?
Taeyong asiente lentamente, mientras mira la sonrisa de Yuta puede ver qué es algo más sincera que la de su director, Yuta sin duda da miedo por apariencia pero parece ser un buen chico.
— Está bien. Gracias.
Taeyong suelta un largo suspiro subiendo lentamente su pecho tratando de tomar valor y verse como alguien que es hijo de la gran Seulgi.
— Déjame hablar primero, busca calmarte luego puedes decir algo corto sin mostrarte tan tímido. Y por favor, hablame deja de asentir tanto. Así no tendremos confianza.
Yuta le regala otra larga sonrisa logrando contagiarlo. Taeyong sonríe un poco más seguro.
— Sí... Hagamos eso.
...
Holi mi primer fic nct uwu
Ni yo sé que tanto llegaré a escribir, solo me emociona publicarlo y terminarlo.
OT23
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