No veas el mal, no escuches el mal, no hables el mal - Neminine

No juzgues un libro  por su portada.

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Donald sabía que él era diferente, desde que nació, era diferente. Su hermana y su abuela no lo trataron como lo hicieron los demás, incluso el tío Rico lo trató como si fuera a romperse en un momento dado. Podía ver sus labios moviéndose mientras la abuela discutía con el tío Rico sobre algo. Hablaban rápido, muy rápido, pero por lo que Donald podía entender, al tío Rico le preocupaba llevar a alguien a algún lugar. Finalmente, la abuela retrocedió con una sonrisa de triunfo cuando el tío Rico se volvió hacia Donald. Con cuidado, el pato mayor movió sus manos, apuntando al patito. "Donald, ¿quieres ir a una aventura conmigo?" Donald nunca escuchó su propio grito de alegría, pero Rico y la abuela Pata sí lo hicieron.

Rico McPato no tenía miedo, o eso creía él. ¡Era más rudo que los rudos y más inteligente que los inteligentes! Luego nacieron su sobrina y su sobrino. De alguna manera, se notaba que algo era diferente acerca de Donald. Cuando el chiquito apenas tenía dos descubrieron por qué. Donald era sordo, profundamente así era él. El patito no podía oír nada, ni siquiera los audífonos podrían ayudar. Su sobrino tenía que estar protegido del mundo, simplemente harían que su amable patito se convirtiera en polvo. Rico era sobreprotector, y nunca tuvo más miedo que cuando la abuela Pata le hizo llevar a Donald con él y Della a la Amazonas. Una tribu capturó los tres exploradores, por suerte creyeron que los sordos eran así porque los dioses les susurraron al oído cuando eran bebés y fueron bendecidos. Rico, Donald, y Della fueron liberados sin problemas y se les dieron muchos tesoros para llevar a casa. Rico todavía estaba asustado por Donald. Tal vez esa tribu tenía a los sordos en alta estima, pero muchos no, viendo a los discapacitados como inútiles drenajes en la sociedad. Tal vez la aventura fue lo mejor para Donald, mantenerlo en movimiento para que no viera el odio. Así fue durante años y, a pesar de los esfuerzos de Rico, Donald se dio cuenta de que algunas personas estaban bien hasta que descubrieron que era sordo.

Della sabía que Donald era único. De la misma manera que ella sabía que Rico los cuidaba y la muerte de su madre lo desgarró por dentro. Al igual que ella sabía que pertenecía a los cielos y Donald pertenecía a los mares. Porque ella sabía, ella luchó. Cualquier persona que se burlara de la voz de Donald cuando aprendía a hablar se encontró con un puño en la cara. Nadie se burlaba de su hermano. Nadie.

Fin