CAPÍTULO UNO: MISIÓN CELESTIAL
Narra Metatrón
Como bien sabemos, el bien y el mal siempre, SIEMPRE ... han tenido sus roces, encontronazos, disputas, como quieran llamarlo; por años el lado oscuro o Inframundo a buscado la manera de hacernos la vida imposible (en especial a mi, pero de eso hablaremos más adelante) para mostrarnos ante el mundo como ineptos inmortales, incapaces de controlar a la raza humana, incapaces de infundir respeto, resumiéndolo un poco, nos quieren ridiculizar. Están desesperados por el hambre de poder y control, el propósito de ellos es tener a la raza humana bajo su control, sembrar el miedo, odio, ira, venganza y demás cosas negativas en el corazón de todos y cada uno de ustedes, conseguir lo que según ellos les fue negado y que los humanos jamás debieron tener.
<<Como si pudiesen hacer algo más>>
Volviendo al tema, los seres que buscan el mal y destrucción del mundo y la existencia, son los conocidos demonios ... Sí ya sé que esto suena a la típica verborrea de la que todo el mundo habla: los dos típicos bandos, la lucha eterna, la redención, la salvación, arrebatamiento, anticristos, día del juicio y ya saben lo demás, pero ... SON DATOS Y HAY QUE DARLOS, además de que también sé que algunos estarán a favor de ellos, los defenderán, alabarán, harán un altar y hasta justificarán, eso por un lado.
<<Me agrada mi sinceridad, aunque esta pueda meterme en problemas, supongo que ese es uno de mis defectos como ser inmortal>>
Por el otro lado (como es de esperarse y de suponer) estarán los que defenderán a los buenos de la historia, los que rogarán porque todo el mal acabe, rezarán y etc... (Eso por no mencionar a los extremistas o gente de cristal) o simplemente estarán en el medio; estarán a favor tanto de los buenos como de los malos, o simplemente no dirán nada, el punto es: ¿Quién soy yo para juzgar?
<<Bueno, soy un Arcángel ... Aunque pensándolo bien, no me agrada mucho juzgar a la gente, esa no es mi tarea, tanto mortales como inmortales tenemos nuestros defectos, y ni hablar de mi*
Pero bueno, para eso estamos nosotros, los buenos, los santos, los que "no tenemos defectos" los puros, en fin; todas esas cosas que los humanos dicen sobre nosotros y ellos, apostaría lo que fuera a que se están preguntando: ¿Qué tengo que ver yo en todo esto?, aunque siendo sinceros ... tienen más dudas que un niño pequeño, bueno, procederé a presentarme: Me llamo Metatrón y sí, como dije antes (o bueno, mi mente o subconsciente quiso expresar) soy un Arcángel. Tengo los ojos de un color negro morado, cabello negro con algunos toques azules y con corte extravagante, mi vestimenta consiste en: Un blaser negro, con camisa café a cuadros, corbata negra, jean negro y zapatos cafés; tal vez algunos están familiarizados conmigo, como puede que mi nombre no les suene ...
<<En caso de ser así, no se extrañen; hay muchos que como yo no tenemos tanto reconocimiento o simplemente somos algo no primordial, aunque si no es molestia ... pueden buscar más info sobre mi, una leída no vendría mal>>
Bien, luego de mi breve presentación, viene lo más interesante: el desarrollo de esta historia, todo comenzaría un día hace como 50 años o más, cuando estaba dando mis paseos habituales a la par que observaba a las personas en la Tierra, algunos se veían tan patéticos buscando redención y otros simplemente llevaban una vida normal, un ángel se me acercó.
-El Todopoderoso quiere verte-. Me bajé de la barandilla en la que estaba recostado, recostado no, sentado desafiando la gravedad y comencé a caminar con mi flow y estilo único hasta dónde Él me esperaba, para distraerme un poco comencé a jugar con mi cubo lanzándolo y atrapándolo.
-Deja de hacer eso Metatrón-. Habló él de espaldas a mí en medio de ese vasto jardín verdoso de incalculable belleza, atrapé el cubo una última vez antes de sumergirlo en el bolsillo derecho de mi pantalón. -Gracias-.
-¿Quería verme señor? -. Entrelacé mis manos atrás de mi espalda, balanceándome brevemente en las puntas de mis pies; mientras esperaba que me dijera la razón de haberme mandado a llamar.
-En efecto mi estimado heraldo, tengo una misión especial para ti-. Centré toda mi atención en sus palabras y puse mi cara más seria. -Como es de esperarse, el Inframundo se está preparando para hacer lo posible por arruinar mis planes-.
<<Aquí vamos de nuevo, ¿Nunca se cansan de ver que fallan en lo mismo una y otra vez?>>
-Típico de ellos, nunca se rinden-. Lo dije en voz alta ignorando que hablaba conmigo mismo.
-Tienes razón, su mayor deseo es verme derrotado, así esa sería una prueba irrefutable para que las personas dejen de creer, además de otras que los mismos mundanos dicen-. Hizo una pausa mirando al horizonte. -Pero no fue por eso por lo que te llamé-.
-¿Tendré otra misión?-.
-Sí, nuestro mensajero y espía me ha informado que Lucifer planea enviar a alguien a revelar los secretos del mundo-. Como todo lado bueno tiene su contraparte, la mía está por ahí esperando que su señor le asigne la misión de enseñar a los humanos todos los secretos que consideramos que los humanos aún no tienen la capacidad de comprender, en pocas palabras, los secretos prohibidos.
-Me hago una idea de quién podría ser-. Razoné juntando mis manos frente a mi rostro, arqueando una ceja mientras recordaba el rostro de ese insoportable ser de los infiernos que a lo largo de mi existencia, no ha hecho otra cosa que fastidiarme y fracasar en ello.
<<Ay vamos, no debería dejarme afectar por un simple demonio, al fin y al cabo soy (en teoría) el más poderoso de los de mi raza, jeje y si solo estoy un peldaño por debajo del creador, al igual que mi hermano gemelo Sandalfón>>
-Precisamente por eso te llamé, para que tú personalmente te encargues de ...-. Fuimos interrumpido por un señor de cabello gris canoso, cara seria, ojos grises y vestido completamente de negro. -Ah Duncan, que bueno verte-.
-Hola señor, hola Metatrón-. Saludó Duncan, casi todos los miembros de su familia han estado en el pabellón de mensajeros y profetas que trabajan para nosotros, al parecer tenía prisa por comunicar su avance de su misión o lo que fuera. -Siento interrumpir pero ... los del inframundo se han vuelto locos-.
-Como si no lo estuvieran ya-. Ambos me miraron un poco malhumorados, alcé los hombros a modo de disculpa, pero ninguno podía negar que tenía razón; porque cuando ellos se proponen alcanzar algo, lo logran sin importar a quien tengan que quitar del medio.
<<Bueno, siendo sinceros, no había podido evitar decir lo que pensaba y es que últimamente tanto cierto individuo con cuernos, como sus secuaces me estado sacando de quicio con sus acciones, aparte de algunos humanos, claro está>>
-Retomando, tienen planeado hacer un ataque en contra nuestra y a toda costa-.
-Bueno, debemos ponernos en modo protector, quiero que vayas e investiga qué planean exactamente-.
-Si señor-. Duncan salió de ahí despidiéndose con una breve inclinación de cabeza hacia ambos, me seguía debatiendo sobre qué era lo que iba a decirme o qué iba a asignarme antes de que nos interrumpiera Duncan, pero eso no pasó.
-¿Hay algo que quieras decirme Metatrón? -. Me sacó de mis pensamientos, la verdad me asustaba que me encomendara una misión que involucrara bajar ya fuera a los infiernos o a la tierra para interceder y hacer que la gente no se rindiera tan fácil, y si bajaba tendría que dar reporte sobre las diversas religiones que existen, sus ideales y demás cosas, decidí quedarme callado y esperar que Él me asignara alguna misión o comentara algo más.
-No señor, ¿Puedo retirarme? -. Me miró algo dudoso, no se podía engañar a un ser extremadamente inteligente como él, sería un idiota si lo hiciera, pero tenía nervios de decirle que estaba asustado y preocupado. En teoría seres como nosotros no podemos sentir nada y por esa razón le tenemos envidia a los humanos, sin embargo; nuestro trabajo es algo complejo, en especial cuando eres el escribano de Dios y su mano derecha.
-Sí, ya puedes irte-. Salí caminando de allí y decidí hacer uno de mis paseos habituales por la Tierra, el panorama no era muy diferente, lo mismo de todos los días: humanos cayendo a diario en el pecado, juzgándose los unos a los otros, haciendo cosas en nombre de sus dioses, cosas de las cuales ninguna persona sería capaz de admitir. A decir verdad, los humanos llevan unas vidas muy simples, buscando guerras innecesarias, robando, matando a diestra y siniestra, solo por mencionar algo y eso me sacaba de quicio, a parte de los humanos que solo recurrían al Todopoderoso en momentos de crisis o extrema necesidad, seguí caminando hasta que a lo lejos vi una figura encapuchada con las alas grises, una hoz y a la espera de algo.
-No esperaba verte aquí Azrael-. Le hablé desviando su atención de su objetivo: una persona que estaba a punto de ser atropellada por un autobús por ir distraída. Azrael solía llevar la mitad de su rostro, y solo lo mostraría cuando adoptase forma humana o se manisfesase frente al alma de la persona dependiendo de sus actos.
-Tampoco esperaba verte por aquí Metatrón-. Me respondió con una sonrisa mitad melancólica mitad alegre, eso compensaba su dualidad, algunos lo consideran un demonio, otros un ángel, pero para mí será una extraña y equilibrada mezcla de ambos, además Azrael no era alguien de muchas palabras. -¿Haciendo tu rutina diaria?-.
-Algo así, la verdad solo quería mirar cómo estaban las cosas por aquí en la Tierra, despejar mi mente un poco-.
-Nada ha cambiado y a juzgar por tu expresión no pareces muy contento con lo que has visto-. Claro, es fácil para ti decirlo porque no te buscan cuando están desesperados por hablar con el Creador, pero no no estoy contento con lo que veo y tú tampoco lo estarías, o tal vez sí, ya que tendría almas gratis.
-Tienes razón, Azrael, la situación en este lugar es lo mismo: guerras, hambre, pecado al por mayor y muertes, solo por mencionar algo-.
<<Humanidad despreciable>>
-Comprendo, ahora si me disculpas creo que tengo un alma la cual reclamar-. De nuevo centró la vista en la persona que estaba a nada de ser arrollada, por un instante pensé en interferir o darle un aviso y él leyó mis intenciones. -Si haces eso, estarías interfiriendo con mi misión-.
-Lo sé pero podría redimirse antes de morir ¿no? -. Azrael me miró con una ceja levantada, no estaba acostumbrado a escuchar eso, en lo que conozco a Azrael nunca ha perdonado una vida. -Tal vez si no muere ahora mismo, podría tomarlo como una lección-. Sí, había visto brevemente la vida de esa persona, un horrendo historial, pero soy de los pocos que cree que la gente merece segundas oportunidades.
-Metatrón, todos en algún momento tienen que morir, incluso nosotros-. Y apenas dijo eso el autobús chocó con la persona haciéndola volar y morir en seguida, me quedé mirando como su alma salía y Azrael se acercaba por detrás desplegando más sus alas, con su forma de ángel bueno y la aprisionaba para que no escapara, alzó vuelo y se perdió de mi vista, poco a poco las personas comenzaban a arremolinarse alrededor del muerto, otros comenzaron a grabar y tomar fotos, decidí irme de allí por mi paz mental, ya había visto suficiente aquí...
Narrador omnipresente
Por otro lado, los seres del Inframundo estaban disfrutando de hacer sufrir a los humanos, gozaban de hacer "favores" para sacar provecha de la debilidad de las personas que recurren a cosas externas para obtener resultados lo más rápido posible. Lucifer caminaba por en medio de las hileras de sus súbditos, supervisando que cumplieran sus expectativas.
- ¿Alguno tiene terribles noticias para mí? -.
-Señor, por supuesto que sí-. Un demonio de clase baja había hecho una reverencia a su señor mientras Lucifer se acomodaba en su trono a la espera de noticias. -Con el paso del tiempo las personas van cayendo en el pecado-.
-Excelente-. La sonrisa de Lucifer se ensanchó más antes de entrelazar sus dedos con unas uñas enormemente largas y anillos de metal puro. -¿Alguna otra noticia?-.
-Perdimos un alma señor-. Todos los demonios que estaban ahí rodaron los ojos y se quejaron. -Creo que el muy maldito, se redimió en el último momento-.
- ¡Maldita sea! -. Exclamó Lucifer levantándose de su trono y provocando un pequeño estruendo por todo el averno, incluso despertó a Cerbero que comenzó a ladrar reclamando su premio. - ¡Por las almas en pena, callen a Cerbero! -.
-En seguida señor-. El demonio salió rápidamente hacia el lugar que Cerbero custodiaba, de nuevo Lucifer dirige su vista a sus súbditos. -Alguien traiga a Agliarept, debo pedirle un favor-...
Por otro lado, en uno de los círculos de Infierno se encontraba Agaliarept, el eterno rival de Metatrón, él se dedicaba a supervisar las zonas europeas y asiáticas, además de que es una amenaza porque su deseo siempre ha sido burlar a Metatrón y revelar los secretos del universo a los humanos; el demonio sonrió un poco mientras hacía su labor cuando escuchó pasos detrás de él.
-Agaliarept-. El mencionado volteó a ver al demonio con su habitual cara de aburrimiento y superioridad.
- ¿Qué quieres? -.
-Lucifer te está buscando-. Agaliarept animado y sonriendo como nunca antes comenzó a caminar acompañado del demonio, listo para acatar las órdenes de su señor, tan pronto llegó pudo verlo en su trono, sentado de manera imponente y con el entrecejo fruncido.
-Rey de los infiernos, ¿Quería verme? -.
-Ah Agliarept, en efecto, necesito un favor-....
Narra Metatrón
Seguía caminando por el centro de Londres, necesitaba ocupar mi mente después de esa pequeña charla con Azrael, sin embargo comenzaba a aburrirme por haber bajado a supervisar la Tierra, llegaba a la conclusión de que algunos humanos simplemente no merecen segundas oportunidades, prefieren mil veces seguir por el mal camino en lugar de sentar cabeza, ya los veré cuando algo grave les pase, "Metatrón por aquí, Metatrón por allá", "Señor, no me abandones", etc...
-Creo que va siendo hora de que vuelva-. Poco a poco fui abriendo mis alas, aprovechando que no había ningún humano por ahí, tenía que seguir ayudando al Todopoderoso con sus labores.
- ¡Metatrón! -. Escuché que alguien me llamó, con la miraba busqué quién era pero no veía a nadie, estaba por reanudar mi vuelo cuando vi a alguien frente a mí.
- ¡Ah, Duncan! -. Le grité asustado al profeta que se había detenido a tomar aire, a pesar de que podían recorrer grandes distancias con su súper velocidad, eso les quitaba energía, apoyaba las manos en sus rodillas, eran lo que se podía decir como un superhumano. - ¿Por qué tanta prisa? -.
-Tenías razón-. "Siempre la tengo" me dije a mí mismo aunque sonó algo egocéntrico. -En el infierno han perdido la cabeza-.
-Era obvio-. Lo dije pensando en voz alta, Duncan me miró con seriedad. -Bueno ya, ¿Qué ocurre? -.
-Lucifer ha decidido enviar a Agaliarept a buscar tu templo, en el que guardas los secretos del universo y la creación-.
-Cara... No puedo maldecir, debemos informar de esto al Todopoderoso ahora-. Duncan me asiente antes de que nos elevemos para llegar al cielo, tan pronto llegamos comenzamos a correr a donde estaba Él, entramos casi derribando la puerta sin percatarnos que estaba algo ocupado.
- ¡Todopoderoso! -. Gritamos los dos atrayendo su atención, volteó a vernos con interés y algo de impaciencia por haberlo interrumpido. - ¡Tenemos malas noticias! -. Por desgracia y desespero comenzamos a hablar al mismo tiempo tratando de explicar lo que sucedía hasta que lo exasperamos.
- ¡Silencio! -. Nos callamos abruptamente y luego me señaló para hablar, tragué algo de saliva antes de explicarlo todo calmadamente.
-Señor tenemos serios problemas-...
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