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CAPÍTULO SEIS: PLANES DE VENGANZA

Narra Agaliarept

Una victoria más para el cielo y una vergüenza más para nosotros como seres infernales, me pregunto... ¿Qué pensará Lucifer al ver que nosotros, sus patéticos e inútiles servidores fracasamos una vez más?, seguramente disfrutaría poniendo nuestras cabezas en una estaca o arrojarnos a Cerbero, y heme aquí, en una maldita jaula en el Cielo, con barreras que contenían un poderoso hechizo en enochiano, lo que hacía que fuese casi imposible salir de ella, sin embargo tampoco iba a rendirme, costara lo que costara, conseguiría salir de esa jaula. Tan pronto lograra mi cometido, buscaría a Lucifer como la misión que todo ser leal a él debe cumplir y aceptar como su servidor, las puertas se abrieron dando paso a mi peor enemigo, la persona que menos deseaba ver, prefería estar muerto que encerrado en el cielo, rodeado de tanta espiritualidad, eso me enferma, debo buscar la forma de salir rápidamente de aquí.

-Y ahí estás cuernitos-. La voz tediosa de Metatrón endulzaba mis oídos, le sonreí desde una de las esquinas a modo burla, imitó mi acción mientras seguía caminando hacia la jaula, con una de mis manos le enseñé mi dedo medio mientras le respondía.

-Púdrete-.

-Y después te preguntas porqué te hieren tus sentimientos-. Rodé los ojos mientras él hacía pose pensativa con los brazos cruzados y una de sus manos en su barbilla. -Oh cierto, lo olvidé, los demonios no tienen ni pizca de humanidad, en especial tú-. Me señaló, juzgándome con la mirada. -Un pobre y degradado Capitán General de los Avernos-. Me levanté para comenzar con una "plática amena".

-¿Y tú qué sabes de sentimientos y humanidad arcángel estúpido?, si se supone que ustedes no pueden sentir nada, solo están para seguir órdenes de su Dios como buenos soldaditos sin rechistar-. Eso bastó para que se acercara a la jaula y me halara de las solapas de mi traje hasta quedar cara a cara, me reí. -¿Ves que tengo razón?, ustedes se ofenden cuando les decimos la verdad, descargan su ira contra inocentes con el pretexto de que solo hacen lo que su señor ordena-.

-Al menos nosotros tenemos un propósito y misión real-. Lo miré con una ceja arqueada, esperando qué iba a decir, supongo que se va a justificar como siempre hacen, los ángeles tan leales a su Dios que nunca cuestionan una orden aún si les pidiesen atentar contra la vida de un niño, en cambio nosotros tenemos algo de libertad y buscamos beneficio propio aún si eso implica hacer tratos por el alma de una persona o un poco de caos. -Velamos por la seguridad de los humanos...-.

-¿Humanos que son los favoritos de su padre y creador?-. Le dije mordazmente, después de todo Lucifer tenía razón en que los humanos no merecen todos los beneficios que tienen, que simplemente acudirían a ellos en un momento de necesidad extrema y después los iban a tirar al olvido; miré como Metatrón apretaba sus puños y mandíbula, lo había hecho enojar y pensaba hacerlo hasta revelar sus más oscuros secretos, haría que se rindiera y si no funcionaba con él, cogería a la presa más débil, haría lo que fuese necesario para salir de la jaula y juraré venganza en contra de esos idiotas con alas.

-Bien, basta de charla, ¿Dónde está Lucifer?-.

-Déjame ver...-. Hice pose pensativa mirando al techo. -No lo sé y aunque lo supiera no te lo diría-. Me reí mientras caminaba por la jaula para no morir de aburrimiento, Metatrón solo suspiró antes de irse, su resultado no había dado frutos y ni apunto de morir revelaría esa información, no sería un traidor.

Narra David

Seguro se preguntarán cómo nacen los profetas, bueno, es algo aparentemente sencillo, cuando eres tocado por Dios (y no lo digo físicamente) comienzan a llegar imágenes de pasado presente y futuro a tu mente, además de que te cae un poco de su gracia en forma de trueno, a su vez esto te va dejando una marca interna en tu alma, además de un característico color naranja en tus ojos cada vez que descubres algo. Sin embargo no todo acaba ahí, cuando la primera persona de la familia es elegida por Dios, él envía a un ángel mensajero para explicar lo que sucede y otorgarle protección haciendo entrega del amuleto con el Santo Patrono designado, después todo se va transfiriendo de generación en generación el día que naces, solamente es que completes tu entrenamiento. Pensaba en ello antes de sentir una punzada en mi cabeza y que mis ojos adoptaran ese color naranja, mi abuelo entró preocupado a la sala donde estaba leyendo el Testamento de Marcos.

-David, ¿Estás bien? -. Miré a mi abuelo con los ojos aún naranjas, me miró asustado pero después simplemente me instó a hablar-.

-¿Con que así se siente cuando te habla Dios o sus mensajeros, eh?-.

-David, concéntrate-. Me riñó Metatrón, poco a poco me fui acostumbrando a ese don divino. -Necesito la ayuda de ustedes dos-. Era raro sentir eso en tu mente, pero aún más raro sentir que un arcángel te poseía mentalmente para comunicarse contigo, físicamente no podían hacerlo gracias a los símbolos de protección que tenía tatuados en el brazo, a diferencia de mis antepasados que usaban un talismán con el símbolo.

-Al parecer tu amigo emplumado necesita nuestra ayuda-.Mi abuelo me miró severamente mientras se acercaba a mi.

-Metatrón, disculpa a mi nieto-.

-Descuida Duncan-. Hizo una pausa antes de seguirme usando como mensajero, qué curiosa forma de comunicarse con nosotros, se hubiera manifestado, sin embargo y según las imágenes que se proyectaban en mi mente, estaba ocupado en el cielo y con prisa. -Bien, la situación es la siguiente: Capturamos a Agaliarept, su mano derecha por decirlo de alguna forma, pero no ha querido soltar información y me está haciendo enojar-.

-Y dudo mucho que lo haga, al fin y al cabo son sus perritos falderos-. Dije yo con mi habitual sarcasmo, pero en el fondo tenía razón. -¿Y si lo haces sangrar?

-¡David!-. Gritó mi abuelo para regañarme, alcé los hombros como si quisiera justificar mi solicitud, Metatrón se quedó pensativo.

-Podría funcionar, aunque nosotros no hacemos eso...-.

-Lamento decirte esto amigo pero, yo estoy retirado-.

-Y yo soy profeta-cazador en crecimiento, así que... Tendrás que hacer el trabajo sucio-.

-Ni modos, solicitaría la ayuda de Azrael pero ya saben cómo es él, y hablando de tu crecimiento David, ¿Cómo vas con eso?-.

-Fenomenal, justo antes de que invadieras mi mente estaba leyendo un testamento, después de una larga sesión de manejo de poderes y armas, gracias por preguntar-.

-Debo irme, entre más rápido descubra cómo hacer que hable, más pronto hallaremos a Lucifer y evitaremos que siga a cabo con su malévolo plan y David-. Moví mi cabeza como si él pudiera verme. -Buen trabajo, parece que ya dominas la telepatía, trata de mejorar lo de tus visiones, nunca sabemos cuándo necesitemos de ello-. Sonreí por ello antes de que cortara la comunicación, recordé que no le había mencionado a mi abuelo sobre la chica de la biblioteca.

-Ah, ¿Abuelo?-.

-¿Si?-.

-Esto... La semana pasada vino una chica de estilo medio similar al mío, preguntando por Lucifer y cosas celestiales, creí que debías saberlo-.

-David, quiero que la vigiles la próxima vez que vuelva a la biblioteca, no sabemos si pueda ser algún demonio encubierto para espiarnos-.

-De acuerdo-.

Narra Agaliarept

Aburrido y sin nada más que hacer había comenzado a tararear una melodía que todos nosotros teníamos para alabar a Lucifer, era como la centésima vez que la empezaba a cantar, estaba sentado con la espalda apoyada en una de las paredes en pose de meditación mientras trataba de hacer contacto con Satanachia o alguno de sus súbditos como Amón o Astaroth, cuando un sonido fuerte como una explosión atrae mi atención, al principio no vi nada porque todo se había oscurecido repentinamente pero cuando la luz regresó vi un par de ojos violetas brillantes que me veían fijamente, acompañados de una figura de un ángel con sus alas extendidas en todo su esplendor, cosa que duró poco porque las guardó, solté una risita mientras me paraba para aplaudir con ironía.

-A eso lo llamo yo una gran entrada, nada mal Metatrón-. No me respondió y siguió caminando hasta llegar hasta mí y sujetarme del cuello con fuerza.

-¿Vas a decirme dónde está Lucifer?-.

-No, prefiero morir mientras veo cómo fracasas-. Solté una risita de nuevo antes de recibir un puñetazo que me hizo sangrar, escupí antes de seguir riéndome.

-Tratemos otra vez, ¿Dónde está Lucifer?-. Reafirmó su pose mientras me apoyaba contra la pared.

-Siguiente pregunta-. De nuevo me golpeó con fuerza provocando más sangrado, pero no me iba a doblegar tan fácil. -¿Eso es todo lo que tienes?-. De nuevo me golpeó mientras repetía la pregunta. -Ay Metatrón, ni siquiera haciendo uso de toda tu fuerza me harás decir una palabra-. Le escupí la cara y eso fue motivo suficiente para que me enviara a volar contra otra pared, torpemente traté de levantarme pero ya me había sujetado del rostro.

-Vas a decirme en dónde se oculta tu amo-.

-No-. Me dió un par de golpes más a la par que repetía la pregunta, mientras yo procedía a repetir una hechizo de invocación para tratar de contactar a Satanachia a ver si esta vez tenía suerte, una vez más Metatrón me tomó del cuello para arrastrarme por el suelo hasta que mi espalda chocó con un muro... Sentí un aura demoníaca además de la mía en Cielo, estaba por recibir otro golpe de Metatrón cuando algo (o más bien alguien) lo mandó a volar lejos contra uno de los muros de la jaula mientras reía de forma maniática, lo había noqueado, se acercó a la jaula para abrirla con las llaves que había tomado de Metatrón, alcé la vista con una sonrisa de esperanza mientras veía la figura de Satanachia con sus cuernos, cola y sus ojos rojos, sostenía una navaja de plata exclusiva tanto para matar ángeles como seres de nuestra especie. -Satanachia-.

-Agaliarept-. Respondió con una reverencia, acompañada de una sonrisa de satisfacción y superioridad antes de soltar una risita y caminar hacia mi. Según el Gran Grimorio, era la mano derecha de Lucifer en temas de ejércitos, tanto él como yo éramos los dos predilectos de Lucifer y los más cercanos a su círculo de confianza.

-Te estuve llamando hace mucho, idiota-. Me tendió una mano para levantarme del suelo, comenzamos a caminar fuera de la jaula, habían muchos ángeles tirados en el piso con sus alas desplegadas, cubiertas de sangre y sus rostros inexpresivos, los miré sin importancia.

-Perdona, estaba ocupado seduciendo chicas para que hicieran un poco de caos por mi, ahora, ¿Cómo terminaste aquí?-.

-Esos idiotas con alas me encerraron para tratar de sonsacar información sobre nuestro señor, obviamente no les dije nada hasta que llegaste, buen trabajo por cierto encargándote de ellos y mandando a volar a Metatrón-.

 Seguimos caminando pero él me detuvo para entregarme la espada con la que había cometido aquella masacre en el cielo con una sonrisa, la recibí pero lo halé fuertemente hacía mi haciendo que la punta de la navaja se clavara en él, provocando que un destello en su cuerpo como si se estuviera electrocutando, mientras que de su boca salía sangre, lo solté haciéndolo a un lado mientras que mis ojos se tornaban rojos con intensidad, dirigí una mano a una pared mientras invocaba toda mi fuerza para hacer un enorme agujero en esas paredes, cosa que funcionó, miré sobre mi hombro a un grupo de ángeles que acababa de llegar, abrí mis alas antes de saltar al vacío.

-Debemos redoblar refuerzos y mejorar la protección-. Alcancé a oír que dijo Metatrón acercándose algo adolorido al grupo de ángeles. -Agaliarept ha escapado-... Fui descendiendo como un meteorito, buscando alguna abertura para entrar al Infierno, finalmente encontré una en una alcantarilla, tan pronto llegué algunos demonios de menor rango se quedaron viéndome entre asustados y extrañados, seguí caminando hasta llegar al trono real, no me senté por respeto al Lord, pero me di vuelta para verlos.

-Lucifer no está, pero eso no es indicio para que nos quedemos sin hacer nada mientras que los ángeles planean darle cacería-. Comencé a hablar con autoridad, como si yo estuviera al mando, como si yo fuera el rey del infierno y los demonios me escuchaban interesados, sonreí por ello. -Así que lo que haremos ahora será enviar un mensaje a Dios y sus soldados, además de la búsqueda de nuestro señor-.

-¿Y que sugiere que hagamos señor?-. Preguntó un demonio de menor rango que tenía a un humano preso, eso atrajo mi atención, me acerqué a él para ver al humano mejor, pero pude notar que no era un humano, había una especie de aura especial en él, el demonio pareció notarlo. -Lo encontré husmeando cerca de uno de nuestros portales, evitando que cerrara un trato con un multimillonario para salvar su empresa de la ruina-.

-Excelente trabajo, nos será útil y ya que preguntas...-. Saqué la espada que Satanachia me había otorgado, la acerqué a su rostro para hacerle un corte, funcionó porque comenzó a gritar y a suplicar que parara. -Les enviaremos un mensaje a los ángeles, en especial al escribano de Dios-. Me reí mientras comenzaba a grabar tres cruces inversas en su frente, a cada corte que hacía en su cuerpo gritaba y el cuerpo comenzaba a dañarse, no aguantaría mucho, una vez que terminé obligué al ángel a verme a los ojos directamente. -Irás al cielo y les dirás a tus hermanos alados que la guerra se aproxima, que Agaliarept ha vuelto y que no descansará hasta que consiga lo que desea y que no traten de hacer nada estúpido porque podrían correr tu misma suerte o podría irles peor que a ti-. Apuñalé al ángel sin matarlo antes de dejar que se lo llevaran lejos de mí, de nuevo miré a los demonios de menor rango, estaban a la espera de órdenes.

-Ah señor, ¿Ahora qué sigue?-.

-Bueno... Los que quieran unirse a mi en esta encrucijada bienvenidos, los que decidan seguir con lo suyo, adelante pero ni piensen que tendrán créditos o alguna recompensa cuando logremos hacer que Lucifer resurja y vuelva a estar en su completa capacidad para comandarnos, el infierno volverá a estar en todo su esplendor y haremos que esos idiotas tiemblen ante nosotros-...

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