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CAPÍTULO ONCE: PROBLEMAS CON EL PROFETA

Narra David

Ante la pregunta de Zenda no pude evitar mirarla sorprendido, aunque también me lo esperaba ya que sabía por experiencia que Zenda acostumbraba a leer cosas fuera de lo común para alguien de la edad de la chica gótica que estaba a mi lado. Sonreí mirándola antes de colocarle una mano en el hombro para guiarla al interior de la Biblioteca, que al parecer Zenda ya había deducido algo sobre nuestro lugar secreto, tal vez ya era hora de revelarle de a poco la verdad, sumado a las órdenes que había recibido del Creador.

-Así es, es el Credo de los Templarios o mal llamados Assassins-. Respondí con una sonrisa amable en mi rostro como era costumbre, ahora pensaba que debía dejar de lado mi actitud hostil con ella para que pudiéramos idear un plan y hacer equipo con Metatrón, pero al mismo tiempo estaba preocupado por cierto demonio... ¿Y si Agaliarept se interesaba en Zenda y de alguna forma la potenciaba a utilizar sus poderes para el mal?, ¿O si la ofrecía como arma a Lucifer para derrotarnos y condenarnos al pecado eterno?...

-¿Te sucede algo David?-. Escuché que me preguntó ella con preocupación genuina al verme callado y centrado en mis pensamientos, sacudí un poco mi cabeza antes de responderle.

-No es nada, estoy bien-. Mentí mientras entrábamos, mi abuelo no se encontraba en este momento ya que tuvo que salir a atender otros asuntos, Zenda me miraba de manera inquisitiva mientras nos adentrábamos más a la biblioteca.

-Si tu lo dices, torpe-. Me dijo bromeando antes de comenzar a examinar el lugar con curiosidad y sorpresa, la miré fijamente sin decir nada. -Así que... ¿Somos Neotemplarios o algo similar?, ¿O solamente es mera coincidencia que Metatrón me haya entregado esta espadita y en la entrada de la biblioteca esté su Credo?-.

-Oh, veo que ya conociste a Metatrón-.

-Sí, se presentó con llamas en mi cuarto a las tres de la mañana y me dejó esto-. Señalaba la espada/daga que había dejado sobre la mesa. -No lo entiendo, todo me parece tan extraño, ¿Seguro que todo es real y no una clase de sueño loco como los que tengo?-.

-Es absolutamente real y...-. La parte de "sueños locos" captó mi atención. -¿A qué te refieres con sueños locos Zenda?-. Noté cómo la chica se quedó un poco retraída ante mi pregunta, como si quisiera esquivar el tema, la miré algo exigente.

Narra Zenda

Ante esa pregunta me quedé un poco paralizada, si bien nos estábamos hablando de manera agradable sin ir a insultos o golpes de por medio, aún no terminaba de procesar todo lo que sucedía, estaba dividida internamente: Una parte de mi casi me obligaba a pensar que todo era uno de mis típicos y vívidos sueños que había comenzado a tener desde bien pequeña y que solamente había mencionado ante mamá y ahora ante David (aunque fuera a medias), por otro lado estaba la parte que diría "racional" que era la que de alguna forma me gritaba que todo era absolutamente real y debía aceptarlo, además de que me forzaba a compartir esa información con David. Estaba por hablar cuando llegó Metatrón.

-¿Me perdí de algo?-. Preguntó Metatrón una vez hubo guardado sus alas y mirándonos a ambos como esperando una respuesta o movimiento.

-Para nada, llegas a buena hora-. Le responde con algo de ironía David mientras seguía con los brazos cruzados, el ángel solamente lo miró ignorando el comentario mientras me saludaba brevemente. -Justo cuando aquí la gótica presente estaba por responderme algo importante-.

-En serio, ¿Qué era eso tan importante que ibas a decir Zenda?-. Preguntó Metatrón con tono amable dejando una mano en mi hombro, cosa que me tranquilizó un poco, pero aún no estaba segura de contarle la verdad a ambos. Sí, era irónico ya que frente a mí tenía a la misma Voz de Dios, pero aún no me sentía preparada para aceptar contarles ese detalle a pesar de haber aceptado mi misión de Dios.

-Descuida Metatrón, no es nada-. Respondí con total naturalidad, sin mostrar expresión alguna, cosa que pareció enfadar al profeta. -Más bien, ¿Por qué no nos centramos en la misión que el Creador me ha designado?-.

-Si, claro eso suena perfecto...-. Habló Metatrón pero el profeta lo interrumpió con un ademán de mano.

-No no no, de ninguna manera-. Habló con tono serio mientras se cruzaba de brazos, visiblemente molesto ante mi negativa de contarle sobre mis sueños, también yo comenzaba a enfadarme por su insistencia sobre aquello, se lo diría cuando estuviera lista, por ahora quería saber qué debía hacer, y quería respuestas de David a mis preguntas, tal vez así, le contará la verdad. -No estás facilitando las cosas Zendy-. Sonreí un poco ante el apodo pero rápidamente lo miré fulminándolo.

-¿Por qué demonios lo haría, tarado?-. Noté como sus cejas subieron en modo sorpresa ante mi tono hostil, pero lo ignoré. -Dijiste que ibas a responder mis dudas y en lugar de esto me estás interrogando en una biblioteca que parece una antigua cueva de los Templarios-.

-Escúchame tonta rebelde, estoy tratando de responder a tus preguntas-. Noté cómo Metatrón nos miraba intercaladamente ante nuestra acalorada discusión, como si estuviera viendo un partido de ping-pong. -Sin embargo necesito que respondas mi pregunta anterior, un intercambio de respuestas-.

-Si respuestas, como no-. Respondí con una risa sarcástica ante lo que dijo. -Eres el típico arrogante que conozco, cosa que por cierto no me sorprende para nada-. La tensión era palpable entre ambos, incluso Metatrón la notaba pero no se atrevía a decir algo.

Narra Metatrón

La tensión entre la chica híbrida que mi jefe había elegido para salvarnos y David, el profeta rebelde se notaba, incluso podía cortarla con mi espada, o con la daga/espada Templaria que le había obsequiado a Zenda y que ahora llevaba consigo. A veces no entendía la relación entre ambos, y mucho menos entendía el cambio de Zenda y su actitud reacia a decir algo sobre sus sueños. Entendía el punto del profeta, tal vez los sueños podrían ayudarnos a entenderla mejor y ayudarla a ver su propósito.

-¿Arrogante yo?, tú eres testaruda-. Dijo mientras sujetaba el puente de su nariz para tomar aire y calmarse antes de hablar. -Mira, solo dime sobre tus sueños, ¿O acaso no confías en mí?, ¿Por qué no puedes responder unas preguntas tan simples?-.

-Claro soy una testaruda, esa es tu verdad-. Miré como Zenda puso las manos en sus caderas algo enojada, solo esperaba que no se fueran a los golpes o algo similar, lo que menos necesitábamos ahora era una estúpida discusión. -Quieres que revele mis sueños pero no respondes mis preguntas-.

-Tú me estás ocultando algo importante-. Decía el profeta estando frente a frente, sabía que él no golpearía a una mujer, pero eso no implicaba que pudiera herirla verbalmente a modo defensa. La verdad me dejaba algo confuso la relación de estos dos. -Ocultas cosas que trato de entender para esta misión pero tú me lo impides-.

-¿Yo te lo impido?-. Preguntó de nuevo la chica con sarcasmo pero son seriedad.-Exiges respuestas pero no me respondiste a mi pregunta sobre si somos Neotemplarios o es mera coincidencia todo esto, ¿Qué sigue, que ahora me digas que esto es una especie de cuartel de esa orden?-. David suspiró y se pasó una mano por su cabello, calmándose para no seguir discutiendo con la chica mientras estaban frente a frente, Zenda lo miraba algo expectante.

-Peque, ambos queremos respuestas y lo entiendo-. Le sonrió mientras hablaba con calma, parecía como si hubieran pasado de odiarse a quererse y bajar la guardia, eso me aliviaba bastante, necesitaba que dejaran de lado sus diferencias y trabajaran juntos. -Aunque tal vez no lo hayas aceptado aún, estamos juntos en esto, así que por favor.. No ocultes más cosas-.

-Bien, te lo diré-. David sonrió aún más y soltó una pequeña risa. -Pero antes responde a mi pregunta-.

-Vaya, sí que eres exigente para ser una chica gótica. -Zenda lo miró seriamente cruzando los brazos. -De acuerdo, y tienes razón somos una especie de Neotemplarios aunque no utilizamos ese término para referirnos a nosotros, solemos llamarnos...-.

-"The God-Hunters"-. Respondí metiéndome a la conversación, por fortuna ninguno de los dos opuso resistencia ante eso.-Digamos que ellos siguen el legado de los Caballeros Templarios Místicos y la biblioteca donde estamos ahora es la zona cero por llamarla así-.

-¿Quieres decir que entonces, esto es un cuartel general?-. Preguntó Zenda mientras examinaba la biblioteca con cuadros de antiguos Caballeros Templarios, habían algunos documentos con información relacionada con demonios, ángeles, santos patronos, entre otros documentos, además de algunas armas que había visto en los entrenamientos de combate de la familia Frederick.

-Efectivamente, mi familia lo usó y bueno, ahora mi abuelo y yo lo tenemos como Biblioteca, aunque no todos tienen un intelecto como el tuyo-. Le dijo David a Zenda, noté cómo se sonrojó levemente por ello. -Ahora bien, ¿Me dirás lo de tus sueños o tendré que arrojarte agua bendita de nuevo?-. Rió un poco antes de responderle.

-De acuerdo-. Suspiró un poco mientras tomaba su daga para darle un vistazo. -Desde que mis cinco años yo he estado teniendo sueños relacionados a los eventos de Miguel y Lucifer, sueños con ángeles, sueños con demonios...-.

-Vaya, eso tal vez sea una pista-. Hablé de nuevo manteniendo un rostro serio y mirando a los dos chicos. -Como sabemos Lucifer ha escapado y ahora planea una nueva rebelión 2.0 o nuevo apocalipsis y no solo eso, Agaliarept está suelto y...-.

-¡Maldita sea!-. Me interrumpió David golpeando la mesa con fuerza, haciendo que Zenda se sobresaltara un poco. -Ese condenado demonio-.

-¿Qué sucede Dave?-. Preguntaba Zenda un poco preocupada por el chico, poniéndole un apodo, si bien y al parecer aún no terminaban de llevarse bien y congeniar completamente, tampoco iba a negar que los dos tenían un poco de química aunque lo negaran.

-Antes de que tú mataras a ese demonio con tus poderes, yo tuve un encuentro con un séquito de demonios del ejército de Agaliarept, me topé con él en persona y por suerte alcancé a escapar de él trazando una línea de sal aunque no sé si él alcanzó a ver cuando vine para acá-.

-Es peor de lo que imaginé-. Dije soltando un suspiro ante las palabras del chico rebelde, las cosas iban de mal en peor, incluso Sandalfón había estado contactándome para prevenirme sobre la futura guerra. La seguridad en el cielo se había reforzado y por eso también andaba haciendo rondas por la tierra. -Lo siento, debo irme-. Desaparecí volando ante el llamado de mi hermano gemelo, dejando a los chicos solos.

Narrador Omnisciente

Zenda y David se habían quedado en silencio ante la repentina partida de Metatrón, se miraron un tiempo sin saber qué decir exactamente. David estaba preocupado por todo y por Zenda en el fondo, no sabía cómo decirle y le daba algo de vergüenza confesar que temía que ella se dejara influenciar por el lado oscuro. No sabía cómo decirle que aceptara sus poderes o si quiera cómo hacer que los usara, aún si uno de ellos provenía del mismísimo Infierno y un alto rango en la jerarquía demoníaca. Por otro Zenda ya había aceptado ser parte del "equipo" y había aceptado su destino, pero aún tenía sus dudas respecto a los sueños que tuvo y los poderes que David le había dicho que tenía, estaba en el limbo con miles de dudas en su mente, dudaba el cómo decirle a su mamá que tal vez se ausentaría; ambos de alguna manera estaban lidiando con sus propios problemas internos.

-Ah... ¿Sabes usar armas?, digamos tipo espadas y eso-. Preguntó algo tímido David mientras rascaba su nuca sin dejar de ver a la chica.

-Si, es un pasatiempo que adopté mientras veía ciertas películas como Highlander, El señor de los anillos, Narnia, entre otras-. Decía sujetando la daga y sacándola de la envainadora, no era una daga pequeña del tamaño de una navaja, esta era un poco más larga y grande.

-Excelente porque necesitamos estar preparados para un combate con armas-.

-¿Preparados?-. Pregunta pero en lugar de recibir una respuesta, tuvo que cubrirse con su espadita ya que David había tomado una katana para atacarla, sonrió un poco. -¡¿Qué demonios te pasa?!-.

-Nada mal para una gótica con poderes-. Volvió a atacar pero ella desvió su espada para seguir con el combate, girar y e intentar herirlo, David sonrió con satisfacción antes de seguir el ataque con la katana hacia Zenda que estaba entre confundida y emocionada por la acción.

-En serio estás loco, maldito profeta-. Decía Zenda mientras intentaba darle estocadas a David que las esquivaba, hasta que con una patada raza la hizo caer al suelo y perder la daga/espada que usaba como arma, giró hacia un lado cuando vio cómo David acercaba la punta de la katana para herirla pero no de gravedad, tomó la daga/espada de nuevo antes de seguir el combate moviéndose por toda la biblioteca.

Era una sesión de entrenamiento pero David parecía tomársela en serio, todo acabaría hasta que alguno de los dos no tuviera opción de defenderse, no se lastimarían de verdad, aunque eso no quitaba el riesgo de que alguno tuviera un corte o ropa rasgada. Seguían el combate con fuerza y determinación, intercambiando estocadas, intentando derribarse con más patadas razas o con otros movimientos que los hicieran soltar las armas a alguno de los dos, sin embargo tanto el profeta como Zenda tenían habilidades para el combate con armas, duraron un rato así hasta que Zenda logró desarmar a David y derribarlo, quedando sobre él.

-Yo gano, bibliotecario-. Dijo Zenda con satisfacción mientras mantenía su daga/espada en alto y con una mano en el cuello de David, sus miradas se cruzaron brevemente antes de que David optara por pasar una mano por el rostro de Zenda para acomodarle un mechón de pelo detrás de su oreja mientras sonreía, eso la desconcertó un poco pero no pudo evitar sonreír también.

-Si, eso creo-. Mantuvo su sonrisa y su mano en su mejilla antes de poner rostro serio y apartarse de ella rápidamente. -Perfecto, ahora que te sabes defender en un combate cuerpo a cuerpo con armas, vamos a ver tus poderes-...

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