CAPÍTULO NUEVE: ¿QUÉ CARAJOS?
*Este capítulo tiene una pequeña referencia a la película Dogma*
Narra Zenda...
¿Por qué demonios él tenía que ser tan torpe?, el plan iba perfecto y estaba dispuesta a abrirme con él pero, ¿En serio era necesaria el agua bendita?, ¿Acaso pensaba que era un puto demonio o que estaba poseída?, estúpido idiota. Salí de la biblioteca enojada con los libros, ahora tenía mi pelo y rostro mojados por la torpeza de él, de Dios estuvo que no dañó mis auriculares o de lo contrario se hubiera un buen puñetazo, suspiré pensándolo todo, tal vez mi reacción era algo exagerada aunque David se había disculpado pero me había ganado más mi orgullo y enojo.
-Tal vez fui un poco tosca con él-. Reflexioné en voz alta mientras seguía caminando, a fin de cuentas... ¿Un error lo comete cualquiera, no?, eso es lo que nos hace humanos o eso dicen todos. -Dios, debería perdonarlo o al menos agradecerle de nuevo por su ayuda y disposición-. Ahora tenía una nueva duda, ¿Debería hablar de mis visiones y "mi don" (como lo llamaba por culpa de mi madre) con él?, quizás el podría ayudarme sin ahogarme con versículos de la biblia o fanatismo religioso. Seguí caminando por el parque hasta que en mi cabeza comencé a escuchar voces hablando al mismo tiempo en un idioma algo extraño. -¡Agh!-. Exclamé soltando los libros antes de amenazar con caer de rodillas por el dolor, sentí que alguien me sujetó y sin pensarlo lancé un puño acertando en la nariz del desconocido.
-¡Demonios!-. Se quejaba David sujetando su nariz, quería disculparme pero el dolor no me dejaba articular palabra alguna.-Peque, ¿Estás bien?-. Escuché que preguntó preocupado sosteniéndome con sus brazos firmes y tomando mi rostro.
-No, las voces no paran-. El dolor era tan intenso que me daba igual si le soltaba información o no al chico, en este momento cualquier cosa que me quitara ese maldito dolor y me diera una respuesta lo aceptaba.
-¿Voces, estás escuchando voces?-. Asentí apretando los dientes por el dolor y él me abrazó a modo de calmar el dolor, cosa que pareció funcionar porque las voces cesaron al igual que el dolor, apreté los ojos antes de abrirlos. -¿Te sientes mejor, chica gótica?-.
-Si bibliotecario torpe-. Le respondí con algo de ironía por el apodo que había usado conmigo. -Oye, gracias pero... ¿Por qué un idiota y torpe bibliotecario entrometido se preocuparía por mi?-.
-Tal vez sea torpe e idiota, pero tengo corazón y me preocupo si veo a alguien herido o vulnerable, además necesito hablar contigo-. Se acercó a mí sentándose a mi lado en el banco que había ahí y mirando al frente con las manos cruzadas. -Me disculpo por lo que pasó en la biblioteca-.
-Descuida, cuestión olvidada-. Dije continuando mi camino, pero me detuve. -Oye idiota, ¿Podría verte mañana en tu biblioteca para hablar algo?-. Dije volviendo a mi habitual actitud cortante con él, David solo sonrió antes de responderme
-Si imbécil, te espero a la hora de siempre-. Caminé a mi casa, tal vez nuestra relación era algo un poco de amor/odio, sea lo que fuese necesitaría de ello para entender qué demonios pasaba conmigo, con los sueños y con las voces que acaba de escuchar, aún si eso implicaba sacarle información a David, aquel chico no era normal.
-Si no fueras tan odioso, tal vez podríamos ser amigos o al menos conocidos-. Seguí mi camino a casa con mi música acompañándome, tan pronto llegué mamá ya tenía la cena preparada, me saludó con un abrazo fuerte y un beso en mi mejilla como de costumbre.
-Cariño, tardaste demasiado-. Miró mi ropa mojada. -¿Qué te pasó?-.
-Un...-. Me detuve antes de decir "idiota que trabaja en la biblioteca", suspiré antes de hablarle a mi madre, si quería la ayuda de David debía dejar se ser tan cortante. -Un pequeño accidente, el chico de la librería sin querer derramó agua sobre mi-.
-Debería ser más cuidadoso ese chico-. Dijo mamá con una sonrisa mientras yo subía para dejar los libros en mi cuarto y bajar a cenar. -Por cierto, ¿Cómo te fue en tu exámen?-.
-Lo cancelaron a última hora mamá, así que tal vez lo hagan pasado mañana-.
-Lo siento mucho cariño, sé cuánto te esforzaste cada noche, estudiando hasta tarde-. Sonreí de manera comprensiva, en ocasiones durante las vacaciones mamá entraba a mi cuarto y me encontraba dormida sobre mi escritorio con la lámpara prendida, la apagaba y me dejaba en la cama como si fuera una pequeña de siete años.
Narra Metatrón...
Eran alrededor de las tres de la mañana cuando decidí materializarme en el cuarto de la chica, era el cuarto típico de un adolescente con pósters de sus gustos o aficiones, aunque ella tenía unos gustos peculiares y la decoración de su cuarto lo mostraba: Pósters de una banda llamada Slipknot, pósters de símbolos mágicos, pósters de dioses y figuras de acción de algunas películas, videojuegos y series que según gente que predicaba en nombre del Creador eran pecado, además de algunas armas (que esperaban que fueran no más para entretenimiento) como espadas y algunas dagas. Pero algo me llamó la atención y era una foto de la chica cuando tenía aproximadamente siete años en un bautizo o algo similar, sin embargo me fijé más en el marco que tenía la foto, eran ángeles pero no en su forma real.
-¿Así nos representan?, no es posible-. Dije mirando la tierna e infantil imágenes de los ángeles que adornaban el marco de la foto, seguí mirando la habitación y noté un bloc de dibujos, me acerqué a verlos y los dibujos eran casi realistas, algunos dibujos eran de ángeles que al mirarlos más de cerca sonreí un poco. -Me quedo más con esta versión que con la infantil-.
Caminé otro poco antes de mirar a la chica que estaba durmiendo, su gato negro estaba enroscado a uno de sus lados mientras ella estaba cubierta con una cobija con una cobija a cuadros, se despertó y comenzó a buscar algo debajo de su cama: un bate de beisbol,tenía una mirada seria mientras me miraba sin poderme ver del todo, ahí supe que era mi momento de actuar, prendí fuego:
-Contempla a Metatrón, heraldo del Todopoderoso y voz del único y verdadero Dios-. Lo repetí mientras veía que la chica tenía una cara de extrañeza mientras miraba el fuego que había invocado mientras se alejaba sin despegar la vista de mi mientras hasta levantarse para abrir la puerta de un clóset y sacar un extintor para comenzar a descargarlo en mi casi por completo antes de correr de nuevo a la cama y sujetar el bate mientras yo tosía y me apuntaba con el bate como si fuera una espada. -¿En serio tenías que vaciar todo el extintor?-.
-¡¿Quién demonios eres y qué demonios estás haciendo en mi habitación?!-. Me preguntó con tono firme amenazándome con el bate.
-Y encima tienes actitud de fiera, qué gracioso-. Respondí con sarcasmo mientras ella bajaba de la cama con el bate en alto.
-¡Lárgate de aquí!, házlo-. La miré con una ceja arqueada antes de hablarle.
-¿O qué harás exactamente?, ¿Golpearme con ese pescado?-. Noté su cara de terror mientras veía cómo el bate que segundos antes tenía en su mano ahora era un pescado de tamaño enorme, lo soltó con asco. -Ahora siéntate en la cama y cállate-. Dudosamente lo hizo, miré mis vestimentas. -Genial, mira mi traje-.
-Toma todo lo que quieras pero no me mates ni...-. La interrumpí.
-Ah por favor chica, aunque quisiera hacerte algo no podría porque los ángeles no estamos equipados-. Señalé a mi entrepierna dando a entender a qué me refería, siguió mirándome con cara de extrañeza que si pudiera hablar diría algo como: ¿Qué carajos?, me miró de arriba a abajo. -Ahora ayúdame y pásame esa toalla, ¿Quieres?-. Me la tiró aún con duda sin dejar de verme. -Humanos arrogantes, creen que todo el mundo quiere robarlos o algo peor-.
-¿Quién eres?-. Preguntó hablando sin agresividad por fin.
-¡Alguien que está enfadado, eso es lo que soy!-. Respondí limpiando mi traje. -¿Acaso acostumbras a vaciar extintores en la gente cada vez que entra a tu habitación?, no me extraña que él sea tan distante contigo-. Me refería al profeta, aunque no le estaba dando la razón, la chica tenía carácter fuerte, "Vaya chica y misión la que me tocó", la miré mientras desplegaba mis alas y su expresión de susto y desconfianza pasó a una de asombro y admiración.. -Como te estaba diciendo antes de que me callaras con espuma anti incendios, soy Metatrón-.
-Espera... ¿Ese Metatrón que tanto rumoran algunos que alguna vez fue un humano llamado Enoc?, ¿Alto serafín del coro de ángeles y portador de la voz de Dios?-. Preguntó la chica, cosa que me tomó por sorpresa ya que no muchos estaban familiarizados conmigo, aquello me hizo sonreír un poco.
-Si, al menos alguien me conoce-. Respondí mirándola intrigado, aunque dada su librería e interés por el tema, no debía sorprenderme que la chica conociera sobre mi o Lucifer o Miguel. -Es algo tedioso presentarse ante cada mortal que ora al Creador, claro sin todo este show de por medio-.
-Así que... ¿Dios no habla directamente con nosotros cuando oramos?-.
-Excelente pregunta Zenda y para responderte, te diré que algunos mortales no tienen la capacidad auditiva ni psicológica para resistir la imponente fuerza de la verdadera voz de Dios, si eso llegara a pasar se derrumbarían en sangre, nos costó cinco Adanes comprobarlo-.
-De acuerdo, ¿Cómo sé que eres un ángel real y no un sujeto raro, obsesionado con el tema que intenta robarme en la madrugada usando un disfraz y grandes trucos de magia o un demonio que está poseyendo a un pobre infeliz y obligándolo a asustarme?-.
-¿En serio preguntas aún después de ver mi entrada ardiente y la grandiosidad de mis alas?-. Zenda asintió, sonreí de lado. -¿Quieres más pruebas?, bien vamos por una bebida caliente-. Chasqueé mis dedos para teletransportarnos.
Narra Zenda...
Sentí como si un enorme gancho me jalara hacia algún lugar antes de ver como mi habitación desaparecía, siendo cambiada por un bonito y elegante muro con pósters de hamburguesas y el menú que servían en la café/bar de lujo, miré alrededor desconcertada por lo que pasó y descubrí que estaba sentada, Metatrón caminaba antes de sentarse a mi lado en la mesa, seguía analizando el lugar y asimilando la situación.
-¿Dónde estamos?-. Le pregunté al ángel.
-En el único sitio donde te sirven el mejor whisky del mundo-. Llamó al camarero que en seguida vino a la mesa. -Dos shots de whisky por favor y un chocolate para la señorita, gracias-. Me señaló, por instinto toqué al camarero para asegurarme de que todo era real y no un sueño extraño como los que había tenido últimamente con ángeles y demonios.
-Ah, ¿Estamos en un café bar de verdad?-.
-Oh sí, de nada-. Respondió él algo sarcástico mientras esperábamos las órdenes, estaba sorprendida ya que era mi primera vez viendo un ángel real, en su forma verdadera (aunque fuera con recipiente humano) y no la imágen que nos vendían los medios y la iglesia, Metatrón se señaló su espalda. -Espero que no te importe que haya guardado mis alas, intento ser discreto-
-Excelente-. Dije con asombro y vi como sonrió un poco, pero después volví a mi actitud de cuando irrumpió en mi cuarto. -¿Oye, qué quieres?-.
-Tengo una misión celestial que el mismo Creador seleccionó para ti-
-Ah por si no lo sabes no soy una persona muy practicante que vaya a misa, vista como monja puritana o que tenga un rosario colgando de mi cuello, eso sin mencionar mis gustos en ropa y mis gustos musicales "satánicos"-. Dije haciendo comillas en la última palabra.
-Noé era un borracho y mira lo que hizo-. Me quedé sin palabras, si mamá lo escuchara estarían en un hermoso debate con mamá diciendo que aquello era blasfemia o mentira, y la discusión se prolongaría por horas -Nadie te pide que hagas una hazaña así, lo único que tienes que hacer es despertar tus poderes y evitar la extinción de la raza humana-.
-¿Poderes?-. Dije con duda, en eso el camarero llegó y Metatrón tomó el vaso de whisky para vaciarlo pero lo escupió- Eso me suena a alguna cruzada celestial o algo por el estilo-.
-Lo siento, es lo que ÉL ha ordenado-.
-¿Qué significa exactamente?-. Si Dios había ordenado aquello o me había elegido, ¿Por qué yo, ¿Por qué yo debía salvar a esta condenada raza humana de la extinción o lo que fuera que dijo Metatrón?, no lo entendía.
-Ayudarnos a derrotar a Lucifer y sus tropas, básicamente-.
-Oye oye, repite eso de nuevo-. Dije antes de tomar mi chocolate y darle un trago, Metatrón clavó su mirada en mi.
-Ayudarnos a mi y a David a evitar que Lucifer y su súbdito Agaliarept, hagan una rebelión contra el cielo y estalle una guerra celestial como la del exilio de Lucifer, odio tener que repetirlo todo-.
-Tendrás que ser un poco más específico-. Noté como rodó los ojos y suspiró antes de comenzar a hablar.
-Anteriormente el Dios que conoces era algo estricto y de mal humor-. Miré intrigada al serafín que me estaba hablando. -Supongo que ya sabes lo que pasó entre Lucifer y Miguel, esa batalla y su exilio, ¿No?-. Asentí.-Perfecto, me ahorré bastante historia... Ahora bien, cuando Lucifer cayó al Infierno se alzó con muchas tropas, entre ellos estaban dos demonios conocidos como Agaliarept y Satanachia-.
-Los más cercanos a Lucifer según el Gran Grimorio-. Metatrón me miró con una ceja arqueada.-¿Qué?, soy algo nerd y me interesa ese tema desde muy joven-.
-Al menos sabes un poco del tema Zenda, ahora... ¿Puedo continuar sin que me interrumpas?-.Lo miré fijamente y asentí, sí que tenía un humor complicado y un carácter fuerte. -Bien, como sabrás yo protejo los secretos del universo, así que Agaliarept es mi enemigo y no parará hasta que consigan lo que quieren, ahora está prófugo dado que traicionó a Satanachia y nadie ha podido localizarlo. -Trató de beber alcohol pero lo escupió de nuevo. -Maldita sea-.
Narra Metatrón...
Al menos la chica tenía conocimiento del tema, cosa que facilitaba un poco la misión que Dios me encargó, tomé mi whiskey que no pude tomar, odiaba cuando los ángeles no teníamos permitidas algunas cosas para no caer en los placeres mundanos, había maldecido ahorita por la frustración aunque nunca lo había hecho. Internamente esperaba que Zenda comprendiera un poco la situación y aceptara ayudarnos a David y a mi en esta encrucijada contra casi medio Infierno, si ella aceptaba yo me encargaría de reclutar a algunos ángeles para la guerra que se avecinaba en caso de que fuera demasiado tarde como para evitar una desgracia u otro fin del mundo.
-Así que él solamente se fugó y no saben nada-.
-Algo así, y seguro estará jugando a ser el nuevo Lucifer hasta que su amo aparezca, listos para la guerra, muchos de mis hermanos han muerto por su culpa y hay miles de demonios sueltos por las calles, complicando la vida de los cazadores y profetas-.
-¿Cazadores y profetas?-. Preguntó Zenda. -¿Como una especie padre Amorth con armas y poderes mágicos al estilo John Constantine?-.
-Si justamente eso-.
-¿Y eso qué tiene que ver conmigo?-.
-Hay una profecía sobre una chica que será quién nos salve de la extinción y el nuevo fin del mundo versión 2.0-.
-Ah perfecto, una guerra celestial y la destrucción del mundo-. Dijo ella con ironía antes de dar otro sorbo a su chocolate-.
-Mira Zenda, si ellos ganan todos sabrán los secretos del universo y además muchas personas dejarán de creer en Dios para dar paso a una era de pecado, blasfemia y falta de fe, el mismo Infierno en la tierra, ahora escúchame con atención-. Lo miré fijamente con los brazos cruzados. -El destino de la humanidad está en tus manos y en las de David el profeta, no podemos dejar que el Infierno se salga con la suya-.
-Si es tan importante, ¿Por qué no le dices a David que cace a esos demonios o que el mismo Dios haga algo?-.
-Podría, pero por eso te designó esa misión a ti para que la hagas en persona-.
-¿Y por qué?-.
-Por quién eres-.
-¿Y quién se supone que soy?-.
-La chica gótica que ama a Slipknot y tiene un gato negro de mascota, no hagas tantas preguntas, solo cumple tu propósito-.
-Gracias pero paso, yo no puedo hacer esa misión, no soy la chica que ustedes dicen ser-.
-Por favor Zenda, no dejes que tu falta de confianza en ti condene al mundo-. Me miró fijamente. -Pero no puedo obligarte, sin embargo si aceptas unirte a nosotros, tendremos más ayuda-.
-Perfecto más ángeles-.
-No, un profeta que seguro conoces, David Frederick-. Zenda suspiró algo agotada al escuchar el nombre. -Oye si de verdad tienes buen corazón dentro de esa coraza de chica ruda e insensible, debes trabajar con él, no te estoy pidiendo que sean amigos o se lleven de maravilla-. Me levanté para irme. -Tengo que irme, recuerda que el tiempo apremia-.
-Por cierto-. Me detuve al escucharla.-¿Cómo es Dios?-. No esperaba esa pregunta y menos por parte de ella.
- Algo solitario y con sentido del humor, aunque prefiero que cada quién lo vea a su manera, no quiero imponer una imágen o algo similar, nos vemos-...
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