Capítulo II
Pasaron bastantes semanas después de lo sucedido con ese pequeño chico a si que, debía volver para poder revivir mi cabello (ya que se empezó a desteñir).
Me coloqué unos jeans negros junto unas converse y mi camiseta de The Rolling Stones y salí de mi casa dirigiéndome a la droguería.
Caminé hasta la sección de tintes y observando, no encontré el de mi marca habitual, a si que decidí comprar otro de otra marca.
Como iba caminando mirando al suelo, choqué inmediatamente con un chico.
- Vaya eres el chico que me llamó enano el otro día ¿puede ser? - dijo el chico, cual no recuerdo su nombre, riéndose.
- No te dije eso, simplemente te ayudé porque veía que no alcanzabas la estantería - pronuncié irritado y seco.
Me dispuse a darme la vuelta cuando el chico me tocó el hombro. Me hizo gracia ya que él es más bajito que yo y para llegar a mi hombro debía ponerse de puntillas. Y eso es tierno pero a la vez bastante gracioso.
- Te quería ped... ¿de qué te ríes? - le mira ofendido.
- D-de nada - seguí riendo leve. Realmente me hacia mucha gracia este chico y no ha echo ningún chiste malo ni nada por el estilo.
- ¿Es por mi estatura? Eres un.... aunque espera, por lo menos te estás riendo - dijo el chico sonriendo. Tenía una sonrisa hermosa.
- Es que me parece tierno que te pongas de puntillas, sólo eso - le miré serio. No me gustaba que a la gente le importara si yo reía o era serio. Si era feliz o no. A nadie le importa mi vida ni mis sentimientos.
- Oye, no te pongas serio, me gusta cuando ríes - me miró y ríe leve.
Me di la vuelta irritado.
- Si piensas que voy a caer estás equivocado - dije sin rodeos caminando hasta la caja registradora.
- ¿De qué? ¿Piensas que estoy ligando contigo? Mira tío, solo te estaba diciendo que me gusta tu risa. Una cosa es la sinc... - dijo con un tono brusco.
- No me llames tío, me llamo Gerard - interrumpí seco.
- Pues mira, Gerard, no soy un puto patán, sólo he sido sincero - dijo. Notaba su mirada clavada en mí. Estaba furioso.
Pagué el tinte y decidí salir de la tienda sin decirle nada.
Al momento él salió, y me vio esperándole en la puerta.
- ¿Te vienes a tomar un café? - dije sonriendole.
Él me miró bastante sorprendido pero accedió al momento.
Íbamos hablando de cosas sin sentido. Comenzamos con una pequeña presentación y luego hablamos de lo que nos gustaba hacer.
A él le gusta cantar y tocar la guitarra. Ha estado en varias bandas al igual que yo sólo que él se fue de ellas porque estaba estudiando en la universidad y a mi me echaban. Qué ironía.
- ¿Qué estudias? - pregunté interesado.
- Enfermería, exactamente en la universidad Rutgers de Nueva Jersey - dijo mirándome.
- Eso es genial - sonreí mirándole.
- Genial mis pelotas - golpeó una piedra del suelo - no lo hago porque quiero ¿sabes? Mis antepasados fueron doctores y yo debo serlo porque o si no seria una puta desonra a mi familia.
- Joder, ¿les dijiste a que te quieres dedicar?
- ¿Decirselo? Hasta les supliqué que quería ser músico pero lo único que hice fue empeorarlo más. Me dijeron que dejara absolutamente todas las bandas donde estaba porque mis notas bajarían y ellos no quieren un hijo "estúpido" - suspiró enfadado.
- ¿Has intentado hacer algo para cambiarlo? Ya sabes, escapar o algo así.
- Es obvio que no, ni tampoco lo voy a hacer - le miró frívolo y siguió caminando - ¿para qué huir si sé que al final acabaran encontrándome o tendré que volver porque o si no moriré al estar sin trabajo bajo un puente?
- Pero no lo has intentado - susurré.
- ¿Y qué? Da igual, nací en esta mierda de familia y me jodo - susurró furioso - dejemos este tema ya, por favor.
- Lo siento - susurré arrebatido- pero deberías pensarlo.
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