Sus pasos hacían eco en el lugar.

Caminaba sin prisa, con una arma en la mano y con su máscara puesta; iba hacia la bodega del banco.
Ahí, estaba todo su dinero esperando por él.

Llego a una puerta de metal con contraseña, fácilmente introdujo la contraseña y escaneó su rostro, la puerta se abrió, dejando el paso libre al hombre pelinegro que caminaba hacia su fortuna.

Abrió uno de los dos grandes bolso que llevaba con él y comenzó a hachar todo el dinero. Cuando terminó el primer bolso, comenzó con el segundo; hasta que escuchó una voz.

—El famoso Jeon. No esperaba encontrarte aquí —el mencionado volteó a ver.

Pero como si no hubiera nadie ahí, siguió echando dinero en el bolso. Sin siquiera importarle el hecho que había otra persona ahí.

—Oh, amigo, ¿No piensas sin siquiera voltear a verme?

Jungkook dejó de agarrar el dinero y encaró al hombre que estaba de pie en la puerta.

—Min Yoongi, jefe de policía, amigo mío; que bueno verte —dijo entendiendo los brazos hacia los lados.

Min sonrió, Jungkook siempre solía ser sarcástico. El oficial se cruzó de brazos y cambió de semblante, ahora estaba serio.
Eso era algo que caracterizaba a Min Yoongi, que también era sarcástico.
El ambiente era tenso, se notaba la rivalidad entre ambos hombres.

—Supongo que sabes a lo que vengo, ¿Verdad? —dijo sacando unas esposas de uno de los bolsillos de su uniforme policial.

—Claro. —sonrió —Vienes a jugar a las princesas conmigo, pero yo soy Cenicienta, te buscas otra, eh. —habló sarcástico. Eso bastó para Min, quien sacó su arma y apuntó a Jeon. —Hey, hey, tranquilo gatito, las princesas no juegan con armas —soltó una pequeña risa burlona.

—Jeon Jungkook, quedas bajo arresto por intento de robo en el banco principal de Seúl. Además de terrorismo, tráfico de drogas, lavado de dinero y demás delitos.

Jungkook alzó una ceja. —¿Ah sí? Ni yo sabía, te felicito entonces.

Jeon se dió la vuelta despreocupado y siguió echando dinero. Min no entendió la acción de Jeon y justo cuando iba a atacar ya había sido inmovilizado por alguien más.

Jeon cerró ambos bolsos llenos de dinero y caminó hacia la salida, Min solo veía completamente inmovilizado por quién sabe quién.

—Es una lástima que no pudieras arrestarme. Tendrás que buscar otra forma para que te suban el sueldo sin mí. —dijo con una sonrisa burlona para después salir de ahí.

Min ya no tenía su arma, y la persona que lo había agarrado sacó el aire de un golpe, dejándolo en el suelo adolorido.

Volteó a ver a la persona que le había hecho eso, pero ya no había nadie ahí.

—Maldito Jeon —masculló por el dolor.

Tendría que buscar otra forma de atrapar a Jeon. No sabía como, pero lo haría.

"Hace exactamente dos horas, fueron robados más de seis millones de wones del banco principal de Seúl. Hay testigos que estuvieron presentes en el momento:

—Llegaron hombres vestidos completamente de negro, no les podíamos ver el rostro y estaba ahí parados sin hacer nada; como si estuvieran vigilando.

—¿En ningún momento los atacaron o los intimidaron?

—No, no nos hicieron daño, pero ellos eran intimidantes. No se acercaron a nadie, después de 20 minutos quizás se fueron, y no pasó mucho cuando el banco decía que no tenía dinero. A esa hora nos sacaron a todos de ahí, porque habían dicho que se habían metido a robar. Pero yo no vi a nadie."

Las noticias ya habían comenzado a hablar acerca del reciente robo del banco principal de Seúl, era el banco más grande de Corea del Sur. Habían testigos, pero no sabían con exactitud quien había sido, pero si tenían una idea.

"Se cree que la mente maestra detrás de todo esto no es más ni menos que el crimal Jeon Jungkook."

"Avisar a éstos números telefónicos que aparecerán en pantalla si han visto a este criminal. Habrá recompensa a quien llegara a atraparlo."

Apagó el televisor, y una sonora
carcajada resonó como eco en todo el lugar.

—Estos hijos de puta —murmuró sin dejar de sonreír. —¿Qué tanto se creen?, si contra mí no son nada.

Jeon; con notable enojo, pero sin dejar de sonreír; agarró su celular y marcó el mismo número de siempre.

*¿Bueno?*

—¿Vistes las noticias?

*Jeon, ¿Ahora que hiciste?*

—¿Las vistes o no?

*Sí, sí las ví. Sabes que te están buscando por toda Corea, ¿Verdad?*

Jeon sonrió, obvio que sabía —Claro que lo sé. Se que soy tan importante para éste país que apenas hay un pequeño robo y ya me buscan a mí.

*¿Pequeño robo?, por Dios; Jeon Jungkook, te robastes más de seis millones de wones, ¿Y eso es poco para tí?*

—Que tu seas pobre ya es otra cosa, a ver; seis millones no son nada.

*Jungkook, regresa a casa, Dios, te pueden encontrar allá en Corea... Dios, ¿Y sí te pasa algo? No podría, yo...*

Sin decir nada, Jungkook cortó la llamada. Ya sabía por dónde iba su hermano, y eso no le gustaba.
Solo suspiró y tiró el celular contra el suelo, haciendo que se dañara la pantalla por el impacto.

Sin importarle, se tiró a su cama, al menos por hoy tenía dos horas para descansar, ya después vería a que otro país robar para joderle la existencia al puto gobierno.

Quizás volvería a Rusia a ver a su hermano mayor, o tal vez vería que más sacarle a Corea. Tenía planeado ir a Francia, y luego ir a su destino principal, Rusia.

Ya habían pasado cinco meses sin ver a su hermano mayor.

Desde que nació, ha vivido en Rusia, hasta los catorce; que se involucró con una pandilla que vendía drogas, al principio trabajaba de eso, vendiendo drogas, algo "simple", para él. Luego dejó eso y se involucró en algo más grande, traficarlas. Y ahora el era el jefe de la mafia Rusa, pero él solo dirigía, prefería hacer su trabajo sólo.
Su hermano nunca estuvo de acuerdo en que trabajara en ello, pero al saber que Jeon no lo dejaría involucrarse en sus cosas; tuvo que apoyarlo, y por bien de él mismo, dejo el apellido Jeon, porque ya estaba tachado por Jungkook, y cualquiera que tuviera ese apellido sería investigado, hasta puede caer preso.

Y legalmente ellos dos no eran nada, porque no había un vínculo sanguíneo que los uniera, pero si uno "emocional" o más personal.

La madre de Jungkook adoptó a un chico mayor que él, un chico de nacionalidad Coreana, Kim Seokjin, y los crío como hermanos, y hasta ahora, eso eran; hermanos.
Ella le dió su apellido, quedando como Jeon Seokjin, pero por el motivo ya conocido volvió a ser legalmente Kim Seokjin, pero de corazón era un Jeon. Nunca olvidaría a esa mujer que decidió adoptarlo y criarlo como un hijo más; y sin tratarlo mal por no ser de su sangre, ella los amó y trató por igual.

Ella falleció porque trabaja para la mafia de Italia, y falló en una misión. Todos sabían que un error se pagaba con la muerte, y así tomaron su vida. Jungkook, juró tomar venganza y por ello era quién era. El gran y temido Jeon Jungkook.
Juró hacer caer la mafia Italiana, y lo haría, poco a poco. Mientras al mismo tiempo disfrutaba de robar a otros países. El terrorismo era una de sus cosas favoritas, incluso, el presidente de Estados Unidos lo tenía en una lista negra.

Si Jeon Jungkook llegara a ser capturado por el gobierno de USA, sería inmediatamente mandado a cadena perpetua. Y el, no dejaría que eso sucediera.

Por otro lado, si lo capturaban en Rusia, sería torturado y luego mandado a cadena perpetua. Al igual que en los otros países.

El único delito que el no cometería ni en sueño, y juró nunca hacerlo; era la violación a una mujer, hombre, niño o niña. Le daba asco eso.
Pensaba que los violadores no deberían de tener perdón y ser enviados a cadena perpetua de una sola vez.
Jungkook creía que tenía más derecho a vivir él, que un violador. Y en parte tenía razón.

Intentó conciliar el sueño, pero este nunca llegó a él, así que se recostó boca arriba y vió al techo inexpresivo.
Quería quemar el mundo entero de una buena vez, lo anhelaba. Pero también lo quería acabar poco a poco, y eso era; haciendo que su economía desapareciera poco a poco. Sus deseos de acabar con el mundo y la vida humana en el eran tan bastos; qué nada ni nadie lo detendría. O eso creía él.

El amor nunca fue algo de su interés. Amor; para el eso no existía, solo eran un par de personas que buscaban afecto de otras personas porque no tenían suficiente ''amor propio'.

Idiotez.

Suspiró, se sentía cansado. Pero quería robar algún lugar. Pensó un poco, hasta que recordó que hoy había una fiesta.

Y ahora, ya tenía el lugar perfecto para ir a hacerlo.
Se puso de pie, y se dirigió hacia el gran armario que tenía solo para armas. Agarró una pequeña, la cargó y guardó; sujetándola en el borde de su pantalón. Luego agarró una pequeña pero afilada navaja y la guardó en uno de sus bolsillos.

Caminó hacia la salida, no sin antes agarrar un abrigo, una gorra negra y un cubre bocas, junto con su preciada máscara de conejo.

—Será una noche divertida.

[...]

Hola ;>

Aquí está la actualización, tuvo que ser corta por algunos problemas que tuve, les prometo que el otro capítulo será mucho más largo.

Bye ♥