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Capítulo 26: Tú eres el océano.

Water and light leaves his eyes, history falling down, hope rising up.

Hawaii, 2019.

Jamás negaría que era lo más hermoso que había visto en su vida. Quizá porque estaba abrumado por una magia superior que lo paralizó por completo hasta el punto de no poder moverse. O quizá, es que simplemente era cierto. Pero no era solo belleza y perfección lo que aquella criatura desprendía, había horror en sus facciones, había mostruosidad en su moral, en la manera en la que sus ojos le miraban. Bajo ellos, su piel parecía rasgada, las venas se marcaban ocuras, en conclusión, daba un miedo atroz.

Pero no podía pensar, no podía hablar, no podía hacer otra cosa que caminar hasta que el agua casi llegó a sus rodillas. La expresión de su rostro probablemente fuera de descomposición y pánico, pero no había reacción física en sus movimientos. Entonces paró.

Por un momento, incluso el viento había parecido dejar de soplar sobre su piel. Todo era silencio y oscuridad en aquella playa. Ni si quiera podía decir si estaba solo o no. Sólo encontraba los ojos de aquel ser, marrones y profundos, desgarradores, asesinos. Y de repente, abrió la boca y un grito anormal salió de sus labios. Sus cuerdas vocales parecían hacer el mayor esfuerzo de su vida, pero era su mera naturaleza. Eso es lo que era.

Entonces vio como a su izquierda, Lindsay siguió caminando, no pudo ver su rostro, pero seguramente la propia muerte se reflejara en ella. Le asombraba y le asustaba más el hecho de que ahora que la criatura se había callado, solo hubiera silencio.

Susurró la palabra ayuda y fue cuando se dio cuenta de que podía hablar, solo era el miedo el que lo paralizaba. Lo seguía haciendo.

El agua sobrepasó los muslos de Lindasy y de repente, cayó de rodillas, ahora sumergida casi en su totalidad. Aquel ser hizo un gesto con los ojos y ella movió los brazos asegurándose de que podía hacerlo.

— ¡Liam!- gritó con la voz desgarrada cuando supo que volvía a encontrar la conexión entre su mente y organismo.

Y Liam fue a contestar, incluso abrió la boca para ello, pero las manos de la criatura, uniendo sus dedos por escamas, la tomó de los hombros tirando de su cuerpo hacia atrás.

— ¡Liam! ¡Lia--!

Sus gitos se perdieron en el agua cuando se sumergió y poco a poco se alejó de aquel lugar. Veía su cola gris brillante golpear el agua cada cierto tiempo, hasta que ya demasido lejos como para apreciarlo bien, un golpe en seco contra el agua hizo desaparecer su aleta de la superficie.

Se había ido. Y Liam ni si quiera podía reaccionar. No había hecho nada para intentar salvarla. No había corrido hasta ella, no había ni si quiera gritado. Estaba estático. Estaba ahogado en miedo.


Habían pasado tres días desde que Harry volvió. Louis regresaba a casa solo para dormir y Nicole había empezado a hacer preguntas que Jo acalló. Se preguntaba por qué no había compartido tal secreto con su pareja, pero lo supo al segundo de la cuestión. Él sabía lo que era pasar por una batalla interna entre creer o no. La fina línea entre la realidad y la locura. La cordura y la imiginación. Simplemtene no quería que pasara por eso.

Estaba sentado frente al escritorio intentando enlazar la piedra en la cuerda, pero su pulso le fallaba y era raro. Siempre había tenido un buen pulso y ahora ni si quiera podía hacer eso bien. Suspiró frustrado justo cuando dos leves golpes sonaron en la puerta y Jo entró.

— Hey. Oh, te has afeitado, ¿para alguien en especial?- Louis le regaló una mirada furiosa que Jo aceptó con diversión.— Va a ser estúpido preguntar pero como amiga que soy, supongo que debo. ¿Quieres venir a comer?

Tomó asiento en la cama muy cerca suyo y fijó la mirada en las manos de Louis, que ahora estáticas sostenían una cuerda y un trozo de algo blanco.

— ¿Por qué estúpido? Depende a dónde, puedo replantearme la oferta.

— No lo sé aún. ¿A dónde quieres ir?

— McDonald's.

— Llevas viviendo con nosotras bastantes días, Tomlinson. Nicole es vegetariana.- argumentó haciendo muecas y Louis abrió los ojos incrédulo.

— ¿Es tonta?

— Para el carro, ¿sí? Son ideales. Entonces qué, ¿vienes?

— No. Estaba de broma, tampoco iría a McDonald's con vosotras. He quedado con Harry.

Tras articular la última palabra, apartó la vista de Jo y volvió a intentar pasar la cuerda por la piedra. Se preguntaba si sus mejillas se habrían teñido de rosa o si sus ojos habrían brillado al pronunciar su nombre. La respuesta vino sola cuando Jo habló de nuevo.

— Aw, mírate. Por su puesto que has quedado con Harry. Como ayer, como antes de ayer. Como todos los malditos días de tu estancia en Hawaii.

— Mm-hm.

—¿Qué estás haciendo?

La chica se puso en pie y se acercó al cuerpo de Louis para observar lo que tenía entre las manos. La piedra blanca era alargada y fina, haciendo paredes hasta terminar en pico hacia abajo. Tenía un pequeño círculo en la parte de arriba y por ahí intentaba meter la cuerda.

— ¿Lo has hecho tú?

— Solo le he dado la forma, la piedra era perfecta para moldear, no es demasiado dura.

— Aún así ha debido costarte. Pero eres tonto, cómo eres capaz de hacer algo así y sigues intentado meter eso por ahí. Dame, creo que tengo algún enganche en el salón, será más fácil.

Jo salió con la piedra en la mano y Louis la siguió con lentitud, mirando cada uno de sus movimientos. Los dolores de cabeza habían aumentado en cuestión de un par de días y se notaba su cansancio en los ojos. Las pastillas le daban sueño y no las tomaba porque tenía que ir a trabajar, por eso Nicole se había opuesto rotundamente a que fuera de nuevo.

— Mira, solo tienes que cerrarlo con cuidado y ya está. ¿Es para Harry?- preguntó dejando el enganche casi puesto y la piedra sobre su mano.

— Sí.

— Le va a encantar. Tienes que ha-

Sus palabras se interrumpieron por el timbre de su casa, que sonó dos veces seguidas y luego la persona tras la puerta empezó a golpear con cuidado. Se acercó y se aseguró de reconocer a la persona por la mirilla antes de abrir. Era Niall.

— Buenos días. ¿Qué te trae por mi hogar?- bromeó Jo cerrando la puerta cuando el hombre entró.

— No me cogéis el teléfono ninguno de los dos. Hay algo que se llama general y o exterior, un modo perfecto para oír cuando te llaman.

— Al grano.- dijo Louis terminando de cerrar el enganche. Quería coger sus cosas e irse.

— Llevo dos días sin ir a los laboratorios, y hoy me he acercado para hablar con Liam y no está. Llevan sin ir tres días y no me coge el móvil. ¿Tú lo viste ayer?- le preguntó directamente a Jo.

— No, ahora que lo dices no estuvo rondando por allí. Pero antes de ayer lo vi en su despacho buscando unos papeles.

— ¿Me indicas dónde está su casa?

— Sí, espera. Me cambio y tomamos un taxi.

Louis se fue a su habitación a preparar las cosas mientras escuchaba cómo Jo y Niall hablaban desde diferentes puntos de la casa. Él también tendría que preocuparse por Liam así como éste se interesó por él; pero se sentía preparado para ver a Harry ese día. Preparado para hablar.

Y de verdad no quería dejar que el tiempo siguiera pasando, porque probablemente mañana abriría los ojos y no sería tan valiente como hoy. Metió en la mochila las fotos que le hizo a Harry, cuales todavía no le había podido dar. El collar, el móvil y una toalla. Antes de dirigirse a la puerta de entrada, pasó por la cocina y también guardó algo de chocolate. Ahora sí.

— Yo me voy.- dijo para que Niall se quitase de su camino.

— ¿No vienes?

— No, pero llamadme con lo que sea, ¿vale?

Niall se apartó y Louis abrió la puerta para salir cuando la mano de su mejor amigo lo paró.

— Tenemos que hablar luego sobre el vuelo de vuelta a casa.

De vuelta a casa. Hacía bastante tiempo que Londres había dejado de sentirse como su hogar. En realidad se preguntaba si se habría sentido como tal incluso cuando aún no había abandonado el cielo gris encapotado de aquella ciudad.

Buscó las palabras adecuadas, pero nada salió de sus labios. Solo pudo asentir y empezar a caminar dejando una realdiad que encarar para más tarde.

Desde el hotel se podía ir andando aunque implicara demasiado tiempo, pero la casa de Jo quedaba extremadamente lejos. El dinero que ahora no invertía en su habitación, se lo dejaba en un maldito taxi cada día. Pero al final de día, no importaba.

Es como si se hubiera dado de que las cosas que antes tenían importancia, ahora no las tuvieran en lo absoluto. Como si hubiera despertado de lo que parecía una pesadilla demasiado real y ahora supiera que hay momentos en los que puedes sentir que estás en el mejor de los sueños.

Él había querido tantas cosas, había querido ser como el resto, tener una vida como la de los demás, hacer que su familia y amigos se sintieran orgullosos. Y lo intentó, de verdad lo hizo; fracasando a cada paso, hundiéndose en una oscuridad sin puertas ni ventanas. Sintiéndose inútil.

Y ahora, por primera vez en su vida sentía que estaba haciendo las cosas bien. Aunque no fuera así; y le daba igual, porque no cambiaría esta sensación por nada de lo que había sentido antes.

Cuando puso un pie en la arena tras cruzar el bosque, las palabras de Niall se repitieron como un eco en su cabeza. Vuelta a casa.

Esta playa se sentía como su maldito hogar. Cada pensamiento era precedido de otro negándolo todo, es lo absurdo de no aceptarnos las cosas a nosotros mismos. Pero estaba seguro de que en el momento en el que las dijera en voz alta, todo sería a prueba de fuego.

El mar estaba en calma, demasiado. El sol en lo alto brillando más en la playa que en la pequeña zona del lago. La naturaleza aún más viva. A lo lejos, Harry con los brazos sobre una piedra dejando caer el peso de su barbilla en ellos. Inconscientemente, sus pies empezaron a moverse con más rapidez en cuanto le vio. Se deshizo de las zapatillas de deporte justo antes de llegar a la orilla y luego se subió a las rocas para hacer el mismo recorrido de siempre.

La mirada de Harry seguía sus movimientos con detalle, lo veía pasar de piedra a piedra con cuidado, y en la última, dejó su mochila y metió su camiseta dentro.

— ¿Vas a venir? Tengo que darte una cosa antes de entrar.- dijo tomando asiento y abriendo uno de los bolsillos delanteros.

Harry nadó hasta él y colocó ambas manos en sus rodillas cuando estuvo delante. Louis cerraba la mano en un puño y contenía una sonrisa nerviosa en sus ojos.

— ¿Es para mí?

— Sí. Es un regalo. También he traído tus fotos. Pero primero, toma.- abrió la mano lentamente dejando caer la piedra en el aire, la cuerda aún enredada en sus dedos.

Los rayos del sol rozaron la piedra blanca y ésta brilló con fuerza, casi parecía transparente. Harry la alcanzó con delicadeza y la admiró en cada milímetro.

Jo le había traído cosas, es más, todo lo nuevo que tenía se lo había dado ella; pero hacía años que nadie le hacía un regalo. ¿Quién demonios le haría un regalo a una criatura que todos creen irreal y que siempre está en soledad? Louis.

Aquel hombre que cada vez le ponía las cosas más difíciles.

— Es preciosa, ¿estaba así?- preguntó pasándose la cuerda por la cabeza y luego observando el colgante sobre su pecho.

— No, le di forma porque su material era perfecto para ello. La encontré anoche en el bosque.

Harry sonrió y tomó ambas manos de Louis tirando de él hacia abajo con fuerza para que no se rasgara la piel en la piedra. No hubo sorpresa en sus gestos cuando el agua golpeó su cuerpo, estaba tan acostumbrado que era mera rutina.

— Me encanta, en serio. Hace, hmm, hace muchísimo tiempo que no recibo un regalo. Y encima es de tu parte, y, es el mejor que me han hecho jamás.

Louis sonrió y acarició su mejilla antes de dejar un beso sobre ella. A veces querría verse desde fuera, cómo era la situación que vivían ambos cuando estaban juntos; luego recordaba que no era capaz de hablar tres frases seguidas sin sonreír o buscar contacto con su piel, pareciendo así un adolescente estúpido sin fuerza ni voluntad.

Pero es que no la tenía.

— Te regalaría mil cosas si pudieras tenerlas aquí, te lo aseguro.

— Lo sé- el gesto de Harry cambió de repente al recordar lo que tenía por decirle y Louis se dio cuenta. Elevó una ceja y esperó a que hablara. Lo conocía lo suficiente como para saber que a veces, necesitaba buscar las palabras correctas en su mente. No eran tan diferentes. Sin embargo, lo que dijo, fue directo y sencillo.— Hay un cuerpo de una chica bastante lejos de aquí.

— ¿C-cómo?

— Mitad del océano, no hay costa a la vista. Tiene marcas en los hombros, se resistió.

— ¿La han ahogado? ¿S-se está transformando?

Harry lo miró durante un segundo, había miedo en los ojos de Louis, pensamientos que desconocía y quería saber a toda costa. Negó con lentitud y fue cuando la mirada del hombre que tenía delante se entristeció.

— Está muerta.

Al principio, Louis se autoconvenció de que solo se estaba sintiendo mal por una joven que había muerto a manos de una sirena en mitad del maldito océano. Triste porque había perdido la vida, porque era injusto que alguien decidiera por ti.

Pero cerró los ojos al darse cuenta de cuáles eran sus verdaderos pensamientos. De dónde venía la decepción.

— Louis, estaba bastante lejos de aquí pero no lo suficiente como para pertenecer a otro lugar. Quiero decir, el océano es enorme, y por esta zona sólo he visto a Chelsea y a Zayn.

— ¿Crees que han podido se ellos?

Harry negó con el ceño fruncido y luego volvió en busca de su mirada.

— Chelsea me ahogó a mí, eso sólo pasa una vez. Si ha sido uno de ellos dos, ha sido Zayn. Y, no sé, me siento un poco mal por él, tiene que estar destrozado.

— ¡Ha matado a una chica!- dijo con incredulidad.

Cómo podía sentirse mal por el tritón que le había quitado la vida a una persona que quizá solo pasaba un buen rato paseando por la playa. Era injusto y absurdo.

Encima Zayn, ese maldito que lo había retenido por razones probablemente más profundas de las que conocía.

— No era su intención, t-tú no sabes lo que siente cuando quieres ahogar a alguien. Es poderoso, intenso, incluso duele.- sus palabras iban perdiendo fuerza una tras otra. Louis buscó de inmediato sus ojos y les regaló una cálida mirada.

— ¿Te dolió?

Harry asintió poco a poco antes de que los brazos de Louis rodearan su cuello.

— Dolió más luego, cuando te fuiste. Pero se pasó al tiempo. Al principio era raro, porque venías y aún sentía algo aquí que...- dijo colocando la palma de su mano justo en medio del pecho.

— ¿Por qué yo?

— No lo sé. No se sabe. Eso es la... La maldición que te dije.

Louis frunció el ceño de inmediato y le miró buscando respuestas. Todo este tiempo había estado caminando sobre suelo transparente, sin saber si su siguiente paso sería duro o el aire antes de caer por el precipicio. Nunca antes había necesitado tantas respuestas como ahora.

— Es como una conexión al instante en el que ves a la otra persona. No fue conmigo, fue mi naturaleza, estoy seguro porque esa sensación era demasiado inhumana.

— ¿Entonces Chelsea la siente contigo?- preguntó bastante cohibido, preguntándose a sí mismo si de verdad quería o no escuchar lo que estaba por decir.

— No. Ahí la condena. Porque... Dura una transición, es efímero. Cuando desperté, ella no me conocía de nada. Su persona no sabía absolutamente nada de mí, y su naturaleza se había olvidado por completo. Se sintió vacía, probablemente lo hace.

— ¿Y tú...?

— Yo perdí mi humanidad. De todas formas tampoco la conocía.

Ese par de frases fueron un disparo en plena sien para Louis. Se quedó paralizado durante un momento, su mente trabajando con rapidez. Escuchando el eco de su voz repetirse sin parar, oyendo la suya propia formular preguntas que estaba seguro no diría en voz alta. Su piel se estremeció, un leve escalofrio recorrió toda su columna. La boca se secó en cuestión de segundos.

Si él, por algún motivo se ahogaba, y todo salía bien, no sentiría nada de lo que su humanidad sintió. No estaría...

Ni si quier fue capaz de terminar sus pensamientos.

— Louis, ¿estás bien?

La voz profunda de Harry le hizo volver en sí, parpadeó varias veces e intentó sonreír.

No podía permitirse pensar de esa manera, no justo ahora que había venido con sus mejores intenciones, con frases preaparadas en su mente, oraciones recitadas en práctica para encarar a Harry frente a él. Estaba preparado para cosas buenas, no para pensar cosas así. Cosas que ni si quiera debería de estar pensando.

— Sí. Yo, hmm, yo quería hablar contigo.

— ¿De qué?

— De tantas cosas que incluso tengo una lista mental. Pero los número se desordenan y no sé por dónde empezar. Pero, tenemos que hablar de una vez por todas. De todo. Y lo sabes.

Harry tomó sus brazos y lo atrajó hasta su cuerpo. Luego nagó dejando su espalda reposar sobre una piedra. Fue cuestión de segundos que Louis enlazara sus piernas en la cintura.

—Lo sé.- dijo al fin preparándose para lo que llevaban tiempo dejando a un lado como tema tabú.

Quizá había muchas más cosas de las que hablar, pero una sobre todo le aterrba.

— Dios, es que no sé por dónde empezar.

— Visualiza la primera cosa de la lista y dila, solo dila.- sembró coraje en él.

— Cr-creo que puedo decirlas todas en una. Déjame pensar.- dijo con ternura y nerviosismo. Por primera vez, era Louis quién parecía un niño pequeño buscando las palabras correctas que decir, luciendo inocente, vulnerable entre los brazos de Harry.

— ¿Y bien? - insistió al ver que pasados un par de minutos, Louis mantenía la mirada fija en el mar y acariciaba el hombro de Harry sin parar.

— Nunca, jamás, en mi vida me he sentido con alguien como me siento contigo.- dijo de repente dejando a Harry con una sonrisa de tristeza a punto de aparecer en el rostro.

Quizá no era el mejor resumen que podía hacer de su lista, que era bastante larga, pero era la única forma que encontró de hacerle saber que hacía tiempo que había dejado de estar en constante pelea con su razón.

Probablemente cada palabra estuviera servida con un trozo de cristal que desgarraría cada parte de él al recibirlas, pero la verdad tenía que ser dicha.

— ¿Nunca?- cuestionó nervioso.

Harry a veces no sabía cómo actuar, llevaba demasiados años sin mantener contacto con las personas, era difícil decir algo sin sonar estúpido o inocente. Pero incluso esa faceta de Harry, hacía que el corazón de Louis se hiciese pequeñito.

— Nunca- afirmó Louis tomando una de sus manos.— T-te miraba y veía lo que busqué toda mi vida. Siempre he buscado belleza en las cosas, arte, delicadeza, magia. Y tú lo tienes todo. Lo increíble, es que ya no te veo así.

Por un momento, el gesto de Harry decayó, luego quiso saber más.

— ¿Qué ves?

Louis soltó su mano y la llevó hasta su cabello, enredando lo dedos en él, sintiendo la sal sobre sus yemas. Se tomó un tiempo observando a Harry, cada detalle, cada cambio en su cuerpo que lo diferenciara al suyo propio. Pero no vio nada.

— Veo pureza en tus ojos, profundos, intensos, a veces me pregunto por qué el mar se refleja tan bien en ellos. Veo vulnerabilidad, calidez y amor.- dijo tal que así, como si cada una de esas palabras no tuvieran el verdadero significado que poseían.

— ¿Qué más?

— Veo los brazos que me abrazan cada día; una boca que sonríe creando hoyuelos a ambos lado de tu rostro cuando digo cosas estúpidas. Veo a alguien fuerte. Veo a la persona que me ha hecho darme cuenta de cosas de las que no tenía ni la menor idea.

— Pero no puede ser- dijo de repente preparado para argumentar.— No soy eso. Soy la criatura que intentó ahogarte. Estoy siempre frío, tengo branquias en el cuello; escamas entre los dedos, una maldita cola de pez. No tengo absolutamente nada que ofrecer, no soy esas cosas que dices.

Su mirada se posó entre ambos cuerpos evitando los ojos de Louis. Le resultaban poderosos, había observado ese azul incluso en la fotografía que tenía cuando éste no estaba. Era malditamente increíble, y enfrentarlo no era una opción.

— No. Tú si eres todas esas cosas y más. Hace tiempo que no veo nada diferente en ti, Harry. No veo diferencia entre tu cuerpo y el mío. La hay, es una jodida obviedad, pero, ¿a quién le importa?

— A mí.- susurró levantando la cabeza. Ahora sus ojos estaban cristalinos, reteniendo lágrimas.

— No, por favor- le rogó que no llorara.—. No puedes hacerme verte de forma diferente de nuevo, Harry. No cuando ahora eres lo más real que ven mis ojos. Cuando veo a Harry, ese por el que siento cosas que no puedo ni explicar.

— Cuando te vayas..

Y ahí estaba. Lo que tanto habían apartado de sus conversaciones. Lo que sabían que tendrían que hablar en algún momento para estar mentalmente preparados antes de que las cosas sucedieran. Louis tomó aire y carraspeó.

— Te diría que quiero evitar el tema, pero Niall me ha dicho que tenemos que hablar sobre la vuelta a casa.

— ¿Va a ser pronto?- preguntó con la voz quebrada; sus ojos seguían intentando retener la lágrimas.

— Supongo. Pero no quiero irme, Harry. No quiero volver a Londres. Pero si me quedo por mi cuenta prometiendo volver, sé que no seré capaz de hacerlo.- admitió con sinceridad.

Harry no sabía como sentirse al respecto, sabía que aquel miedo era correcto, que su corazón se sentía frío y que era lo normal. Pero también sabía que este era el curso que debían seguir las cosas.

— Siempre ha sido imposible.

Esa frase sentenció todo. Justo en ese instante, Louis se dio cuenta que toda la maldita conversación que habían tenido, había sido exclusivamente para hablar de sus sentimientos respecto al otro, que Louis le había dicho que no importaba cómo era o lo que fuese; pero ahora, esa simple frase, le daba la razón a Harry y le hacía cobrar sentido a todo. Todo lo que le había dicho escondido entre palabras vanas. Pero Harry se había dado cuenta. Ambos lo sabían ahora.

— Hey, no, por favor- volvió a pedirle pasado ambos pulgares sobre sus párpados.—. Son el verde más bonito que he visto jamás, no me gusta verlos triste. No son los ojos del Harry que conozco. Del Harry que veo ahora.

— Louis Tomlinson, ¿has visto tus ojos? Es el azul más increíble que puede existir. A veces son claros como el cielo, otras brillan como el agua con el reflejo del sol. Y a veces; a veces tienen tanta profundidad que el océano parece estar en ellos- colocó ambas manos sobre sus mejillas y su mirada pareció hundirse en sus ojos—. No. Tú eres el océano.

Y sí, porque a finde cuentas, era al océano dónde pertenecía.


*Hola, este capítulo ha sido bastante más largo que de costumbre y no tengo mucho que decir. Agradeceros que ya estamos muy cerca de las 100k leídas y que Drowned ha llegado al puesto 45 en Fanfic, yayyy*

♦ Gracias a las personas que me estáis eviando video edits, manips y aesthetics, todo lo publico en la cuenta de instagram drowned.larry

♦ Dije que este capítulo era mi favorito porque por fin han hablado y por fin se han dicho lo que sienten. Sé que quizá no es la manera más directa y común, que ambos han ocultado sus sentimientos mendiante palabras, pero a fin de cuentas, ambos lo saben ya.

♦ Dedicación para: takeallmemories, mydem0nshide, AlejandraPonce95, TheHellInMyEyes, UnPandicaso, TeamVersatiles_Larry, BlackandWhitemn, Figueroitai, tamarabp, MBDellarosa, larryiscool, XLallyX (gracias por comentar tanto), CatDuck, _Nia_M, Lxrryzukistrukis, Louisbottom- (tu user es mi vida), mylastwishper.

Seguid dejando users aquí yay.

Pd: ayer vi Suicide Room y estoy en la mierda. Dominik bebé :(

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