Capítulo 20: Cuando te vayas III.
♦ Advertencias: mención esporádica de una enfermedad sin tener ni la menor idea y verificación.
Wherever you are is the place I belong.
Hawaii, 2019.
Tenía la sensación de que el sol había salido demasiado pronto esa mañana. Abrió los ojos con cuidado para dejar pasar la luz y vio a Jo dormida sobre su hombro. La dejó sobre la almohada con delicadeza y comenzó a preparar las cosas para salir de nuevo hacia la playa.
Le había dicho a Harry que iría temprano, le llevaría las fotos y pasaría todo el día con él. Ese era el plan y no podía lucir más perfecto. Guardó las fotografías que había imprimido por la noche en una bolsa de plástico y las introdujo en la mochila.
Una vez tenía todo lo que necesitaba dentro, dejó caer sus pantalones sobre el suelo y entró al baño para tomar una ducha. Una medianamente larga puesto que recién amanecía y tenía suficiente tiempo. El agua fría lo despertó un poco más pero fue el sonido la puerta el que no dejó ni una sola combinación nerviosa dormida.
Se ató una toalla a la cintura y salió a recibir a quién quiera que fuese y que también tenía llave. Todo el mundo había pedido una copia de la llave o qué cojones.
— Madre mía.- murmuró Niall al ver a Jo en la cama.
Encontró los ojos de Louis y sonrió triunfador como si fuera su propia batalla.
— Ni lo digas, porque no es lo que parece.
— No, si yo no digo nada. ¿Hace falta? Jesús, no sé cómo debes sentirte. Tipo, le gustaban las chicas y ha pasado de una buena tía a ti. O tus encantos masculinos han despertado en ella la heterosexualidad o eres demasiado afeminado. ¿Algo que decir al respecto? ¿Duele? ¿Te sientes menospreciado? ¿Louis?
— Basta, quieres callarte, por Dios.- gritó agobiado por toda esa palabrería que no tenía ni sentido ni poder sobre él.
Sacó ropa que ponerse y tomó asiento en la cama para comprobar los mensajes de su móvil. Jo hizo varios ruidos pero no se despertó.
— ¿Qué haces despierto tan temprano?
— Voy a salir a hacer compras y luego iré a la playa. ¿Tú?
— Liam dijo que nos quería ver a todos a primera hora de la mañana, así que no estaría mal que despertaras a Jo.
Louis enarcó una ceja y pasó la mirada de su amigo a la mujer que aún dormía entre sus sábanas. De hecho, y ahora que lo pensaba y la veía ahí, el no sentirse atraído por ella fue el problema número uno.
— ¿Y por qué no lo haces tú, uh?
— ¿Con la mala leche que tiene y lo mucho que me odia? Ni de coña, Lewis. Es tu novia.
— Que no e-
— Vale, vale.
Niall tomó asiento en el sofá, por lo cual dejaba claro que sería Louis el encargado de efectuar la faena de despertarla. En su opinión, no tenía tanta mala leche, era caracter fuerte, y eso no era malo.
Se llevó las ropas que iba a ponerse al baño y desde allí marcó a su madre. No lo cogió hasta cinco o seis tonos, y su voz no parecía para nada amigable. Su saludo fue frío y seco, y Louis sabía que tenía todo el derecho del mundo de actuar así.
— Lo siento. Siento ni si quiera haber llamado para hablar contigo, pero las cosas aquí están yendo de otra manera y, ojalá pudieras entenderlo.
— Ojalá me lo contaras.
Y sí, ojalá pudiera hacerlo, pero era algo tan suyo que solo él podía lidiar con ello. Tomó aire y se dejó caer contra la puerta. Cuando le dan alas para volar, las rechaza y no siente que le importe. Lo odiaba.
— Voy a estar aquí hasta que Niall se vaya, no sé cuánto tiempo será eso, por lo cual no voy a llamar a la empresa.
— Louis, respeto todo lo que haces pero-
— Mamá.
— Es la vida de Niall, es su trabajo, está avanzando, está creciendo, y tú estás ahí, te-
— Para. Llevo mucho tiempo diciéndome a mí mismo que aunque no sea lo que se debería hacer, esta es la vida que estoy viviendo ahora mismo. Y es mía, no es de Niall. Es sólo mía. Sólo necesito que lo entiendas.
Su madre no dijo nada, se mantuvo en silencio intentado comprender lo que su hijo le explicaba. Y sí, lo haría si supiera qué le hace permanecer en ese lugar del cual quería salir no hacía unos días. En el silencio que compartían, un golpe seco se escuchó en la habitación y luego un grito por parte de Niall.
— ¿Louis?
— Mamá, te llamo luego. Voy a ver qué pasa.
Colgó y se vistió a toda velocidad para salir del baño. A primera vista, no vio nada ni nadie, pero más abajo, Niall estaba de rodillas en el suelo junto a Jo.
Desde que había llegado a este lugar, lo único que había hecho era sentir que la sangre desaparecía de su cuerpo, y ahí estaba una vez más la sensación de desvanecimiento. Caminó hasta ambos y se arrodilló junto a su amigo que sostenía la cabeza de Jo entre sus manos.
— ¿Q-qué le ha pasado? Niall, di algo. ¡Niall!
— Se despertó, fue a levantarse y se desmayó. Se ha golpeado la cabeza y no reacciona. ¿Quieres hacer el favor de llamar a una ambulancia? Louis, joder.
Se puso en pie y alcanzó el móvil para llamar al servicio de emergencias. Las manos le temblaban y Jo no reaccionaba a nada. Cuando le atendieron y juraron que la ambulancia llegaría en unos minutos, se dispuso a intentar que recuperara la consciencia. Buscó el alcohol en el botiquín del baño y Niall lo acercó a su nariz, pero lucía dormida como lo había estado unos minutos antes.
— Tranquilo, ¿vale? Ha sido una bajada de tensión o algo así; estoy seguro.
Louis suspiró y se llevó las manos a la cabeza en el desespero, la ambulancia parecía no llegar, y cuando la puerta se abrió, juró que había estado como dos horas esperando. El servicio de emergencias prepararó una camilla en medio de la habitación y pidió espacio para llevarse a Jo.
Temblando, alcanzó el móvil para llamar a Nicole. Estas situaciones no estaban hechas para él. Era demasiado aprensivo y negativo, ni si quiera quería pensar.
— Louis, has palidecido tres tonos.
— Vamos a coger un taxi, corre- ordenó mientras hacía la llamada.— Nicole, soy Louis. Jo se ha desmayado y la están llevando al hospital. Te veo allí.
No tenía fuerzas ni de entablar una conversación. Sólo podía rezar para que todo fuera bien.
En la playa, el sol había salido en su totalidad y Harry esperaba a que Louis llegara como había dicho. Le pediría que se quedara todo el día y lo llevaría a lugares increíbles del océano.
Cuando se fuera... Cuando Louis se fuera no estaba muy seguro de cómo volver a vivir el día a día en la completa soledad. Tenía a Jo, pero ella no podía dedicarle todo el tiempo que quisiera. Louis por otra parte se la pasaba aquí día y noche. A veces deseaba que pudiera estarlo para siempre, luego se arrepentía de sus propios pensamientos y simplemente se juraba a sí mismo nunca volverlo a hacer.
Pero si no fuera por aquel día, en el que se conocieron y lo único que pudo sentir fue ese ansiada de ahogarlo, ahora no estarían en este punto. De todas formas, odiaba que hubiera sido así. En ocasiones se imaginaba cómo hubiera sido, lo soñaba. Lo veía muerto en las profundidades del océano, lo oía gritar sintiendo como su piel cambiaba, lo escuchaba ahogarse una y otra vez...
Sacudió la cabeza dejando atrás los pensamientos e intentó estar de mejor ánimo para el día de hoy.
Miraba la orilla y la entrada a la playa desde la lejanía intentado percatarse de algún movimiento o indicios de que Louis venía, pero fue antes el sonido que provino de su espalda el que lo sobresaltó. Al darse la vuelta todo el mar parecía haberse petrificado. El viento había dejado de corre. Su corazón dejó de latir por un segundo para seguir haciéndolo con fuerza poco después. El suspiro murió en sus labios y por primera vez en el mar, sintió frío.
— Harry.- susurró su fina voz encontrando directamente sus ojos. Que pronunciara su nombre le estremeció.
— ¿Qué quieres? Te dije que no iría contigo.
— ¿Vas a ahogarle? ¿Lo harás? Lo hemos visto en la playa y en el lago. Está con todos esos científicos. Estás en peligro y así lo estamos todos.
De todo lo que dijo, Harry sólo pudo estar pendiente de una palabra.
— ¿Hemos?
— Tienes que alejarte de ellos, Harry. Este no sólo es tu hogar ahora. Vas a venir con nosotros.
— No me voy a ir de aquí.- dijo convencido.
El agua burbujeó junto a Chelsea, ambos observaron cómo el agua brillaba a su alrededor y Harry se sintió incómodo. Nunca antes había visto a otra sirena que no fuera Chelsea. Aquel ser salió a la superficie y una vez más, quiso desaparecer.
— Tú.- fue lo único que pudo articular cuando le vio.
Llevaban más de una hora y todavía no los dejaban pasar. Niall había llamado a Liam para contárselo, y aunque no pudo venir, les dio ánimos y deseó que Jo se pusiera bien lo antes posible. Nicole lucía nerviosa pero mantenía la calma, una virtud que Louis deseaba tener, pero a diferencia de eso, daba vueltas por todo el pasillo y suspiraba cada dos segundos.
Cada vez que un médico pasaba, preguntaba sin recibir respuesta. Estaba cayendo en la desesperación cada vez un poco más.
— Maldita sea, sólo se ha desmayado.- se dijo a sí mismo aunque no ayudó en lo absoluto.
Un hombre mayor y de piel oscura salió de la habitación que tenían a un lado y los miró cuestionando si eran ellos los familiares.
— ¿Es usted el doctor de Jocelyn?- preguntó Nicole esperanzada y él asintió.
Los tres suspiraron y esperaron a recibir nueva información.
— Ya está consciente, podéis pasar a verla ahora. Le hemos hecho unas pruebas porque no hemos encontrado ninguna anomalía en los analisis. Tendremos los resultados en unas horas.
Todos asintieron y una vez se fue, pasaron a la habitación. La joven sonreía como siempre y empezó a hacer muecas cuando los vio tan preocupados.
— Oh, vamos. Estoy bien, miradme. Puedo salir de fiesta ahora mismo.- Se incorporó y estiró el brazo para tocar a Nicole y abrazarla.
Louis se sintió mejor al verla en ese estado de ánimo, pero el susto no se lo quitaba nadie. Quería matarla por el mal rato que le había hecho pasar.
— Qué susto me has dado, no te he apreciado más en toda mi vida.- admitió Niall y Jo tan solo rió.
— Me alegro de que no pasaras la noche en casa, me hubiera desmayado yo contigo al verte, idiota.- comentó Nicole antes de besarla y volver a enredarse entre sus brazos.
Entre los tres, matuvieron una conversación amena y algo divertida, pero Louis no estaba pendiente. Miraba la pared desde la puerta y sentía que su mente estaba tan en blanco como ella. Y es que joder, lo había pasado muy mal en tan solo unos minutos, necesitaba recuperarse. Siempre había preferido ser el paciente al familiar preocupado. Qué mal rato.
— Voy a por un café, ahora vengo, ¿vale?
— Te acompaño. ¿Vienes, Louis?- preguntó Niall y su amigo negó.
Cerraron la puerta con cuidado y siguió observando la pared evitando el contacto con Jo. Que unos segundos después, empezó a molestarse por la indiferencia.
— Ni si quiera me has dado un abrazo, estúpido.
Encontró sus ojos y suspiró vencido caminando hacia ella. La estrujó entre sus brazos y dejó caer la cabeza sobre su hombro. Se sentía mareado, si seguía así probablemente tendrían que acomodar una camilla al lado de esta.
— No valgo para estas cosas, lo siento. Siempre me pongo en lo peor y ugh.
— Lo sé. Siempre negativo, nunca positivo. Pero estoy bien. No le digas a Harry nada de esto, ¿vale?
— Mierda, Harry.-murmuró separándose y encontrando los ojos claros de Jo frente a su rostro.
— No te preocupes, ve a verle. Nicole se va a quedar conmigo. Tendremos los móviles operativos por si pasa algo.
Louis negó y se sentó de forma más cómoda en el hueco de la cama.
— Iré a la hora de comer, me quedaré hasta que traigan las pruebas, ¿sí?
Jo asintió sin oponerse a ello, y golpeó levemente su hombro de forma divertida al verlo con esa cara de susto que aún lucía.
— Louis, cuando te vayas tienes que decirle a Ha...
— Lo sé.- dijo simplemente.
Luego llegaron Nicole y Niall con un par de cafés, habilitaron la tele y tomaron asiento en el sillón y sillas que había. Conversaron de cosas triviales y de cómo una vez Nicole se desmayó en la ducha con la puerta cerrada y Jo casi sufre un ataque al corazón. Rieron, y hablaron de lo que harían esa noche, quedaron para tomar algo y Niall propuso ir al cine.
Al cabo de un tiempo Louis comenzó a sentir molestia en el estómago vacío y salió a por un café. Aunque con todo ese lío de nervios necesitaba una copa bien cargada, pedir alcohol en el café de un hospital probablemente estaba prohibido, aún así lo intentaría.
El doctor de Jo salió del ascensor cuando él estaba por montarse y lo paró un momento. Llevaba un par de papeles en las manos y supuso que serían las pruebas.
— Eres familiar de Jocelyn, ¿verdad?
— Sí.- dijo simplemente, no era momento de dar explicaciones.
— Ya tenemos las pruebas que le realizamos de urgencia y aún no tenemos nada claro. Se lo vamos a comentar ahora mismo, porque debemos realizar algunas más específicas.
— ¿Qué es lo que pasa?
— El lóbulo occipital parece dañado y-
— ¿Del golpe?
— No. Ya estaba dañado, por ello los mareos y ese desmayo. De todas formas todavía t-
— ¿Pero qué es eso?- volvió a cortarle.
Estaba nervioso, él esperaba un está completamente bien y le vamos a dar el alta. No esto. Qué cojones es el lóbulo occipital.
— El sistema visual, reconocimiento espacial de movimiento y colores.
No supo cómo reaccionar, él debía ser el último en enterarse de esto. Ahora no haría más que darle vueltas y esperarse lo peor; necesitaba saber cuál era la peor de las opciones en ese mismo momento.
— ¿Se va a quedar ciega?
— Es pronto para dar un diagnóstico así. El lóbulo occipital también es el encargado de interpretar imágnes y elaborar infomación; pero en la mayoría de los casos siempre afecta al sistema visual y sólo tenemos que ver un poco más allá para ver cuán dañado está. Pero la pérdida de visión aunque no completa pero sí parcial es bastante común con algo así.
— No...- susurró casi inaudible.
— ¿Estás bien? Oye, en el peor de los casos incluso podríamos plantearnos una operación. He visto pacientes que con sólo una prueba general ya sabíamos cuán grave era. No creo que esto vaya a terminar mal. ¿Oye? ¿Me estás escuchando?
Asintió tan pronto como terminó y se subió al ascensor pulsando la planta baja dejando al doctor casi con la boca abierta.
Quería salir corriendo, quería volver el tiempo hacia atrás y estar la noche anterior tumbado en la cama como Jo a su lado sin saber absolutamente nada. ¿Perdería la vista? ¿Dejaría de ver los colores que este paraíso les regalaba? No podía pasar, era tan injusto. No a ella, ella era la última persona en este mundo que merecía algo así.
Tomó el primer taxi que encontró en la puerta del hospital y dio las mismas indicaciones de siempre. Probablemente el doctor estaba en esos momentos hablando con Jo y el resto, y al ver que Louis no estaba, daría por hecho a dónde había ido. No podía impedirle que le contara a Harry todo lo que sucedía. Se merecía saberlo. Era su mejor y única amiga, y en cuanto lo tuviera delante, le daría el móvil para la que la llamara. Como si tenía que mojarlo en el mar.
El camino era algo más corto puesto que este hospital no estaba muy alejado de esa costa. Salió corriendo como si le faltara el tiempo y no el aire. Comenzó a gritar el nombre de Harry pero nadie aparecía. La playa estaba completamente desierta, ni un alma paseando. Nadie en el agua.
Unos pájaros comenzaron a cantar de una forma diferente, jamás había escuchado algo así, y entre tanto silencio, era lo único que podía oír.
— ¡Harry! ¡Harry, por favor!
Se había asegurado de decirle a Harry que vendría en la mañana, quizá ya eran unas cuantas horas tardes, pero él siempre salía a su llamado. O sencillamente ya estaba esperando. Pero no había nadie en el océano. Y sentía que de hecho era así.
Se quitó la camiseta y dejó el móvil sobre ella antes de meterse en el mar.
— ¡Harry!- gritó una y otra vez.
Nadó tan profundo como pudo, sus piernas comenzaron a cansarse. Estaba agotado de ir de un lado a otro, de gritar, de que nadie diera señales de vida. Podía llevar una hora allí y no darse cuenta.
Era como escalar y caerte antes de alcanzar el último peldaño. Era subir unas escaleras y tropezar en el último escalon. Era que Harry le pidiera algo y fuera un abrazo. Era impotencia. Eran ganas de gritar aún más alto.
— ¡Harry!- su voz se rompió en el último grito desgarrador. Todo en calma.
Cuando no aparecía, Louis sentía de todas formas que estaba en alguna parte del mar. Pero esta vez era diferente, o quizá era propia paranoia. Pero no había magia en este lugar ahora mismo.
El lugar en el que esa misma mañana, lo último que dijo Harry antes de desaparecer, fue su nombre.
— Se ha ido.- susurró.
#Pregunta: ¿Cuáles son vuestras woman crush?
Las mías Cara, Kendall, Bea y Ruby.
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