Capítulo 15: El hielo que quema.
♦ En este capítulo termina el flashback.
And I'm thinking about how people fall in love in mysterious ways. Maybe just the touch of a hand.
Hawaii, 2019.
Y fue como decir algo de lo que dudas y darte cuenta de que no es cierto. O puede que fuera miedo, pánico, inseguridad hacia el abismo oscuro y frío que se avecinaba en un futuro inestable y borroso. Algo impredecible, algo que supo que no podía ser real.
Fue cómo soñar y despertar.
— No. Por su puesto que no. Qué mierdas me pasa por la cabeza.
Volvió en sí cuando oyó de nuevo los tacones de Jo. Podrían haber pasado horas y en su mente sólo unos segundos de dolor habían transcurrido.
Porque no había más que eso. Vacío. Miedo. Vacío, miedo y la inseguridad de saber lo que es y no es correcto. Lo que está bien, y lo que está absolutamente mal.
— Vale, Louis. No es Harry. Es gris, ahora sólo reza para que encuentren similitud en la comprobación de especies registradas; si no, estamos como al principio. ¿Louis?
— Sí, perdona. Estaba pensando y, no sé, me ha pasado algo muy extraño.- titubeaba y Jo se dio cuenta de ello, por lo cual entró y cerró la puerta tras ella.
Louis frunció el ceño al verla entrar; sentía esa necesidad de contar las cosas pero a la vez, saber que no debes pronunciar palabra. Es doloroso e impotente, pero en ocasiones no hay más que eso.
Suspiró y se dejó caer en la cama, había parado por unos minutos la discordia de sus pensamientos, pero como una traición, volvían clavándose como un puñal profundamente en su espalda. Pero él lo sabía, él sabía lo que debía de hacer.
— ¿Y bien? No me mires así, doy por hecho que vas a contármelo.
Louis suspiró y se incorporó para estar cara a cara con Jo.
— Jo... Estoy cansado. A veces me pregunto cómo te adaptaste a esta situación tan rápido. Pero yo no puedo, ¿entiendes? Soy débil.
— Débil ante qué. ¿Ante el hecho de saber que existen las sirenas o que existe Harry?
Louis encontró su mirada y cerró los ojos lentamente, negó con parsimonia y suspiró una vez más antes de levantarse de la cama y estirar el brazo hacia Jo.
— Vamos a pasarlo bien, a olvidar todo un poco y mañana será un nuevo día.
— ¿Eres de esos incrédulos que piensan que el paso del tiempo sencillamente cambia tus sentimientos? Porque no es así, Louis. ¿Y sabes algo? Te equivocaste de adjetivo, no es débil, es cobarde.
— Basta, ¿sí? Mañana hablaremos, los dos. Tú y yo. Ahora necesito no pensar.
— Llevas queriendo no pensar desde que todo se volvió verde para ti.
Un enorme suspiro inundó la sala y Jo negó con la cabeza bastante cansada. Rendida ante la pasividad de Louis ante esta situación. Lo cual en cierta parte entendía, y en otra, la desquiciaba de principio a fin.
De todas formas, asintió y tomó su mano para dirigirse a la puerta. Niall esperaba frente a ellos con el cuerpo sobre la pared. Sus ojos emocionados demostraban cuán cerca estaban de eso que tanto ansiaban.
Y dolía. Oh, sí dolía.
— ¿Listos? Algunos chicos se van a quedar para estudiar las comprobaciones. Aunque estoy cien por cien seguro de que eso no es nada que hayamos visto antes.
Louis vio cómo Jo forzaba una sonrisa y asentía con desgana. Algunos hombres salieron de la habitación junto a Liam y todos lucían igual de contentos que Niall. Todo daba asco.
— ¿Preparados? Disfrutemos de la victoria antes del partido.
Y tras sus palabras, todos emprendieron su camino hacia la planta baja para salir del hotel.
Las luces del bar se habían vuelto oscuras hacía rato, probablemente estaban por cerrar. Intentaba abrir los ojos pero los párpados le pesaban en demasía, cansados y cargados. Hacía tiempo no se sentía tan perdido físicamente. Pero de hecho no, no se encontraba a sí mismo en sensaciones desgarradoras y pensamientos vacíos.
Había una luz brillante que parpadeaba confusa al final de una estela de luces consumidas por el alcohol y las drogas que acumulaba en su sangre. Todo daba vueltas, nada estaba claro excepto aquella luz que quería seguir si su cuerpo y su mente estuvieran conectados correctamente.
Pero no era el caso.
Como un borrón nublado recuerdos no definidos aparecieron en su mente. En el silencio de aquella habitación escuchaba la música retumbar en las paredes de su cráneo y el vibrar en sus oídos.
No era la primera vez que probaba algo que aislara su mente de este lugar, pero sin duda, la única que había sido tan eficaz y a la vez tan dolorosa en estos momentos en los que todo vuelve. Y vuelve con una potencia mucho más atroz.
Las lucen habían alternado colores en la pista que cada vez lucía más abarrotada. Sus vasos se acababan y llenaban prácticamente al instante. Las palabras se perdían en sus labios porque de un momento a otro no hacía falta decir nada.
Todo daba igual. Nada era cierto. Nada importaba. Y joder, se sentía tan bien.
Y la oscuridad se hizo paso cuando sintió unos brazos a su alrededor que lo ayudaban a ponerse en pie y abrió los ojos.
Aquella luz había desaparecido.
Pura y cruel ironía.
— Apestas. Te juro que ni si quiera me importa lo mucho que te va a molestar la luz del sol en cuanto abra esa puerta.
Era la voz de Niall, reconocería su acento en cualquier lugar y en cualquier estado. Parecía molesto, pero por su puesto no estaba en las condiciones de preguntarse por qué. Probablemente lo averiguaría en unas horas. Aunque no despertar era una buena opción en esos momentos.
Como dijo, la luz brillante del día comenzando a nacer golpeó sus ojos y jadeó en molestia mientras Niall seguía maldiciendo en voz baja.
No fue consciente de nada hasta que volvió a abrir los ojos y estaba en su habitación de hotel. En su cama. Su amigo lo observaba en la distancia y negaba en el desconcierto. Dejó un vaso de agua en la mesa junto a él y su silueta se perdió en la puerta.
Cerró lo ojos y todo lo golpeó de nuevo. Aquella luz.
Aquella verde luz.
— Al fin. Vamos, te acabo de ver abrir un ojo, llevas durmiendo desde el amanecer. Te he traído el almuerzo, necesitas comer algo.
Era Jo, estaba seguro de ello. Todo el cuerpo le dolía, pero extrañamente, ya no tenía más ganas de dormir. Giró la cabeza y vio ante sus ojos la hora, eran las seis de la tarde. Suspiró y se puso en pie sin levantar la mirada. Aún sufría los efectos de la noche pasada.
— Voy a ducharme.- su voz estaba mucho más rota que de costumbre e incluso se sorprendió al oírse.
— ¿No vas a preguntar por lo que pasó anoche? Quiero decir, perdiste el control demasiado pronto, no sé si aún eras tú cuando las cosas empezaron a... ¿complicarse?
Louis paró antes de entrar y encontró la mirada de Jo. Confusión en ambas partes, pero mucha más incertidumbre en los ojos de aquel hombre ahora mismo, indefenso como un animal.
— ¿Qué hice?
Habría esperado cualquier estupidez, pero las próximas palabras de Jo incluso lo sorprendieron.
— Golpeaste a Liam cuando intentó besarte. Ni tú ni él estabais bien, pero al parecer aún por ese entonces sabías diferenciar a las personas.
— Espera, ¿qué? Eso es absurdo, ¿qué es esto? ¿Un libro?
— Es la vida, Louis. Las cosas pasan. Pero apuesto a que Liam ya tiene bastante claro el tema.- mostró una leve sonrisa que Louis no se molestó en devolver.
Entró en la ducha y se colocó bajo el agua fría tan pronto como pudo. Dejó caer la cabeza en los azulejos y respiró profundamente. Todo esto había llegado demasiado lejos para él y ahora lo sabía.
Puede que Jo no lo entendiera, quizá Niall tampoco lo haría. Probablemente Harry lo odiaría por ello. Pero hay personas y personas. Mentes y mentes. Y la suya no era fuerte en lo absoluto. Estaba rendido ante sus sentimientos y estaba tan harto de esta situación que no lo haría de nuevo.
Segundos. Minutos. Lo que pudo ser una eternidad. Pero ya sabía lo que hacer.
Salió del baño y tomó el zumo de la bandeja que Jo había dejado para él. Buscó algo decente que ponerse y sintió como su amiga fruncía el ceño intentado averiguar qué pasaba por su mente en esos momentos. Gotitas caían por su cuello mojando el principio de su camiseta roja, pero se sentía bien. El calor abrasaba su piel.
Se colocó las zapatillas de deporte y buscó su móvil por toda la habitación con la mirada hasta que lo encontró cargando en el suelo. Gracias, Niall.
— ¿Vas a algún sitio?
— De hecho, sí.
— ¿Qué hay de eso de que tú y yo íbamos a hablar?
— Jo, siento mucho todo esto. Nunca debiste confiarme tal secreto. Nunca debísteis ninguno de los dos. Él es tu secreto y no estoy preparado mentalmente para esto. Ha sucedido todo tan rápido. Es exha-
— ¿Qué quieres decir con eso?
El gesto de Jo era totalmente desconcertante, perdida y a la vez, en el único sitio en el que debería estar. A veces todo es una antítesis de la cual no podemos escapar.
— Te llamo luego, Jocelyn.
Y tras coger su mochila, salió por la puerta dejando a su amiga con la palabra en la boca dentro de su propia habitación.
Decidió tomar las escaleras y no esperar el ascensor. En cuanto la brisa de la calle golpeó su cuerpo, desbloqueó el móvil y buscó el contacto de su madre. Había varios taxis esperando en la acera frente al hotel. Se montó en uno y dio las indicaciones mientras la línea hacía llamada.
— Hola, amor.
— Mamá, ¿cómo estás?
— Bien, ¿y tú? Suenas cansado.- sonrió ante sus palabras, siempre lo sabía todo.
— No te preocupes, salimos anoche y hace poco que desperté.
— Entonces básicamente saliste de día, Louis- río levemente y escuchó el eco de la risa de su hijo tras la línea.— ¿Hablaste con la empresa?
Louis suspiró y dejó caer la cabeza contra el cristal de la ventana. El mismo camino de siempre en estos días, ese que se sabía de memoria.
— De eso quería hablarte. No voy a llamar.
— Louis, qué.
Era todo tan complicado a veces, de verdad lo era.
— Escúchame, mamá. Verás, es simplemente un cambio de planes. Esto... Niall tiene para mucho aquí, está en una investigación muy importante y creo que es hora de que vuelva.
Sus propias palabras dañaron su orgullo, sus sentimientos e incluso su maldita razón que lo único que había hecho hasta ahora había sido torturarlo.
— ¡Al fin, Louis! ¿Cuándo vuelves?
— Mañana, si encuentro un vuelo. Te llamaré, no te preocupes. Ahora tengo que colgar, estoy llegando a un sitio importante. Adiós, mamá.
Ni si quiera esperó a que ésta colgara. Bloqueó el teléfono y siguió el camino hasta la playa con la mirada perdida en el paisaje azul que lo acogía.
Cuando sus pies tocaron el agua fría todo en él se congeló. Era la contradicción de las sensaciones de su cuerpo; el hielo que quema.
Miró en la lejanía sus cosas y en los alrededores; no había nadie. Entró en las profundidades y nadó hasta que sus piernas no dieron más de sí. Esperaba pacientemente a que Harry apareciera, lo haría en cualquier momento, pero la espera resultó lenta.
Suspiró justo antes de que en la distancia el agua brillara como una vez lo había hecho cuando llegó a esta isla. Todo había sucedido tan rápido en tan poco tiempo.
Y ahí estaba él. Con sus enormes ojos grandes y sus hoyuelos a ambos lados de su sonrisa.
— Hola.
Su voz, tan profunda como siempre. Tan intensa, llena de todo lo que en su vida estaba vacío. Quizá él lo tenía todo.
— Hey.- forzó una sonrisa y al instante sintió las manos de Harry tomar las suyas.
Un gesto tan sincero, puro y natural que lo hacía sentir él mismo.
— Si vas a decirme algo sobre mi cara, ayer estuvimos de fiesta y estas son las consecuencias.- dijo señalando su cara con una sonrisa.
— No se nota absolutamente nada. ¿Te imaginas que pudiéramos ir de fiesta juntos?
— Si pudiera transportar conmigo una bañera a todos lados, dalo por seguro.- admitió cohibido.
En ese momento notó cómo el gesto de Harry cambió, era tan absurdo pero tan increíble cómo ese hombre que tenía delante lo conocía mucho mejor que él mismo...
Era tan doloroso estar ahí en esos momentos que tenía que adelantar lo que estaba por pasar. Tenía que salir de esa playa cuando hacía tan sólo unos minutos acababa de encontrar sus ojos.
— Dime qué te ocurre y no me digas que nada.- dijo Harry acariciando sus manos bajo el agua.
De unos días atrás a ese mismo, la seguridad había crecido en él y era algo que Louis amaba. Ojalá todo hubiese sido de otra manera. Ojalá nada hubiese sido mágico.
— No te preocupes, estoy cansado, simplemente. Además, estoy pensando en algo que quiero decirte y las palabras están colapsando en mi mente.
Harry asintió algo preocupado y esperó a que el hombre que tenía delante estuviera preparado para hablar.
— Bien, a ver. No me arrepiento ni un segundo de haberte conocido, ni en las condiciones en las que las cosas sucedieron. Siempre ha sido todo muy complicado, pero tiene sentido, ¿no? Es como un pájaro y un pez queriendo ser amigos. El pájaro se ahoga; el pez no puede respirar. Pues incluso con esas. Este viaje me ha hecho darme cuenta de quién quiero ser, de quién no puedo ser y de mis jodidos defectos. Cuales son muchos, Harry. Y en cierta parte lo odio, pero creo que ha sido lo mejor.
Los ojos verdes lucían cristalinos, avasallados por las palabras que Louis pronunciaba, intentando encontrarles algún sentido.
— Creo que la vida no ha sido justa contigo, no te mereces esto. No te mereces estar aquí; haber perdido una vida en ese horrible lugar. Pero, ¿sabes algo? Eres libre, Harry.
¿Por qué sonaba como una maldita despedida?
—¿Harry?- éste asintió y Louis sonrió.— Gracias, ¿vale?
Y él también quería agradecerle a Louis todo; porque era demasiado, tanto que no podía explicarlo. Y es que en ocasiones no es necesario que ocurran demasiadas cosas. A veces el simple roce de una mano puede hacer temblar todo.
Pero fueron sus labios los que se rozaron, porque fue la única forma que Harry encontró para expresar todo lo que había en su interior. Sus brazos rodearon el cuello de Louis y cerró los ojos antes de saborear el frenesí de su boca.
Al principio Louis no reaccionó, pero el movimiento de la boca de Harry sobre la suya fue demasiada tortura para él. Terminó correspondiendo el beso con ansia, intercambiando saliva y recorriendo cada centímetro de su boca.
Y vio aquella maldita luz de nuevo.
— Harry...- susurró contra sus labios mojados.
— Perdón, perdón.
Sus miradas se encontraron y los ojos de Louis se entristecieron aunque una leve sonrisa se formó en su boca.
— Me tengo que ir. Sólo quería hablar contigo un rato.
— Claro, claro. Te espero mañana, ¿verdad?
Louis lo miró y con esfuerzo, consiguió asentir lentamente. Dio la vuelta y comenzó a nadar un poco, hasta que paró y volvió con rapidez hasta Harry, que lo observaba marcharse. Colocó ambas manos en su cuello y lo besó con delicadeza. Para nada soez, para nada profundo. Sólo sincero.
Algunas personas están destinadas a perderse para luego encontrarse.
Harry de verdad esperaba encontrarlo pronto.
Y luego sí. Simplemente se perdió en la orilla.
En cuanto llegó al hotel ni si quiera se molestó en subir a su habitación. Pidió una copa en el bar mientras buscaba algún vuelo barato desde el móvil.
Y en ese entonces no sabía cuán oscura se volvería su noche debido al dolor que le produciría el saber que iba a marcharse.
Larry es real.
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