⏳04⏳
warning: leve mención de auto lesión e intento de suicidio, no leas si eres sensible a esto.
Eran los primeros días de enero y Jimin no estaba en su mejor momento, realmente estaba pasando por mucho dolor. No había mejor manera de decirlo que usar las palabras "Jimin estaba sufriendo ", pues eso era lo que estaba sucediendo. Dolía, dolía tanto. Estaba realmente en la mierda. Su pecho estaba destruido, porque su madre era probablemente la única persona que lo había apoyado en toda su vida. Porque la amaba, maldita sea. Esa mujer era su vida y no tenía mucho más que decir, era su madre y la quería para siempre a su lado, pero eso no sería posible.
Cuando se enredaba en sus pensamientos, no intentaba realmente describir sus sentimientos, pues no habían palabras para tal dolor. No habían palabras en general. Jimin sentía que muchas cosas de su vida ya no tenían sentido, que todo empezaba a carecer de valor y color. Su madre había sido muy buena con él, tan dulce y cariñosa. Sabía cómo mostrarle su apoyo. Existía respeto y unión en la relación que tenía con ella, todo se sentía tan correcto y especial. Pero ella ya no estaba, y Jimin sentía como que había perdido una parte de sí mismo, pues jamás podría estar completo sin ella.
Jimin se llevaba bien con su padre, pero su madre era la luz de sus ojos. Sí, ambos estaban enterados de su orientación sexual (gustaba de chicos y chicas), ambos lo aceptaban por igual y estaban bien con eso, pero era su madre la única capaz de sostener frente a personas que no fueran de su familia, que gustar de alguien de tu mismo sexo no era nada malo. Mientras que su padre, por más que lo apoyara a él en secreto, en público actuaría como todo un homofóbico para poder vivir sanamente con los hombres con los que hacía negocios.
Ella era tan libre, alegre, llena de vida, valiente, firme, decidida e incorruptible, que Jimin la adoraba más que a nadie en el mundo. Definitivamente su madre era su mayor orgullo.
Su padre tenía buenas intenciones, pero era un total hipócrita. Jimin no confiaba en él lo suficiente. En realidad Jimin no confiaba en nadie, por eso era una persona de muy pocas palabras. Pero claro, junto a Jeon Jungkook, era el más parlanchín de todos. Porque en secreto Jimin sabía que confiaba en Jungkook, en nadie más y sólo él.
Jimin tenía varias personas por las que se preocupaba, su madre más que todas las demás, pero también estaba Jungkook. Tenía otros amigos, incluso personas que conocía hace más tiempo. Pero su preocupación y sentimientos eran mucho más grandes cuando se trataba de Jeon Jungkook. No lo podía negar, lo salvaría de la muerte o del apocalipsis antes de pensar en salvar a cualquier otra persona, incluso pensaba en Jungkook antes de pensar en su padre. Simplemente confiaba en él, Jungkook le llenaba el corazón y Jimin se sentía realmente cómodo a su lado. Jungkook le traía mucha paz, era un sentimiento demasiado lindo. Amaba estar a su lado.
Toda esa paz y confianza que Jungkook le transmitía, Jimin se la quería hacer sentir a él también. Pero veía difícil poder llegar a su corazón, porque aunque él fuera alguien dulce, Jungkook parecía negarse a que alguien entrara completamente en su corazón y su vida, era como si se pusiera un caparazón. Y por más que Jimin intentara saber sus secretos o tener respuestas acerca de cosas específicas de su vida, nunca lograba que Jungkook quisiera compartir nada de valor con él.
Sabía que Jungkook se hacía cortes en las muñecas que sólo iban extendiéndose por todo su brazo. Usaba manga larga hasta los días más calurosos e incluso si estaba sudando a más no poder, fingía que no pasaba nada. Eso no era suficiente para que Jimin pudiese sospechar, pero sólo una vez la manga rodó un poco y pudo ver la larga cicatriz en su muñeca, luego otra junto a esta y otra más, lo que simplemente lo dejó paralizado. Por desgracia no pudo ocultar cómo le hizo sentir darse cuenta de aquello, pues sus ojos se ampliaron grandemente y detuvo sus risas, haciendo que Jungkook dejara de reír también. Entonces, en cuanto Jungkook notó la dirección en la que miraba Jimin, bajó su manga bruscamente y desvió la mirada haciendo una mueca de incomodidad.
Después de eso ninguno mencionó nada sobre lo que estaba pasando. Jungkook parecía querer evadir la conversación a toda costa y Jimin no sabía cómo abordar el tema.
Jimin no quería incomodarlo o ser un pesado, pero unos meses después de darse cuenta de las cortadas de Jungkook, lo fue a visitar y lo encontró parado peligrosamente al borde de su balcón, mirando hacia abajo como si estuviera listo para saltar. Y desde ahí supo que no intentar hacer algo lo convertiría en el peor amigo de todos. Además, aunque pareciera que Jungkook no quisiera a nadie metido en sus cosas, él no podía evitar preocuparse por él. Nunca podría evitarlo, porque en secreto lo amaba. Y poseía hacia él un cariño tan especial que no lo dejaría ignorar la situación en la que estaba.
Se dijo a sí mismo que lo intentaría y lo haría mejor, le traería felicidad y cosas buenas a la vida de Jungkook. Por eso mismo aceptó quedarse con los Jeon. Sentía que una parte de él estaba perdida, y tal vez Jungkook también se sentía de esa manera. Si se apoyaban mutuamente, tal vez podrían sobrevivir a aquella época tan difícil.
Su padre estaría de viaje, queriendo evadir su duelo a toda costa, buscando sacarse a su esposa fallecida de la cabeza por completo y él sólo iba a estar solo en casa hundiéndose en lo miserable que se sentía, así que ¿por qué no? Si de todos, en el único lugar que sentía que tal vez no se sentiría tan mal, sería junto a Jungkook.
Se dio cuenta de que efectivamente sólo Jungkook era capaz de hacerlo sentir en paz.
Sí, quería ayudar a Jungkook, pero todo sería a su tiempo. En ese momento el tampoco se sentiría cómodo hablando con nadie, pero le gustaba estar junto a Jeon. Descubrió que sólo sentarse a su lado era placentero, y así pasan los días donde sólo se acurrucan juntos a leer algo bajo la luz de las velas en aquella gran biblioteca personal.
— ¿Hoy tampoco quieres hablar? — le preguntó Jungkook con una leve sonrisa un viernes.
Jimin se sentó cerca, apoyando su codo en el muslo de Jungkook relajadamente.
Los padres de Jungkook jamás se enteraban de que se escabullían cuando todo estaba a oscuras para poder leer juntos.
Jimin lo miraba atentamente a los ojos sin vacilar y eso hacía que los colores subieran a la cara de Jeon.
— No, no quiero. — le susurró Jimin, también regalándole una pequeña sonrisa —. ¿Pero qué hay de ti? Porque si hay algo que quieres decir, yo siempre lo voy a querer escuchar.
Jungkook sintió el aliento de Jimin, fresco contra su boca. Se sentía hipnotizado sin poder apartar sus ojos de los de Jimin, estaban mirándose sin pausa alguna desde tan cerca, y por más que Jungkook intentó traer los momentos donde se torturaba a sí mismo para sentir repulsión de una puta vez, se sintió con ganas de todo menos de correr lejos de Park Jimin.
Se imaginó qué bien se sentiría poder cortar la distancia, tomarlo del cuello y unir sus bocas.
Pero desear, desear y desear... Desear sin descanso era lo único que le quedaba.
Huir y sufrir, eso también eran las únicas cosas que podía hacer además de desear. Pero eran mucho más dolorosas que desear, porque a veces en secreto, las sensaciones en su estómago del deseo eran placenteras y no importaba que terminaran doliendo, quería desearlo para siempre porque lo hacía sentir vivo y que seguir respirando valía la pena.
— Me agradaba tu madre más de lo que me agradaría la mía jamás, y puedo decirte que si alguien merecía una vida larga y feliz, era ella. — le susurró Jungkook, observándole con sinceridad —. Lo siento.
— Gracias, Jungkook. — asintió Jimin sin borrar su mini sonrisa.
— Sé cómo es sentirse triste y es lo que menos deseo para ti. — se sinceró Jeon —. Yo... No sé cómo explicarlo...
— Puedes tomarte el tiempo que necesites. — lo animó Jimin.
— ¿Puedo decir algo sin que creas que suena raro?
— A mí puedes decirme lo que sea. — le aseguró Jimin, dando un apretón afectuoso en su muslo sin dobles intenciones, que sin embargo hizo a Jeon contener la respiración por un momento.
— Eres mi persona especial en la vida, ¿entiendes? Te prefiero antes que los demás. Me agradas más que los demás. — con voz temblorosa, Jungkook lo dijo —. Eso me hace querer sólo cosas buenas para ti y que tu dolor me mate completamente, por eso aunque no puedas dejar de sufrir, quiero que sepas que cuentas conmigo. Quiero estar ahí para ti.
— Estás aquí conmigo. — le respondió Jimin, seguro de sus palabras —. Haces que todo parezca que vale la pena.
— ¿Pero realmente estás convencido de que la vida vale la pena? — indagó Jeon.
— Estoy convencido de que me siento bien a tu lado, por eso las cosas no pueden ser tan horribles. — contestó Jimin.
— Me pasa lo mismo. — susurró débilmente Jungkook, desviando la mirada al ya no poder soportar todo lo que su corazón le pedía que le dijera a Jimin.
Jungkook suspiró.
Jimin apoyó la frente en su hombro como ya se había acostumbrado a hacer.
Jungkook no quería seguir huyendo y sufriendo, pero sí quería seguir deseando, sólo que esta vez quería desear de manera libre.
(...)
Si alguien lee esto, gracias. 🥺💖🐣💗
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