1 | Despertar
Caminaba por el pueblo a paso descontrolado. Desorientada miraba las calles reconstruidas, los árboles nuevos pero ya crecidos en los senderos, la pintura reciente de las casas que ya no eran de barro sino de ladrillos cocidos, enumeradas con piezas de acero. Parecía que todo había cambiado, sin embargo, ese camino jamás lo olvidaría. Acomodó el pañuelo sobre su cabeza y cruzó sus brazos para evitar el frío que fácilmente calaba sus huesos. Todo iba bien hasta que una aglomeración de personas se cruzó en su camino. La continuación de la calle era adornada por comerciantes de todo ámbito, quitándole la poca estabilidad a sus débiles pasos. Cada vez que su cuerpo se estrellaba con otro para poder seguir su camino, sus piernas debían esforzarse el doble para no perder la estabilidad. Casi pasa la prueba si no hubiera tropezado con aquel chico de cabello rizado.
—Te tengo. No te dejaría caer jamás— dijo con una encantadora sonrisa mientras la sostenía entre sus brazos. Pero ella al verlo de todos modos se sintió caer. Su cuerpo se entumeció y su acelerado corazón hizo que quedara sedienta.
—¿Q-qué? ... ¿Tú?
—Hola soñadora— al fin estaba uno al frente del otro.
—Taehyung— pero este la guió unos metros mas allá, donde el ruido de la feria cesaba y sus extrañas siluetas ya no eran visibles por los ojos curiosos. —Tae-taehyung— volvió a decir ahora formando una ilusionada sonrisa en su rostro. —¡Sí eres tú! ¿Qué haces acá? Ósea... — esta vez no se contuvo y saltó a sus brazos. Fue la oportunidad de él de enterarse de que ella no estaba nada bien. Sudaba frío y todo su cuerpo temblaba. Algo no le calzaba a su alegría. —Gracias, gracias, gracias— repetía.
—No tienes que agradecerme, Nyx, solo no te he dejado caer— comentó con sospecha.
—No digas más y mejor sácame de aquí. Despiértame Tae, ya no quiero seguir en esta horrible pesadilla.
Su sonrisa se borró por completo y su preocupación aumentaba cada vez más. Extraño era que estuviera ahí, pero más cómo se encontraba ella. —Nyx...
—Yo sabía que algo estaba mal, ... Tardamos un poco, más de dos años me dijeron que dormí. Absurdo ¿no? Ya estaba comenzando a enloquecer, pero la felicidad que siento ahora ya me hizo olvidar todo lo que he pasado.
Taehyung se acercó tomando firme de sus manos. Y le dolió el corazón por tener que borrar su sonrisa, pero tenía que devolverla a la realidad. —Nyx, no puedo despertarte porque no duermes.
Ella rio, incrédula. —Cómo, Taehyung, tú estás aquí, ¿qué dices?
Pero este suspiró y le dio el argumento que sería el más obvio para ella. —Mira hacia arriba— sus ojos temblaron y tardó unos segundos en hacerlo porque no quería acabar con su propio engaño. Porque ya lo sabía, el cielo siempre había permanecido ahí avisándole que estaba en su hogar, más despierta que nunca. Se quedó mirando las manos que sostenían las suyas, lamentándose por no ser de la persona que tanto anhelaba. Sus secos ojos dejaron salir a esa cautiva lágrima, una de las pocas que quedaban entre sus irritados párpados. Negó con la cabeza y se dio el valor de continuar su camino. Solo soltó las manos ajenas y se alejó sabiendo que su guardián siempre seguiría sus pasos.
Metros mas allá, divisó la casa que para su sorpresa, no había cambiado. "Sigue testarudo", pensó con una sonrisa en su rostro y no pudo evitar correr hacia la puerta. Gritó su nombre.
—¡Yoongi! ¡Estoy aqui! ¡¿Hay alguien?! ¡Señora Min!
Buscaba con su mirada por cada rincón del sitio alguna señal de que hubiera alguien adentro, pero luego de insistir una vez más su tristeza volvió al instante, mas su corazón dio un salto al escuchar la voz de un anciano. Este se aproximó desde la casa contigua hacia ella.
—Señorita, ¿a quien busca?
—A Min Yoongi, señor.
—El joven Min ya no vive acá señorita. Desde que su madre dejó este mundo él...
—Su madre— murmuró cubriéndose su boca por el pesar de aquella noticia. —¿Hace cuanto que ella...?
—Al comienzo de la primavera pasada.
—Y su hijo ¿Do-dónde vive ahora? ¿Usted lo sabe?
—Claro, niña. Vive en la última parcela del pueblo, la del manzano, sigue siendo el mejor proveedor de hierbas medicinales. A veces voy a buscar las hojas para mi té.
Nyx luego de escuchar esa información se quedó en silencio, con su mente algo colapsada por tantas ideas que se presentaban. Tenía miedo. Todo lo que le decía la voz en su cabeza la aterrorizaba. Sin embargo, lo vería, al fin podría verlo de pie, frente a ella. Se quedó con esa imagen en su cabeza y pudo seguir adelante.
—Muchas gracias, señor, muchas gracias— reverenció dos veces mientras se iba alejando.
Caminó. No se dio cuenta cuando llegó al ultimo tramo y los prados estaban a la vista por completo.
—Más despacio, Nyx— escuchó de repente, rompiendo el agudo silencio que la atormentaba paso a paso.
—Sí— respondió sin detenerse.
"Un manzano". Repasaba en su cabeza. Cuando viera el frondoso árbol sabría que su espera había acabado. Eso era lo que esperaba cada vez que un nuevo pedazo de lienzo se dibujaba en el horizonte. La copa del árbol y esa casa donde habitaba quien tanto extrañaba. Fueron unos metros más allá donde este se presentó. Apareció de a poco y extrañamente sus pasos desaceleraron. Su corazón se encogió y no pudo contener el acongojado llanto.
—No puedo... no puedo seguir... — cayó de rodillas al piso, —Me abandonó... Él nunca llegó... — soltó cuando sintió los brazos de Taehyung envolverla luego. —¿Y si no quiere saber nada de mí? ¿Y si ya me olvidó?
—Hey~ tranquila... Él te ama, Nyx.
—Tengo tanto miedo.
—Mírame— acarició su mejilla, —no sé nada sobre el amor pero, si él siente lo mismo por ti, debe tener tanto miedo como tú. La diferencia es que él no lo pudo enfrentar como tú lo estas haciendo ahora. Así que termina lo que comenzaste, Nyx, y ve por ese hombre que tanto anhelas.
Sus siguientes pasos fueron un mundo lleno de nuevas emociones y sensaciones. Quería correr, pero a la vez detenerse, sonreír y a la vez llorar, inventaba escenarios que luego otros lo inhabilitaban. Entre dudas y cuestionamientos llegó al pequeño camino hacia la entrada de la parcela del manzano. Y segundos después se encontró frente a la puerta, sin poder controlar el lagrimeo de sus ojos y el sudor en sus manos. Se quedó de pie intentando despertar a su cuerpo, pero estaba aterrada por lo que podría haber al otro lado. Un rostro lleno de rechazo, un rostro asustado. Tal como fue esa vez que descubrió su secreto. Pero ahora de esa, quedaba muy poco.
Suspiró profundo más resignada que decidida, notando al fin las flores que adornaban la entrada. "Mis flores favoritas" pensó, soltando todo el estrés en esa otra respiración que le hizo sentir a su alma descansar. Y al fin, con la esperanza avivada, golpeó. Tocó dos veces. Los pasos se escucharon a la segunda y su sonrisa se desvaneció apenas ella quedó al descubierto.
—Hola, buenos días— dijo la mujer de cabello claro y sobresalientes pecas. Bella y desconocida. Nyx no respondió. — ¿Hola? ¿Necesitas algo? — volvió a hablar ahora mostrándose por completo. Su pronunciada barriga volvió a dejar sin habla a la contraria. —Oye, ¿Estás bien? — su pálido rostro le había dado algunas pistas.
—Ah~ perdón... sí— respondió aun sin entender demasiado. —Yo... No, me equivoqué de lugar, lo siento.
—¿A quien busca, señorita? Conozco a todo quien vive por estos campos, podría ayudarla— decía con simpatía y una dulce voz.
—Ah~ —no quería decirlo, —no se preocupe, yo... —pero su voz se escuchó adentro, profunda, ronca como cuando recién despertaba. Le escuchó claro, como si sus oídos se hubieran agudizado. Retrocedió en consecuencia.
—Amor, iré al huerto— anunciaba.
—Está bien— le respondió la mujer sin quitar la vista de Nyx que luchaba por contener el llanto. Ahora intentó alcanzarla pero el miedo en su expresión mientras negaba con la cabeza la detuvo. Veía el pánico en sus ojos. —Señorita, tranquila, puedo ayudarla.
Escuchar la voz de él nuevamente, acercándose desde lo profundo de la casa la hizo correr, correr sin parar queriendo salir de ese mundo, de esa pesadilla de la cual no la dejaban despertar.
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