o. un largo camino

Conducía a baja velocidad por las calles de Hatsville con la esperanza de hallar una cabellera rosada que la había cautivado desde el primer instante que la vio, pero no estaba segura de que la encontraría dando vueltas por la ciudad. Hacía años que ella había dejado de frecuentar las calles, su vida ahora estaba en una mansión con silueta de sombrero de copa. Próximamente ese sería el mismo futuro de Hatice una vez que el trato estuviera hecho, una vez que cediera su vida, su alma a Black Hat. Pero ella sabía que podía soportarlo, no era una tarea sencilla, pero era mucho más fácil de aguantar que vivir una vida sin la chica que alguna vez amó.

La chica que quizás nunca dejó de amar.

Y sí, Hatice sabía que lo que estaba a punto de hacer era riesgoso, pero era una mujer enamorada de otra que no sabía cómo recuperar aquella relación que se vio truncada por la maldad que habitaba en el corazón del amor de su vida. Maldad que la misma Hatice había decidido abrazar con todas sus fuerzas con tal de estar una vez más, cerca de Demencia. Tantos años alejada de ella le estaban pasando la cuenta, quizás había desarrollado una insana dependencia emocional a su ex novia, no quería reconocerlo, era incapaz de admitir que estaba un poco obsesionada con querer volver con Demencia, aunque la pelirosada no era la persona más cuerda en todo Hatsville, era posible que fuese Kenning el más sensato dentro de la mansión de Black Hat. O no, nadie estaba lo suficientemente en su sano juicio si preferían una vida de villano a merced de un demonio como lo era aquel, pero Hatice estaba dispuesta a todo por Demencia.

Renunciaría a cualquier cosa por ella sabiendo que Demencia no dejaría nada ni a nadie por Hatice.

Esa era la razón por la que estaba recorriendo en auto toda la isla Hat Island. Llegar a la mansión del villano más peligroso de todos los tiempos demoraba mucho, pero Hatice estaba dispuesta a todo hasta llegar a la dirección. Ya casi no le quedaba camino por recorrer, sabía los atajos a la perfección. Kenning se los había enseñado una vez, así que los había memorizado porque ella sabía que algún día pararía en aquella mansión con sus intenciones claras. Conseguir un trabajo en la organización, pero, sobre todo, mantenerse cerca de Demencia. Quizás la chica lagarto la odiaría por eso, pero no le importaba. Con estar a su alrededor era suficiente, quererla era suficiente para Hatice.

En eso, su celular vibró. Recordó una vez en la que chocó un auto que ni siquiera era suyo, cuando todavía no había obtenido su licencia de conducir. La razón, por supuesto, era Demencia que la había llamado enojada porque Hatice fue hasta el antiguo lugar donde residía Flug poco antes de pasar a vivir a tiempo completo en la mansión de Black Hat. Esa experiencia la había llevado a utilizar manos libres ahora que tenía su propio auto y contaba con su licencia. Al final era cierto lo que decían, las personas cuidaban más sus cosas que las ajenas.

── ¿Hola? ── Hatice no había reconocido el número, no lo tenía registrado.

── Hola Hatice, tanto tiempo sin saber del otro desde el incidente.

── Ah, eres tú Kenning ── a veces olvidaba que no trataba con un chico común y corriente, sino que era un científico malvado calificado como hacker y toda esa mierda.

No lo soportaba.

── Preferiría que me llames Flug, es más fácil de mantener mi identidad encubierta, ya sabes, la policía es un caso complicado ── ese tono petulante, su sola voz la irritaba. ¿Acaso Demencia podía culparla de creer que su relación había terminado por culpa de él?

── ¿Para qué me llamas, Flug? Voy conduciendo.

── Eso ya lo sé, Black Hat tiene ojos en todos lados. Puedo verte, Hatice ── no iba a negar que eso le daba miedo. Eso comprobaba lo demente que estaba Kenning, aunque su ex novia no se quedaba jamás atrás ──. Demencia no sabe que vendrás a solicitar empleo, no sé que tan buena idea sea, pero sé que Black Hat está feliz de que acudas a él. Dice que eres buena con las armas.

── No puedes decirle nada a Demencia, intenta distraerla cuando yo llegue.

── ¿Crees que es fácil? Irás directo a la oficina de mi jefecito... digo, de Black Hat y sabes la obsesión que tiene Demencia por él. ¿No te has puesto a pensar que quizás por eso te terminó?

── No, sé que no fue por él. Terminamos mucho antes de que se desquiciara más, así que Black Hat no es la razón.

── Es ridículo que no lo pienses, pero no dudaste en creer que era yo. Ni siquiera estoy interesado en esa mocosa.

── Ahora lo sé, porque tú vas por el premio grande ── Flug no la dejó seguir, cortando la llamada de inmediato.

Hatice estaba ansiosa por llegar al Manor #333, Hat Avenue y tomar por sorpresa a la chica que le había destrozado el corazón, a la que, por más que lo intentara, no dejaba de amar.