Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Epílogo.

6 meses después.

Estoy segura que Christian no debería estar aquí, simplemente no está cómodo. Puedo verlo en la forma en que me mira, cómo observa a las mujeres en la sala y vuelve a beber de su vaso.

¿Está vigilándome?

Por suerte, Grace, Andrea, Hanna, Gail y el resto de las invitadas no parecen notarlo, como si mi marido fuera uno con el comedor. Extraño.

—¡Christian, vete! —chillo bajito—. Nada va a pasar, créeme, no pienso entrar de parto en las próximas horas.

Sus cejas se fruncen y bebe otro sorbo de su whisky.

Bien, que se quede. Su desición.

Tomo la charola de galletas de la encimera y vuelvo a la sala, poniendo las galletas al centro de la mesita para que puedan comerlas con sus cafés mientras siguen charlando.

Gail organizó está fiesta para el bebé, y aunque somos pocas personas, tenemos un ambiente realmente agradable. Los regalos para el bebé llenan la mesa del comedor.

—¿Necesitas algo? ¿Te traigo un té? —pregunta Gail, poniéndose de pie.

—Estoy bien, gracias —. Antes de que pueda sentarme en uno de los sofás, el timbre de la puerta suena—. Yo voy.

Christian sigue mirandome mientras me balanceo hasta la puerta para abrir, le lanzo un vistazo irritado pero no parece molestarlo.

Cuando abro la puerta, me sorprende ver a la persona que me mira, esperé mucho tiempo para volver a verla.

—Anastasia. —dice Carla a modo de saludo.

Asiento sin saber qué decir porque ella luce diferente, más delgada y pálida de lo que recuerdo. No lleva un costoso vestido como los que acostumbra, sino una blusa blanca y falda en tono rosa.

—¿Qué haces aquí? —pregunto lo primero que viene a mi mente.

Ella sostiene su bolso con fuerza.

—Tu esposo me invitó.

Tengo qué girar para mirar a Christian, bebe un trago de su vaso para parecer desinteresado aunque sé que está prestando atención a todo.

¿Por qué hizo esto? ¿Sin decírmelo?

—Entonces pasa.

Abro más la puerta para que entre, ella mira hacia donde mi esposo está sentado y asiente. Le señalo la sala para que se una a la celebración, pero sujeta mi brazo para deterneme.

—¿Annie? —me mira a los ojos y puedo ver las lágrimas formarse en los suyos—. Tu papá se divorció de mi.

¿Qué? ¿Por qué?

¿Cuándo?

Christian frunce más las cejas cuando lo miro, levantándose lentamente y acercándose hasta quedar a escasos dos metros de mi.

—¿Por qué? —chillo y ella libera mi brazo.

—Se va a casar con esa otra mujer, han planeado esto durante años.

¿Qué?

Podría desvanecerme de la impresión, pero las manos de Christian se apoyan sobre mis hombros, empujándome hacia su pecho.

—¿Y tú lo sabías? —su cara llena de lágrimas no cambia su actitud de siempre, con la frente en alto.

—Si. Yo le pedí que esperara hasta que estuvieras casada para hacer esto.

Cuando ella mira a Christian y baja la cabeza, entiendo que él sabe. De alguna forma, se enteró de todo esto y la invitó, ¿Para qué?

Estoy confundida y apenas puedo pensar en todo lo que acaba de decir, tengo muchas preguntas y me siento decepcionada.

No entiendo.

—¿Cuándo pasó esto? —pregunto y a mamá solo le toma un momento contestar.

—Se concretó el mes pasado y se llevó todas sus cosas. Me sorprende que no te llamara para contarte las buenas nuevas.

Christian besa mi cabeza, recordándome que sigue ahí y que no debo temer a mi familia nunca más. Nadie puede herirme ahora.

—Lo siento mucho, mamá.

Se seca las lágrimas con un elegante pañuelo y es entonces que puedo ver que aún lleva su sortija a pesar del divorcio. Se da da cuenta que la miro y una sonrisa triste se desliza en sus labios.

—Me casé enamorada igual que tú —luego su vista cae a su anillo—. Pero a veces el amor no es suficientemente.

—Si lo es —Christian estira su mano para estrechar la de ella—. Gracias por venir.

Carla sonríe, le toma solo un par de segundos recomponerse en esa expresión estirada y se dirige a la sala con el resto de las invitadas, saludando primero a Grace.

Christian y yo observamos desde el vestíbulo, todavía sosteniéndonos juntos.

—¿Lo sabías?

—Si, Carrick lo mencionó porque se hizo cargo de representar a tu mamá.

—¿Representarla? ¿No fue de común acuerdo? —insisto.

—Si, pero tu padre no quería dividir su fortuna. —apoya las manos en mi vientre redondo y lo acaricia—. Lo siento nena, tendrás que hablar con tu mamá si quieres saber más.

Bien.

Mi pequeño grupo de invitadas comienzan a hablar de nombres para bebés, riendo y divirtiéndose con las decoraciones en color pastel. Puedo ver qué a Carla y a Hanna les cuesta integrarse a la conversación.

—Mírala, se ve tan sola.

—Ahora solo te tiene a ti —Christian apoya su barbilla en mi hombro—. Esta es su oportunidad de limar las asperezas y llevarse bien.

—Lo sé.

No la imagino a ella sola en esa enorme casa, sin nada qué hacer o sin alguien para conversar. Eso es tan triste.

—Va a sentirse muy sola.

—Ana...

—Se va a deprimir.

—Nena, no...

—Nosotros tenemos habitaciones extras.

Mierda... —susurra.

—¡Christian! —chillo—. Ella podría ayudar con Phoebe cuando yo tenga qué volver al trabajo.

Cristo... Me está dando jaqueca.

Tengo qué girar en sus brazos para enfrentarlo, sosteniendo su rostro para que me mire.

—Solo digo que si las cosas mejoran, sería agradable tener a mi madre cerca —hago un puchero porque sé que no se resiste.

—Ya lo veremos. —gruñe mientras aún lo sostengo—. Si logras convencerme, podría considerarlo.

—¿Ah, si? —libero su rostro para pasar los brazos por su cuello—. ¿De qué forma cree que podría convencerlo, señor Grey?

Él hace una mueca como si de verdad considerara la propuesta.

—Hay un hermoso conjunto de Victoria's Secret que compraste la última vez que me encantaría... —lo interrumpo cuando el dolor me atraviesa el cuerpo—. ¿Ana?

—¡Ay! —chillo de dolor. Carajo—. ¿Christian?

Ambos miramos hacia abajo, a la mancha acuosa que se forma debajo de mis piernas.

—Rompiste fuente —sus cejas se fruncen—. Te lo dije.

—Justo ahora no es momento para ser un sabelotodo, señor Grey —otro dolor punzante me hace estremecer—. ¡Se acabó la fiesta!

Aviso en un grito a mis invitadas porque esta niña nace ahora, tan inoportuna que no tendré oportunidad de abrir sus obsequios.

Dios, siento que ya se parece a mí.

—Llévame al hospital, Señor Grey. Tu hija quiere estar presente en su fiesta.

Él se ríe.

—Como tú ordenes, señora Grey.



~ • ~

¿Capítulo extra?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro