—Taylor, ¿Qué piensas de Andrew?

Jason aparta la vista de la carretera para mirarme por el espejo retrovisor, su ceño frunciéndose profundo.

—Es un chico inútil, señor Grey. Si dependiera de mi, no sería el ayudante que contrataría para Gail.

—Lo sé... Es solo que... Me parece extraño.

Tengo que admitir que no había prestado atención al chico hasta que lo vi ese día llevando solo la camisa blanca. ¿Era así de delgado? ¿Su piel era así de blanca? ¿Sus piernas eran tan estilizadas?

Mierda.

—Si me permite decirlo, señor —la voz de Taylor me saca de mis pensamientos—. Es solo un chico  débil y tonto, demasiado protegido por sus padres si no sabe siquiera lavar un puto auto.

—Cierto, tal vez nunca ha tenido un auto qué lavar.

Aunque no me parece que sea del tipo humilde. Los chicos apuestos generalmente obtienen mejores oportunidades que el resto, incluso alguien así de pequeño.

—¿Hablaste con Gail? ¿Andrew se reportó con ella está tarde?

—Si, señor. —asiente sin mirarme—. Mencionó algo sobre poner al chico a limpiar los estantes de la cocina.

—Bien.

Algo sobre él me intriga. Si pudiera acercarme lo suficiente para aclarar mis dudas, podría dejar el asunto atrás y volver a lo mío. Cuando vuelvo a mirar al frente, Taylor está observándome.

—¿Hay algún problema con el chico, señor? ¿Quiere que lo despida?

—No. Déjalo seguir con Gail, no creo que sea un peligro para ella.

Jason murmura algo tan bajo que no distingo, pero seguramente es una queja. ¿Por qué?

—¿Qué ocurre? —es mi turno de preguntar.

—No es nada, señor, es solo que... El chico es demasiado cariñoso con Gail.

Mis cejas se fruncen por el tono de su voz.

—¿Estás celoso de Andrew? —intento no reir mientras lo digo.

—Por supuesto que no, señor Grey. —puedo ver por el espejo las cejas fruncidas y las arrugas en su frente cuando lo hace—. Estuve de acuerdo al principio porque el chico me parece un poco afeminado, pero luego lo vi abrazarla y ahora no estoy tan seguro de sus intenciones.

¿Afeminado? Eso explicaría algunas actitudes, más no lo hace con su físico.

—Lo escuché decirle a Andrea que era gay.

La expresión en la cara de Jason no cambia, solo su tono de voz.

—Eso tampoco me tranquiliza, señor.

La conversación se interrumpe cuando estaciona frente a la puerta principal de mi casa en Broadview. Intencionalmente volví del trabajo antes de mi hora acostumbrada para observar al chico en cuestión.

Gail aparece en la puerta para recibirme, tomando mi portafolio y saco, indicando que la cena estará lista en una hora más.

Siguiendo los ruidos que vienen de la cocina, encuentro a Andrew subido en una silla con un trapo y un atomizador, gruñendo algo sobre llenarse la ropa de grasa.

—¿Algún problema, señor Morrison?

—¡Mierda! —se tambalea en la silla tratando de mirarme—. ¡Señor Grey! ¿Intenta matarme?

—No este día —respondo. Lleva los pantalones ajustados del uniforme, así que no puedo ver sus piernas para una reevaluación.

—¿Señor? —Susurra, bajando el trapo y gira un poco el cuerpo.

El gesto de él se torna incomodo cuando nota que estoy mirando fijamente su culo, ubicado a la altura de mi cara.

¿Por qué mierda no puedo dejar de mirar su culo?

Retrocedo un poco para darle el espacio suficiente para que baje de la silla, sus mejillas rojas por la vergüenza. Teniéndolo así de cerca, puedo ver mejor sus ojos azules y su pequeña boca con forma de arco de cupido.

—¿Señor Grey? —balbucea, el sonrojo tornándose más oscuro.

Sus pestañas rizadas se baten mientras presiona los labios con fuerza. ¿Sus manos siempre fueron así de pequeñas? ¿Su perfume de un olor dulce?

—¿Puedo retirarme? —insiste.

—Después de la cena, —respondo—. Puedes ayudar a Gail mientras tanto.

Me alejo para tomar un vaso de cristal y servir whisky con dos cubos de hielo, mi vista aún puesta en el chico que no es chico. No solo su actitud es delicada, sus facciones también lo son.

¿Terapia de hormonas?

No, esa expresión es natural.

La tensión se siente en el ambiente cuando Gail aparece llevando un par de charolas, mirando entre ambos y sonriendo.

—¿Terminaste allá arriba, Andrew? —señala ella el estante.

—No, Gail. ¿Puedo hacerlo mañana? Creo que el señor Grey preferiría tomar su cena con tranquilidad.

Tiene razón, pero sé que su renuencia viene de mi mirada sobre su culo. Mierda, eso califica como acoso y nunca había tenido ese problema.

—La cena ya está lista, comenzaré a servir todo. —le habla—. Voy a servir la cena en nuestro...

—No. —ahora yo interrumpo a la señora Jones—. Por favor, sean mis acompañantes a la mesa. Todos ustedes.

Gail sonríe pero Andrew se estremece ligeramente. No es la primera vez que tengo su compañía para la cena, pero si es la primera vez en que tengo un objetivo oculto.

Me sorprende que la mirada de Jason también se pose sobre Andrew, aunque por su ceño fruncido y su expresión parece que envía un mensaje.

Tal vez por eso Andrew engulle su cena en tres bocados antes de excusarse y salir de la casa.

—Se lo dije, señor. El chico es tonto y raro. —Jason señala en la dirección por la que acaba de irse Andrew.

—¡Jason! —Gail golpea su hombro—. No es ningún chico raro y mucho menos es tonto. Ella es muy dulce.

—A mi me parece que... —le hago una seña a Taylor para que cierre la jodida boca cuando reacciono.

—¿Ella? —pregunto y Gail sonríe.

—Si, señor Grey. Andrew es una chica.

Mierda, lo sabía. Taylor solo frunce las cejas.

—¿De qué hablas? —pregunta.

—Tiene el rostro de una muñeca, y pechos. —sonríe como si fuera obvio—. ¿No lo habían notado?

Si.

Gracias, Dios. No estoy volviéndome loco.

—¿Por qué no lo dijiste desde el principio? —Taylor insiste, seguramente más frustrado que yo.

—¿Que es una chica? Yo soy muy respetuosa de las personas, Jason Taylor. Si ella se ve a si misma como un chico y quiere ser tratado como uno, es su desición y no voy a juzgar.

Mierda.

¿Podría ser más confuso?

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Actualización pendiente de ayer, lista.

(Sorry, me quedé dormida ✌🏻)