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Capítulo 12. Grey.

—¿Es realmente necesario?

Grace sonríe y sigue saludando a los invitados.

—No exageres, Christian. Solo serán unos pocos bailes con algunas chicas, nada de qué preocuparte.

—Madre... —gruño—. El problema es que acaba de ofrecerme como si fuera un completo inútil que no puede conseguir una mujer.

Grace gira para mirarme y arquea las cejas de una forma acusadora.

—¿Y puedes conseguir una esposa por ti mismo?

—¡Si!

—¿Y por qué no la tienes? Ya no eres un jovencito, cariño. Esos nietos no van a llegar solos.

—No la tengo porque no quiero, y puedo darle nietos sin estar casado, ¡Pero tampoco quiero!

Otra pareja se detiene en la entrada del salón para saludarla, yo asiento desde mi puesto y espero a que se alejen para seguir discutiendo.

—¡Un baile, Christian! Lo único que tienes qué hacer es bailar una pieza con cada chica soltera... y no son muchas, créeme.

—¡Pero es vergonzoso! ¿Por qué tuvo que decirle eso a sus amigas del club?

—Realmente no tuve que decirles, Christian. Solo mencioné que vendrías al baile sin pareja y ellas mismas ofrecieron a sus hijas.

Eso no me hace sentir mejor.

—No voy a bailar con nadie, mucho menos con un montón de chiquillas que lo único que quieren es dinero.

Mis palabras hacen que Grace gire para mirarme, palmeando mi brazo en un gesto consolador.

—Las familias invitadas tienen dinero, cariño. Bueno, no como tú, pero pueden darse lujos. Y a las chicas las conoces, las has visto antes, como a Katherine Kavanagh, ¿La recuerdas?

—No.

Otra pareja del club social de Seattle hace su entrada, dándome la perfecta excusa para alejarme de Grace porque obviamente cree que es una gran idea.

—Mierda, necesito un trago.

Voy hasta el otro extremo de la barra y pido un vaso de whisky porque necesito algo que me mantenga relajado. ¿Y por qué mierda sigo aquí? Debería irme antes de que el jodido circo empiece.

Y no soy el único que lo piensa, por la pequeña discusión que se lleva a cabo a mi espalda entre dos mujeres.

—¡Pero mamá! —chilla una vocecita.

—Tienes qué quedarte, Anastasia, ¿Los Clayton están aquí?

—Aún no.

—¿Entonces por qué quieres irte? ¿No quieres ver a tu novio? —la mujer suena como mi madre.

—Quiero verlo, pero puedo verlo en cualquier otro lugar. —insiste—. Además, este es un baile de una fundación, ¿Hiciste ya la donación que piden?

No puedo ver las caras de ambas mujeres, pero puedo interpretar el silencio de la mayor. Esto sin duda se está poniendo divertido.

—Si, lo hice. Tomé el dinero que tu padre guardó para comprarte un auto —gruñe con los dientes apretados—. Ahora baja la voz y sonríe, como la dama que eres.

—¿Mi auto nuevo? ¿Papá iba a comprarme ese Audi rojo?

—Ya no, —interrumpe—. En unos meses más, tu esposo podría comprarlo para ti. Solo no lo arruines.

Escucho sus pasos alejándose y el suspiro de la chica mientras asimila la conversación. Finjo no prestar atención mientras encargo otra bebida y giro para mirarla con disimulo, pero ella ya no está.

—Y creí que yo tenía problemas. —río, bebiendo de mi vaso.

Estoy condenado a quedarme en esta fiesta y bailar con chiquillas consentidas mientras una de ellas acaba de quedarse sin el auto de sus sueños. ¿Quién será?

Alguien palmea mi hombro y giro un poco para ver a Carrick, pidiendo una copa de champagne. Da un vistazo alrededor antes de recargarse en la barra.

—¿Whisky? ¿No es un poco temprano para eso?

—Depende. —bebo el último trago y pido otro.

—¿De qué?

—De cuántos necesito para jugar a la cita secreta como Grace espera que lo haga. —se queda en silencio, así que voltéo para mirarlo—. ¿Te mandó a vigilarme para que no huya?

Creí que reiría, pero solo frunce las cejas. Mierda. Es cierto.

—Eso y que no te embriagues. No querrás dar un espectáculo innecesario.

—No creo que pueda arruinarlo más, aunque quisiera.

Tomo mi bebida y giro para mirar la pista de baile donde muchas parejas se encuentran. Las chicas más jóvenes rodean un extremo y los hombres fuman cerca de la puerta.

—¿Alguna que te guste, hijo?

—No todavía. Te avisaré si pasa algo para que mamá pueda comenzar a planear la boda. —gruño con burla, pero soy consciente de las miradas sobre mi mientras me alejo.

Si permanezco mas tiempo junto a la barra terminaré bebiendo mi peso en whisky. Carrick se dirige al frente para un breve discurso de bienvenida y luego Grace se acerca con la primera candidata.

—Christian, ella es Liliane, la hija de los Templeton. Seguro conoces a su padre.

—No. —digo, pero ambas me ignoran cuando Grace nos empuja a ambos a la pista.

—¿Por qué no se conocen un poco más?

La chica resulta ser amante de su propia voz y no deja de parlotear sobre sus últimas vacaciones en Francia, así que me alegro cuando el baile termina.

—¿Señor Grey? —una rubia se acerca y estira su mano—. ¿Me concedería este baile?

La otra chica chilla algo bajito y se aleja golpeando sus zapatillas con fuerza.

—¿Te conozco? —mis cejas se fruncen.

—¿Ah? ¡No! Bueno, si. Claro que sí, nos vimos en la gala de mis padres.

—¿Y ellos son? —nos desplazamos lentamente sobre la pista.

—Eamon Kavanagh.

Oh. La chica Kavanagh. Aunque no recuerdo haberla visto ese día. Miro alrededor cuando recorremos la pista y veo al grupo de chicas reunidas en la pista.

Mierda, iba en serio con lo de bailar con cada una de ellas.

—Señor Grey, su madre dice que busca una chica de una buena familia y, bueno, no quiero ser atrevida pero lo soy. Mis padres...

—Lo siento, —interrumpo—. La canción terminó. Seguro a mi hermano Elliot le encantaría escuchar tu historia.

Intento alejarme de ella pero otra chica se interpone en mi camino, mi madre observando desde su mesa con una pareja que alienta a la nueva chica.

—Mierda.

—¿Señor Grey? Su madre dice que...

—Lo sé. —maldita sea—. Solo un baile.

Ésta es una jodida pesadilla.

~ • ~

Descripción gráfica de los últimos días:

Y aquí estoy 😊

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