Seungmin.

Te abracé.

Me sentía tan feliz en ese momento, después de nuestra cita en el parque.

No habíamos hablado demasiado, no me molestaba porque no siempre estabas de ánimo para conversar, te entendía, un año y dos meses contigo aprendí que era normal. Así que, yo me dedicaba a llenar esos espacios que querían tornarse incómodos, pero cuando no, solo apreciaba el calor y la compañía que me brindabas.

Ese día en especial, estabas sumamente callado, estabas pensativo, no estabas ahí conmigo, no como solías estar en otras ocasiones. No me acariciabas el cabello, el brazo o siquiera golpeabas tu rodilla con la mía. Sin embargo, me imagine que era por la universidad, por el peso de tus padres que no estaban en la mejor situación o el hecho de que tu mejor amigo, Christopher, había decidido aceptar el intercambio por un año a Australia, su ciudad natal, haciendo dos semestres allá mientras cuidaba de su abuela, un poco mal de salud.

Dejé un beso en tu mejilla y te miré.

No me miraste hasta después de que susurre tu nombre.

Giraste tu cabeza, tus bonitos ojos miraron los míos y yo me sentí tan feliz. Sentí que esos segundos en los que sostuviste mi mirada fueron eternos pero efímeros a valores iguales.

Cuando te miraba, sentía que no había nada mas que tu, tu y tu. ¿Así era el amor? Quizás te amo demasiado o yo estaba demasiado loco por ti. Perdón si es así, pero tu influiste en lo que siento.

Me sonreíste antes de apartar tu mirada y jure derretirme junto a ti, estrechaste mi mano en tu hombro y quise entrelazar nuestros dedos, pero te pusiste de pie justo cuando iba a hacerlo.

Pasaste tu mano por tu nuca, rascando la parte de atrás de tu cabeza.

Si no te conociera, no sabría que significaba esa acción. Sin embargo, lo hacía y eso se sintió como uno pinchazo en mi corazón.

"Debo irme, Seungminnie."

Iba a preguntar porqué, pero respondiste mi pregunta antes de siquiera expresarla.

"Tengo un proyecto que hacer." Dijiste y tus labios se estiraron en una mueca de cansancio, que me hizo sonreír levemente. Asentí y tome tu mano por simple costumbre, siempre me acompañabas a casa antes de volver a la tuya así que, pensé que eso haríamos.

Me equivoqué.

"Hoy no puedo acompañarte, Min." Soltaste mi mano pero antes de que pudiera preguntar de nuevo la razón, tomaste mis hombros y me atrajiste a ti, eras unos centímetros mas bajo y era uno de los factores mas tiernos de ti, amaba eso de ti. Amo eso de ti. Me alejaste y sonreíste apenado. "Lo lamento, perdí mucho tiempo aquí y debo continuar, estoy con Changbin y a veces no es muy paciente." Te excusaste y yo asentí de nuevo aunque sentí como aquellas oraciones juntas me arrebataban el aire.

'¿Qué quieres decir con que perdiste mucho tiempo?' Tuve miedo de pensar mas en ello, así que respondí para que el silencio no te hiciera sospechar que me he dado cuenta que algo no va bien.

"Está bien, Minho hyung. Nos vemos mañana entonces." Te dije y me acerque a ti para dejar un pequeño beso en tus labios.

Me asusté cuando vi que tu pie vaciló hacia atrás y tus manos se levantaron.

'¿Por qué hiciste eso? ¿Querías alejarte? ¿Querías apartarme? ¿Por qué?' Quise saber. Pero la respuesta me daba miedo.

Sin embargo, yo avancé y pude alcanzar tu boca y poner un tierno besito ahí. Tu pie seguía atrás y tus brazos arriba hasta que mis ojos se posaron en la extraña posición que habías tomado tan rápidamente y te incorporaste, sonreíste pero era tan forzada que hasta yo me di cuenta.

"Lo siento, he estado muy estresado."

"Está bien." Lo deje estar. "Espero recuerdes que puedes contar conmigo, soy tu novio y tu amigo."

Asentiste con la cabeza gacha. "Lo sé. Perdóname, Seungmin." murmuraste al final, mi corazón latía tan rápido, sentía que pronto mis manos estarían temblando, recuerdo esa sensación. "Nos vemos entonces."

Te diste la vuelta, a punto de irte.

"Mañana." Aclaré, rectifique. Eso te detuvo y giraste con el ceño fruncido y una mueca que no supe porque estaba ahí, te quedaste quieto tanto tiempo que el ridículo pensamiento de que te habías congelado por la helada brisa que avisaba que estábamos a punto de entrar en invierno.

Iba a decirlo pero de nuevo, interrumpiste el flujo de mis pensamientos.

"No sé si pueda." Murmuraste. "Te avisaré, lo prometo." Añadiste, despidiéndote al fin, acercándote para dejarme un besito en la mejilla antes de irte con pasos largos y rápidos. No te diste la vuelta para echarme un vistazo como hacías cuando me dejabas en casa. Ibas tan veloz que parecía que quisieras huir de mi presencia, aun no me había movido cuando te vi parar un segundo, te veías tan frustrado, pasaste tus manos por tu cabello rubio y empezaste a correr.

Suspire.

"Me gustaría que confiaras en mi, Minho."