#NARRADOR OMNICIENTE#

La fiesta había quedado arruinada y Coule en el calabozo de la estación policial. El motivo, acusado por el incendio de la Iglesia del pueblo.

Podría ser, tal vez, algo acertada esa acusación, recordando aquellos acontecimientos, nuestro adorable Coule había desaparecido por algún instante en aquel bosque. Pero, ¿Y sí fue una trampa?, el se había desmayado a mitad del siniestro, ¿Qué tal sí los mismos elfos del infierno lo hicieron?, una secta tendría muchos motivos para destruir la religión de otros, todas las posibilidades son válidas, ¿Recuerdan cuando les dije que estén alerta?, es momento de dudar de todo.

         ESA NOCHE EN LA FIESTA...
              #POR GABRIELLE#

Comencé a sentir un enorme malestar en mí organismo, tiritaba, sentía mis manos sudorosas, al instante supuse que esas copas que habíamos bebido y que nos había acercado uno de los mosos minutos atrás, contenían algo extra, para variar el sabor era un tanto extraño.

—Me estoy sintiendo algo mal—dijo Patrick por el audífono.

—Estoy del mismo modo—respondí.

—Creo que voy a vomitar—prosiguió Josefine.

—¿Sé encuentran bien chicos?—comentó Coulemord.

—Estamos bien, aún seguimos revisando—formulé siendo el último en hablar con el rubio.

Patrick, Jodefine y yo, aún nos situabamos en el segundo piso de la mansión revisando entre las valijas y guardaropa de los invitados que se hospederían esa noche en la Mansión Bernasconi.

Pero quizás las copas que habíamos bebido nos hicieron perder por un instante y ver que cosas que allí no estaban, como Coule a quién había visto entrar en la habitación donde intentaba encontrar algo que delatara a la secta u a los invitados. Esa expresión de malevolencia en su rostro era realmente atemorizante, sentía como si pudiera ser asesinado por mí propio novio, volteé un segundo para seguir revisando y hablé.

—¿No deberías estar en recep...?—Y en el intento de volver a ver hacia el marco de la entrada a la habitación, Coule había desaparecido.

                 #POR JOSEFINE#

Me encontraba en la habitación N°36, alguna especie de fuerza sobrenatural me decía que tenía razón con aquel espacio y que aquella noche que se oían gritos, alguien había muerto.

Comencé a ver todo borroso, las voces aparecían por todas partes, alguna de las cosas que decían era que seria la siguiente, algo que ya había escuchado antes, así que, pregunté...

—¡SIGUIENTE A QUÉ!—replicó mí voz.

—¡Tú!, ¡tú!, ¡tú sigues!, ¡Tú sigues!—hablaban todas esas voces al mismo tiempo sin darme una respuesta concreta.

Lo que sea que hubiéramos ingerido con la bebida, hizo que cayera al suelo en lo que sería una convulsión. Cada suceso nos afectaba de una manera peor, pero era la única manera de descubrir la verdad. Gracias al Cielo, Patrick pudo encontrarme o al menos era idéntico a el, sin una expresión de amabilidad, daba escalofrío, pero era Patrick, me ayudó a levantarme del piso helado, estaba un tanto mareada todavía.

Llegamos hasta la intercesión del pasillo y la escalera. El pelinegro había dejado de sujetarme, mientras con mis pocas fuerzas me sujetaba de la barandilla, sentí como una fuerza no de este mundo me daba un fuerte empujón que hizo que casi volará por las escaleras, pero un chico rubio que al parecer se encontraba también en el segundo piso, alcanzó a tomarme del brazo.
Estoy segura que habría muerto sino fuera por el Angel salvador que llegó justo a tiempo.

—Gracias por salvarme—dije en una ligera exhalación.

—Es un placer, ¿Te encuentras bien?—inquirió el chico preocupado.

—Sí no fuera por ti, tal vez no lo estaría, gracias—formulé agradecida.

—No es nada, pero debes tener más cuidado, te habrias hecho daño, Soy Charlie, hijo de Mr. Goguen—comentó el castaño de tes blanca.

—Josefine Bleath caballero—dije bromista un tanto recuperada de la intoxicación y continúe— Oye, no sabía que tú padre estaría aquí.

—En realidad no lo está, vine como invitado con la banda de Eminem—comentaba el chico.

No tenía nada para acusarlo de estar en la secta, además Clementina no se llevaba bien con Goguen y por algo era..., ¿Cómo lo sé?, hace un tiempo la escuché hablar con Sharon acerca de lo fatal que le caía el director de la preparatoria de Dresden.

                  #POR PATRICK#

Para este lapsus de tiempo, nuestros ojos en la fiesta ya no estaban, Coule no respondía.
El efecto en mí fue severo sin duda, las luces del pasillo no titilaban, un desperfecto electrónico efectuado en la segunda planta de la gran mansión. Cada vez que las luces se apagaban una silueta con cuernos y de túnica oscura, se aproximaba desde la otra punta unos centímetros. La luz a los segundos se fue por completo, el terrorífico demonio estaba enfrente mío y me agarró se la garganta hacia arriba dejándome inmóvil.

Me quedaba sin oxígeno, mis ojos se habían vuelto blancos. Todo empezó a girar a mi alrededor, al parecer había perdido la conciencia,
Cuando pude recobrarla, miré hacia todos lados, el espectro se había ido, pero yo sujetaba mí garganta como si algo me estuviera asfixiando.

—¿Te encuentras bien?—dijo Gabrielle apareciendo detrás de mí.

—No hagas eso imbécil—refunfuñe.

—Perdón, bueno, déjame ayudarte—decía Gabi tendiendome la mano.

—¿Tú también tuviste alucinaciones o algo?—preguntaba a Gabrielle mientras me ponía en pie.

—Creo que si, vi a Coule hablándome, pero el esta en la planta baja o a estas alturas no sabemos—explicaba Ratzingüer preocupado.

—Mierda, las bebidas que irgerimos debieron tener alucinogenos, ¿Por cierto, que tan seguro estás con que Coule te habló en persona y no por los audífonos?—dije interrogante.

—Es probable que tengas razón con el tema de la droga, pero estoy tan seguro como tú con lo que sea que hayas visto—habló Gabrielle.

—Está bien, busquemos a Josefine, probablemente, esté pérdida o algo así—inquirí con ironía.

—No seas malo, lo que hacemos aquí es muy serio, la Abuela de Coule podría ser...—formuló Gabrielle al cual interrumpi.

—¡Shhht!, habla más bajo, sabes que no puedes hablar de ella dentro de la mansión—comenté volviendo a hablar—Órdenes de tú noviecito.

—Ya cállate—empetó Gabrielle sonrojado.

—Y como es que lo hacen ustedes, imagino que ya habrás tenido sexo con el rubio—seguía hablando mientras lo inquietaba.

—Cierra la boca Patrick, sino quieres que te golpeé—bocifera Gabrirlle haciendo una escena de falso enojo.

—Okey hermano, tampoco era para tanto, solo bromeaba—expliqué rodando los ojos con media sonrisa.

—No puedes bromear acerca de cómo tengo sexo, porque yo no te pregunto cómo y dónde lo haces con Josefine—decía el niñato.

—Bien, maldito mal humorado—bufé mientras buscabamos a Josefine por los pasillos.

Con Gabrielle llegamos hasta la conexión del pasillo central que daba hacia las escalera de la planta baja. Allí estaba Josefine hablando con un chico bastante guapo, era rubio, pero no era Coule. Por el contrario, era ese cretino arrogante, Charlie, hijo del director Mr. Goguen.

—Quién te crees que eres para hablarle a mí novia—llegué hasta donde estaban dándole un empujón al muy imbécil, claramente por culpa de las copas de más.

—Disculpa Patrick, pero no eres el centro del mundo—Soltó el jodido decerebrado.

—Wow, Wow, Wow, que les pasa a todos ustedes—dijo Eminem Grey haciendo cesar el alboroto.

—Gracias por eso Eminem, voy a decirte una sola cosa Patrick, todos nosotros, debemos irnos de aquí ahora—manifestó Josefine indignada.

— Espera, ¿Qué?, Te vas porque el dice que no puedes hablar con otro chico?—seguía hablando el muy infeliz.

—Charlie, es suficiente, no armes problemas—habló Eminem pidiendo que el cretino cerrará su boca.

—Quién se creé que es ese idiota—formulé exaltado.

—Ya Calmate Pat—pedía Gabrielle intentando calmarme.

—¿Tú también lo conoces Eminem?—pregunté.

—Sí, salimos desde antes que viniera a Dresden, una historia para otro momento sin duda—contestó Grey rascando su nuca.

—Fenomenal, nos vamos—espeté sin más.

—Qué no los vean por favor—dijo Eminem, intentando mantener aún algo del plan totalmente arruinado.

          MAŃANA DE LA POS- FIESTA...
   #POR COULE# |ESTACION DE POLICÍA|

Pasé toda la jodida noche en un calabozo, esperando a tener respuesta por mí supuesto atentado, sentía una resaca terrible, lo que bebimos anoche, fue sin duda algo fatal.
Los barrotes de la celda se veían doble o triple; finalmente, luego esperar otras dos horas, el sheriff se acercó a donde estaba detenido.

—Muy bien muchacho, puedes irte, tú abuela pagó la multa de 10 mil euros, por la bromita de incendiar a la iglesia del pueblo—explicó Leward viéndome con desprecio.

—¿Perdón?, yo no he incendiado nada—sostuve indignado.

—Bueno, esta libreta que tengo en mis manos—la misma sé encontraba en una bolsa de escena criminal—Tiene huellas dactilares tuyas, estaba casi quemada, costó reconstruir la evidencia, pero apareció el ADN que coincide contigo. Al menos que alguien haya querido incriminarte, tú tienes la culpa—sentenció Leward.

—Coule, tesoro, no tienes que decir más nada, nos vamos de aquí inmediatamente—dijo Clementina quién a su lado la acompañaba un abogado.

—Hemos llamado al Padre Pablo Risotto, Párroco de la Parroquia Santa Maris Stella, la cual fue incendiada el mismo día que Coule se adentró al bosque—argumentó Leward.

—¿Y que tiene que ver el cura del pueblo con esto?—decía Clementina haciéndose la desentendida.

—Es evidente, llamamos al sacerdote para testificar acerca del atentado, además el hizo la denuncia del incendio y si llega a presenta cargos en contra de Coule va estar complicada la situación—el Sheriff decía intimidante.

—Buenas tardes para todos—dijo Pablo Risotto, entrando a la comisaría.

—Padre, buenas tardes, pase a mi oficina por favor—Leward le señalaba que entrara al despacho.

—Muy bien, con permiso—daba paso el cura
de sotana negra, un hombre frío y atemorizante.

—Mientras tanto, ustedes vayan con cuidado—comentó el Sheriff indicandonos la salída de su departamento policial.

      #NARRADOR OMNICIENTE#
El día del Testamento y Herencia de Coule.

Una vez fuera del departamento policial, Eminem Grey esperaba con el automóvil de la familia Bernasconi, Coule y Clementina subieron al mismo para dirigirse a casa. Detrás de ellos los seguía el automóvil del abogado que aún no había dicho alguna palabra.

—¡Ey!, estás fuera, que pasó allí dentro—Eminem intentaba comprender que había sido aquello.

—Hola, la verdad no estoy de humor para platicar—dijo Coule viendo por la ventanilla del coche que empezaba a alejarse del lugar.

—Oh, disculpa, no fue mi intención molestarte—él chico se sentía un tanto mal por lo ocurrido a
el jovencito Bernasconi.

—No fue mucho cariño, pagué una fianza para sacar del departamento a Coule, pronto se solucionará el mal entendido—formuló Clementina por su nieto.

—Estoy seguro que sí, Sra. Clementina—manifestó el muchacho Grey positivamente.

Después de unos minutos en viaje entre las calles del pueblo y despues de que Sharon abriera el porton de la mansion, ambos automóviles estacionaron en la entrada de la Gran Casa.

—Sí me precisan, estoy en la casa de huéspedes, Josefine se encuentra allí, ¿Verdad?—preguntó Eminem.

—Sí joven, Josefine se encuentra allí, creo que por el momento no lo precisaremos—dijo Sharon la encargada de toda la mansión.

—Gracias Eminem, es todo por ahora—respondió Clementina por encima de la sirvienta.

Al cabo de estar dentro de la Mansión, el Abogado, la dueña del hogar y el Joven Bernasconi, quién no entendía de que iba la reunión, tomaron asiento, al instante se dio inicio a la misma.

—Qué es todo esto, abuela—inquirio el chico de cabello rubio desorientado.

—Coule, es importante que partícipes—pedía Clementina al joven.

—Sí es por la acusación del incendio ya dije que no fui yo y siento que hayas tenido que gastar tanto dinero por esa estupidez—decía Coule apenado.

—No es por eso muchachito—explicó la mujer mayor.

—Y entonces, a que va ésto—seguía preguntando el joven Bernasconi.

—Mejor dejemos hablar al Señor que nos acompaña—añadió Clementina.

—Gracias Madam por el tiempo, gracias Coule por
quedarte a la reunión—dijo agradecido el abogado de la familia.

—Gracias a usted por la dedicación—formuló con cortesía la Sra Camvili Bernasconi.

—Es un placer—contestó el hombre con maletín.

—Podemos comenzar por favor, tengo prisa—Coule cortó con la diplomacia.

—Sí, perdón. Bueno, en estos últimos tiempos Clementina Camvili Bernasconi, solicitó un testamento que deja de herencia a la Mansión Bernasconi valuada en más de 1 Billón de Euros a Coule Bernasconi, primogénito de su difunto hijo—soltaba como si nada el abogado.

—Sí, es cierto—respondió contundente Clementina.

—Abuela, ¡Porque hiciste eso!—contestaba molesto el menor.

—Coule, soy una mujer de avanzada edad y tú sólo tienes 18 años. Es lo correcto, no hay más Bernasconis en la familia más que tú y yo—explicaba de manera tranquila la mayor.

—Santo cielo, es un bochorno todo—el muchacho estaba atónito por lo que le estaban contando, sería el único heredero de los Bernasconi.

—Prosigo, teniendo en cuenta la huerfandad del Joven, usted solicitó una tutela representativa, ya que el entra para la ley en una mayoría de edad—reafirmaba el licenciado en cuanto a los tramites que se habían empleado.

—Creo que es demasiado, esto—seguía diciendo Neciamente Coule.

—Tú te lo mereces cariño, todo esto será tuyo—la mujer acariciaba el rostro del joven, así como con el alucinógeno, la mayor seguía tramando algo.

—Me dejan terminar por favor—solicitaba el doctor en abogacía.

—Sí disculpe—dijo Coule agotado en general.

—La herencia será absoluta para Coule Bernasconi, luego del fallecimiento de la apoderada hasta el momento, Clementina Camvili Bernasconi. Mientras tanto, el juez determina que, la recién mencionada, deberá brindar el fondo económico para que el joven pueda completar
sus estudios universitarios y gastos necesarios de bienestar—finalizó el hombre de traje y corbata cerrando la carpeta con el texto.

—¿Eso es todo?—preguntó elevando una ceja Clementina.

—Sí Madam, es todo—decía furibundo a la fuerte mirada de la dueña de la mansión.

—¿Y que sucederá con lo de hoy?—volvió a hablar la abuela de Coule.

—Ah eso, bueno como no hay cargos en cuanto al incendio y si bien hay pruebas no del todo certeras, por lo que se, en una noche de mucho movimiento, la libreta de Coule pudo haber sido llevada por el viento hasta el lugar del incendio. Así que, como dijo el Sheriff, se archivara el expediente—comento el abogado despreocupado de las acusaciones.

—Gracias buen hombre—dijo sin más Clementina acompañando al señor hasta la salida.

No deben engañarse, Clementina no cedería su histórica mansión tan fácil al nieto que intentaba descubrir sus verdaderas habilidades de asesina.
Mientras tanto, en la Alcaldía se acontecía el futuro del pueblo de Dresden...

         "ALCALDIA DE DRESDEN"
Resolución en cuanto al Alcalde Time 12/08.

—Director del Comité: Sr. Alcalde Time Schmidt, teniendo en cuenta los incumplimientos a su gubernabilidad, poniendo de ejemplo la reciente fiesta de una ciudadana del pueblo, la cual incumplió el toque de queda impuesto.

La dirección general e inspección de política del gobierno, solicita su declaración de renuncia en el plazo de una semana. Para que los habitantes del Pueblo de Dresden, decidan quién será su nuevo o nueva Alcalde de este distrito, ¡Muchas Gracias!

—Alcalde Time: Gracias a usted Sr. Director de la junta por tomarse el tiempo de venir hasta aquí—contestó Time simplemente, el sabia que esto iba a ocurrirle tarde o temprano.

—Periodistas Todos—¡Alcalde Time!, ¡Señoría!

—Periodistas Todos—¿Puede decirnos algunas palabras?

—Periodistas Todos—¡Alcalde! ¿Como le afectará la renuncia?

Pero la Seguridad del lugar, hizo que evitará cualquier declaración a la prensa, era algo totalmente evidente, El Alcalde Time estaba fuera de juego y poco a poco, Misterio a la Orden también lo estaría.

                  #POR JOSEFINE#
              MÁS TARDE ESE DÍA...

Era el atardecer del día siguiente a la fiesta, nos habíamos reunido en la alcaldía luego de que todo el tema del anuncio se había realizado. Ese lugar era un caos, los teléfonos no paraban de sonar.
Pero reunidos en el cuarto de Patrick, hablábamos de todo lo ocurrido.

—Escuché por mí madre que tú padre deberá renunciar—dijo Gabrielle algo triste por su amigo.

—No entiendo para que nos reunimos—añadí echando chispas, estaba furiosa con Patrick.

—Josefine, es grave no de anoche, lo que bebimos fue una trampa de Clementina, ella sabía que estaríamos en la fiesta—dijo Coule muy molesto.

—Exacto—contestó Eminem y continuó—Les dio alucinógeno, es una droga muy fuerte.

—Es una hipocresía esta reunión muchachos, tú Coule no tuviste las hagayas de decirnos a Eminem y a mí, que diablos te dijeron en la reunión con Clementina—hablé de manera explosiva.

—Es muy loco, aún no lo asimilo—contestó el rubio.

—No me importa, soy tu mejor amiga, y Tú Patrick, anoche fuiste un maldito cretino, no el chico que me hablaba—dije a gritos sacada de sí.

—Oigan, deben calmarse, por favor—Gabrirlle pedía suplicante.

—Con que ahora sí quieres hablar y además yo
que iba a saber que ese imbécil no coqueteaba contigo—respondió Patrick.

—Por eso mismo, eres una persona posesiva y un mal educado—exclame irientemente.

—Chicos, creo que todos estamos un poco mal por lo de anoche, debemos tranquilizarnos—intervino Eminem.

—Si soy tan mala persona, porqué sigues estando conmigo, sabes que, te recuerdo que en una semana me voy a ir del Pueblo, no volverás a verme—el pelinegro me refregaba nuestra situación actual como noviazgo.

—Perfecto entonces, esto se termino—dije levantándome y yendome del lugar.

Sin duda, la noche de la fiesta y su posterioridad, fue para todos, un cambio general en la vida.
Podía sentirse a grandes rasgos la aproximación al final de este grupo de amigos.

CONTINUARÁ...