🔥🌳"Im Wald Laufen"🌳🔥
#POR COULE#
Había despertado en la casa de Gabrielle, lo cual hizo que me exaltara.
—¿Qué demonios hago aquí?—pregunté desorientado.
—Ayer en el baile comenzaste a sentirte mal, así que, mí madre y yo, te trajimos aquí para que descansaras—¿Te sientes mejor?—respondió Gabrielle con preocupación.
—Me siento bien, pero, ¿Por qué vine aquí?—volví a preguntar tontamente.
—Supuse que no querrías preocupar a Clementina, por lo que mí madre inventó una excusa para que pudieras quedarte—explicó Gabrielle pacíficamente.
—¡Gracias!—hablé sonriendole tontamente a Gabrielle en el mismo tiempo que su madre entró en la habitación.
—¿Cómo anda nuestro invitado de honor?—preguntaba la Sra. Meredith, dejando el desayuno en una mesa pequeña junto a la cama de Gabrielle donde estaba recostado.
—Gracias, no hacía falta—comenté poco avergonzado.
—-¿Ambos durmieron en la misma cama?—preguntó la mujer.
—Yo..., este...—balbuceaba sin saber que responder.
—Sí madre, es un amigo, calma—respondió Gabrielle inmediatamente.
—Está bien, es un placer que estés con nosotros—inquirio la madre del castaño.
—¡Mamá!, ¿Podemos hablar un momento en la cocina?—formuló Gabrielle interrumpiendo la incomodante situación.
#POR GABRIELLE#
—Madre, Coule Bernasconi es mí novio, no mí amigo o tal vez seamos ambas, porque así se conforman las relaciones—allí fue cuando la mayor me dio una bofetada para que cerrará la boca.
—No puedo creer que seas un inpetulante,
nuestras familias están marcadas por la historia, Gabrielle, tú no puedes arriesgarte a estar con ése muchacho—decía mi madre entre gritos.
—Mamá, eres psicóloga, deberías comprender mejor que nadie, así que deja de fingir que tu hijo no es gay—formulé con molestias, volví a recibir otra bofetada.
—Quiero que me escuches bien...—habló mí madre con autoridad.
—No, ¡Quiero que tu me escuches!—la interrumpí volviendo a hablar—Estoy cansado, Coule es un chico maravilloso y eso no lo voy a dejar de verlo por una estúpida leyenda.
—Gabrielle Ratzingüer, te prohibo que te acerques a ése chico nuevamente, yo no seré responsable de lo que pueda sucederles a ambos—sentenció.
—Lo que sea que pueda pasarnos lo enfrentaremos juntos, así que no me importa una mierda todo eso de sectas y demonios—finalice volviendo a la habitación.
Una vez en el lugar donde Coule se había quedado, pude ver que se había ido, la ventana estaba abierta. Sin más, tomé un abrigo recordando que el rubio, siempre me decía que debía abrigarme más o enfermaria y salí en su búsqueda.
—¡Adonde rayos piensas que irás Gabrielle!—bociferaba mí madre, viendo como me alejaba por la espesa nieve que había en el suelo.
—Voy en busca de Coule y arreglar lo que tú hiciste—respondí elevando la voz mientras me alejaba.
#POR COULE#
—Gabrielle Ratzingüer, te prohibo que te acerques a ése chico nuevamente, yo no seré responsable de lo que pueda sucederles a ambos—formulaba la madre de Gabrielle mientras discutían en la cocina.
Así que, antes de que el castaño regresará a la habitación decidí escaparme, era lo menos maduro que había echo antes, pero lo debía hacer, tenía que pensar en todo, principalmente en por qué decía que era su novio.
Una vez me fui de allí, llegué a la mansión donde estaban Josefine, Sharon y Clementina tomando
el desayuno, no puedo creer que aún se siente con esas dos mujeres para sacarles información.
—¿Y como estuvo tú cambió de oxigeno?—preguntó Clementina al instante que ingresé a la gran casa.
—Una mierda y no preguntes más abuela, voy a mi cuarto y tú vienes conmigo—dije eso último tomando a Josefine del brazo.
—¿Yo?—dijo ella en forma de pregunta, pero antes de que le diera tiempo, comenzamos a subir por las escaleras.
—Josefine, necesito que te concentres, no quiero que vengas aquí dentro sola, solo si el chico Grey está por aquí entras, sino no, nunca, jamás de los jamás, ¿Entendido?—ordené a mí amiga.
—Sí, perfectamente—alegó Josefine volviendo a hablar—¿Cómo fue todo con Gabrielle?—preguntó finalmente.
—Dormí en la casa de Gabrielle, todo salió como la mierda, su madre ya sabe que tenemos algo—comencé a hablar muy bajo para que solo Josefine escuchara.
—Yo te lo advertí—espetó Josefine Bleath.
—Como digas, lo importante aquí es que en la mansión dejes de entrar sola—argumenté sentencial.
—Está bien, okey, prometo no volver a entrar sola a la casa de tú abuela—alegó Josefine acercándose un poco más hacia mí para agitar mí cabello.
—La casa de huéspedes es reconfortante, la verdad si fuera más grande podríamos estar los dos—respondí pensativo.
—Tal vez podríamos compartir habitación—comentó Josefine alegremente.
—Ni lo sueñes Josefine—sentencié, no compartiría habitación con mí amiga, era irritable.
—No digo conmigo, tú y Grey podrían compartir la habitación, hay días en la semana que va a la ciudad, podrías hacer tus cosas tranquilo—decía Josefine picaramente.
—Por el amor de Dios, deja de ser tan vulgar—contesté elevando los hacia arriba.
—Bueno, sólo decía, harían linda pareja—seguía hablando idioteces, a decir verdad, ella nunca para de decir sandeces.
—Me gusta Gabrielle y punto, estamos saliendo,
es todo muy raro, pero no voy a salir con Eminem—dije clavando mi vista fulminante en ella.
—¿Quién no saldrá conmigo?—formuló Eminem quién al parecer había escuchado mis últimas palabras.
—Bueno, verás..., Coule y yo discutíamos...—hablaba Josefine a quién le di un codazo para callará.
—¡Discutíamos de nada!—formulé de inmediato.
—Okey, solo venía a decirte que mañana deberás ir a la biblioteca del pueblo a buscar estos libros—dijo el chico tendiendome la lista de nombres—Traerlos cuanto antes para poder iniciar la tutoria—finalizó.
—Gracias Eminem, lo haré—asentí a lo que decía, mientras se retiraba del lugar.
—Estoy seguro que ese chico esta saliendo con alguien y otro motivo por el cual no saldríamos es porque no sabes si es gay—me dirigí a Josefine.
—Ayer dormí en la casa de huéspedes, luego de que tú te fueras a un cambio de aire—Josefine decía moviendo los dedos como si fueran comillas—El l chico estaba un poco ebrio así que si se mucho más que tú.
—Ahora quiero saber, cuéntame—respondí intrigado.
—Solo sé que está saliendo con un chico, con un chico a ver si te enteras—exclamaba Josefine.
—Bueno, ahí el tercer motivo, tiene pareja Josefine—comenté haciendo una mueca de triunfo.
Josefine y yo seguimos platicando de tonteras, pero esa tarde, se tornaba sumamente aburrida, así que luego de haberme rogado unas 100 veces, acepté ir a la salida recreativa y aventurera en la que nos en barcariamos hacia el frío bosque de Dresden.
Comenzamos a alistarnos, pusimos la ropa adecuada para la travesía y salimos con nuestros móviles, que aunque ahora no sirvieran de mucho, podríamos ir escuchando nuestras canciones preferidas o al menos, usarlos de linternas.
#POR JOSEFINE#
Debía despejarme, con todas esas escenas repitiéndose en mí cabeza como si fueran reales, le propuse a Coule que fuéramos al bosque del pueblo, era un lugar tranquilo para dar un paseo.
Al fin y al cabo, creo que mi subconsciente quería que enfrentará mis miedos, pero cuando el miedo se apodera de ti jugandote una mala pasada, enfrentar los miedos no sirve, porque ellos te terminan atacando vorazmente.
—Anda, Coule, mira desde aquí hay una buena vista a la carretera—comenté entusiasta.
—¿Y eso que importa?—inquirio mí amigo rubio y retardado al parecer.
—¿Cómo y eso que importa?, estamos a mitad de un bosque y es justamente esta carretera que lleva de regreso al pueblo, tu viniste en auto por aquí...—expliqué.
—Cuando llegué a la Mansión, es cierto, lo había olvidado y supongo que tú también has venido por aquí, ¿O no es así?—preguntaba el Coule.
—No te lo he dicho, pero pretendo ir a la misma universidad que tú—comenté.
—Eso es genial Josefine, ¿Pero tus padres estarán de acuerdo con todo esto?—el rubio daba justo en la pregunta importante.
—Llamé desde la alcaldía a mí casa, se los comenté y charlamos seriamente hasta que finalmente lo entendieron—formulé alegremente.
—Ya veremos como no las ingeniaremos para estar al menos compartiendo el almuerzo—decía Coule hablaba, como sí supiera lo que iba a decir.
De pronto, mientras caminamos, se oyeron unos ruidos en los arbustos.
—¿Escuchaste eso?—comenté de forma preocupada.
—Yo no he oído nada Josefine—exclamó Coule despreocupado.
—Claro que sí, cierra la maldita boca y podrás escuchar, son los arbustos—Sentencié.
—Es verdad, lo escucho—afirmó Coule.
—¡Quién anda ahí!—pregunté nerviosa, tomando el gas pimienta que traía conmigo, una nunca sabe.
En ese momento una silueta dio un brinco de entre los arbustos y jalé del gas.
—¡¡¡BOO!!!—exclamó el chico de vestimenta oscura.
—Maldición, que rayos es eso Patrick—bociferé, mientras Patrick refregaba sus ojos, había llegado a su rostro.
—Lo siento, lo siento—decía el pelinegro.
—¡Idiota!, como vas a hacer eso, casi morimos del susto—formulaba Coule.
—Era la idea, pero no sabía que llevarías contigo un gas pimienta juro, que jamás voy a provocarte—explicaba Patrick comicamente.
—¡Imbécil!—dije riendo.
—Sin duda no fue buena idea que hayamos venido aquí Josefine—comentó Bernasconi.
—Solo fue un imprevisto por parte de un inconsciente—dije tranquilizando a Coule y elevandole una ceja al imbécil de Patrick.
—Soy yo quién lamenta haberlos molestado en el bosque, que por cierto, ¿A que vinieron?, es un lugar peligroso—preguntaba Patrick.
—Sólo vinimos a contemplar el silencio, la tranquilidad y paz que transmite estar aquí, pero al parecer tú apareciste a interrumpir eso—sentencié moviendo los hombros como sí ya hubiera perdido importancia.
#POR COULE#
Enfrente mío estaban Patrick y Josefine, pero no podía escuchar lo que decían, solo podía verlos sonreír y coquetear, mi presencia allí era fantasmal, me sentía paralizado por el terror, un oso gigantesco, real y tenebroso, iba a devorarnos.
El sonido de un rifle disparándose, hizo que volviera a la realidad, todos me veían, el oso había traspasado sus garras en mí vientre, mis órganos comenzaban a salirse del estómago y con eso, la vida se me estaba yendo, estaba perdiendo demasiada sangre, era el fin.
Comenzaba a recorrerme la sensación de la muerte, el dolor en el cuerpo deja de existir, desaparece, solo puedes ver como tú vida pasa ante tus ojos rápidamente como un destello de luz que te cuenta los mejores momentos que has vivido en está tierra, también te muestra los malos ratos de los cuales aprendiste y finalmente te encuentras cruzando el umbral de los muertos.
Frente mío estaba Gabrielle Ratzingüer, el sol posaba sus rayos sobre el cabello moreno del chico, mí chico.
—Al parecer es mí destino tener que asistirte cada vez que algo te sucede—espetó Gabrielle, mí erótico salvador.
Al parecer algo andaba mal con mi cabeza, estaba creando situaciones que no existían, pero el oso era verdadero y estaba muerto a sentimetros mío, aunque la sangre y órganos seguían dentro de mí cuerpo, jamás pasó el desangrado y supongo que con el susto imaginé que esa bestia me haría una ensalada rusa.
#POR GABRIELLE#
—Gracias Gabrielle, tan sólo gracias—decía Coulemord mientras me abrazaba, por haberle salvado la vida.
—No es nada, dije que siempre estaría para ti y aquí estoy—hablé volviendo a formular—Aunque me gustaría saber que hacían aquí en el bosque, no es nada seguro, como ya habrán visto.
—Lo mismo dije hermano y no me creyeron—decía el estúpido de Patrick.
—La verdad, no sé si ustedes son unos jodidos acosadores o que mierda, al parecer nos siguieron, de otro modo no podrían habernos localizado—inquiria Josefine Bleath.
—A ver si te enteras Bleath, solo iba de camino a hablar con Coule, cuando los vi salir hacía aquí, Patrick me vio y se adelantó, mientras regresé hasta la cochera de mi casa para traer un rifle, no es seguro aquí—expliqué la situación.
—Es buena cuartada, por todo lo que acabas de decir me suena más a historia de psicópata en novela de terror, que de acciones gentiles—volvía a hablar la amiga de Coule.
—Atrévete a decirlo nuevamente—sentencié saliendome de mis cabales.
—¡¡YA!!—Estoy arto de su discusión, debemos regresar a casa de inmediato—replicó Patrick Schmidt haciendo que nos calmaramos.
—Es hora de marcharnos del puto bosque de los elfos del infierno—solté sin más comenzando a caminar.
—Pero que dices, ¿Y a eso quién lo inventó?—preguntaba Josefine Bleath.
—Es algo así como una secta de encapuchados, con túnicas negras—respondí, mientras que a Josefine le estaba agarrando un ataque de pánico.
—Necesito que respires, tranquila, hazlo lento y despacio—Patrick intentaba calmar a Bleath.
—Ya estoy..., mejor—recobraba el aire la chica.
—Me alegra por ti, vaya susto, esperen, ¿Alguien tiene idea donde está Coule?—pregunté ansioso y asustado al no obtener respuestas.
—Estaba aquí hace un momento—comentó Josefine viendo hacia todos lados.
—Lo perdí de vista en el memento en que te sentiste mal—Patrick le explicaba a Josefine recordando los sucesos.
—¡¡COULE!!, ¡¡COULE!!, ¡¡DONDE ESTÁS!!—comenzamos a gritar en su búsqueda.
Mí chico no estaba por ningún lado, sólo veíamos humo, así que decidimos seguirlo para ver donde nos llevaba, pero para en mala suerte, el incendio provenía de la Parroquia Santa Maris Stella, que se situaba al final del pueblo y a la que casi gran mayoría de los habitantes de Dresden asistían los Domingos.
—Mierda, deberiamos avisar al pueblo, no sé a quién se le ocurre poner la iglesia practicante en el final del mismo—formulaba Patrick un tanto alterado.
—Yo no iré a ningún lado sin antes encontrar a Coule—sentencié finalmente.
—Qué más da, hagamoslo juntos—respondió mí amigo de la infancia.
Era inevitable pensar que podríamos hacer algo para apagar el incendio de la Iglesia, porque eso implicaba volver a la pueblo de Dresden dejando a Coule entre el bosque sediento de su sangre.
Claro estaba que tiene la marca de sus ancestros, incluso por su padre: "Abel", no es coincidencia que para la religión, Abel fue quién mató a su hermano por celos. El Padre fallecido de Coule,
lo lleva, porque conforma parte de aquellos que están en el infierno, precisamente por ser un brujo capaz de invocar a los demonios más poderosos del averno.
Había llegado el ocaso en el bosque, Josefine y Patrick encendieron las linternas de sus móviles,
mientras que yo traía un farol por sí sucedia algo por el estilo, como que cayera la noche y no hubiéramos regresado a nuestras casas, fue algo que nos sirvió de mucho.
Empezaba a hacer demasiado frío, el viento resoplaba un tanto furioso, teníamos las narices heladas, al igual que nuestros pies, los guantes
no servían de mucho para cubrirse del cruel invierno, tenía la certeza de que moririamos entre todos esos jodidos árboles.
Luego de una búsqueda de más de 1 hora, con pocas esperanzas de que Coule estuviera vivo, estábamos quebrados, el alma destrozada, las lágrimas brotaban de nuestros rostros involuntariamente, como cataratas o lluvia a cántaros. La luna era la única que nos acompañaba en ésa noche oscura, llena de aflicción y con la incertidumbre si saldríamos vivos del bosque.
Pero un rayo de luz se encendió en nuestros corazones al verlo, por fin habíamos dado con él.
Estaba cerca de un árbol con varias rocas a su alrededor, tal vez había tropezado, pero lo que sí sabíamos, es que al parecer sé encontraba desvanecido y con un poco de tisne negro en su rostro. Aunque era él, mí Coule, nuestro adorable Coule Bernasconi, el chico de cabello cual rayos de sol, mí lindo y hermoso Coulemord.
#NARRADOR OMNICIENTE#
—Ahora sí tenemos que irnos de aquí—ordenó Josefine, tiritando del frío.
—Estoy totalmente de acuerdo, ahora si nos vamos—sentenció Gabrielle Ratzingüer.
Patrick y Gabrielle tomaron en sus hombros a Coule y así con la iluminación que sostenía Josefine iban de camino al pueblo. Según lo que tenían en cuenta, era que si llegaban hasta la iglesia que actualmente era cenizas, estarían a unas 15 cuadras de sus hogares.
Empezaron a caminar e intentar ver donde se encontraban, esas llamas que hace unas horas antes ardían. No se veían por ningún lado y el viento hacía que el deslumbre del color grisáceo que aparecía con el humo, se esfumará.
Por lo cual, la brújula que ellos creían tener, no les serviría en lo absoluto sólo les quedaba resistir hasta que apareciera alguien en su ayuda y con Coule inconciente, no saldrían vivos bue allí.
Para varían eran las 21PM, con una temperatura de unos 0° grados Celcius bajo cero. Ante esas estadísticas podría decirles que ninguno sobreviviría por su cuenta.
Pero tranquilos, a esas alturas el alcalde Time, estaría emitiendo una orden de búsqueda por
ser su hijo quién habría desaparecido y por lo cual, el departamento del Sheriff Leward, iría a revisar como prioridad, "El bosque", siendo aue no era la primera vez que alguien desaparecía por allí.
CONTINUARÁ...
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