𝐈𝐈. FULFILLING ORDERS
OO2. ¡ CUMPLIENDO ÓRDENES !
Era un poco —bastante— raro hablar con un animal, pero ahora mismo a Eunseo eso no parecía importarle porque después de haberse presentado, hablaron sobre cualquier cosa solo para matar el tiempo. Aún así las temperaturas continuaban subiendo lo cual podría ser problemático para la chica, pues lo único que la cubría era una sudadera gris y esta no se encontraba en muy buenas condiciones.
Ni hablar del hecho que no tenía zapatos, eso era mucho más preocupante.
— Ya deberías volver a tu casa, a este paso vas a atrapar un resfriado —habló el felino recostado en la roca, como respuesta solo recibió una encogida de hombros que demostraba muy poco interés en lo que dijo—. ¿Por qué actúas tan tranquila? Es como si no supieras que estás sola en las orillas de una playa y a punto de tomar un resfriado
— Es que estoy tranquila —le sonrió de lado—. Además no estoy sola, tú me haces compañía, no es la primera vez que vengo aquí así. No te preocupes mucho por ello
— Eres realmente extraña, deberías estar durmiendo
— Se siente extraño que un gatito me esté regañando —admitió soltando una risita.
— No me causa gracia
— Lo siento si te molestó, pero hace mucho no decía lo que pensaba —despegó su vista del animal para ahora dirigirla a la luna, lo único alumbrando el lugar justo por encima—. Es bueno tener compañía algunas veces, no importa si se trata de un gato negro que habla
— Chica extraña —observó cómo la chica tenía una sonrisa, pero no era una de felicidad sino de tristeza, aún así no quiso decir nada al respecto—. Será mejor que ya me vaya
Con eso la chica volteó a verle rápidamente.
— ¿Qué? ¿Tan pronto? ¿Por qué? —de manera inconsciente abulto sus labios en un pequeño pero visible puchero—. Hablemos un poco más, no quiero quedarme sola
Sí, lo había notado.
— Entonces también deberías volver, si quieres puedo acompañarte a tu casa —Eunseo hizo una mueca negando.
— Olvídalo, me quedaré aquí un poco más —suspiró—. Está bien si quieres irte, tal vez nos encontremos más adelante, suelo venir todas las noches. Si me buscas aquí estaré
— ¿Por qué no quieres regresar a tu casa? ¿Tiene que ver con los golpes en tu rostro? —desde que la vio tuvo la necesidad de preguntarle, más no se animó hasta ese momento. La chica se tensó al escucharle, movió un poco su cabeza tratando de tapar con su cabello la mayor parte de su rostro, había olvidado que ya no tenía maquillaje—. Al parecer es así, ¿Tú propia familia te hace eso? Que monstruos
Eunseo sonrió con tristeza, ella también pensaba igual.
— No importa, son simples golpes
— Claro que importa, si son tu familia no tendrían porqué tratarte así
— Creo que tienes razón, la verdad yo tampoco entiendo porque lo hacen y aunque les pregunte sé que no obtendré alguna respuesta. Prefiero quedarme callada y no recibir más golpes
— ¿Son tus padres...?
— No, no —negó tan rápido como escuchó su mención—. Ellos no tienen nada que ver en esto, fallecieron hace ya unos años. Cómo soy menor de edad tuve que quedarme con mis tíos
— Ya veo, siento lo de tus padres
— No importa, al contrario —ladeo su cabeza un poco—. Es la primera vez que los nombro después de su muerte, mis tíos no me dejan mencionar nada al respecto, otra cosa a la que no le encuentro sentido
— Debe ser difícil
Eunseo asintió sincera.
— Los primeros meses no fueron para tanto, pero conforme fui creciendo las cosas cambiaron hasta que prácticamente me volví una sirvienta, si no hacía las cosas como me pedían o si llegaba a equivocarme con la mínima cosa, el castigo era golpearme o encerrarme en mi habitación
— Lo de la habitación puedo entenderlo, pero el hecho de golpearte...
— En realidad, aunque duele menos quedarme unos días en la habitación no creo que sea un castigo normal dejarte sin comer, o si el hecho de que sea un ático sin calefacción se pueda incluso llamar habitación
— ¿Cómo? Dices que estás viviendo en una mansión que tienes más de veinte habitaciones, pero en lugar de quedarte en alguna de ellas vives en el ático —Eunseo asintió.
— Lo captaste bien, que inteligente —quiso bromear con eso.
— ¡No es nada gracioso! Están poniendo en peligro tu salud, si fuera tu ya los hubiera denunciado —la chica cerró la boca, nunca pasó por su mente eso, después de todo eran sus tíos, su familia, lo único que le quedaba.
— Mmh, no lo sé
— Y aún te lo piensas —habló incrédulo—. En estos momentos que más quisiera ser un humano y... ¡Agh! —cortó sus palabras de golpe.
Eunseo no pudo evitarlo, soltando así una carcajada que le llamó la atención al felino.
— Eres muy tierno cuando te enojas
— ¡No soy tierno! Y este nos es momento para risas, Eunseo
— Lo sé, Jungkook. Pero prefiero reír a llorar
La sinceridad con que decía las cosas le llegaba al corazón de Jungkook, en esos momentos no podía hacer mucho, pero tal vez más adelante sí.
Eunseo volvió a hablar dándose cuenta de algo.
— Espera, ¿Eres un humano? —su expresión sorprendida y a la vez confundida volvió.
— ¿Qué?
— Has dicho "en estos momentos que más quisiera ser un humano" —citó—. Entonces no eres solo un gato que habla, ¡Eres un humano! No estoy entendiendo nada
— Ah... —no tenía palabras, mejor dicho no tenía idea de cómo poder explicárselo—. Tengo que irme, nos vemos después —lo único que pudo pensar hacer en ese momento fue huír de la situación.
— ¡Espera! —este no respondió, así que se levantó dispuesta a seguirlo—. ¡Jungkook!
Para su mala suerte, por un momento olvidó que se encontraba a las orillas del mar y sobre las húmedas rocas, en un mal movimiento piso mal terminando en el suelo.
Soltó una queja, queriendo soltarse a llorar de nuevo por la impotencia, nunca le salía nada bien.
¿Por cuánto tiempo más sería así? No era justo.
Aún así, volvió a levantarse e ignorando el ardor en sus rodillas raspadas regresó a la casa de sus tíos. Eso sin notar que un gatito negro la estuvo observando un rato sintiendo algo de culpa, hasta que la castaña se perdió entre las casas.
Cuando Eunseo llegó, imitó sus mismos pasos en la manera que logró escapar sin hacer ruido y antes de que lograra llegar al ático, la luz del pasillo se encendió.
— ¿Saliste de casa a escondidas, Seok? —escuchando aquella voz supo que estaba perdida—. Te estoy hablando, Seok Eunseo
La nombrada se giró lentamente.
— Yo...
— Tú... —frunció el ceño, pero rápidamente su rostro serio se transformó en una sonrisa que la hizo temblar, si, definitivamente no se salvaría de esa—. Me pregunto que dirá mamá cuando se lo cuente
— No, por favor no le digas a la tía —le suplicó.
— ¿Y por qué no?
— Yo... Yo haré lo que me pidas, pero por favor te ruego que no le digas nada
— Mhh —hizo como si se lo pensara, llevando su mano a la barbilla aún sin quitar era sonrisa de superioridad—. De acuerdo, solo porque se trata de ti, mi querida primita
— Gracias...
— Ah, ah —negó un par de veces dejándola confundida—. Tendrás que hacer todo lo que yo digo a partir de ahora, ¿O prefieres que hable?
— No, no
— Eso pensé, como primera orden quiero que te arrodilles y supliques por eso —Eunseo se quedó quieta en su lugar, no podía creer lo que su propia prima estaba hablando—. Igual no tienes que hacerlo, pero atente a las consecuencias
La castaño suspiro antes de hacer, terminó de rodillas contra el suelo e ignoró que le dolían estas solo para hacer lo que Miran le dijo.
— Por favor, Miran, no le cuentes a nadie que me viste salir a escondidas
— Está bien —se cruzó de brazos y cuando parecía irse, se detuvo—. Por cierto, mañana tendrás que acompañarme a un lugar
Sin dejarla responder algo se retiró de ahí, dejando a Eunseo apretando sus manos en puño sin poder hacer nada más al respecto.
A la mañana siguiente fue despertada gracias a qué alguien quitó de manera brusca la fina tela que la cubría de lo frío y tiró agua sobre ella haciéndola despertar al instante. Abrió los ojos de golpe y se sentó igual de asustada, cuando vio a Miran no cambió su expresión.
Quería mostrar aunque sea una emoción de enojo, pero no podía porque eso implicaría más problemas además de los de la madrugada y por ahora no tenía ganas de lidiar con nada de ello.
Si Miran estaba ahí, seguro no era nada bueno para ella.
— Ups yo lo solo venía para despertarte y se me resbaló la mano. ¿Me perdonas, primita?
— Sí, no pasa nada
— Aww, eres tan buena —Eunseo tuvo que aplanar los labios evitando que estos temblaran del frío que tenía en ese momento, si afuera parecía estar helando por el hecho de ser tan temprano, ahora lo sentía más con su ropa empapada—. Bien, iré directo al punto: hoy me acompañarás a la preparatoria y esperaras por mi hasta que salga. No preguntes y solo has lo que te digo si no quieres problemas, date prisa para cambiarte a menos que quieras irte así, no tengo ningún problema con ninguna de las dos puesto que no me importas en absoluto —tan pronto como ella explicó, salió de ahí.
Cuando la joven de diecisiete terminó de cambiar su ropa mojada por otra, salió de la habitación acomodando su vestimenta, esta vez consistía en una blusa negra y un pantalón verde junto a sus tenis blancos, lamentablemente solo tenía una sudadera y esa ahora mismo se encontraba bañada en agua, no tenía más remedio que aguantar el frío hasta que se secara.
Bajó las escaleras encontrándose solo con Miran, al parecer sus tíos aún no despertaban y eso la alegraba de alguna forma.
Las horas que durmió fueron pocas y su cabeza dolía, si, seguramente había pescado un resfriado. Que decir, ella misma se lo busco así que ahora no podía quejarse.
— Ya les dije a mi padres que irás conmigo porque haremos unos mandados —pronunció la chica dispuesta a colgar su mochila, pero otra idea se le vino a la mente—. Piensa rápido —no le dió tiempo de reaccionar lanzando la mochila que golpeó directo en la cara de Eunseo—. Ups, al parecer no tienes buenos reflejos. En fin, tú llevarás mi mochila, ahora camina rápido antes de que llegue tarde
Eunseo suspiró, al menos eso era mucho menos a lo que aguantaba cuando se quedaba con los señores Cheng.
Caminaron en silencio hasta la parada del autobús, antes de que la pelicorto lograra entrar al transporte, fue empujada hacia atrás. Miró a Miran sin entender cuando esta le arrebato la mochila de los brazos.
— ¿Por qué...?
— No dejaré que me vean llegar contigo a la preparatoria —hizo una mueca de asco—. Y no pienso pagar un solo centavo por ti, caminarás
— Pero yo puedo pagar, también puedo bajar mucho después que tú y...
— Dije que caminarás, punto —sentenció.
— Si
Eunseo sabía que no tenía más remedio que aceptar los terminos dado por su prima. Después de todo le estaba haciendo un gran favor al no decirle a los tíos que ayer salió de casa sin permiso.
Al menos no era del todo mal caminar, haría un poco de ejercicio y durante el trayecto también dejaría de sentir tanto frío.
Cómo vivía en un pueblo pequeño cerca de la costa, muchas de las personas la reconocían al instante ya que mayormente —siempre— ella se encargaba de las compras en la casa, como el quehacer y la comida.
— ¿Qué haces aquí tan temprano, Eunseo? —la llamó una de las vendedoras, la chica le sonrió acercándose observando las frutas que se veían apetitosas, mal momento porque no pudo desayunar.
— Buenos días, señora Kim, tengo que hacer un mandado en el centro así que me dirijo allá —explicó pasando la lengua por su labios, debería dejar de ver las frutas no tenía dinero para comprar.
— Ya veo, en ese gasto toma algo para el camino —le ofreció con una sonrisa amable, la señora Kim era una persona muy buena, siempre que iba para comprarle se comportaba así.
Eunseo negó con la cabeza, queriendo todo lo contrario.
— No puedo, olvidé mi dinero así que no puedo pagarle
— No importa, cómo cliente frecuente esto no es nada. Puedo confiar en ti siempre me pagas exacto lo que te llevas, así que por favor toma algo para el camino se ve que tienes hambre
Eso le avergonzó, ¿Tanto se notaba?
Al final terminó cediendo ante las peticiones de la mujer mayor, y agradeciendo con una sonrisa se despidió mostrando la jugosa manzana en su mano.
— Muchas gracias, señora Kim
— No hay de qué, Eunseo
Bien, ahora tenía que volver a su tarea principal, llegar a la preparatoria de Miran. Aunque había un pequeño detalle del que no se dio cuenta antes, esta nunca le dijo cuál era el nombre de su colegio.
"Esto no puede empeorar"
No debió haber dicho eso, porque apenas iba a cruzar la calle un vehículo paso a máxima velocidad sin hacer alto, Eunseo por suerte lo vio venir y alcanzó a retroceder antes de que un accidente pudiera haber ocurrido.
¿Lo malo?
Cuando el auto pasó, un charco de agua sucia que se encontraba en la calle terminó mojando su ropa.
Por segunda vez en la mañana, su vestimenta se arruinó.
Se supone que iba a publicar ayer para desearles un feliz San Valentín, pero se me pasó el tiempo demasiado rápido.
Así que con un día de tardanza, les deseo un feliz día del amor y la amistad 💜
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