𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 𝟔
—Ya no soporto esto, Michel. Toma a tu padre, yo no puedo cargar con él ni un segundo más.
—¿Ahora que te hizo?
—¿Qué va a ser? Siempre es lo mismo, me critica todo el tiempo... Enserio, Michel, es demasiado para mí.
Él suspiró. —Está bien, Blaise.
—Regreso el veinte de octubre y más vale que él ya esté en Francia para ese entonces.
—Sabes que no querrá irse hasta que no se arregle contigo.
—Pues que se quede para siempre, pero yo no quiero ver su cara más nunca.
—No seas tan dura.
—No se si algún día vas a entenderme, pero realmente no tienes ni idea de lo mal que me hace sentir.
—Que te vaya bien. —se despidió para cerrar el tema, dejando un beso en la frente de su hermana.— Jacqueline y Timothée piden que les traigas algo de Sudamérica.
—Está bien... Diles que los quiero muchísimo. Saludos a Marie-Claire.
—Adiós, Blaise, ten buen viaje.
Ella sonrió y cerró la puerta al verlo alejarse con la maleta de su padre en manos.
No debía irse a Brasil hasta dentro de tres días, es decir, el siete de octubre, día en que empezaba la gira de Harry en Sudamérica, pero no veía la hora de alejarse de su padre. De verdad que ya no soportaba que cada vez que la veía le diera esa mirada de juicio y que cada mañana al desayunar y cada noche al cenar comenzara a preguntarle por la forma en la que presuntamente había irrespetado su vida laboral.
Ya era demasiado.
Antes de que pudiera sentarse en su sofá a disfrutar del aire de paz de su departamento, su teléfono sonó indicándole que había recibido una llamada de su más reciente adquisición laboral.
—Hola. —saludó ella tras suspirar.
—Buenos días, Blaise, ¿cómo estás?
—Buenos días, Chris... Estoy muy bien, ¿qué hay de ti?
—Estoy bien, muchas gracias.
Ella sonrió. —Cuéntame en qué puedo ayudarte.
—Vas a querer matarme, estoy seguro.
—Yo usualmente quiero matar a todos, deberás ser un poco específico. —comentó en broma.
—Es que sé que debes viajar y olvidé por completo avisarte esto...
—¿Avisarme qué?
—Que pronto tengo un par de eventos en Nueva York y de verdad que te necesito ahí...
—¿Cuándo?—le preguntó.
—El catorce de octubre. —respondió.— Sé que estarás de viaje ese día y de verdad lo lamento muchísimo.
—Chris, no te preocupes. —le pidió.— Yo iré para acompañarte y si me es posible regreso a la gira.
Él suspiró aliviado. —¿Y no vas a matarme?
—No es conveniente que te responda eso por teléfono. —susurró entre risas, haciéndolo soltar una carcajada.
—Gracias por perdonarme la vida temporalmente.
—A veces hay que ser misericordiosos.
Chris sonrió pensando en que su amigo tenía toda la razón con Blaise. —Y... Haciéndote una pregunta algo fuera de lugar...
—Dime. —aceptó con curiosidad.
—¿Te ha ido bien con Sebastian?
Blaise se echó a reír. —Pues yo creo que sí, pero aún no sé qué es lo que él espera de mí.
—¿A qué te refieres con eso?
—Yo no soy muy experta en relaciones serias así que no tengo ni idea si Sebastian me ha mostrado algún tipo de indicio de que él quiere algo formal... Porque yo no me siento cómoda en las relaciones así y no es que le tenga mucha fe al amor.
—¿O sea que si él quiere algo serio tú no se lo ofrecerás?
—Es que no sé manejar ese tipo de relaciones, Chris... Creo que no he estado en una relación seria desde los veinte. —habló.— Si él lo desea podría intentarlo, pero no estaría cómoda. No me siento preparada para jurarle amor eterno a alguien.
—¿Sabes? Algunas veces es bueno arriesgarse y darle la oportunidad a alguien de entrar a tu vida y hacer cambios. No sé muy bien qué sea lo que Seb espera de ti, pero es un muy buen tipo, y sé que hasta donde le des permiso de llegar, va a hacerlo bien.
—Gracias. —respondió con una sonrisa.— Yo me pregunto cómo es posible que estés soltero... Eres uno de los tipos más guapos del mundo y eres una maravilla de persona.
Él soltó una carcajada. —Bueno, no todos tienen suerte en el amor.
—Eso sí te lo puedo confirmar. —dijo riendo.— Mi madre siempre me decía que el amor llega cuando menos te lo esperas y por donde menos te lo imaginas. Solo hay que ser pacientes porque llegará el día en el que una persona que te ofrezca todo lo que necesitas se cruce en tu camino. Así que ten fe, Chris. En cualquier momento llegará tu chica de ensueño.
—Pero no podemos pasarnos la vida soñando o podríamos perdérnosla.
—A veces vale la pena la espera. —contestó.
—¿No crees que si te quedas esperando algo mejor podrías dejar ir a la indicada?
—Cuando llegue la indicada no tendrás que preocuparte por alguien mejor porque simplemente vas a saber que quieres estar el resto de tu vida con ella. Ya no tendrás más dudas...
—Para alguien que no espera nada del amor pareces saber mucho del tema. —mencionó.
—Veo muchas películas. —comentó con diversión.— Creo que el único indicado que he tenido en la vida es mi trabajo.
A Chris le causaba mucha ternura Blaise.
Sentía que era el tipo de persona con la que podrías hablar durante horas sobre cachorros, o filosofía, o cine, o cambio climático, o amor, y que nunca te aburrirías de escucharla. También percibía que ella se sentía sola, y entre más charlaba con ella, más ganas le entraban de conocerla mejor.
Y Blaise se sentía en las nubes hablando con Chris. A ella le encanta conocer personas como él, a pesar de que hay muy pocas así en este mundo. Él era encantador, genuino y divertido, y aunque era la primera vez que hablaban solo los dos, le inspiraba confianza y tranquilidad. Sentía que podría acostumbrarse a ese hombre.
—¿Solo tu trabajo?
—Es lo único que siempre me sale bien. —suspiró.— ¿Qué hay de ti? ¿Qué es indicado en tu vida?
—Podría decir que mi familia... Son incondicionales, de verdad que son los indicados.
—Eres muy afortunado de tener una familia que te apoye y te quiera a pesar de todo... No todos contamos con esa suerte.
—¿Tú no?
—No... O por lo menos no desde que mi madre falleció. —mordió su labio para luego continuar.— Cuando se fue me di cuenta que era ella quien nos mantenía unidos, y ahora que no está he tenido que enfrentarme a un padre que siempre me critica y no me acepta como soy, y a un hermano que defiende a mi padre a pesar de todo.
—Lo siento... Por lo de tu madre.
—Gracias. —murmuró tras suspirar.
—¿Hace cuánto murió?
—Hace trece años y aún la extraño cada día.
—Leí por internet que cuando muere alguien que querías, recordarlo, en vez de ponerte triste te hace sentir mejor.
Blaise soltó una carcajada. —Lamento haberme puesto en la faceta de la triste Blaise, te prometo que soy cool.
—La triste Blaise no es tan mala. —dijo él con diversión.
—Conociste a la triste Blaise antes que a la divertida Blaise... Jamás me ha sucedido, ahora vas a creer que soy una aburrida. —habló riendo.
—Tendremos que solucionar eso. —afirmó.— Cuando estemos en Nueva York me presentarás a la divertida Blaise y yo te presentaré al divertido Chris.
—Me parece bien, divertido Chris. —aceptó riendo.— Espero que tengas alta tolerancia, porque la divertida Blaise puede obligarte a tomar un avión hasta Las Vegas.
—¿Renunciarías a Sudamérica por Las Vegas?
—Si me prometes que serás buena compañía haré el sacrificio.
Chris soltó una carcajada. —¿Y cuándo debes regresar al tour?
—Deja y te explico: —inició.— El once de octubre estaré en Argentina y el catorce se supone que en Chile, pero gracias a cierta persona tendré que estar en Nueva York...
—¡Ya pedí disculpas!—se quejó riendo.— Te prometo que lo compensaré en Las Vegas.
—Eso espero, divertido Chris... —hizo una pausa.— Como decía: el diecisiete es en Perú, y el diecinueve en Colombia... Y luego tendré que regresar a LA... ¿Qué tanto me vas a descuadrar el horario?
—Pues preferiblemente te necesito en Nueva York el trece, ya que el catorce iniciamos temprano y hasta el quince por la tarde estaremos en los eventos.
—¿Y luego a Las Vegas?
Chris soltó una carcajada. —¿De verdad iremos a Las Vegas?
—Si no quieres, no, pero que sepas que eventualmente te voy a apostar en un casino. —avisó, medio en broma y medio enserio.— En el peor de los casos te haré un gigoló.
—Siento que me arrepentiré de esto.
—¿Eso significa que sí iremos a Las Vegas?
—¿Puede ir mi hermano Scott?—preguntó.
—¡Sí, sí, sí!—chilló con emoción.— Dile que está obligado a ir... Chris, Blaise y Scott se toman Las Vegas.
—Suena a plan.
—¡Sí!
—Ojalá pudiera ir Sebastian. —comentó Chris de repente, haciendo incomodar a Blaise sin ella entender muy bien el porqué.
—Ah, sí. —dijo, no muy segura.— Como debe trabajar...
—¿Crees que le disguste que vayamos a Las Vegas?
—No veo porqué... Él y yo solo tenemos el título de amigos. —respondió.— Y honestamente no quiero ir a Las Vegas estando atada. Siempre se encuentran chicas guapas, y lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas.
—¿Abandonarás a tu equipo por un acostón? Me parece irrespetuoso con nosotros. —bromeó.
—Yo no me molestaré si tú o tu hermano lo hacen.
—Scott tiene pareja y yo no creo poder darme esos lujos. —se quejó.— Debes prometerme que no nos cambiarás.
—Está bien, lo prometo. —aceptó a regañadientes.— Tus deseos son ordenes, divertido Chris.
—Excelente. —sonrió.— Le avisaré a mi hermano que iremos. ¿Te parece el dieciséis por la tarde? ¿Y regresar el diecisiete por la mañana?
—Suena bien. —confirmó.— Me avisas para reservar los vuelos y el hotel con el mejor casino.
—Dios, no puedo creer que hemos planeado un viaje a Las Vegas en cinco minutos.
—Así funcionan las cosas con la divertida Blaise. Ve acostumbrándote si quieres ser su amigo.
—¿Este es el tipo de vida que llevarás con Sebastian?—le preguntó riendo.
¿Cuál es la necesidad de estar metiendo a su amigo a la conversación todo el tiempo? Pensó Blaise. Sí, ella y Sebastian son algo así como amigos que se acostaron una sola vez; Sí, Sebastian la pretende o algo por el estilo, pero realmente no se sentía cómoda hablando sobre la posibilidad de una relación y mucho menos un futuro con él.
—¿Podríamos no hablar sobre mi hipotético futuro con Sebastian?—pidió entre risas para que Chris no pensara mal de ella.— Digo, si tu amigo va a ser impedimento para nuestra escapada a Las Vegas entonces déjame decirte que estoy ofendidísima, ya no hay marcha atrás.
Chris se echó a reír. —Veo que estás poco interesada en mi amigo...
—No es eso, es solo que... —intentó explicar, y luego chasqueó la lengua.— No malinterpretes esto, es que no sé qué es lo que quiere y siento que tal vez él ya no está en pro de perder tiempo, que él ya tiene planeado sentar cabeza, tener algo estable y... Tengo miedo que piense que puede encontrar eso conmigo y no será así... Realmente no quiero sonar mal porque lo aprecio mucho y le tengo cariño, pero no soy la indicada.
—¿Por qué crees que no puede encontrar eso contigo?
—No creo ser la indicada para nadie, Chris... No sería justo para él que yo le pida que se quede conmigo porque soy el tipo de mujer que no sabe ni siquiera qué es lo que quiere aún. No lo he descubierto todavía. Si busca una aventura pues soy perfecta para el rato, pero no está en mis planes algo así.
—¿No ves la posibilidad de que en un futuro eso pueda cambiar? Tal vez algún día llegue alguien que te haga querer tener eso.
—Cuando un hombre cuya prioridad no sea llevarme a la cama llegue a mi vida. Ese día alguien merecerá mostrarme esa posibilidad.
Él se quedó en silencio porque ella tenía razón en no ver un futuro con su mejor amigo si eso es lo que siente. Sebastian le había contado con emoción que se había acostado con Blaise y desde la primera vez que le habló sobre ella supo que él quería llevarla a la cama antes que nada, así que se sintió mal por ambos. Por ella porque todos los que entran en su vida lo hacen de tal forma tan imprudente, incluyendo por supuesto, a su mejor amigo; y por él, porque se estaba equivocando con ella. Porque se haría daño a sí mismo si cree que Blaise va a prometerle un futuro después de confundir la libertad a la que ella acostumbra con un buen comienzo.
—¿Te he dejado sin palabras?—preguntó ella.
—Sí, de hecho. —respondió para luego suspirar.— Enserio lamento mucho oír eso, no pensé que... Hablaré con él, de verdad que no me gusta que haya actuado de ese modo contigo.
—Por favor, no digas nada, ¿sí? Te lo he contado en confianza pero siento que me sinceré más de la cuenta... En especial porque es tu amigo... Je suis un imbécile.
(Qué tonta soy.)
—No... No se lo diré, lo prometo.
—Gracias, Chris. —dijo.— Creo que lo mejor es que él maneje lo nuestro como quiera...
—Tienes razón, es mejor no entrometerme en esto.
Ella suspiró con un poco de melancolía. —Tu chica va a ser la más afortunada de todas por conseguir a un hombre como tú.
—Espero que lo valore y no se deje espantar por las consecuencias de estar conmigo.
—Con un hombre como tú... Tan caballero, encantador y guapo... Creo que sería muy tonto dejarte ir tan solo por las críticas de los demás. —comentó.— Si tú la amas y ella a ti, no entiendo cómo puede ser importante lo que los demás piensen de su relación. Para mí no lo sería... Yo no te dejaría ir. —admitió con una sonrisa.— Adiós, Chris.
—Au revoir, Blaise.
Ella sonrió y acabó con la llamada para luego notar que, de algún modo, le demostró que no ve un futuro con Sebastian pero que si se dieran las cosas, le daría uno a él.
Y eso la dejó asustada, pues solo le bastó una conversación para abrirse a él y darse cuenta de lo increíble que es.
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