𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 𝟏𝟗
Luego del viaje camino a Burgundy, ya tanto Chris como Blaise estaban en la hacienda de Olivier, instalándose en la habitación que siempre ha pertenecido a ella.
Su tío aún no llegaba de la junta de desayuno que tenía con sus colegas, así que Chris aún no lo había conocido.
Blaise le había contado muchas historias sobre su tío, como cuando era niña y luego de que su padre la regañaba muy fuerte, él la llevaba al Jardín Botánico Arquebuse hasta que se calmara, o cuando le compraba tiaras y la llevaba cada día al Château de La Rochepot. Chris solo adivinó que se trataba de un castillo cuando Blaise le habló sobre princesas. También le contó como luego de la muerte de su madre, Olivier se había convertido en su único apoyo. Su hermano no estuvo nunca de su lado realmente.
Escuchar a Blaise hablar sobre su familia solo le recordaba lo afortunado que él era por haber crecido en una familia tan hermosa como la suya, por su unión, y por su gran vínculo. Chris quería que ella pudiera tener con él lo que no tuvo antes.
Y por ello estaba esperando con emoción conocer a su tío.
Aunque también estaba nervioso, ya que él era la única persona en la vida de su novia cuya opinión sobre él era de importancia. Si no le agradaba a Olivier Lecareux, su relación con Blaise pasaría a estado incierto.
—¿Estás feliz de estar aquí?
Blaise volteó a mirarlo con una gran sonrisa. —Mucho. En especial porque estamos juntos.
Chris sonrió y se acercó a ella.
—¿Sabes? Estoy algo nervioso, y al parecer tu tío se tardará algo más de tiempo. ¿Qué tal si hacemos algo para aligerar tensiones?
—¿Algo como qué?—preguntó con una ceja levantada, acercándose a él. Chris retrocedió y cerró la puerta con pestillo para luego regresar a Blaise.
—No lo sé.
Él jugó con su cabello con su mano izquierda mientras que con la derecha bajó los tirantes de su vestido, y lentamente se lo quitó por completo. Un suspiro de parte de la francesa le indicó a Chris que debía continuar; pero los detuvo el sonido del celular de Blaise.
Por supuesto que ella no planeaba contestar, pero al ver que era de parte de su amiga Katie, con la que tenía varias semanas sin realmente conversar, quiso escuchar su voz.
—Debo contestar.
—¿De verdad?
—Síp, espera un poco.
—¿Y si llega tu tío?
—Entonces lo recompensaré en la noche, ¿bien?
—¿Puedo saber quién es?
—Una amiga. —acabó, mientras contestaba y le daba la espalda.— Hola, Katie... ¿Cómo estás?
—Blaise, no puedo creer que no me lo dijeras.
Ella se sentó haciendo un gesto de confusión. Casi como si su amiga pudiese verla. —¿Decirte qué?
—Que estás saliendo con papi Chris Evans.
—Oh, por Dios, ¿dónde escuchaste esa locura?
—Twitter. Fotos de ustedes juntos en París. Muy linda pareja, para serte honesta. Sus fans dicen "No puede ser, Chris no puede tener novia.", eso mismo pero de forma ofensiva, o "Es un hombre adulto, de treinta y nueve años que merece tener una relación estable. Sean o no pareja hay que apoyarlo si lo hace tan feliz como lo vemos en la foto.", o "Ella es Blaise Beauvois, su agente. No se preocupen por eso, a Chris lo vieron haciendo grabaciones por lo que seguro ese fue un viaje de trabajo. Ella es francesa y lo llevó a hacer turismo. Siempre se ha dicho de Blaise que es muy amiga de sus clientes y que se lleve tan bien con Chris es lo mejor teniendo en cuenta sus experiencias pasadas. ¡No la llenen de odio! Si algo ella está haciendo un muy buen trabajo. Se le mira a Chris tranquilo y contento. Déjenlo ser feliz."
—Lo que dice la última es exactamente la situación. Envíame el link de ese tweet para darle like.
—Sí, eso haré. —aceptó.— ¿De verdad no están juntos? Enserio se ven como una linda pareja.
Inesperadamente, las manos de Chris se pasearon por su cuerpo, haciéndola jadear en silencio. —Cielos, ¿de verdad lo crees?
—¡Obvio! Él sería muy afortunado de tenerte como novia, belleza.
—Que tierna, se lo diré a ver qué piensa.
—¿Se lo dirás? Ya deberías estar en Los Ángeles y él por su lado.
—Oh, pues... Lo traje a Burgundy. Donde mi tío, ya sabes.
—¿Vas a presentárselo a tu tío?
—De una buena manera.
—Si Evans conoce a Olivier estoy completamente segura que te dará un anillo de bodas y tres hijos.
—Dijiste lo mismo sobre Paul y creo que ese anillo se lo dio a alguien más. —apenas su novia hizo mención de su ex, el semblante de Chris cambió. El juguetón recorrido de sus dedos cambió a uno tosco, que seguramente le dejaría marcas luego. Blaise sonrió sabiendo que el punto débil del hombre tras de ella era la mención de cualquiera de sus ex, sin importar el propósito o contexto. Podía decir que lo despreciaba o que aún lo quería, pero su afán por demostrar que ella ahora era suya podía con su lado de amante sano y racional. Los ridículos celos lo hacían querer reclamarla como suya de todas las formas posibles, gritarlo a los cuatro vientos, recordarle lo buena que está y lo afortunado que es por tenerla a su lado de la forma más cursi posible para no crear esa discusión a la que él tanto le temía.
Nunca se había considerado como alguien celoso, pero ciertamente Blaise había causado ciertos cambios en él. A ella le gustaba sentirse libre, así que el más mínimo estímulo de posesividad que haga a Chris ponerse celoso la haría molestar de una forma en la que nunca antes había visto y no quería ver. Él ahora la conocía lo suficiente para saber cómo reaccionaría a una situación que aún no habían enfrentado a tal nivel de querer evitar ésta a toda costa.
—Paul no está ni siquiera en la mesa aquí. Blaise estás jodiéndome, ¿no es así? Dime de una buena vez qué está pasando.
Chris besó su cuello y hombros, y luego la volteó hasta que estaban cara a cara y ella cerraba sus ojos e intentaba mantener su respiración lo más serena posible. —Ti... Tienes... Tienes razón, Katie... Paul no... Tiene nada que... Ver aquí...
—Sí, por supuesto que tengo razón.
Él manoseó e hizo lo que quiso con sus pechos de manera hostil y casi que agresiva. Y a ella le encantaba.
—Ajá... Tú... Tienes mucha... Mucha razón... Katie...
—¿Qué te pasa, Blaise? ¿Por qué tartamudeas así?
Tras un gemido ahogado, contestó. —¿De... De qué hablas?
—¡Estás teniendo sexo ahora mismo! ¡Por Dios!
—No... Es cierto...
—¿No es cierto, o no, "coma", es cierto, que indica que sí lo es?
Los labios de Chris descendieron con rapidez.
—Cielos, Chr... Katie. —se corrigió.— No entiendo a dónde quieres llegar.
—¿Con quién estás?
—So... Sola...
—Ah, ¿estás...?
—No, no, ¿qué dices?
Un, esta vez ruidoso, gemido se escapó de sus labios, haciendo a Chris apretar su agarre en ella y acomodarla para que su posición estuviera acorde con lo que estaba haciendo.
—¿Es que te gusta tanto tu cliente que andas... Ya sabes?
—No, Katie... Yo no... No hago eso.
—¿Entonces qué te pasa? ¿Estás herida o algo por el estilo?
—No, yo estoy... Bien. Demasiado, me atrevería a... Decir.
—Vale, como estás tan bien ahora cuéntame con lujo de detalles cómo ha ido tu viaje con Chris.
—Pues...—inició, y luego soltó un suave grito.— De maravilla.
—Me alegra que te diviertas. —habló con incredulidad.
—Sí, gracias... Yo debería...—intentó despedirse, para luego inevitablemente decir el nombre de Chris dentro de un gemido.— Despedirme, es de noche aquí.
Ella mentía. Aún era de mañana.
—¡Blaise Beauvois, voy a matarte por haberme mentido en tres cosas en una misma conversación y por hacerme parte de tu momento sexual!
—¿No eras tú la que quería un trío o lo que sea?
—Pues por Henry Cavill y porque eres la principal razón por la que también me gustan las mujeres.
—Me... Halagas... Creo...—murmuró.— Ah... Sí, sí... Así, Chris...
—¿Debería colgar o me puedo quedar?
—Ay, Katie...
—¿Eso qué significa?
—Que te llamo cuando me desocupe.
—¿Lo prometes?
—Sí...
—¿De verdad?
—Sí.
—¿Segura?
—¡Que sí, te llamo luego!
—¿Puedo pedirte algo?
—¡Haré lo que quieras pero ya cuelga, yo no puedo!—y realmente no podía. Apenas podía sostener su teléfono entre su oreja y su hombro derecho mientras Chris tenía agarradas sus muñecas haciendo buen uso de su fuerza bruta. Blaise ya ni siquiera sabía qué estaba diciendo su amiga y qué le estaba respondiendo ella.
—¿Un trío? ¡Con Chris!
—¡Katie lo que se te dé la jodida gana, ya cuelga!
—¡Sí, lo haré!
Cuando Blaise se enterara de lo que había accedido buscará una forma de zafarse de aquello.
Si Chris había adquirido una ridículamente elevada cantidad de celos, Blaise había adquirido en igual medida el egoísmo.
No había forma de que ella permitiera que alguien más mirara de más a su hombre, o se le acerque demasiado, o que le ponga un dedo encima. Odiaba más que nada el siquiera pensar en la posibilidad de otra mujer besando sus labios, jalando su cabello mientras él la complacía, recibiendo las caricias que le pertenecen, y dándole lo que a ella le correspondía darle.
En especial la parte de las caricias. Nadie lo hacía tan bien como Chris, y tenía varias personas para comparar. Él es excitante. Adora cómo su cuerpo reacciona cada vez que él está cerca suyo, haciendo lo que mejor sabe hacerle, y detesta pensar que alguien más podía estar en su lugar.
Si bien antes le gustaba saber que podía ser generosa en su vida amorosa, ahora se sentía como una niña incapaz de compartir sus muñecas con otras niñas. Terca, egoísta, antipática, soberbia y altanera. No iba a permitir que nadie se le acerque a ella y mucho menos a Chris. A su Chris. Él era tan suyo como ella era suya.
Ahora Blaise se había convertido en una persona egoísta tratándose de su hombre.
Cuando su celular hizo el sonido que le indicó que su amiga finalmente la había dejado en paz, lo dejó caer importándole muy poco si se dañaba o qué, e hizo uso de todas sus fuerzas para alejar a Chris de ella y acomodarse a su altura, dándole un brusco beso que sabía a ella misma.
—¿Debería hablar más sobre mis ex amores?
—Yo preferiría que no.
—Es que adoro la forma en la que reaccionas.
—Si te comportas bien tal vez no necesites ponerme malditamente celoso para que quiera hacerte mía con tantas ganas.
—Ya soy tuya, ¿qué más quieres?
—Que me lo recuerdes cada tanto...—luego de eso, hizo a Blaise soltar un grito.
Gracias al cielo su primo Raphaël estaba con Olivier y la hacienda estaba prácticamente sola. Nadie que trabaje aquí se acercaría a esta planta ahora mismo y mucho menos para husmearlos. Tampoco le contarían a su tío que la escucharon gritar varias veces el nombre "Chris" como si se tratara de su canción favorita que podía cantar hasta el cansancio y nunca se aburriría de ella. Eso era Chris. La cosa que ahora más le gustaba en el mundo.
Chris la lanzó en la cama, acomodándola encima suyo y tomando su cabello entre su mano derecha, jalando cada tanto para hacerla acercarse o alejarse de él. Él hablaba, ella hacía.
Blaise se sentía algo posesiva el día de hoy, así que se libró de Chris y descendió sus besos. Mordió su cuello, justo junto a los lunares que hay en él, y tal parecía que él estaba tan ocupado sintiéndola, que no dijo nada al respecto. A Blaise realmente no le importaba mucho. Le gustaba y podía ocultarlo con maquillaje; a él no le gustaba que ella le dejase marcas, pues en cualquier momento alguien podía verlo y tomarle una foto que ocasionaría un gran revuelo. Sus fans son muy celosas con él y parecen olvidar que es un hombre adulto que se acuesta con mujeres cuando quiere y que es común. Y que él no tiene que darle explicaciones a nadie sobre su vida sexual. La principal razón por la que no quería, era que iba a atraer más atención de la debida y Blaise aún no quería hacer público lo suyo.
Pero a Blaise no le importó. En estas épocas había turismo, pero en realidad eran personas ya adultas que no le prestarían atención a la marca en la piel de Chris y que probablemente ni siquiera lo reconocerían. Y si lo hacían, no sería nada demasiado llamativo.
—Quiero decirte algo. —susurró ya al acabar, demasiado insegura y sintiendo que era bastante apresurado el decírselo.
—Por supuesto, dime. —le contestó, jugando con el cabello de Blaise mientras ella trazaba con su dejo índice las siluetas de sus tatuajes. El nombre de su perro y las estrellas en los extremos, el pasaje de tres líneas que nunca se había dado la oportunidad de analizar a fondo porque cada vez que ella lo miraba de más él la molestaba, el águila en su pecho, y lentamente bajaba hasta los que quedaban en su abdomen bajo y junto a su bastante marcada V. Le dio un suave beso a la palabra "Loyalty" (Lealtad) que estaba grabada en su hombro y luego suspiró.
—Siento que yo... Voy a arrepentirme mucho de esto.
Chris curvó sus labios y luego le dio un beso en su frente. —Te prometo que no voy a molestarme contigo, o a burlarme de ti, o lo que sea que creas que va a impedirte decírmelo.
—No quiero que... Te sientas presionado por esto, ¿bien?
—Blaise, estás asustándome.
—¡Yo soy quien está asustada!—exclamó en voz baja, acurrucándose con él para ocultar su rostro.— ¿Qué tal si te lo digo en Francés? Así probablemente no me entiendas.
—Bueno, Blaise, si no quieres que lo entienda entonces no me lo digas.
—Quiero decírtelo.
—Entonces habla en Inglés.
—Yo...
—¿Estás embarazada?
Bueno, si su propósito era aligerar tensiones lo logró. Blaise soltó una suave carcajada y se alejó de su escondite, acomodándose para mirarlo a los ojos. —No. O no aún.
—¿Entonces qué es?—preguntó luego de darle una enternecida sonrisa por lo último.
Blaise suspiró y cerró los ojos para finalmente decirle: —Fue inevitable para mí. Quise... Retrasarlo, ¿tal vez? Pero a pesar de saber que es demasiado pronto para sentirme así, yo solo lo siento. Yo he hecho esto antes. Una o dos veces, pero nunca tanto como ahora... No sé por qué, cuándo o cómo me pasó esto, pero yo...
—¿Por qué es tan difícil decirlo, amor?
—Porque es nuevo.
Chris ya sabía de qué se trataba todo. Sin embargo, temía haber captado mal el mensaje, por lo que en vez de hacérselo más fácil, simplemente la miró siendo tan comprensivo como pudo.
—¿Qué es nuevo?
Blaise unió su frente con la de Chris luego de dejar un corto beso en sus labios. —El amar a alguien de la forma en la que te amo a ti.
Para Chris también era nuevo, y más que nada en el mundo estaba agradecido de que Blaise lo haya dicho de primera.
Desde que tuvo a sus primeras novias, Chris ha dicho que las ama sin sentirlo en realidad. Solo porque ellas lo decían o porque aún no sabía lo que era en realidad amar a alguien de ese modo y confundía el cariño y aprecio con el amor. Él sí ha amado mucho a otras mujeres, quienes al final no lo supieron valorar y mandaron todo a la mierda. Luego de esas malas experiencias, Chris se había sentido cohibido al amar a alguien, y mucho más al decirlo.
Si luego de algunas semanas de estar con Blaise ya la amaba de ese modo, le asustaba un poco pensar en qué vendría para ellos luego. ¿Sería mejor, o sería malo a largo plazo?
Pero ver a Blaise abrirse a él de ese modo lo hacía olvidarse de todo aquello. Chris sabía que ella casi que nunca había contemplado un compromiso como el que adquirió con él desde el primer momento. También sabía que a pesar de saber muy bien lo que quería para su futuro, usualmente él mismo era quién huía de sus oportunidades de ser feliz y lo arruinaba todo. No quería que la historia se repitiera. En especial no con ella. Con la mujer que tan rápidamente lo había atrapado y lo había hecho amarla de esa forma tan bonita y refrescante.
Chris también la ama.
—¿Eso qué significa?
Blaise frunció el ceño con molestia. —¿Cómo que qué significa? Espero que estés bromeando porque yo...
Él la interrumpió con un beso, sonriendo dentro de éste. Con una felicidad que llevaba algo de tiempo sin sentir.
—¿Significa que me amas, Blaise Anne Beauvois?
—Sí, Christopher Robert Evans. Te amo.
Él sonrió y le dio otro beso. Y otro, y otro. —Yo también te amo.
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