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𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 𝟏𝟏

Chris había estado intentando pedirle perdón a Blaise por lo ocurrido aquel día en el desayuno, pero cada vez que la tenía frente a él parecía quedarse con la lengua atada, pues no salían palabras de su boca. Por el lado de ella, estaba actuando como si aquello jamás hubiera pasado, pero intentaba relacionarse con él lo menos posible. Ya no quería ni siquiera escuchar el nombre de Sebastian y estaba aburrida de que Chris lo sacara a colación cada vez que se le antoje, lo cual vendría siendo muy seguido.

—Te ayudo con tus maletas. —dijo el mayor de los Evans, tomando dos de las maletas de Blaise y entrando al auto sin esperar respuesta de la chica.

Ya estando los tres en el auto, Chris iba conduciendo, Scott a su lado, y Blaise en el asiento trasero mientras hablaba con Harry por videollamada y le preguntaba cómo estaba yendo todo y si necesitaba que ella hiciera algo por él. El cantante le contó con lujo de detalles todo lo que había sucedido desde la vez anterior que hablaron, añadió que todo estaba marchando a la perfección y concluyó recordándole que no necesitaba nada que no fuera su regreso, pero que esperaría pacientemente tenerla acompañándolo para el diecinueve de octubre.

—Llegamos. —avisó Chris. Los tres salieron del auto y tomaron sus equipajes para entrar al aeropuerto.

Tardaron un buen rato entre el entrar, hacer el check-in, llegar a la zona de abordaje, y entrar al avión, pero finalmente estaban ahí. Scott junto a su hermano y Blaise en el asiento detrás de ellos.

Curiosamente el vuelo no estaba muy lleno y ella tuvo el asiento de al lado libre para poder acomodarse algo mejor y dormir un par de horas.

—Blaise... —la llamó Scott en un susurro, pero ella ya estaba profundamente dormida.— Se ve muy linda cuando duerme. ¿Quién se ve bien cuando duerme? Esta chica es como de otro planeta... ¿No es así, Chris?

Él suspiró y volteó a verla. —Sí, es muy linda.

Su hermano sonrió con satisfacción y sacó su celular de su bolsillo para jugar algún juego.

—¿Ya le pediste perdón y le prometiste que jamás ibas a volver a mencionar a Sebastian de nuevo?

—Lo he intentado. —contestó exhalando con algo de cansancio.— Pero...

—Oh, ¿no te quiere escuchar? No suena a algo que ella haría. —se incorporó y miró a Chris.

—No es eso... Es que ensayo qué decirle y cuando la tengo enfrente, mirándome atentamente, solo me quedo sin palabras y no tengo más remedio que decirle cualquier tontería.

Una gran carcajada salió de la boca de Scott y al instante se calló, recordando en dónde estaba.

—Eso explica porqué cada vez que habla contigo sale tan confundida y me pregunta que si estás bien. —dijo riendo en voz baja.— Siempre le digo que te caíste de la cama cuando bebé, aunque no creo que eso haya pasado realmente.

—Eres un idiota.

—Tú eres un idiota...—contrapuso, mirándolo con fastidio.— Solo debes decirle: Blaise, lamento muchísimo mencionarte a Sebastian todo el tiempo, no sabía lo que estaba pasando y probablemente estoy enamorado de ti.

—Yo no...—intentó corregirlo, pero suspiró agotado.— De ahora en adelante solo voy a ignorarte. A ti y a tu complejo de Cupido.

—Tú no vas a salir de la negación por tu cuenta jamás, así que como tu hermano favorito es mi trabajo sacarte de ahí.

Chris iba a protestar, pero Scott puso su mano en su boca y volteó a mirar de nuevo a Blaise, que dormía plácidamente.

—Blaise, despierta. —la llamó, pero ella parecía no reaccionar, así que pasó encima de su hermano y quedó en el pasillo de primera clase junto a los asientos de la chica.— Blaise...

Comenzó a tocar el hombro de la chica hasta que abrió los ojos.

—¿Ya llegamos?—preguntó, incorporándose con rapidez.— Más vale que sea así porque acabas de irrumpir en mi boda con Dean Winchester y...

Chris desde los asientos de adelante se aguantaba la risa mientras que su hermano negaba con la cabeza.

—¿Te ibas a casar en tu sueño?

—Sí, es que quince temporadas de Supernatural solo me han hecho enamorarme de Jensen Ackles, pero él es casado, y pues... Amo a Dean Winchester. —explicó.— Se supone que quien iba a decir que se opone a mi unión sagrada con Dean era Klaus Mikaelson, ¿no pudiste esperar unos cinco minutos a ver si empezaban a pelear por mí?

—No, no podía esperar, esto es en verdad importante.

Ella rodó los ojos y lo miró atenta. —Bueno, dime a ver si puedo volver a dormir y con un poco de suerte regreso a mi sueño.

—Christopher. —lo llamó.— Blaise va a escucharte y yo estaré aquí para asegurarme de que digas lo que tengas que decir sin ponerte nervioso.

Blaise abrió los ojos con pena de tan solo pensar en la opinión que Chris podría tener sobre sus sueños. Miró hacia adelante y se encontró con su mirada.

—Yo...—inició, mirando hacia cualquier lado menos a Blaise.— Yo solo quería...

—Que incompetente eres, Dios mío...—se quejó Scott y tomó el rostro de su hermano entre sus manos, haciendo que mirara a Blaise.— Ahora habla o te arranco los ojos, Chris.

—Que agresivo, Scott. —comentó asombrada.

—Esto lo requiere, porque mi idiota hermano no tiene las bolas para disculparse contigo.

Blaise, aún un poco sorprendida por el reciente comportamiento de Scott, miró a Chris, quien asintió levemente.

—Enserio lo siento, te prometo que jamás volveré a hablar de ya-tú-sabes-quien.

—No era necesario que te disculparas, Chris. —dijo.— Te entiendo perfecta...

—Sí era necesario, Blaise. —le interrumpió quitando bruscamente las manos de su hermano de su rostro.— Ya me habías dado indicios de que no te gustaba que lo hiciera pero nunca lo capté, y... Lo siento mucho por eso. Él no tiene idea de la maravillosa mujer que se pierde, porque eres maravillosa.

Mientras hablaba, Scott lo miraba con ilusión, y Blaise sonreía.

—Gracias. —respondió.

Por un rato solo quedaron mirándose con una sonrisa, y Scott no podía verse más alegre de lo que ya estaba.

—¿Quién quiere champaña? Yo quiero, voy a ir a...—desvió Blaise, ya notablemente afectada por la mirada de Chris.

—Yo iré. —se ofreció Chris, levantándose rápidamente y alejándose bajo la atenta mirada de la chica.

—¡Oh, mi Dios!—chilló Scott cuando ya ni había rastro de su hermano, haciendo a Blaise pegar un brinco.

—¿Qué?

—¡Dijo que eres maravillosa!—exclamó en un susurro.— ¿Notaste cómo te miraba? Mi ship...

—¿Tu ship? ¿De qué hablas?

—A poco no sabes lo que es un ship...

—Obvio que sé lo que es un ship, Scott. Tengo una sobrina que me shippea con todo ser humano que conoce. —contestó.— Es increíble, siempre está diciéndome "Tante, toi et lui êtes l'un pour l'autre... Henry est trop beau, et tu es belle... Tante, essayez-le!", y yo solo le digo "Jacqueline, nous ne sommes que des amis, n'insistez plus."

(Tía, tú y él son el uno para el otro... Henry es demasiado guapo, y tú eres preciosa... ¡Tía, dale una oportunidad!); (Solo somos amigos, ya no insistas.)

La confundida mirada de Scott hacia Blaise fue interrumpida por su hermano que llegó con tres copas de champaña en manos, y él le arrebató la suya enseguida.

—Tal vez ebrio podré finalmente entender el francés de Blaise. —comentó, dándole un sorbo a la copa.

La francesa recibió la suya con una sonrisa y le dio un corto trago.

—Este viaje será maravilloso. —comentó Scott.

—Este lugar es genial. —anotó el menor de los Evans con una sonrisa, mirando a su alrededor.— Ahora... ¿Quién va a hacernos triplicar nuestro dinero?

Cuando Blaise estaba a punto de responder, Chris la interrumpió. —Yo quiero.

—Bien, vamos. —dijo Blaise.— Si pierdes todo nuestro dinero te voy a subastar, Evans... Y sé que las personas pagarían mucho dinero por ti.

Los tres rieron y se acercaron a una mesa en la que Chris se unió al juego.

Detrás de él, Scott intentaba descifrar sus movimientos mientras que Blaise lo miraba con angustia, sabiendo que no estaba haciendo un buen trabajo.

Su hermano Michel, en su adolescencia, se empeñó en aprender a jugar póker gracias a su tío Olivier, y Blaise lo ayudaba a practicar. Jugaban casi que cada fin de semana, y luego de un par de años los dos hermanos Beauvois tenían un buen puesto en la herencia de su tío.

Se le llame suerte o estrategia, les iba muy bien a ambos en el juego. Y sí era cierto que el tío Olivier era muy bueno jugando a las cartas y les enseñó a sus sobrinos.

Al acabar la partida de Chris, en la que perdió, Blaise lo quitó de su asiento y ocupó su lugar, dándole una mirada sagaz a los tres hombres con los que compartía el juego.

Casi dos horas más tarde, Blaise ganó la partida con un full house.

—¿Hay algo que no sepas hacer?—cuestionó Scott con emoción mientras la abrazaba.

—Soy malísima en ciencias y para cantar. —respondió en el abrazo. Al separarse, Chris le sonrió.

—Creo que debí haberte dejado jugar desde el principio.

—Ya da igual, recuperé nuestro dinero y lo tripliqué. —le dijo riendo.

—¿Qué tal si vamos a la habitación de Chris, pedimos servicio a la habitación y nos enseñas a jugar póker?—propuso Scott.

—Está bien, tengo una baraja en mi maleta. —aceptó Blaise bajo la mirada divertida de los dos hermanos, para luego defenderse.— ¿Qué? Tenía que practicar.

Scott tenía un plan. Saldría a buscar algo de comer porque no iban a contestarle, pero realmente ni siquiera llamaría. Los dejaría solos por mucho rato hasta que algo haga 'clic'.

—Siento que jamás van a contestar. —comentó. Que suerte que es actor.— Iré yo mismo a buscar algo de comer.

—Yo puedo ir. —se ofreció Chris.

—¡No! Yo iré. Ustedes jueguen cartas.

Ambos asintieron y Scott salió de la habitación con una sonrisa de autosuficiencia.

—Bien, primero que todo debes conocer las manos. —explicó, mirando las cartas y organizándolas. Mientras ella lo hacía, él sacaba pequeñas botellas de licor y las ponía entre ambos, y cada tanto tomaban un trago.— Tu problema es que fuiste demasiado ambicioso yendo por manos que son una ganancia segura, pero que no tienen mucha probabilidad de salirte. Usualmente voy por escaleras, pero tan pronto como veo que puedo tener cuatro de la misma carta, voy por esa, pues las escaleras son más difíciles de conseguir. Si te centras en tener una mano como una escalera real, que es la menos probable, podrías perder...

—Creo que ya no quiero aprender a jugar póker. —la interrumpió, haciéndola reír.— Mejor hablemos de algo.

—Bien, ¿de qué quieres hablar?—se acostó en el piso y lo miró.

—Uhm... Cuéntame algo sobre ti que probablemente no sea de mi incumbencia.

—¿Algo serio o algo casual?

—Casual.

Ella lo miró y él se acostó en el piso a su lado.

—Abiertamente le confesé a mi anterior novio que estaba enamorada de su enemigo, el antagonista de su serie. —mencionó y Chris soltó una risa.— Es que... No es tan extraño enamorarte de un asesino, solo empieza a ver series conmigo y lo entenderás.

—¿De quién te enamoraste?

—Probablemente me escuchaste en el avión. De Klaus Mikaelson.

—¿Y por qué es tan malo?

—Constantemente mata temporalmente a sus hermanos, también mató a su madre tres veces, a su padre dos... A miles de personas, y... En conclusión, no debería amar a alguien como él.

—Espero que solo sea en series de televisión.

—Te lo prometo, en la vida real me gustan los hombres decentes... —respondió riendo.— Aunque no me ha ido bien últimamente... Ahora tú cuéntame algo de ti.

—Yo... Sufría mucho de ansiedad. Aún lo hago... Por eso rechacé el papel del Capitán América un par de veces. No me sentía listo para ser parte de algo tan grande como eso, pero por suerte conté con personas que me ayudaron y...

—Y ahora eres uno de los actores más reconocidos de la actualidad. —completó ella con una sonrisa.— Eso fue muy serio, así que ahora debo decir algo igual de serio... ¡Oh, bingo! Mi papá me odia.

—¿Y por qué?

—Porque no soy mi madre. —le dio un trago a la botellita de Jack Daniel's.

—Si no fueras agente, ¿qué serías?

—Probablemente sería arquitecta. —contestó tras pensarlo mucho.— ¿Y tú?

—Presidente.

—Yo votaría por ti. Principalmente porque eres muy guapo...

—Y yo te contrataría para remodelar la Casa Blanca. Principalmente porque eres hermosa.

Ambos rieron a carcajadas, ya algo afectados por el alcohol.

—¿Qué tan de cierto tiene eso de que tú no me dejarías ir?—preguntó él tras varios segundos de silencio.

—¿Aún recuerdas esa conversación?

—Como si hubiera sido ayer. —contestó con una sonrisa, dándole otro trago a la botellita de Old Forester.— ¿Me responderás?

Casi un minuto más tarde, ella suspiró y tomó otra botellita de Jack Daniel's, tomando un sorbo para luego responderle. —Si yo fuera esa afortunada chica ignoraría a todos los que me dijeran que no soy suficiente para ti... Que no soy lo suficientemente guapa o que tan solo te busco por tu fama y tu dinero. Probablemente sacaría un comunicado de prensa diciendo lo mucho que te amo y lo que en realidad busco de ti: una íntima boda y una luna de miel en Grecia, un futuro a tu lado, unos tres o cinco hijos, dependiendo de cuántos quieras tú... Aunque yo haré todo excepto limpiar pañales. Podríamos adoptar otro perro y te convencería de mudarnos a una gran hacienda en donde tendremos un poni por el que nuestros hijos pelearán todo el tiempo... Aprendería a cocinar únicamente para invitar a tu familia a pasar acción de gracias con nosotros, porque sé que ellos son muy importantes para ti... Nuestros hijos irán a cumplir sus sueños lejos de nosotros y años después jugaremos con nuestros nietos y les haremos creer que en realidad eres el Capitán América. Y finalmente, moriría un par de días después que tú porque no podría tolerar pasar tantos años alejada de ti.

Mientras ella hablaba, no notaba que poco a poco se iban acercando hasta que la mano de Chris fue a parar a su mejilla y sus ojos azules atrapaban a los suyos verdes. Azul contra verde y verde contra azul. Cual de los dos cayera primero.

—¿Y qué te hace pensar que yo voy a morirme primero que tú?—cuestionó a escasos centímetros de sus labios, haciéndola soltar todo el aire en sus pulmones. Se vio a sí misma derrotada, cerrando sus ojos y sabiendo que él había ganado.

—¿Que te haya matado es más importante a que te haya dicho que moriría de tristeza por perderte?—contrapuso ella, acercándose un poco más y poniendo sus manos en los hombros de Chris, quien ya había cerrado sus ojos.

—Quiero dos.

—¿Qué?

—Sí... Dos ponis.

Ella sonrió sin mostrar los dientes y él aprovechó para rozar sus labios con los suyos.

Pero ella sentía que se quedaba sin aliento y también que quería besarlo. Quería besarlo y el alcohol solo hacía que no le importaran ni un poco las consecuencias de todo. Ni siquiera se arrepentía de haberle dicho todo eso.

Entonces ella lo besó. Con toda la dulzura que tenía guardada y dándole toda la atención que él merecía.

Él lo volvió un beso apasionado, atrayéndola a él tanto como le fuese posible, haciéndola sentarse en su regazo y pensando en lo mucho que le gustaría repetir este momento una y otra vez. Blaise intentó quitarle su camisa, pero él la detuvo, tomando sus manos y regresándolas a sus hombros. Deshizo el beso por unos segundos, dejando otros pequeños por sus mejillas hasta llegar a sus orejas, en donde dejó un suave mordisco.

—No voy a acostarme contigo hasta que sepas lo que se siente ser amada de verdad. —susurró en su oído.— Si crees que voy a mandar a la mierda a nuestros ponis, permíteme decirte que estás muy equivocada, Blaise Beauvois.

Al fin llegó el momento
que tanto hemos estado
esperando mis estimadxs

Y feliz año nuevo, les deseo
lo mejor de lo mejor ♡.

Ah, y se está organizando la
subasta de una noche con
Chris en Las Vegas, vayan a
hacer sus ofertas en el
comentario que puse en la
parte en la que Blaise le dice
que lo va a subastar jijiji

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