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Capítulo [5]


(...)

¿Qué clase de mundo es Sera?

Existían varias respuestas a esta pregunta, pero si me viera en la necesidad de elegir una sola, sin lugar a dudas afirmaría que Sera es un mundo fantástico. No hacía falta ser un genio para darme cuenta de que en este mundo se encuentran todos los elementos necesarios para que sea considerado como un mundo de fantasía en la cultura popular: la existencia de diversas razas aparte de la humana, la presencia de la magia, grandes reinos enemistados entre sí, una pasado histórico epico que evoca las grandes epopeyas de los antiguos griegos a las que me veía obligado a leer cuando era estudiante, entre otros elementos.

Si bien pasé la mayor parte de mi vida en ese lugar pensando que era un sueño, a medida que iba transcurriendo el tiempo y las circunstancias, jamás dudé ni por un segundo en explorarlo hasta el fondo, creyendo que debía honrar a mi imaginación descubriendo qué es lo que este mundo tenía por ofrecer.

A día de hoy, todavía me siento algo orgulloso de ser uno de los pocos hombres que recorrieron la mayor parte del mundo, incluso cuando en esté lugar no tenía el concepto del turismo implementado como parte de su comercio. Por otro lado, después de tantos años, el saber que lo que viví nunca fue un sueño y que todo lo experimentado fue real vino acompañado de muchas emociones encontradas. Aun cuando me enteré de la verdad de forma violenta y poco ortodoxa, algo a lo que ya estaba acostumbrado, no significó que una parte de mí se sintiera viva para celebrar eventualmente que en efecto había vivido una vida emocionante, llena de travesías que muchos soñaron con experimentar.

Habiendo dicho esto, actualmente me encuentro con Rory en el Reino de Palouf, en el lado occidental del mundo, específicamente en una isla llamada “Skrúður”, que significa montaña negra en un idioma desconocido para los lugareños, pero no para mí. Respecto a la razón por la que conozco este extraño idioma de mi mundo y está presente en este lugar, la explicaré en su momento. En cuanto a su ubicación, esta isla se encuentra en el suroeste del territorio, siendo así el lugar más fértil del reino, a diferencia de la isla principal donde el frío me recuerda a mi estancia en Rusia hace algunos años.

Según lo que puedo recordar de mi pasado, ese lugar era importante para la economía del reino, ya que era el único sitio donde se podía tener una producción de materia prima agrícola para exportar a los países vecinos. No es sorprendente que esta isla esté habitada en su mayoría por granjeros, acompañados por algunos caballeros del reino que se encontraban allí para mantener el orden y proteger a la población de posibles ataques de piratas.

No hay mucho más que decir sobre este lugar, aparte de que la gente es amable y pacífica, como lo era cuando pasé por allí hace más de diez años, y como seguía siendo cuando Rory y yo empezamos a atravesar la ciudad principal, Reikiavik. En ella, se realizaba comercio de pescado, artesanías y especias exóticas que no se podían cultivar en la región pero eran importantes en la dieta de la población local. Y, por supuesto, el comercio de esclavos no había disminuido en el puerto principal, características presentes en las ciudades más simples: agricultura, comercio, gente amable o grosera y la presencia de esclavos.

Sin embargo, hay una particularidad que distingue a este lugar del resto del mundo: su cultura. A diferencia de otros lugares, cada reino tiene sus propias religiones y corrientes de pensamiento, incluyendo Palouf, que cuenta con su propia religión. Lo curioso es que Skrúður es diferente, ya que es el único sitio en el mundo donde se venera a un dios llamado “Tyr” que pocos recuerdan y que no se ha manifestado en siglos. A pesar de ello, sus enseñanzas siguen vivas entre la población local, y grandes celebraciones y ritos culturales se realizan gracias a una religión que emergió de la nada en esta pequeña isla.

Por esta razón, Skrúður ha ganado una inmerecida fama como el único lugar del mundo donde sus habitantes se resisten a adoptar las religiones locales de la región, lo que les ha acarreado problemas a lo largo del tiempo. El reino, por su parte, últimamente ha tolerado esta libertad religiosa, pues un levantamiento resultaría inconveniente para su ya deteriorada economía.

Otra cosa notable de este lugar es su dominio de la escritura antigua rúnica, transmitida por su dios. El gobierno local ha presionado a los líderes de las familias agrícolas para que adopten la escritura universal que se usa en todas partes, así como dejen de utilizar en su día a día un idioma que resulta difícil de aprender tanto para las autoridades del reino como para mí.

—Tenemos que apresurar el paso, Izuku. Mientras más tiempo nos demoremos, mayor será la posibilidad de que los vigías que el rey de Palouf puso en este lugar te reconozcan—me apresuró Rory tomando mi mano para que fuera más rápido— Por lo menos en el mercado de la ciudad podremos estar más inadvertidos.

En cuanto a mí, tengo sentimientos encontrados por este lugar al recordar lo que viví hace más de 10 años. La nostalgia ha comenzado a manifestarse en mí con mi evidente torpeza al fallar al mantenerme en incógnito en esta ciudad, especialmente al detenerme a contemplar los sitios que solía frecuentar en mi juventud. Resulta curioso que muchos de esos recuerdos se relacionen con mi huida de los caballeros reales en diversas ocasiones.

¿Por qué alguien como yo necesitaría ocultar su identidad? La razón es simple: causé suficiente caos en la administración del reino de Palouf como para ser odiado por la nobleza durante más de 100 años en uno de mis viajes sin mis queridos hermanitos. Por suerte, Rory estuvo de acuerdo conmigo en que yo me  mantuviera anónimo y al encontrarnos cerca de Reikiavik, decidimos dirigirnos a una tienda de equipamiento para aventureros.

—Necesitas cambiar de ropa, Izuku. Llamarás la atención de los guardias, especialmente porque tienes sangre de ese imbécil en tu extraño traje, que no encaja con la vestimenta de este lugar—recalcó Rory antes de entrar en la tienda.

Afortunadamente, ella llevaba consigo suficientes monedas de plata para proveerme de un equipamiento decente, vestimenta común, y una capucha que me permitiese pasar desapercibido en la ciudad, además de poder comprar una espada de materiales básicos para defenderme. La espada que portaba antes era lo suficientemente distintiva como para generar sospechas en todo el reino, especialmente porque había sido utilizada en el pasado para acabar con varios nobles corruptos, lo que la hacía inconfundible. Debo admitir, sin embargo, que mi equipamiento actual no era tan sofisticado como el que solía llevar cuando era más joven, el cual había sido confeccionado por muchos de mis aliados a lo largo de los años. Afortunadamente, confío en que con el tiempo pueda adquirir equipamiento aún más avanzado.

—¿Rory, vamos al lugar que creo que es? —pregunté a Rory mientras continuábamos atravesando el mercado principal de Reikiavik, cerca del puerto una vez que salimos de la tienda.

—Sí, él mismo me ordenó llevarte a este lugar una vez que te haya traído de vuelta. Por alguna razón quiere que te lleve a ese lugar, aunque nunca me dejó entrar ahí propiamente —me respondió Rory, sin pensar mucho en el asunto aparentemente.

El aire estaba impregnado de un aroma a especias exóticas y a sal del mar, mezclándose con la brisa fresca que soplaba desde el puerto. Los colores vibrantes de las telas colgadas en los puestos ondeaban suavemente, como si tuvieran vida propia. A nuestro alrededor, el bullicio era una sinfonía caótica; las voces de los vendedores se entrelazaban con las risas de los niños y los gruñidos de bestias que solo en este mundo fantástico existían.

Rory caminaba a mi lado, su capa oscura apenas rozaba el suelo empedrado. Su mirada era seria, enfocada, pero había una chispa de emoción en sus ojos, una que solo noté porque lo conocía bien. Este mercado no era como cualquier otro; resulta que había una amplia variedad de gastronomías como para poder finalmente saciar su apetito.

Los puestos, dispuestos en hileras desordenadas, exhibían objetos que parecían sacados de un cuento. Una vendedora con cuernos dorados, que brillaban bajo la luz del sol, ofrecía amuletos tallados en piedra lunar, mientras su cola, con escamas plateadas, se enrollaba inquietamente alrededor de sus pies. Más adelante, un hombre bestia de imponente tamaño, con el torso cubierto de un espeso pelaje gris y colmillos sobresaliendo de su mandíbula inferior, mostraba con orgullo sus armas forjadas en acero encantado. Su risa gutural resonaba por encima del murmullo general, atrayendo miradas curiosas.

—Es tal como yo lo recordaba —comenté con nostalgia—. Ni pensar que en un reino tan racista como Palouf existiera un lugar así en sus dominios…

Un último detalle que olvidé comentar es que este lugar es el único territorio del Reino de Palouf donde los hombres bestia son ciudadanos libres, y no objeto de persecución de los nobles. Cosa muy distinta a la situación en el territorio principal del reino. Al menos eso es lo que recordaba de este lugar desde la última vez que lo visité.

De repente, Rory volteó a verme con una sonrisa divertida, como si lo que yo había dicho le resultara de alguna manera cómico.

—¿Acaso no lo recuerdas? —preguntó.

—¿Qué cosa?

—Es gracias a ti que los hombres bestia están libres y felices en esta isla. Todo el desastre que causaste con la nobleza fue con el objetivo de someterlos y hacerles firmar acuerdos para que respeten la integridad de los hombres bestia tanto en el territorio principal como aquí. Incluso te tienen tanto miedo que la sola idea de volver a hacerles lo que antes les hacían a la población minoritaria les provoca un pánico horrible. Ellos piensan que volverás de la muerte para atormentarlos, y por eso te odian tanto.

Inmediatamente no pude contestar ante el recuerdo que Rory me trajo a la mente, al principio, pero solo me limité a reflexionar sobre el asunto, pensando en todas las cosas que hice y habría olvidado con el paso del tiempo. Al final, solo me quedé pasmado como un tonto, sin saber qué responder.

Rory, por su parte, se detuvo y consecuentemente, yo también lo hice, para luego fijarse en mí y con su mano tomar mi hombro para finalmente decirme, como si quisiera transmitirme algo que llevaba tiempo queriendo decir.

—Espero que ahora que regreses seas capaz de contemplar todo lo que has hecho para bien, porque te lo mereces. También espero que Tyr te ayude a recordar muchas cosas, y no puedo esperar a ver al maravilloso guerrero que se preocupa por los demás que me demostraste ser capaz de ser……Además, me debes mucho por tu estupidez en Nowhere. —me fulminó con la mirada con su último comentario, pero aun así, me sentí un poco sonrojado por su declaración.

Sin más que decir, ambos continuamos nuestro camino, esquivando grupos de duendes con sombreros puntiagudos que discutían animadamente sobre los mejores ingredientes para pociones. Las luces de las lámparas flotantes, alimentadas por llamas eternas, creaban un ambiente cálido y acogedor, mientras el cielo se tornaba en un suave color ámbar por la tarde. Después de todo, caminar por una ciudad toma su tiempo, especialmente si has caído al sur y debes dirigirte al norte.

Los olores cambiaban con cada paso. Ahora, una mezcla de incienso y flores mágicas llenaba el aire, proveniente de un puesto atendido por una elfa de cabellos verdes. Un pequeño dragón, apenas del tamaño de un gato, dormía enroscado sobre una pila de telas brillantes, actuando como la mascota de la dueña del negocio. Rory lo miró de reojo, mientras susurraba: —Odio esas cosas, durante los siglos que he vivido, siempre me quemaban las casas donde me alojaba, y son pésimas mascotas.

—Concuerdo—respondí, evocando recuerdos desagradables con esas mascotas.

Poco después de salir del mercado y al perder a los vigías que custodiaban la ciudad, nos dirigimos hacia el noroeste, preparándonos para salir hacia las Montañas Negras una vez hayamos cruzado la puerta principal. Afortunadamente, Rory también es muy conocida y lo suficientemente peligrosa para que las autoridades la ignoren si quieren todavía conversar sus cabezas.

Finalmente, después del tiempo que precisábamos, llegamos finalmente  a nuestro destino que era la cueva donde había conocido a Tyr en mi juventud. Aunque mi reloj, que llevaba conmigo, se descompuso, probablemente debido a la influencia de la magia en mi regreso a este mundo, logré estimar las horas contando con la posición del sol en el horizonte. Conté unas seis horas de caminata hasta alcanzar la cima, y aunque fue un desafío, la fuerza de Rory para saltar con agilidad acortó nuestro ascenso.

Al llegar a la entrada de la cueva, la nostalgia me invadió, pero mi mente se concentró en lo inmediato. Sin apartar la mirada de las sombras que envolvían la cueva, pregunté.

—¿Acaso nunca te explicó por qué Tyr quería que regresaras? —pregunté a Rory una vez que llegamos a la entrada de la cueva.

Rory negó con un leve gesto y respondió con voz calmada.

—No. Solo sé que desde aquí debemos separarnos. Este es el punto en el que tu destino comienza, y el mío continúa por otro camino.

La sorpresa me golpeó con fuerza

—¿Qué? —exclamé, incapaz de ocultar la inquietud en mi voz.

Rory, con su habitual aire despreocupado y una sonrisa traviesa, me respondió

—No te preocupes, Izuku. Nos volveremos a ver más pronto de lo que imaginas. Recuerda que me debes una cita, aquella que me prometiste bajo las estrellas en Nowhere. ¿O acaso lo has olvidado? —Sus palabras estaban cargadas de un coqueteo juguetón, pero también de una promesa que hizo latir mi corazón con fuerza.

A veces detesto la intensidad de mis sentimientos hacia ella, ya que en algún rincón de mi ser anhelaba poder compartir más momentos a su lado.

—¡Espera! Yo…..

Quise decir algo, protestar quizás, pero mis palabras se quedaron atrapadas en mi garganta. En ese momento, Rory dio un paso hacia mí, borrando la distancia entre nosotros. Antes de que pudiera reaccionar, sus manos tomaron mi rostro con una suavidad inesperada, y sus labios se encontraron con los míos en un beso que, aunque breve, lo sentí eterno. Fue un beso cargado de despedida, de anhelo y de algo más profundo, algo que ambos sabíamos pero no podíamos decir en voz alta.

Cuando finalmente se separó, sus ojos brillaban con una mezcla de emoción y tristeza.

—Izuku, este no es un adiós. —Susurró— Es solo un hasta luego. Pero por ahora, debo irme. Mi misión me llama, y es algo que no puedo compartir contigo… todavía. Me encantó volver a verte una vez más.

Antes de que pudiera responder, Rory me dedicó una última mirada, intensa y cargada de significados no expresados, y luego, con la misma gracia y fuerza que la definían, saltó desde lo alto de la montaña. La vi descender con elegancia, su figura pequeña y ágil desvaneciéndose en la distancia hasta que fue solo un punto en el horizonte.

Me quedé allí, con el corazón palpitando con fuerza, sintiendo el vacío que dejó su partida, pero también la calidez de su promesa. Sabía que nos volveríamos a encontrar. Pero hasta entonces, el camino hacia mi destino debía continuar solo.

Fue en ese preciso instante, justo después de contener mis emociones para más adelante, que me di la vuelta para observar la cueva que se erguía ante mí. Con paso firme y resuelto, decidí finalmente dar el primer paso hacia su interior.

El aire en la cima de la montaña era fresco, casi cortante, y cargado de una quietud que contrastaba con la agitación en mi pecho. Frente a mí, la entrada de la cueva se alzaba como una boca oscura y misteriosa, rodeada por un entramado de raíces y musgo que parecían haber crecido allí desde tiempos inmemoriales. La roca era áspera, erosionada por el tiempo, con grietas que serpenteaban como cicatrices, y su interior se perdía en la penumbra, desvaneciéndose en la nada.

El sol comenzaba a desvanecerse en el horizonte, y con cada minuto que pasaba, la luz que se filtraba en la cueva se hacía más débil. Sentí un escalofrío recorrerme la espalda mientras me acercaba a la entrada. La oscuridad era casi tangible, como si cada paso que daba me adentrara en un abismo desconocido. Mi respiración se volvió más pesada, y aunque intenté tranquilizarme, un leve nerviosismo comenzó a arremolinarse en mi interior.

Al entrar, el eco de mis pasos resonaba en las paredes, amplificando cada sonido en un murmullo fantasmal. La penumbra lo envolvía todo, y lo poco que la luz del exterior alcanzaba a iluminar pronto quedó atrás. Mis ojos intentaban ajustarse a la oscuridad, pero la noche se asentaba con rapidez, robando la poca claridad que quedaba.

De repente, una voz profunda y familiar rompió el silencio, resonando desde las sombras, cargada de un peso que hizo vibrar el aire a mi alrededor.

—Ha pasado mucho tiempo, Izuku.

El sonido me envolvió, disipando cualquier duda que hubiera podido tener. Con una mezcla de sorpresa y determinación, mi mano dejó de buscar la espada común que Rory me había ayudado a conseguir, y en su lugar, se dirigió a la empuñadura de Rebelión. Su hoja era oscura, como la noche misma, pero al reflejar la escasa luz, emitía un brillo plateado que parecía cortar la oscuridad a su alrededor.

Con un movimiento fluido, desenvainé Rebelión y la blandí frente a mí. La hoja cortó el aire con un silbido agudo, y su peso en mi mano me trajo una calma extraña, como si la espada y yo compartiéramos un propósito. La apunté hacia la figura que emergía lentamente de las sombras, una silueta alta y robusta que me resultaba extrañamente familiar.

A pesar del ambiente tenso, no pude evitar una leve sonrisa al reconocerlo, sabiendo que el momento que tanto había esperado finalmente había llegado. 

—Hola, Tyr —saludé con voz firme, sintiendo la fuerza de mi resolución aumentar al ver cómo la figura de Tyr se materializaba completamente ante mí, su presencia imponente llenando el espacio con su aura de un dios antiguo.

Continuará....

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Hola, espero que les haya gustado este capítulo un poquito corto. También quisiera aprovechar para aclarar que en este fanfic, el mundo que recorrió Izuku cuando era más joven, es el mismo mostrado en las Novelas Ligeras de Isekai Wa Smartphone, donde en la mayor parte de las novelas está puesto el mapa para que ubiquemos las localizaciones que el protagonista ha recorrido. En esta historia, Izuku ha estado en muchos lugares mostrados en la siguiente imagen. Por lo que consideré necesario pasarles de una vez el mapa mundial de “Sera”, la única cosa original que le puse a este mundo debido a mi fanatismo por Gears Of War. Inclusive, también considere agregar waifus y personajes de la misma franquicia en este fanfic para que el pasado de izuku en el otro mundo tenga mas sentido conforme vaya pasando los eventos de la trama.

Bueno, eso es todo y muchas gracias por leer.

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