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Capitulo [3]

(...)

Mi nombre es Shoto Todoroki. Actualmente, me desempeño como detective privado y tengo el honor de ser co-fundador de una agencia de detectives conformada únicamente por tres miembros: mi amigo Izuku Midoriya, nuestra extravagante secretaria y yo. Como miembro de la familia de héroes más famosa de todo Japón, se esperaban muchas cosas de mí desde que tengo memoria y no las cumplí eventualmente. Aún hoy en día, hay personas en todas las redes sociales que no dejan de recordarme que siempre seré recordado como la “oveja negra de la familia Todoroki”, siendo el chico con más potencial para ser un héroe que se negó a seguir ese camino y acompañó a un Quirkless por un sendero que pocos estaban dispuestos a recorrer en un mundo donde ser un héroe lo es todo, siendo prácticamente el centro del universo de nuestra sociedad. 

Habiendo dicho esto, todo tiene una razón de ser. Mi vida antes de conocer a Izuku Midoriya, el hombre que cambió mi destino, es parte de esa razón. No ahondaré en una infancia triste, pues afortunadamente la mía fue feliz y exenta de penurias por las cuales lamentarme. A pesar de la severidad con la que mi padre me entrenaba una vez que manifesté mi Quirk, jamás dejó de preocuparse por mí; mi madre, por su parte, era una figura cariñosa que se mantenía cercana a sus hijos, aunque en ocasiones llegara a ser sobreprotectora con alguno de mis hermanos. Nunca me faltó nada y, en lo que respecta a adversidades, la única anécdota desafortunada que podría compartir es una cicatriz que me hice al jugar con una tetera caliente de niño, más producto de mi descuido que de una falta de atención por parte de mis padres. 

La única cosa negativa que puedo mencionar acerca de mi infancia es que siempre sentí la presión de ser un Todoroki, nada más. Mis padres me prepararon durante toda mi vida para asumir el rol de héroe que seguiría sus pasos, al menos así lo interpreto yo al recordar los rigurosos entrenamientos que me impartieron de manera exclusiva. Crecí con la convicción de que debía encarnar el heroísmo, con la responsabilidad de luchar contra el mal y defender ideales nobles.

En resumen, absorbí los mismos valores que con frecuencia se nos inculcan en las aulas.

Con esto en mente, ingrese a la Academia U.A, la mejor academia de héroes de Japón, para terminar de prepararme para ser el héroe que todos esperaban. Al tener 15 años en ese momento, tenía grandes expectativas de la experiencia escolar que tendría si ingresaba ahí, y sobre todo también deseaba tener buenos amigos con quienes desenvolverse. Lo que todo joven pudiera haber deseado en su vida escolar prácticamente. 

Al principio, todo parecía indicar que mi vida escolar iba a ser maravillosa. Tenía excelentes compañeros, en especial una compañera llamada Melissa Shield, que rápidamente se convirtió en la mejor de la clase, dejándome en segundo lugar, por así decirlo. Aunque muchos parecían querer estar cerca de mí debido a la influencia de mi familia, no tenía mucho que objetar en aceptar su camaradería. Con el transcurso del tiempo, sucedieron más eventos extraños, como ataques de villanos a la U.A. y festivales escolares con resultados interesantes.

A pesar de todas las cosas locas y extrañas que experimentábamos como grupo, siempre permanecíamos unidos, especialmente gracias a Melissa, cuyo optimismo y particular manera de afrontar situaciones críticas nos mantenía unidos. 

Al menos hasta unos meses después de nuestro ingreso a la academia, donde podría decirse que la realidad me golpeó en el rostro para mostrarme el porqué suceden las cosas. 

A mediados del primer año escolar, nuestro viaje hacia un campamento en el que se suponía que íbamos a entrenar y mejorar nuestras habilidades en lo alto de las montañas con las heroínas "Pussy Cats", se vio interrumpido cuando el camino que debíamos tomar fue bloqueado por una gran montaña de autos destrozados, un desastre que dejó a heridos y muertos, y un gran gigante en forma de minotauro que causaba estragos a gran escala. Con All Might habiéndose retirado, no podíamos confiar en los demás héroes para aplacar esa amenaza.

—¡Tenemos que ayudar!— insistió Melissa decidida a nuestros compañeros, sin dudar en salir del autobús a pesar de las órdenes de Aizawa-sensei de quedarnos en el autobús, quien decidió enfrentarse al monstruo.

En aquel entonces ya estábamos acostumbrados al espíritu heroico de Melissa, así que no tuvimos problemas en acompañarla, a pesar de la locura en la que nos estábamos metiendo.

—¡Te acompañamos a donde sea Melissa—respondió con entusiasmo Denki Kamimari, un idiota que tuve de compañero. 

Hasta este punto, no negaré que mi inmadurez no era la más óptima para considerar que esto era una mala idea, especialmente después de que mi grupo apenas pasara la prueba en contra de los maestros pocos días antes del campamento. Esto indicaba que no estábamos preparados para enfrentar una batalla seria sin el respaldo de algún profesional que nos protegiera. Aun así, confiábamos en nuestras habilidades. Sin embargo, como adolescentes estúpidos que éramos, era más que obvio que no estábamos a la altura.

Después de descender del autobús, abandonamos la única zona segura que teníamos y estábamos por nuestra cuenta. Como era de esperar, el minotauro y sus aliados nos hicieron atravesar un infierno en las calles destrozadas que dejaron a su paso, poniendo en aprietos a los héroes profesionales que intentaban detenerlos. 

—¡No descuiden la retaguardia! —les grité a mis compañeros al percatarme de que más enemigos emergían de los callejones en su dirección— 

Con el transcurso de las horas, nos dimos cuenta de que estos tipos no formaban parte de la Liga de Villanos, lo cual resultaba bastante desconcertante. Lo cual me llevó a concluir que estos villanos tenían un propósito más allá de sembrar destrucción sin sentido; incluso repetían frases extrañas como "Buscar a la dreamwalker" o "Cazar a la demonio esmeralda". Cosas que miembros de la Liga de Villanos jamás dirían. Fue en ese momento que empleé mi Quirk de hielo para congelar a uno de ellos, lo suficientemente débil como para interrogarlo rápidamente, dado que mis compañeros tampoco lo estaban pasando bien en la batalla. 

¿Por qué actué así? Lo hice porque no podíamos permitirnos esperar a que la batalla concluyera para interrogar a los villanos capturados. Simplemente seguí mi instinto en busca de respuestas ante sus acciones.

—¿Por qué están aquí? 

El individuo que capturé rápidamente parecía mantener la calma, a pesar de haber sido atrapado en hielo, como si no tuviera nada que perder si un chico le hiciera daño. En cuanto a su apariencia, no ahondaré demasiado; simplemente diré que parecía el típico matón de un barrio peligroso.

—¿Crees que tengo miedo? La Liga de Villanos no es nada comparado con el tipo que nos contrató. Él solo nos dio una indicación: llamar la atención, y al parecer eso estamos logrando. 

La forma en que me lo comunicó con tanta serenidad solo lograba aumentar mi furia. Parecía que enfrentar su destino en Tartarus no le preocupaba en lo más mínimo.

—¿Quién? —pregunté con ira en mi voz, consciente de las decenas de civiles qué murieron gracias a estas personas. 

—Ni nosotros sabemos, solo sabemos que moriremos si decimos algo de él. Si prefieres seguir vivo, solo cumple tu papel como héroe. 

Si bien, hubiera preferido ser más insistente, los demás contaban conmigo para apoyarles en la batalla que se estaba dando en las calles. Por lo que a regañadientes tuve que salir a hacer todo lo que podía. Eventualmente, Melissa y yo visualizamos que el minotauro había hecho un desastre en un centro comercial cercano y el techo se derrumbó, y los héroes que lo enfrentaron no tuvieron más opción que auxiliar a las víctimas. Mientras ese minotauro no tardó mucho en irse en dirección al puente que conectaba con el lado este de la ciudad. 

—¡Hay que perseguirlo!—exclamó Melissa, mientras corríamos en dirección al peligro, como siempre. 

—Si, pero no sabemos cómo derrotarlo—comentó Momo Yaoyorozu, una estúpida con quién salí en su momento. 

No teníamos de otra, teníamos que detenerlo y a pesar de la orden de evacuación de un ataque de villanos de esa magnitud, todavía había autos tratando de alejarse de la zona inicial en ese puente. 

—¡Vamos!—exclame mientras utilice mi Quirk para deslizarse rápidamente al lugar, seguido de mis otros compañeros. 

Para cuándo llegamos a dónde el Minotauro había llegado, la tarde comenzó a teñirse de rojo mientras los rayos del sol se filtraban a través del humo y el polvo que llenaban el aire del desastre que dejó a su paso. El puente se veía como un campo de batalla, con autos abandonados y escombros esparcidos por todas partes. El rugido del minotauro resonaba como un trueno, y cada paso que daba hacía temblar el suelo bajo sus pies. La criatura, de unos diez metros de altura, tenía una musculatura impresionante y ojos rojos llenos de furia. Su cuerpo estaba cubierto de una piel dura y oscura, resistente tanto al fuego como al frío, y en sus manos sostenía enormes trozos de metal retorcido que utilizaba como armas improvisadas.

—¡Hay que detenerlo aquí!— gritó Melissa Shield, su voz firme a pesar del miedo palpable en el ambiente.

—Pero... ¿cómo?— preguntó el idiota de Denki Kaminari, mientras una chispa de electricidad salía de sus manos temblorosas.

—Trabajando en equipo— respondió Enjiro Kirishima, con una determinación que ocultaba su inseguridad. 

Aizawa-sensei había sido claro en sus clases: la prioridad era la seguridad de los civiles. Sin embargo, con el minotauro dirigiéndose hacia el puente y los autos atascados en un intento desesperado por escapar, no había tiempo para evacuar. Teníamos que detener a la bestia aquí y ahora.

—¡Todoroki, Iida! Necesitamos que lo distraigan—ordenó Melissa mientras tomaba el mando de la situación—. Yaoyorozu, crea cuerdas de acero de Acero . Kaminari, ayuda a evacuar a quienes están en peligro, los más que puedas. Yo iré con ustedes a la ofensiva.

Asentí en respuesta y, sin perder un segundo, lancé una ráfaga de hielo hacia el minotauro, intentando atrapar sus pies y limitar sus movimientos. El monstruo, sin embargo, simplemente rompió el hielo con un rugido ensordecedor. Iida, el nerd y maníaco del orden, aprovechó la distracción para atacar desde el aire, yendo a toda velocidad con su Quirk y darle un ataque con una patada que apenas parecían arañar la piel gruesa del minotauro.

—¡Maldición! Este bicho es más duro de lo que parece— comentó Iida, frustrado.

—Necesitamos un plan mejor— dije, observando atentamente cada movimiento del minotauro, buscando una debilidad.

Melissa, sin dejar de correr hacia el enemigo, gritó: ¡Shoto, mantente cerca y espera mi señal!

Mientras tanto, Yaoyorozu había erigido las cuerdas de Acero  que Melissa ordenó,  mientras Kaminari intentaba evacuar a los que podía. 

—¡Melissa, esto no está funcionando!— exclamé, jadeando después de otra ráfaga de hielo que el minotauro había destrozado con facilidad.

—¡Tengo una idea!— respondió Melissa—. Necesitamos coordinar un ataque conjunto para inmovilizarlo. Todoroki, usa tu hielo para limitar sus movimientos. Iida, ataca sus puntos vulnerables para desorientarlo. Los demás, usen sus Quirk para golpear sus puntos débiles cuando esté desorientado. Intentaré buscar un punto donde su piel sea más delgada.

—¡Entendido!— respondieron al unísono.

De algo tenían que servir los demás. 

Fue ahí dónde concentré toda mi energía y lanzó una enorme ola de hielo, creando un muro helado alrededor del minotauro. La criatura rugió de frustración al verse parcialmente inmovilizada, pero rápidamente empezó a romper el hielo con sus poderosos brazos.

—¡Ahora, Iida!— grité

Iida descendió del cielo con algunas maniobras de velocidad , apuntando a los ojos del minotauro. La criatura retrocedió, tambaleándose por la intensidad del ataque.

—¡Ahora es mi turno!— exclamó Melissa.

Melissa corrió a toda velocidad, concentrando el poder de One For All, poder secreto que me confío en su momento, en sus piernas. Con un salto impresionante, alcanzó la cabeza del minotauro y asestó un golpe devastador justo en la base del cráneo, en un punto donde la piel parecía ser menos gruesa. La criatura tambaleó nuevamente, esta vez cayendo de rodillas.

—¡No podemos dejar que se recupere!— gritó Melissa—. ¡Todoroki, congélalo de nuevo y todos juntos mantendremos la presión!

En consecuencia, lancé otra ola de hielo, esta vez rodeando al minotauro por completo y atrapándolo en una prisión helada. Melissa y yo continuamos atacando, asegurándose de que la criatura no pudiera liberarse.

—¡Momo, necesitamos más cuerdas de Acero — llamé a esa estúpida, con mi voz tensa por el esfuerzo.

Yaoyorozu, a pesar de estar agotada, creó más cuerdas que Melissa pidió, reforzando la prisión de hielo con sus partes sin congelar al ser inmovilizadas y limitando aún más los movimientos del minotauro. Kaminari se unió al esfuerzo, lanzando descargas eléctricas para desorientar aún más a la criatura.

El minotauro, aunque herido y debilitado, seguía luchando con una furia incontrolable. Cada segundo que pasaba era un esfuerzo titánico para mantenerlo inmovilizado.

—¡No podemos aguantar mucho más!— grité, sintiendo que su energía se agotaba.

—¡Tenemos que mantenernos firmes!— insistió Melissa, su rostro lleno de determinación—. ¡No podemos dejar que se libere!

Con un último esfuerzo conjunto, los estudiantes de la clase 1-A logramos mantener al minotauro inmovilizado, al menos hasta que llegarán las autoridades y los demás héroes. 

Lamentablemente, Denki, llevado por el calor del momento, no pudo percatarse de que había una familia dentro de una camioneta que seguramente había sido impactada por el minotauro y estaba al borde del puente, a punto de caer.

Aún no sé si los demás vieron esa camioneta antes que yo, pero estoy seguro de que escuché los gritos de auxilio de la familia, clamando por ayuda, ya que las puertas estaban lo suficientemente dañadas como para evitar que escaparan.

—¡Ayuda! 

Recuerdo claramente que la familia estaba compuesta por Keith Blackwood, un inglés que había venido aquí para trabajar en una empresa; Akane Hiroshi, una empleada de un banco; y la madre de los hijos de la familia, quienes eran Amane, Joseph y Cid, tres hijos de 1, 6 y 12 años respectivamente. El papá en la camioneta sangraba de la sien y apenas podía mantenerse despierto mientras golpeaba la puerta del auto, mientras la mamá seguía pidiendo ayuda a nosotros y tratando de calmar a sus hijos, que parecían estar heridos.

Fue entonces cuando alerté a mis compañeros sobre la familia en peligro.

—¡Tenemos que ayudar a esa familia! ¡Van a morir si no hacemos nada! —exclamé, esperando el apoyo de los demás.

Nadie respondió, al menos hasta que Melissa pronunció unas palabras que nunca olvidaré.

—Shoto, no puedo ayudar. Debo quedarme aquí para inmovilizar al minotauro...

En defensa de Melissa, parecía no tener otra opción, ya que recaía sobre ella la mayor parte de la fuerza necesaria para mantener al minotauro inmovilizado, pero los demás no tenían excusa. También noté que la situación la estaba afectando, al también darse cuenta de que la familia corría peligro.

Nadie tenía ninguna maldita excusa válida.

Al final, muchos optaron por voltear la mirada para evitar encontrarse con mis ojos. Sabía que era crucial inmovilizar al minotauro para evitar daños mayores, pero la familia continuaba en peligro. Para mí, resultaba inaceptable sacrificar vidas en aras de ello. Lo peor de todo era que nadie mostraba disposición para intervenir.

Fue entonces que escuché las palabras de la estúpida de mi ex novia, confirmando mis sospechas.

—Shoto, si el minotauro se libera, nos culparán por empeorar la situación. Hemos desobedecido las órdenes de Aizawa-sensei y atrapar a ese villano podría cambiar nuestras vidas. No podemos arriesgarnos a perder esta oportunidad, sin importar lo que suceda con esa familia. El auto está en el borde y es muy pesado. Si queremos hacer algo, necesitaremos la ayuda de varios—explicó Momo con cierta vacilación.

—¿Qué? —exclamé en shock, mientras aún sostenía la cuerda de acero que mantenía inmovilizado al minotauro.

—Esa es la realidad Shoto—comento Iida, mientras también seguía sosteniendo con fuerza su parte de la cuerda de Acero— Todo el tiempo hay vidas que se pierden por los ataques de villanos. Nuestros cuerpos de rescate son pocos a comparación del desastre que dejan. Hay vidas en ciertas situaciones que se deben dejar por el bien común. 

—Estaremos jodidos si este Minotauro escapa—exclamó Denki— Lo mejor es voltear al otro lado, Shoto. 

—¡Cállate!—exclamó Melissa sorpresivamente con las lágrimas en sus ojos— Solo cállate Iida. 

Al parecer, Melissa tampoco quería escuchar las palabras de este idiota. En mi caso, la clase ya había tomado su decisión y yo también. 

Yo había sido criado con valores, y esos valores me indicaban que no había que dejar que esa familia muriera. Si ellos no querían arriesgarse con el minotauro, si yo solo suelto la cuerda, no habrá diferencia. Al menos eso quería pensar ya que también estaba tomando un riesgo de que está cosa se libere. 

—¡Ayúdanos! 

Los gritos de la familia atrapada en la camioneta se mezclaban con el rugido del minotauro, pero mis compañeros de clase, cegados por su propio miedo y confusión, se negaban a actuar. La rabia y la frustración hervían en mi interior. No podía creer que nadie más entendiera la urgencia de la situación.

—¡Jodanse, hijos de perra!—les grité, soltando la cuerda de acero que mantenía inmovilizado al minotauro—. Melissa es la única heroína aquí, y yo tendré que actuar como tal.

La mirada desesperada de Melissa, con lágrimas en los ojos, se cruzó con la mía mientras echaba a correr hacia la camioneta. Los insultos de mis compañeros resonaban en mis oídos, pero los ignoré. Cada paso hacia la familia era una lucha contra la debilidad que comenzaba a invadir mi cuerpo, agotado por el uso intensivo de mi Quirk y la intensa batalla que habíamos librado.

—¡Aguanten, ya casi llego!—grité, con la esperanza de darles un poco de consuelo.

Cuando llegué al borde del puente, vi de cerca el terror en los ojos de los niños y la desesperación en el rostro de los padres. El auto se tambaleaba peligrosamente, y no había tiempo que perder. Extendí mi mano, intentando congelar las ruedas para asegurar la camioneta, pero mi Quirk estaba debilitado, y el hielo apenas logró estabilizar el vehículo.

—¡Por favor, ayúdanos!—suplicó la madre, con los brazos alrededor de sus hijos.

—Voy a sacarlos de aquí—les aseguré, aunque en el fondo comenzaba a temer que no podría cumplir mi promesa.

Tomé una bocanada profunda de aire y me concentré, intentando reunir las fuerzas que me quedaban. Empecé a golpear la puerta del auto, tratando de abrirla. Mis manos temblaban, mi visión se nublaba, pero no podía rendirme. No ahora.

Con un esfuerzo supremo, logré abrir la puerta del conductor y comencé a ayudar a la madre a salir. Sentí que mi energía se agotaba rápidamente, pero me obligué a continuar. El padre, herido y apenas consciente, se desplomó en mis brazos mientras intentaba sacarlo del vehículo.

—¡Vamos, vamos, rápido!—insté a los niños, quienes salieron tras su madre.

El suelo tembló bajo mis pies mientras el minotauro rompía más hielo detrás de mí. Sabía que el tiempo se agotaba. Intenté levantar al padre, pero mi cuerpo se negó a responder. Cada músculo en mí gritaba de dolor y fatiga.

De repente, un crujido ensordecedor resonó a mis espaldas. El puente comenzó a colapsar. Miré a la familia, su esperanza desvaneciéndose mientras el terror se apoderaba de sus rostros. Intenté usar mi Quirk una vez más, pero solo un pequeño chorro de hielo salió de mi mano.

—¡No!—grité, con la voz quebrada por la desesperación.

—¡Se ha liberado! ¡El minotauro se ha liberado! ¡Todoroki! ¡Utiliza tu hielo! —exclamó Melissa.

El minotauro, ahora libre, rugió con furia. Sentí cómo el suelo se desmoronaba bajo mis pies y, en un último esfuerzo, empujé a la madre y a los niños lejos del borde. Sin embargo, con la liberación de la bestia, una ráfaga de viento los arrastró al vacío. Lamentablemente, el padre tampoco tuvo suerte. El puente cedió, y la camioneta, con el padre aún atrapado, se desplomó. A duras penas, logré salvarme agarrándome al borde.

El dolor en mi pecho era insoportable, no solo físico, sino también emocional. Había fallado. Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas mientras caía de rodillas, incapaz de procesar lo que había sucedido. Los gritos de la madre y los niños resonaban en mi cabeza, una cacofonía de dolor que nunca olvidaría.

—Lo siento...—susurré, sin fuerza, sin esperanza.

El mundo a mi alrededor se desmoronaba. La imagen de la familia cayendo al vacío estaba grabada en mis retinas, un recordatorio eterno de mi fracaso. La desesperación se mezclaba con el dolor físico, dejando un vacío en mi pecho que parecía consumirlo todo. Aún podía escuchar los gritos, resonando en mi mente como un eco interminable. Mi cuerpo temblaba, agotado, mientras intentaba mantenerme en pie.

—¿Cómo pude fallar? —susurré, sintiendo cómo la culpa y la impotencia se apoderaban de mí.

El rugido del minotauro rompió mi ensueño, recordándome la amenaza inminente. Me giré lentamente, viendo a la bestia liberada, sus ojos rojos llenos de furia, y comprendí que mis compañeros estaban en peligro. Pero mi cuerpo no respondía. Cada músculo estaba tenso, agotado hasta el límite. Sabía que debía hacer algo, pero apenas podía moverme.

—¡Todoroki, necesitamos tu ayuda! —gritó Melissa, su voz teñida de desesperación.

Intenté reunir mis fuerzas, pero el esfuerzo era inútil. El minotauro avanzaba hacia mis amigos, sus pasos resonando como truenos en el puente destrozado. Mi visión se nublaba, y cada respiración era una lucha.

Entonces, de repente, una silueta apareció de la nada, moviéndose con una velocidad y gracia que parecían irreales. Antes de que pudiera siquiera procesar lo que estaba viendo, la figura se lanzó hacia el minotauro. En un solo tajo, la cabeza de la bestia cayó al suelo, rodando con un ruido sordo.

El cuerpo del minotauro se tambaleó por un momento, como si aún no comprendiera que había sido derrotado, y luego se desplomó con un estruendo que sacudió el suelo. La figura que había derrotado a la bestia se quedó inmóvil por un instante, como si evaluara la situación. Cuando el polvo comenzó a asentarse, pude ver claramente que se trataba de una mujer. Su armadura negra relucía con detalles intrincados, y sostenía una espada larga que aún goteaba la sangre del minotauro.

La clase A quedó en silencio, sorprendida por la aparición repentina de esta misteriosa salvadora. Nadie se movía, nadie sabía qué decir. La mujer, sin embargo, no dijo una palabra. Sus ojos se encontraron con los míos por un breve momento, y en esa mirada vi algo que no pude descifrar: compasión, tal vez, o comprensión.

Antes de que pudiera reaccionar, la mujer desapareció tan rápidamente como había llegado, desvaneciéndose entre los escombros y el humo. Me quedé allí, aturdido, intentando procesar lo que acababa de suceder. La realidad de la situación finalmente comenzó a asentarse. Habíamos sido salvados, pero a un costo que nunca podría olvidar.

Los héroes profesionales llegaron poco después, pero para mí, todo se sentía irreal. El cuerpo del minotauro yacía inerte en el suelo, su amenaza extinguida, pero el verdadero peso de la batalla se sentía en mi corazón. Había sido un fracaso, un recordatorio de que, a veces, los ideales heroicos no eran suficientes.

Después de aquel incidente, mi vida dio un giro radical. Me vi enfrentando la dura realidad de que, a pesar de mis mejores esfuerzos, no siempre puedo salvar a todos. Aquella maldita tragedia en el puente me dejó marcado emocionalmente, cargando con el peso de la responsabilidad y el dolor por las vidas perdidas. Aunque actué conforme a mis valores e intenté hacer lo correcto, no pude evitar sentir un profundo fracaso y culpa por no haber sido capaz de salvar a toda la familia. Ni siquiera el haber asistido al funeral de la familia me dió la paz que ansiaba obtener, si no que solo me recordaba la causa de sus muertes. 

Además, también culpé todo a la avaricia y negligencia de mis compañeros. 

En lo que respecta a mis compañeros, no tardaron en atribuirse el mérito por la derrota y la muerte del minotauro, a pesar de haber sido testigos de que fue esa mujer quien lo venció. Nadie informó a las autoridades, incluyéndome a mí mismo, no para proteger a los demás, sino específicamente para proteger a Melissa. Había sido el crimen perfecto, ya que no había testigos cercanos y las cámaras de vigilancia habían fallado justo antes de que mis compañeros llevaran a cabo su decisión. 

¿Qué fue lo que pasó después?Obviamente nos convertimos en héroes nacionales y con todos los beneficios que eso conlleva. Todas las agencias nos querían como pasantes, había ofertas de publicidad en todas partes, etc. Hasta el idiota de Mineta tuvo ofertas de marcas de perfume. No solamente se limitó a eso, incluso todos tuvimos entrevistas de televisión que nos preguntaban lo que tuvimos que pasar para lograr lo que pasó. 

Con el pasar de las semanas, llegó a un momento en que la culpa me carcomía, y eventualmente decidí exponer a mis compañeros para que pierdan esa fama inmerecida a costa de la muerte de personas inocentes. Fue entonces que contacté a Melissa, y nos reunimos en un restaurante sin ventanales para conversar y planear exponerlos. 

Fue entonces cuando me di cuenta de que la única persona en la que podía confiar me había fallado.

—No, Shoto. No puedo respaldarte en esto —me respondió Melissa con lágrimas en los ojos.

—¿Por qué? —pregunté, algo indignado.

En ese momento, no podía creerlo. Simplemente me negaba a aceptar que Melissa no hubiera actuado correctamente. No obstante, sus motivos fueron la única razón por la que decidí quedarme en aquel restaurante en lugar de salir enfurecido por su decisión.

—Yo….—tartamudeaba por la presión que seguramente sentía al tener que decirme esto—¿Recuerdas que te dije que soy la sucesora de AM? Su pupila por así decirlo. 

—Si—respondí seriamente de brazos cruzados. 

—No espero que lo entiendas, pero... espero que al menos puedas comprender. Solo puedo decir que tengo mucho en juego si hacemos lo que tú dices. Como verás, se necesita un símbolo de paz que mantenga el orden en nuestra nación y eventualmente en el mundo. Debo ser ese símbolo de paz, y si arriesgo mi carrera, simplemente perderé mi credibilidad y jamás podré llegar a ser lo que mi maestro e ídolo espera de mi. ¡Sé que es mucho pedir! ¡Sé que probablemente no merezco ese futuro! Solo…..

Algo dentro de mí me decía que debía ignorar las súplicas de Melissa y dirigirme directamente a la prensa, pero al final pude comprender un poco sus motivaciones, incluso cuando personalmente no estaba de acuerdo con ellas. Después de escucharla, no sentí deseos de quedarme a conversar con ella, a pesar de que probablemente estaba pasando por el mismo tormento que yo en cuanto a la culpa.

Simplemente le comuniqué la decisión que había tomado al respecto, antes de levantarme de mi asiento.

—No voy a delatarlos, si es a eso a lo que te refieres. Personalmente, no me importaría si uno de mis compañeros se convierte en el próximo símbolo de la paz; aun así, lo delataría. Pero solo haré ese maldito favor porque eres tú, Melissa, y nada más. Sé que serás una buena heroína, y el futuro te necesitará. 

Ella se limitó a decirme: 

—Gracias ... .yo….

Mi expresión se oscureció al mirarla.

—Pero… no me siento capaz de enfrentarlos de nuevo, al menos no en un contexto de amistad. No puedo vivir con esta situación y hacer como si nunca hubiera pasado. No puedo ignorar que merecemos un castigo y actuar como si fuéramos inocentes. Por lo tanto, esta será la última vez que hablemos tú y yo.

—¿Qué estás diciendo? —se sorprendió Melissa.

—Ya no quiero tener nada que ver con el grupo. Me mudaré al aula B si es necesario, pero me repugna estar cerca de ustedes. No es personal contigo, Melissa-san, simplemente siento que debo alejarme si quiero avanzar.

—¡Shoto, espera! —se puso de pie Melissa, al igual que yo— Esto no es necesario...eres mi mejor amigo, yo….

—Lo siento, Melissa-san. Solo prométeme que serás la heroína que siempre has querido ser y evitarás que algo como lo sucedido en ese puente vuelva a repetirse... —le sonreí una última vez antes de retirarme.

Después de eso, solo pude escuchar el llanto de Melissa ante lo que le acaba de decir y a pesar de no tenía problemas en consolarla, no sentía ganas alguna de hacerlo. Simplemente quería alejarme de todo y continuar con mi vida, haciéndole un último favor a una buena amiga. 

El tiempo transcurrió y las pasantías llegaron, junto con la amargura de saber que nunca sabremos quién fue el responsable del desastre mencionado por ese villano; nadie se atribuyó la culpa. Sumado al hecho de que me quedé solo en la mejor Academia de héroes de la nación, ¿Patético, verdad?. En ese momento, no podía quitarme de la cabeza la idea de convertirme en un héroe fracasado y sentía que había perdido el rumbo de mi vida. Fue entonces cuando entendí que sería la primera vez que no sabría qué hacer además de ser el héroe que todos deseaban que fuera.

Sinceramente, no sé qué habría hecho si hubiera permanecido en la Academia. Solo sabía que no quería convertirme en un héroe guiado por la fama y temía caer en ese camino.

Afortunadamente, conocí a Izuku Midoriya cuando un Nomu de la Liga de Villanos casi me mató durante un ataque en las pasantías que tuve con un héroe que sinceramente elegí más que por otra cosa. Literalmente me aplastó con un candelabro y como un verdadero héroe, llegó para cambiar mi vida. Y sí, él es un Quirkless

Con el tiempo, una cosa llevó a la otra y el destino me concedió otra oportunidad para cambiar el rumbo de mi vida, incluso cuando pareciera una locura convertirnos en policías.

¿Cuál es la razón por la que abandonaría una vida de éxito asegurado como héroe? Esa fue la pregunta que muchos se hicieron cuando finalmente me alejé de esa vida en la que pude perderme a mí mismo, especialmente después de lo que ocurrió en aquel día.

La razón es simple: Izuku, aunque él no lo sepa, tiene una habilidad innata para conectar con los demás a su alrededor. Si pasas el tiempo suficiente con él, aprendes más sobre ti mismo y sobre la vida en general. Literalmente me hizo ver las cosas de una manera en la que nunca hubiera pensado si me hubiera quedado atrapado en la arrogancia que caracteriza a los héroes.

Incluso él me enseñó a disfrutar de las cosas más simples que un adolescente debería aprender en su vida. Todo esto mientras voy dejando atrás poco a poco el ambiente de heroísmo que me llevó a superar el infierno que viví en aquel día. Por ejemplo, quién diría que un simple paseo y una charla en el parque municipal de Musufatu como civil sería tan reconfortante y tener la oportunidad de simplemente ser uno mismo.

Desafortunadamente, al conocerlo mucho tiempo después, te das cuenta de que tuvo que atravesar un infierno como Quirkless y, sin embargo, jamás abandonó la opción de hacer el bien, incluso cuando el mundo parecía estar en su contra. De alguna manera, es algo admirable que no logro comprender del todo.

No después de comprender que esta sociedad apesta en muchas formas para los más desfavorecidos, lo cual puede ser la causa de muchos males en nuestro entorno. Otra de las tantas cosas que Izuku me hacía reflexionar en nuestras conversaciones fuera de nuestras escuelas.

Para cuándo nos tuvimos cierta confianza, ya había decidido que el sería un amigo por la cual acompañaría hasta el fin del mundo. No sé si fue por una locura mía, pero simplemente sentí que le debía mucho por cambiar mi vida al aceptarme como su amigo. Fue entonces que cuando me propuso que el fuera aceptado en la Academia de policía, tuve la necesidad de acompañarlo.

¿Porque? Porque el mundo necesita mas héroes sin Quirk como el, que tienen el potencial de hacer el bien aún cuando ellos no tienen los poderes que la sociedad exige para ser grandes. Fui testigo de lo que es capaz de hacer con su ingenio, y de cierto modo, no quería perder mi lugar en la historia del mundo para ver que grandes cosas hará con su propio talento para los más mínimos detalles.

Fue entonces que, con el paso de los años, después de numerosos éxitos que yo esperaba de mi amigo, mi función dentro de nuestra extraña amistad, aunque él no lo sepa, es hacerle saber al mundo que hay un nuevo héroe sin poderes que está haciendo el bien sin que los demás se percaten de ello. Después de todo, es algo que haría un buen amigo agradecido, ¿no es así?

Lo sé, soy muy raro, pero quiero creer que soy el amigo que Izuku necesita para que muestre al mundo lo que es capaz de hacer, a pesar de que su eterna humildad le impida hacerse un nombre en esta sociedad corrupta.

Honestamente, es una tarea ardua hacer que mi amigo se dé cuenta de lo especial que es, de cierto modo, con la gente a su alrededor. Incluso me sorprende que tampoco sea consciente del cariño y respeto que ha ganado dentro de las filas del departamento de policía de Tokio, las sociedades civiles, la gente con Quirks mutantes y los más desfavorecidos en toda la nación. Ciertamente, no me doy abasto con las numerosas solicitudes que tengo que aceptar al día para poder entrar a su club de fans, el cual cuenta con más de cuatrocientos mil miembros. Incluso tuvimos que alquilar un edificio grande en el centro de Tokio para las reuniones.

En cierto modo, así pensaba que sería nuestra rutina de casos para resolver por muchos años más, hasta que recibí una llamada de la nueva jefa de policía del departamento de Tokio, quien también era una fan de Izuku, donde me comunicó algo que me hizo despertarme más temprano de lo habitual antes de ir a abrir la agencia que teníamos.

—Shoto-san, Izuku-sama ha desaparecido. Tienes que venir a la escena del crimen donde estamos. Es una carnicería, y encontramos pertenencias de Izuku en el lugar. Te pasaré la dirección por mensajería.

La preocupación eliminó cualquier cansancio que pudiera haber tenido.

—Voy para allá—respondí sin dudarlo antes de colgarle definitivamente.

Después de eso, solo fue cuestión de tiempo antes de que me vistiera y que me dirigiera en mi auto deportivo hacia la escena del crimen para localizar a Izuku lo antes posible.

—Solo aguanta, Izuku, iremos a buscarte—me dije a mí mismo, intentando tranquilizarme.

Continuará....

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