Capitulo [2]
(...)
Habiendo hablado brevemente de mi pasado, el mismo que me llevó a convertirme en detective privado, un oficio que consiste en fotografiar a personas que cometen errores beneficiosos para quienes nos pagan el precio adecuado, es hora de hablar de mi presente.
¿Qué puedo decir? La vida de un detective privado no es un oficio que prometa jubilación o estabilidad. Me atrevería a decir que corremos tantos riesgos como los héroes que salen en televisión a menudo. Dichos riesgos pueden resumirse en jugarse el pellejo por la información que el cliente ha pagado, así como fotografiar a gente que no quiere ser fotografiada. Con el tiempo, se volvió común que algunos objetivos nos amenazaran, nos dispararan, nos denunciaran a la policía o incluso nos persiguieran, muchas veces en grupos de diez o más matones de bandas de villanos en ciertos sectores de Tokio.
Aún recuerdo las veces en que, tanto mi socio Shoto Todoroki como yo, tuvimos que llegar de improviso al hospital más cercano para atender las heridas que nos había dejado algún villano o criminal.
Afortunadamente para nosotros, esos casos cotidianos, aunque solo beneficien al cliente, nos ayudan a mantener a flote económicamente nuestra agencia. Al final, nuestro objetivo primario es hacer el bien, una meta que comparto con mi socio a pesar de todo, por lo que muchas veces anhelamos que nos asignen casos más "interesantes".
Con "interesantes" nos referimos a aquellos casos en los que nuestros contactos en el gobierno o la policía solicitan nuestra ayuda porque ellos han sido incapaces de resolverlos. Me gustaría decir que usualmente recibimos ese tipo de casos, pero lamentablemente solo aparecen unas pocas veces al año. Después de todo, la heroína Melissa Shield, aunque nos resulte molesto de algún modo, es conocida por encontrar y desmantelar la gran mayoría de las organizaciones criminales por su propia cuenta y en muy poco tiempo. Así que no es una sorpresa que no haya tantos casos en los que se requiera nuestra ayuda.
Ahora mismo, poco después del quinto aniversario de nuestra agencia, no hemos tenido ningún caso "interesante" en meses, y hemos llegado a un punto en que la rutina domina el ambiente dentro de la agencia.
Cómo por ejemplo, nuestra secretaria desde hace unos años, Michiru Kagemori, una vez que termina de clasificar los expedientes, simplemente se recuesta con los pies en la mesa de recepción y se limita a ver partidos de béisbol o jugar videojuegos en el ordenador, que se supone es para su trabajo. Mientras tanto, nosotros también nos limitamos a estar aburridos en nuestros escritorios, sin ningún reto en el cual concentrarnos.
Especialmente cuando la mayoría de los casos son sencillas peticiones relacionadas con infidelidades en matrimonios fracasados, rastreo de desfalcos en empresas, y cosas por el estilo. Son tareas sencillas que podríamos resolver en cuestión de horas, pero que, al fin y al cabo, resultan aburridas tras el tiempo que llevamos abiertos y habiéndonos acostumbrado a ellas.
A veces, el silencio se volvía tan incómodo por la falta de nuevos clientes a ciertas horas que me veía obligado a charlar con Shoto para evitar pasar otra interminable hora mirando el teléfono.
—¿Shoto? —inicié la conversación desde mi escritorio, con la cabeza apoyada sobre la mesa debido al aburrimiento—. ¿Qué crees que nos depara el futuro?
Shoto, sin levantar la vista de su asiento, seguía enfrascado en la lectura de su novela shoujo favorita, recomendada por su hermana mayor, por cierto. Sin mucho interés, se limitó a contestar:
—Esta sociedad de héroes va a colapsar tarde o temprano. Solo esperemos estar muertos cuando llegue ese día. No entiendo por qué te preocupas por el futuro —respondió, pasando la página de su novela con aparente indiferencia—. Estamos disfrutando lo que hacemos y no tenemos planes de retiro, así que es mejor vivir en el ahora.
Como siempre, Shoto era tan directo como de costumbre.
—No me refiero a eso, sino a si realmente nuestros esfuerzos valen la pena —me cuestioné a mí mismo en un momento reflexivo—. Sé que destapar una red de trata de personas fue un logro hace meses, pero aún así, no siento que sea mucho en comparación con lo que hacía All Might. O lo que hace Melissa Shield, también.
Al final, mi comentario fue lo que obligó a Shoto a cerrar su libro con brusquedad y mirarme con esa mirada inquisitiva que me hacía cada que me equivocaba en algún caso.
—Para empezar, ellos son héroes, cuyas hazañas son en su mayor parte derrotar al villano de turno, o desmantelar las organizaciones mediante la fuerza. Nosotros somos quiénes ayudamos a indicarles en dónde está la guarida de los criminales, y sin esa información, muchos de los héroes estarían perdidos de distintas formas. No rebajes nuestro trabajo—me fulminó con la mirada.
Obviamente reaccioné como un cachorro regañado.
—Además, si tanto te preocupa el futuro, esta es la perfecta oportunidad para recordarte el hecho de que necesitas de una vida personal fuera de la agencia. Necesitas tener una vida, Midoriya-san.
A raíz de esto, le respondí lo que usualmente le diría.
—¡Ya tengo una vida! Tengo un grupo de amigos en línea con los que juego un RPG de fantasía oscura, sirvo a la comunidad en comedores públicos para personas sin hogar, visito a mis padres cada semana, leo los mangas que tengo desde niño, etc. ¿Qué más quieres?
—¿Qué quiero? Lo que quiero es que tengas, al menos, una vida fuera de la agencia y de tu zona de confort. Las únicas interacciones que tienes con el sexo opuesto son cuando juegas a "Super Smash Hero" con Michiru-san.
Mientras tanto, al escuchar a Shoto, Michiru-san adoptó su habitual actitud burlona. Justamente la pude escuchar desde su lugar de trabajo en la recepción de nuestro negocio.
Su voz se oía a la distancia.
—Jajajaja, Izuku es un mal perdedor.
—¿No tienes archivos que atender? —repliqué algo molesto— Sigo oyendo el partido de béisbol que has estado viendo.
—Como sea, jefe —respondió ella con su habitual actitud despreocupada—, el otro jefe tiene razón en algo. No vas a conseguir una esposa antes de los 30 si sigues enfocándote tanto en el trabajo. Realmente necesitas salir.
A veces, ella podía ser realmente chismosa.
—Ella tiene razón. Al menos deberías conseguir una novia de verdad —insistió Shoto, mientras retomaba la lectura de su novela—. No tiene nada que ver que muchas chicas te llamaran feo aquella vez cuando fuimos a ese bar en Londres, en Musutafu, Nueva York o México…
—Rusia, España, Camboya, Tailandia, Australia, Nueva Zelanda, etc. —continuó Michiru-san, añadiendo una risita molesta a la ecuación.
Como no podía ser de otra manera, una vena casi reventó en mi sien y me levanté exaltado desde mi lugar para reclamarle a mi amigo.
—¡Ya lo sé! ¡Ya lo sé! Me han dicho feo cientos de veces.
Debo admitir que a veces detestaba la honestidad de Shoto.
—…Eso no debería desmotivarte, amigo. Mírame a mí, tengo esta cicatriz en el ojo, y ya tengo una cita este viernes con la madre de una ex compañera de mi academia.
Otra cosa que olvidé mencionar sobre Shoto es lo mujeriego que puede llegar a ser con cierto tipo de mujeres. No lo podía culpar, estaba en su naturaleza, y se había sumergido en una adicción para seducir a mujeres maduras (Milfs) cuya mayoría de esposos son líderes criminales o simplemente imbéciles.
¿Acaso mi amistad fue una mala influencia para este chico? La verdad es que en ocasiones me culpo porque dejó de ser ese noble aspirante a Top Hero para convertirse en un detective mujeriego.
Por el otro lado, ya me estaba hartando esa discusión con mi amigo.
—Ni aunque salvara el mundo tendría la oportunidad de tener chicas detrás de mí. Mejor no nos hagamos ilusiones y no perdamos el tiempo en esas cosas.
Tal parece que la discusión llegó a su fin cuando Shoto, finalmente, decidió sumergirse en la lectura de su libro, encogiéndose de hombros como señal de que ya no le daba importancia.
Aunque no sin antes decir lo último que tenía en mente.
—Solo piénsalo. Haces mucho por la sociedad como para permitir que tus mejores años pasen sin haber experimentado lo que es tener una cita.
—¡Concuerdo! Necesitas una cita, jefe —se entrometió Michiru-san, como de costumbre.
Después de eso, los tres, sin decir más, decidimos seguir soportando el peso de nuestra rutina hasta que llegó la hora de despedirnos y regresar a nuestros respectivos hogares.
No recuerdo exactamente en qué pensaba esa noche; solo sé que quería descansar y no ver ninguna notificación en mi teléfono hasta la mañana siguiente. Sin embargo, a mitad de camino hacia mi hogar, algo en mí reflexionó inesperadamente sobre lo que me habían dicho en la oficina.
Al final, a pesar de mi renuencia a admitirlo, llegué a dos conclusiones: necesitaba una novia y debía perder la virginidad en la vida real, no solo en un mundo imaginario.
Una conclusión estúpida que me resultó difícil dejar de lado en su momento. Todo con el fin de dejar de sentirme como un bicho raro a comparación de la demás gente de mi edad.
—¡Mierda! —murmuré frustrado, en la comodidad de mi asiento en la estación donde debía tomar el tren hacia mi hogar—. Esto no mejora si pienso que mamá no deja de insistir en que necesito casarme.
Así fue como decidí ir a un bar en el mismo distrito de Tokio donde se encontraba nuestra agencia y quedarme en la barra, en busca de posibles chicas con las que, finalmente, pudiera romper la maldición de mi soledad.
Debo admitir que no pude evitar recordar aquellos sueños que tuve durante años, especialmente durante la época en la que solía frecuentar bares en Nowhere. Aún recuerdo la confianza que irradiaba frente a todos los presentes y las grandes celebraciones con cervezas después de un día de grandes hazañas dentro de la mazmorra. También solíamos cantar canciones tradicionales de guerra y mazmorras, o simplemente le pagábamos al bardo de turno para que lo hiciera por nosotros. La mejor parte era que siempre conocía a alguna chica linda, usualmente aventureras o meseras, y podía coquetear con ellas libremente. Aunque, la primera noche feliz que tuve fue con ella... ¡Nah! Mejor lo olvido. No estoy preparado para recordarla.
Además, que hayan sido buenos tiempos o no es irrelevante si lo que soñé nunca ocurrió. Hasta el día de hoy, sigo siendo virgen, como un santo de la religión católica.
—No te ofendas, hombre, pero no pienso seguir estando frente a un discapacitado sin Quirk como tú. Prefiero salir con alguien sano y no seguir sintiendo lástima por ti—me cortó de manera tajante una chica que, aunque atractiva, tenía una actitud cruel.
En fin, el tiempo pasó y nunca tuve la oportunidad de coquetear con una chica como hubiera querido. Especialmente porque, cada vez que conoces a alguien, la gran mayoría de las veces no tarda en preguntarse cuál es tu Quirk.
Esa racha de rechazos llegó a un punto en que la frustración me dominaba y cada vez más me orillaba a irme a casa para descansar. Afortunadamente, una chica se me acercó justo en el momento en que estaba a punto de irme para charlar conmigo.
Era una hermosa joven rubia, aparentemente de mi edad, y parecía muy simpática. Ella vestía muy elegante para el tipo de bar de gente de clase media que usualmente frecuenta este establecimiento.
—¿Eres el detective Izuku Midoriya? Me sorprende que esas perras no te hayan visto en las noticias cuando desmantelaste esa organización de tráfico de personas de la mafia china. Tal parece que ellas solamente prefieren cogerse a héroes por su estatus.
En mi caso, fui muy torpe al sentirme muy halagado por sus palabras.
—¿Viste ese reportaje? Me sorprende, considerando que la mayoría solo prestó atención a los héroes —comenté, algo desanimado al recordar que esos idiotas llamados "La Generación Dorada de la U.A." se llevarían todo el crédito.
—Si. ¡Es mas! El mundo necesita héroes, y los medios se aprovechan de eso. No te sorprendas si no te dan el crédito por ciertas cosas. Eso es la verdad, y así es el mundo. Pero creo que es mejor dejarlo así, y concentrarnos en lo positivo—me miró con cierta mirada de coqueteo— ¿Que me cuentas de ti?
A raíz de esa pregunta, iniciamos una conversación de risas sin fin, evidentes coqueteos entre nosotros, entre cosas que pensé que sucederían, como el hecho de que ella me invitó a salir luego
—¿Quieres ir mañana por la tarde al centro comercial? Me encantaría que saliéramos juntos.
—¿En serio? No sé qué decir.
—Bueno, me gustaría conocerte mejor. No he salido con nadie en mucho tiempo, y no estaría mal experimentar una cita.
Al principio, me pareció extraño que ella sugiriera una salida entre semana, dado que apenas nos habíamos conocido hacía unas horas. Sin embargo, no le di mucha importancia, ya que la emoción de finalmente haber captado el interés de una chica real, no una ilusión de mis sueños, me hizo aceptar rápidamente la cita. Además, no iba a rechazar una invitación para comer en cualquier caso.
—Entonces…..¡Acepto! —exclamé con emoción.
—Entonces... ¡Ve a esta dirección! —dijo mientras escribía la dirección con una pluma que sacó de su bolso sobre una servilleta del bar.
Antes de que ambos nos fuéramos, pues ya era de madrugada, no pude evitar preguntarle su nombre. Después de todo, ella sería mi primera cita oficial en este mundo.
—Himiko Toga.
—Un gusto conocerte —respondí con cordialidad.
Después de eso, ella se retiró del bar, mientras que yo no podía dejar de festejar.
No quise comentarle la noticia a Shoto-san, ya que nada era seguro acerca de tener una relación real con el sexo opuesto. Más que nada, quería sorprenderlo con fotos de mi cita con mi nueva posible novia y alardear para que me dejara en paz con mi casi solitaria vida "freaky". Al final, solo fue cuestión de salir luciendo mi mejor aspecto para la ocasión a la mañana siguiente. Algo que jamás creí que haría con frecuencia en una cita que nunca imaginé tener. En fin, compartiendo mi número de antemano, ella no tardó en enviarme más mensajes para indicarme el lugar exacto en el centro comercial donde supuestamente me encontraría con ella, entre otras conversaciones algo cursis.
—¿Qué? ¿Este lugar? —pregunté bastante confundido.
Lamentablemente, una incómoda sensación me invadió a medida que la reunión parecía volverse cada vez más sospechosa. Desde la ubicación inesperada en el centro comercial, que no coincidía con los lugares habituales que la gente frecuenta, hasta los mensajes extraños de Toga-san.
Al final, el único centro comercial al que llegué, después de pasar por más de dos estaciones fuera de mi ruta habitual, era una pequeña plaza comercial abandonada, con un estacionamiento diminuto y deteriorado.
No pude evitar enviarle más mensajes para aclarar el asunto con Toga-san, pero ella simplemente dejó de contestar. Posteriormente, no me quedó más remedio que llamarla con cierto enojo, ya que la idea de haber sido objeto de una broma de mal gusto se estaba apoderando de mi mente.
—Izuku-kun, así que por fin llamas —contestó, visiblemente calmada.
—¡Qué chistoso! —respondí sarcásticamente—. ¿Acaso fue una broma? ¡Qué falta de respeto! ¡Claro, burlémonos del idiota que aceptó una cita como esta!
Cuando noté cierta burla en su voz, en ese momento supe lo que realmente estaba sucediendo y en qué situación de mierda me había metido.
Lo peor de todo es que ella dijo algo que me heló la sangre.
—Izuku-kun, lamento hacerte esto. Pero espero que comprendas que necesitas esto más que yo. No dejaré que el "Espadachín Negro" continúe en esta vida mundana como un patético detective en esa agencia tuya. Por lo cual, haré que recuerdes quién eras antes de que ese dragón atacara Nowhere.
Mi corazón se aceleró al mil por ciento, mis manos empezaron a sudar, mis nervios estaban en alerta. Apenas podía formular palabras debido a que mi garganta era incapaz de dar voz a la gran sorpresa que el destino me tenía preparada. A nadie le había contado sobre mis sueños, a nadie, ni a mis padres, ni a mis amigos, ni a ningún terapeuta. Entonces, mi pregunta era: ¿cómo sabía ella que ese dragón ancestral me había asesinado en Nowhere?
—¿Quién eres? —pregunté con temor en mi voz.
Esto era una maldita pesadilla. En ese momento no quería reconocer que estaba en un grave aprieto. Simplemente tenía que ser una broma.
—Tu pasado, señor espadachín. Próximamente tu futuro si juegas tus cartas de manera inteligente —se oía bastante confiada en la llamada—. Aunque, debo admitir que jamás pensé que tú fueras un "Dreamwalker", como yo. Literalmente, el legado que dejaste en el otro mundo es algo que siempre he admirado de ti desde hace un tiempo. Es una lástima que yo apenas estaba empezando cuando tú te fuiste...
—¿Quién eres? ¡Déjate de juegos! —pregunté de una manera un tanto errática—. Nada de esto debe ser real...
—Nos conocimos en el pasado, tonto. Solo que yo era más joven que tú en ese entonces. Literalmente, solo era una pequeña vampira...
En ese momento no podía dejar de apretar mi teléfono al recordar a una chica que conocí en el pasado que podría reunir esas características. ¡Mierda! ¡Espero que no sea ella!
—¡Espera! ¿Acaso...?
Lástima que ella nunca me dejó hablar.
—¡Es una lástima que me tenga que despedir aquí! No te preocupes, tendrás compañía muy pronto. Muy pronto podrás ser de nuevo "el espadachín negro", y digamos que ayudé un poco a que te localizara alguien interesante. Así que... ¡Bye! Nos vemos en el otro lado —se despidió bruscamente.
Cuando ella colgó, supe que probablemente tenía que irme. No confiaba en sus palabras y probablemente estaba en peligro.
—¡Mierda! Debo avisar a Shoto.
Lamentablemente, cuando intenté darle mi ubicación, recibí un golpe seco en el cuello y caí al suelo, viendo cómo mi teléfono rebotaba en el concreto antes de que un zapato lo destruyera. Finalmente, me desvanecí.
Lo siguiente que recuerdo es que desperté dentro de un almacén abandonado, probablemente en el parque industrial de Tokio, atado de pies y manos, sentado en una silla de madera. La situación me pareció un tanto cliché, especialmente si los responsables de mi secuestro resultaban ser villanos.
—Veo que ha despertado, señor Midoriya—dijo una voz que no logré reconocer en ese momento.
Como era de esperar, varios villanos emergieron de las sombras para acercarse a mí y probablemente intimidarme para sacarme información. Había algo excéntrico en ellos, en especial en el chico que se plantó frente a mí. Su cuerpo parecía estar cubierto de manos y me miraba fijamente antes de acercarme aún más. Al principio solo podía adivinar, ya que no estaba seguro si él era uno de los líderes de la Liga de Villanos.
Al final, habló con una voz ronca y sin emoción.
—Lo diré sin rodeos. Himiko Toga es nuestra enemiga, una traidora, y durante casi diez años ha eludido a las autoridades, así como a nosotros. Pero, sorprendentemente, algo cambió al presentarse en público tan repentinamente: lo hizo para charlar contigo.
A estas alturas, tenía una idea de lo que este idiota quería de mí.
—No, no la conozco. Solo fui a ese bar para distraerme de la vida cotidiana —dije sin rodeos.
Ante mi respuesta, el tipo empezó a caminar en círculos alrededor de mí.
—¡Idiota! Sé que no la conoces, solo quiero que nos ayudes a localizarla. Ella nos retó mediante un comunicado y afirmó que solo tú podías encontrarla. Nos dio el lugar exacto en el que te encontraríamos. ¿Por qué no nos ayudas? Literalmente podrías ganar un buen dinero si colaboras en su captura.
¡Mierda! Ni loco me acercaría a ella voluntariamente. Algo dentro de mí deseaba que solo estuviera jugando con mi mente y que no fuera aquella chica que conocí en el reino de los vampiros.
—Porque ustedes son villanos. Es simple.
—¡Eres un idiota si te niegas! Nos han comentado que eres un dolor en el trasero para muchas organizaciones. ¿Por qué no dejamos de estupideces y simplemente aceptas el pago? ¡Quirkless! —comentó esto último con un tono despectivo.
“¡Mierda! Eso lo sabe. No me sorprende, probablemente me investigaron a fondo”.
Ese fue el primer pensamiento que se me cruzó por la mente. Obviamente, ante mi necedad quiso mejorar la oferta.
—Si el dinero no te interesa... Mi padre puede ayudarte con tu problema...
Shoto no me contaba mucho de su vida como estudiante de la U.A en esos años contra ese tipo y la Liga, solo me alcanzó a decir que ellos no eran para nada confiables. Eso era lo único que necesitaba saber.
—La respuesta es no…….
Por otro lado, sus subordinados parecían no estar contentos conmigo ni con mis respuestas directas. Con el pasar de los minutos, mi destino parecía cada vez más sellado, y no tenía que ser un genio para adivinar que me iban a matar si me negaba a cooperar con ellos.
—¡Entonces….! ¿Qué quieres? Todos tienen un precio…..
—No todos…..—respondí desafiante.
Si hubiera sido el Izuku Midoriya que vivió esos sueños, ninguno habría sido un problema para mí, pero si hubiera sido el Izuku Midoriya que vivió su peor etapa al ser tratado como un paria, probablemente me habría resignado a morir. Sin embargo, ahora siento que soy alguien diferente, uno que ha vivido lo suficiente como para no sucumbir tan fácilmente en un maldito almacén abandonado.
Digamos que en los scouts te enseñan a hacer nudos, y a estos villanos claramente les faltaba técnica.
—¡Estoy harto!—declaró el villano de las manos— ¡Sabes que…..!
Al verlo quejarse por última vez, supe que no tenía mucho tiempo para actuar. Fue entonces cuando me desaté y con toda la velocidad le di una patada lo suficientemente fuerte como para lanzarlo dos metros lejos de mí. Todo esto gracias a las clases de artes marciales que tomé de niño.
Obviamente, los villanos reaccionaron y traté de escapar a través de los pasillos del almacén para llegar a la calle más cercana y ocultarme.
Lástima que seguía siendo Quirkless y un hombre con aspecto de lagartija parecía ser más ágil que yo, alcanzándome a pesar de que le lanzaba las cosas que podía alcanzar a tomar en el pasillo que daba hacia la salida del almacén. Eventualmente termine con una katana casi atravesando mi cuello, los villanos viéndome desde el suelo con la típica cara sádica de ellos, que indicaban que me iban a matar en el acto, justamente cerca de la entrada del almacén.
—¡Eres un hijo de…..!
Por supuesto, el jefe de ellos parecía estar muy molesto conmigo. En su rostro solo se reflejaba un odio puro hacia mí, y venía refunfuñando como un loco. Prácticamente intuía que él estaba decidiendo de qué forma horrible me iba a matar.
Supongo que el hecho de que casi lograra escapar un Quirkless ayudó a que todos se pusieran de peor humor.
Lo peor es que ahora es personal. Más cuando este tipo iba a utilizar su extraño Quirk, mientras sus subordinados me inmovilizaban en el suelo.
—¡Eres muy estúpido como para creer que escaparías! ¿Lo sabías? No puedo creer que alguien rechazara una oferta así —dijo el individuo, mientras se quitaba su guante.
Cuando estás a punto de morir, muchas veces no piensas en nada lógico. No sé si la experiencia en mis sueños me enseñó eso, pero cualquier cosa que hubiera pasado parecía imposible aplicarlo aquí. Ahora solo me quedaba aferrarme a la vida, mientras acercaba su mano a mi cuello, sin esperanza de sobrevivir, y sin que Melissa llegara a mi rescate.
Al menos eso pensaba hasta que mi estupidez llegó a mi mente, y en un patético intento, solo me quedó colocar mi palma en el suelo, y luego susurrar algo que recordaba haber hecho antes en una guerra que participé en mis sueños.
¿Se imaginan intentando sobrevivir con cosas ficticias? ¡Ridículo! Pero como dije, cuando estás a punto de morir, no piensas de manera lógica, y solo te queda hacer todo lo posible para aferrarte a la vida.
Al final, ocurrió algo que jamás pensé que sucedería.
—¿Qué? —exclamó el líder de estos villanos.
De repente, una sombra atravesó su pecho, cuyo origen parecía ser desde el suelo, justo detrás de él. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que un hechizo que solía usar en mis sueños, finalmente cobró vida en la realidad. Mi expresión de sorpresa no se hizo esperar, especialmente considerando que durante casi toda mi vida había creído ser Quirkless. ¡Literalmente! Toda la maldita sociedad siempre me había dicho que era un Quirklees, y ahora de alguna forma, tenía este poder.
Como era de esperar, más sombras atravesaron distintas partes de su cuerpo y lo arrastraron hacia la oscuridad, mientras sus subordinados miraban con horror cómo su jefe moría frente a sus ojos. Obviamente, no buscaba ser tan cruel, solo deseaba evitar ser asesinado, pero una vez que ese hechizo se activaba, nada podía detenerlo.
—¡Jefe! —gritó uno de sus subordinados, viendo cómo el cuerpo de su jefe caía al suelo.
Sin más opción, me liberé fácilmente de los horrorizados villanos y traté de escapar antes de que tomaran represalias por la muerte de su líder. Prácticamente estaba preparado para correr y, al mismo tiempo, planeando defenderme con el hechizo que había utilizado. Aún si no comprendía del todo por qué ese hechizo, que había realizado previamente en mis sueños, se había materializado en la realidad.
Como era de esperar, todos ellos activaron sus Quirks para intentar asesinarme, y al observar esta situación, seguía en clara desventaja.
—¿Quién demonios eres? ¡Solo eres un maldito detective Quirkless! ¡No puedes tener poderes! —exclamó un villano vestido de forma excéntrica, casi como un mago de feria.
—¡Nadie pudo asesinar al jefe tan fácilmente! ¿Qué eres? —exclamó otro villano con rasgos animales.
—¡Matenlo! —ordenó la misma lagartija que me había inmovilizado al principio.
"Vaya, vaya. ¡Así que este es el lugar donde has estado!"
De repente, toda la tensión en el ambiente, con varios villanos dispuestos a matarme, se vio interrumpida por una voz femenina que resonó en la habitación, seguida de una risa inconfundible.
—¡Tú! —señaló un villano musculoso con un Quirk que parecían ser sus propios músculos— ¿Trajiste a héroes?
"¡Ohhh! Midoriya-kun, ¿por qué no me has presentado a tus amigos?"
Esa expresión, esa voz dulce y a la vez sádica... ¡No puede ser!
—¡Mierda! ¡No puede ser! —exclamé al reconocer al fin la voz— ¡No! Ella no….
Otra mujer de mi pasado se había presentado.
Entre más cercana se escuchaba la voz, más familiar resultaba. Este cambio repentino de eventos me llevó a considerar algo que jamás había pensado hacer: advertir a todos presentes para que tuvieran la posibilidad de escapar con vida. Sabía lo que iba a pasar porqué la había conocido lo suficiente como para tener un pasado complicado con ella. Lo peor de todo es se de antemano que ella estaba furiosa conmigo, y que todos en ese lugar pagarían las consecuencias.
Además, tampoco podía dejar de preguntarme cómo era posible que ella existiera. Ella solo aparecía en mis malditos sueños, así como se supone que la vampira que conocí tampoco debería existir.
—¿Quién es? ¡Idiota! —preguntó la lagartija— Si crees que tú y tus refuerzos nos van a arrestar, estás muy equivocado. Nos desharemos de todos ustedes y nos vengaremos por la muerte de nuestro jefe.
Mientras tanto, yo me mostraba cada vez más horrorizado, lo que parecía desconcertar un poco a los villanos. Prácticamente me mostré un poco de valentía para enfrentarlos, pero al escuchar su voz, todo cambió.
—¡Corran!
—¿Qué? —preguntó uno de ellos.
Luego, me volví aún más errático y paranoico.
—¡Lo que oyeron! ¡No conocen a esta chica como yo! No sé cómo llegó aquí, o siquiera el cómo es posible que exista. ¡Todos morirán si no huyen con todas sus fuerzas y se esconden!
—¿Qué estás diciendo? —preguntó la lagartija, visiblemente molesto.
Sin más opciones, solo me quedaba gritarles.
—¡CORRAN!
“.....Tal parece que estos no son tus amigos. ¡Ustedes! Esta va a ser una reunión privada, ¿Lo sabían? Tengo que hablar con este idiota a solas”
Al final, ya era tarde. Porque unos pasos se oyeron detrás de nosotros, y ella ya estaba cerca.
—¡Carajo!
La luna brillaba en el cielo estrellado en ese momento y su luz se reflejaba en las ventanas en dónde estábamos. De repente, una figura misteriosa emergió de las sombras, portando una alabarda reluciente en sus manos. Era una joven de cabello negro como la noche, sobre la cabeza lleva una diadema de orejas de gato, o cuernos. Unas botas largas color rojo con calcetines oscuros por encima de la rodilla , sujetado con una liga negra con rojo. Ella tenía una belleza sin igual, ojos penetrantes cuando la ves de cerca y una determinación feroz en su mirada.
Al verla de cerca, algunos sentimientos del pasado que creí que se desvanecieron emergieron dentro de mí. Me fue inevitable reconocer que en efecto, era ella.
Con una sonrisa tierna, ella me saludo. Obviamente no podía confiar en esa sonrisa, sabiendo el rencor que ella probablemente me tiene.
—Hola, Izuku-kun. Si quieres dejame a estos…...antes de nuestro reencuentro.
Sabiendo lo que se avecinaba y observando la confusión en los villanos presentes, solo pude rezar por sus almas y apartarme, corriendo lo más lejos que podía de esto.
Sin mediar palabra, ella se abalanzó sobre los villanos, haciendo girar la alabarda con destreza y precisión mortífera. Los villanos trataron de defenderse, desplegando sus Quirks, pero la joven parecía inmune a sus efectos y cada herida que le hacían parecía curarse rápidamente. La razón de esto era su inmortalidad, algo que previamente me había causado problemas. Su arma cortaba el aire con una letal elegancia, aniquilando a sus enemigos uno a uno sin pausa ni piedad.
Su movimiento en combate era tal como lo recordaba de mis sueños. Una de las tantas cosas que me provocó que me volviera loco por ella en el pasado.
Los gritos de dolor de los villanos resonaban en el lugar, mientras ella proseguía su frenesí destructivo con una gracia implacable, tal como le gustaba hacer. Los cuerpos caían a su paso, la sangre salpicaba el suelo y el resplandor de su alabarda se tintaba de rojo en la oscuridad de la noche. Un espectáculo que no había visto desde hace más de diez años, y solo en mis sueños.
Por desgracia, la puerta que daba a la calle se encontraba bloqueada y me hallaba atrapado con ella.
—¿No te trae esto muchos recuerdos, cariño? Me hace recordar la vez que estuvimos en los Dominios de Quelaag—comentó con un tono sensual, pareciendo excitarse por la situación—. Tantos soldados sacrificados, tantos no muertos surgiendo en multitudes, tanta diversión. Aún puedo visualizar esa sonrisa maldita tuya antes de que me besaras, después de vencer al rey de los no muertos.
Finalmente, los villanos yacían muertos a sus pies, incapaces de revivir, aunque hubiera un sacerdote cercano. Yo, mientras tanto estaba atemorizado y con el corazón en un puño, reviviendo cada detalle descrito por ella con precisión, sumergiéndome en el remordimiento de mis estupideces.
Claramente, me encontraba más que confundido ante la posibilidad de que lo que había experimentado en mis sueños pudiera ser real, que la idea de soportar esto me resultaba insoportable. Con ese pensamiento en mente, me esforcé por huir de ella hacia otra salida del maldito y enorme almacén.
—¿A dónde vas, cariño? Todavía no hemos terminado de hablar—exclamó ella con su usual voz sensual.
Lamentablemente, tal como recordaba, ella poseía una velocidad inhumana y no tardó en alcanzarme, inmovilizando mi cuerpo sin dificultad. Luego, una cosa llevo a la otra, y en un instante ella se encontraba montando sobre mi cintura, próxima a mi entrepierna, con su alabarda manchada de sangre clavada en el suelo cerca de mi cabeza.
¡Maldición! Aunque ella parecía dispuesta a matarme y mantenerme en esa posición, no podía dejar de pensar en lo hermosa que era.
Tampoco podía dejar de recordar todo lo que vivimos juntos cuando éramos el dúo perfecto en las guerras terrenales de los dominios de Quelaag. Ella, con su confiable espada, y yo, con mi magia, podíamos enfrentar a cualquier enemigo que estuviera a la altura de nuestras habilidades.
—Sabes, todavía te guardo un poco de rencor por abandonarme a la mañana siguiente después de ofrecerte mi virginidad para celebrar tu cumpleaños. Pero he tenido tiempo suficiente para reflexionar... y creo que podría perdonarte —dijo ella acariciando con suavidad mi pecho con uno de sus dedos, de la misma manera en que solía hacerlo— Solo si haces un favor por mí... y siendo honesta, he pasado cada día desde que nos separamos extrañándote.
Ahora solo puedo lamentar las estupideces que hice, sin darme cuenta de que lo que experimentaba era real y no un sueño.
A estas alturas, solo me quedaba ser cooperativo con ella, más por temor que por otra cosa. Aunque es probable que los sentimientos que tengo por ella estén influenciando mucho mi pensar.
—¿Qué quieres que haga, Rory?—pregunté, sintiéndome sonrojado y al mismo tiempo temeroso.
Antes de que ella pudiera responder, de repente desplegó sus alas celestiales negras, tan hermosas como las recordaba. La escena resultaba hipnotizante y aterradora a la vez, debo admitir.
—Necesito que el denominado Dios de la Guerra y la paz regrese a Sera. Fui enviada a este mundo por parte de Tyr para cumplir esa misión. Supongo que ya sabes quién es él. Sabes …. él me contó mucho sobre ti cuando me encontró. Después fui enviada aquí para recuperar a mi amado, y digamos que otra aliada tuya nos facilitó el camino hacia este mundo.
¡Mierda! Seguramente debió ser Toga-san, o mejor dicho, "Alice, la reina de los vampiros".
¿Olvidé mencionar que tuve un breve encuentro con los dioses? Bueno, ahora lo saben, al igual que el estúpido apodo que me pusieron.
En ese momento, no pude evitar disculparme con Shoto-san, y cualquiera de nuestros clientes, ya que estaré ausente de nuestros casos por un tiempo. Por fin regresaré al otro mundo, después de tanto tiempo...
Solo espero no tardar mucho y sobre todo, averiguar que es un "dreamwalker".
Continuará….
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