Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

68 » JUST SAYING pt. 3

"You don't need him, I'll help you get over it"

JUST SAYING | 5 SECONDS OF SUMMER

CONTEXTUALIZACIÓN: Mis lectoras me llenaron de notificaciones y me  convencieron de hacer parte 3 |Visita a la Mansión Malfoy para conocer a los padres de Draco

nota de la autora:  hay muy poco s,mut disculpen soy muy edward cullen con este tema

La mayoría de los estudiantes se abrían paso rápido hacia las afueras del Castillo. Los carruajes esperaban las maletas y a quienes ese viernes partirían a visitar a sus familias. Por tu parte, llevabas cerca de dos maletas y un bolso, realmente pesados, pero que no te parecían suficientes. Visitar a los Malfoy's no era algo menor, te causaba gran intriga e inseguridad, y de ello hacían justicia la cantidad de prendas que llevabas; por si hacía frío, calor, o debías vestir demasiado formal o quizás no demasiado. 

Y Draco podía percibir todas esas inseguridades desde uno de los carruajes.  Había reservado uno para ustedes y al verte salir por el Hall del Castillo, se apresuró en caminar hacia ti.

—¿Lista?—Preguntó sonriente. Draco llevaba sus típicos pantalones de tela negros, pero para tu sorpresa, esta vez los combinaba con una camisa azul rey. Era extraño ver a Draco salirse de los colores negros, grises y blancos,  y obviamente verde; pero no podías negar que aquel azul e quedaba realmente bien.—¿No olvidas nada?

—No, ya revisé mis maletas tres veces y—Comentaste volviendo tu vista a las maletas y luego a Draco, quien te miraba levantando una ceja y una sonrisa expectante, la cual pudiste reconocer al instante que esperaba que lo besaras.—Oh, beso de buenos días

De inmediato, Draco tomó tu barbilla y te besó lentamente, en un beso que buscaba calmar tus nervios, y reemplazar ese nudo en tus estómago por las clásicas cosquillas que él te hacía sentir.

—Tranquila—Dijo sereno mientras acomodaba un mechón de tu cabello detrás de tu oreja.—Te adorarán

—Eso espero—Suspiraste.

—¡Atención a todos los estudiantes!—Exclamó Flitwick desde la salida, haciendo una desesperada seña con sus manos para que abordasen pronto los carruajes.—¡El tren está por partir!

—Será mejor que nos apresuremos—Advirtió Draco. De inmediato, te dirigiste a tomar tus maletas, pero Draco tomó tu mano.—Ni lo pienses, yo me encargo

—Draco, puedo hacerlo...—Explicaste, pero Draco tomó tus maletas fácilmente entre sus manos.

—¿Qué clase de novio soy si te dejo cargar cosas pesadas?—Preguntó incrédulo.

—Podrías utilizar un hechizo—Dijiste divertida.

—Le quitas el romanticismo t/n—Se defendió haciéndote una mueca.—Vamos, andando

Pronto, Draco y tú estaban en el carruaje y en cosa de cinco minutos lograron llegar a la estación de Hogsmeade. El tren ya soltaba el vapor, y eran pocos los estudiantes que habían fuera de él, lo que te hacía entender que si te hubieses retrasado unos minutos más, habrían perdido el tren. Rápidamente, Draco se encargó de subir tus maletas.

—Blaise y Theo dijeron que nos guardarían espacio en su compartimiento—Anunció mientras se encargaba de acomodar su maleta cerca de las tuyas en un mismo apartado del tren. Una vez que terminó, Draco sacudió sus manos, y cuando estaba por sonreírte, su expresión se desconfiguró completamente. Adrian subía al tren tan sólo a unos metros de ustedes, sonriéndole sínicamente a Draco—No te apartes de mi t/n

—No lo haré, tranquilo—Tranquilizaste, y de inmediato tomaste su mano. Draco te guió por otra de las entradas del tren y con una actitud de alerta, comenzó a buscar a los chicos entre los vagones.

—¡Por acá Malfoy!—La voz de Blaise se oyó desde uno de los compartimientos y pronto él estaba haciéndose notar en medio del angosto pasillo. Con el tren comenzando a andar, lograron llegar hasta donde Blaise y Theo les esperaban. Blaise yacía sentado con sus piernas sobre la pequeña mesilla y sonreía satisfecho.—Ya necesitaba unos días fuera de Hogwarts, McGonagall me tenía con dolor de cabeza

—Quizá si dejasen de meterse en problemas, sería menos irritante—Comentaste en lo que Draco y tu se sentaban frente a ellos. El rubio cortésmente te dejó pasar a la ventana , pues sabía que disfrutabas de ver el paisaje.

—¡Ay porfavor! Es una exagerada—Se quejó Blaise.—Es más que irritante, sobre todo cuando te mira entre esas estúpidas gafas y arruga su puntiaguda nariz y dice...

—¿Y digo qué, Señor Zabini?—La atenta y malhumorada de voz de McGonagall irrumpió en su conversación. Al parecer la mujer también viajaría fuera de Hogwarts, y ustedes no habían cerrado la ventanilla del compartimiento después de sentarse.

—¡Directora McGonagall!—Saludó Blaise con nerviosismo. Draco a tu lado trató de reprimir su risa.—N-nada—Explicó Blaise.—Cuando dice que deberíamos comportarnos, muy adecuado—Blaise se giró hacia Theo para golpear su hombro.—¿Cierto Theo? Realmente aprendemos mucho de  usted 

—Eso pensaba—McGonagall los miró desde abajo hacia arriba con desaprobación, y luego giró su vista hacia ti.—Sólo venía a asegurarme de que todo estuviese en orden—Aseguró.—Señorita t/a ¿No ha tenido problemas con el Señor Pucey?

—En lo absoluto, gracias por la preocupación—Dijiste sonriente. Agradecías la forma en que McGonagall se había preocupado por ti desde el primer instante. Había tratado de hacer todo lo posible por expulsar a Adrian, pero no lo logró, y aquello la llenaba de culpa. Pero trataba de dedicar bastante tiempo en asegurarse de que él no se acercase a ti y te sintieses lo más cómoda posible.

—Me alegro—McGonagall sonrió.

—Está en buenas manos—Dijo Draco.

—Lo sé—La voz de McGonagall sonó tranquila, como si de alguna forma realmente Draco le generará confianza. A decir verdad, la mujer se había tomado el tiempo de observarlos, y por la forma en que Draco había cambiado estando cerca tuyo, no tenía dudas de que estaba realmente dispuesto a cuidarte, como buen Slytherin, sin importar cómo.—Señorita t/n, trate de que el Señor Malfoy tampoco se meta en problemas

—Por supuesto—Dijiste orgullosa, y buscando molestar a Draco, tomaste una de sus mejillas entre tus dedos para pellizcarla con suavidad.—Siempre me hace caso

—Lo tiene bien domesticado—Bromeó Theo contigo.

—Cállate Nott—Bufó Draco.

—Bien, disfruten sus días libres—Y para suerte de Blaise, McGonagall se fue sin reprimirlo por sus comentarios de hacía un rato.

El comienzo del trayecto fue tranquilo. Blaise y Theo continuaron quejándose de McGonagall, no sin antes colocar un hechizo silenciador en el compartimiento.

—Debo ir al baño—Avisaste luego de un rato. Estabas entre la ventanilla y Draco, por lo que el rubio no tardó en incorporarse.

—Adelante—Draco se movió dejándote pasar.

—¿Puedes ver si está la señora del carrito de golosinas?—Preguntó Blaise con ansias.

—Claro, si la veo le pediré que venga hacia acá

Entre el movimiento del tren, te abriste paso  hasta uno de los baños. Debías caminar hasta el final del tren, y a medida que avanzabas eran menos los estudiantes que se podían divisar.

Luego de un rato, lograste encontrar las puertas de los baños. Justo cuando estabas por abrir la puerta del baño de las chicas, la puerta a tu izquierda se abrió de golpe.

—Pero miren que trajo el viento—Oíste a tu lado. Una voz que te causaba escalofríos y te hizo temblar por completo.

—Pucey—Soltaste.

—Ow, ¿Así que ahora soy Pucey?—Dijo Adrian con ironía, apoyando un costado de su cuerpo en la puerta y cruzándose de brazos.—Tomaste confianza con unos meses con Malfoy, pero dime—Entonces, el dedo índice de Adrian recorrió un mechón de tu cabello lentamente causándote disgusto.— ¿Dónde está tu perro guardián ahora?

—Cierra la boca—Escupiste tus palabras.

—No puedes defenderte sin él—Advirtió Adrian, pero esta vez tu paciencia se hizo a un lado, y armándote de valor, tu diestra se dirigió con fuerza a la nariz de Adrian.

El golpe sonó como un doloroso crujido, y de paso el rostro de Adrian chocó con la puerta del baño.

—¿Qué decías?—Preguntaste orgullosa y sorprendida de tu fuerza.

—Maldit...—Pero antes de que pudiese terminar, dedicaste otro golpe.

—Callado te ves un poco más decente—Comentaste al Slytherin que nuevamente yacía desplomado en el suelo, quejándose de dolor y afirmando el tabique de su nariz, que comenzaba a sangrar.

Esperando que nadie, en especial McGonagall, hubiese visto tu encuentro con Adrian, te apresuraste en usar el baño y regresar hasta el compartimiento con Draco y sus amigos.

—He vuelto—Avisaste aún agitada por lo rápido que habías caminado de regreso.

—¿Todo en orden?—Preguntó Draco con intriga.

—Perfectamente—Respondiste mientras te sentabas.

—¿Qué le pasó a tu mano?—Preguntó Theo notando que tus nudillos permanecía rojos, probablemente por la fuerza y tensión de haber golpeando a Adrian y la presión con la que mantenías tus puños debido al nerviosismo.

—Oh, chocó con un trozo de basura—Dijiste sin más.—Digo, chocó con el rostro de Adrian

—¿Te estuvo molestando?—Se apresuró Draco en preguntar tomando tu mano y mirándote preocupado.

—No alcanzó a hacer mucho—Tranquilizaste.—Mi gancho derecho no es tan malo después de todo

—Esa es mi chica—Elogió Draco besando tu frente. Te sorprendía lo rápido que había digerido aquello.

—Lamento interrumpir pero...—Habló Blaise.— ¡¿Y la señora del carrito?!

—No la vi Blaise, tendrás que esperar—Respondiste dándote cuenta que el susto de haberte topado con Adrian había causado que te olvidaras por completo de la petición del moreno.

—Me voy a morir, necesito dulces—Se quejó Blaise mirando al techo.—Me va a bajar el azúcar

—Blaise, no tienes problemas de azúcar—Comentó Draco rodando los ojos.

—¿Eres medimago? No—Entonces, Blaise se puso de pie agarrando el brazo del castaño a su lado.—Vamos Theo, necesito unas ranas de chocolate o moriré, aunque creo que a Malfoy no le importa

—Dramáticos—Bromeó Draco cuando los chicos salieron del compartimiento.

—Aprendieron de ti—Dijiste divertida.

—Probablemente—Entonces percibiste a Draco un poco tenso.—¿Sabes que de todas formas iré a encargarme de Pucey en un rato, no?

—Lo sé Draco, lo sé

[...]

La imagen frente a ti era realmente diez veces peor de lo que habías imaginado. Recordabas alguna vez haber visto la Mansión Malfoy en imágenes del Profeta, pero verla gran casa en persona era completamente distinto.

—¿Me recuerdas por qué acepté venir en primer lugar?—Preguntaste temerosa.

—Porque eres mi novia—Dijo Draco mientras acomodaba las maletas de ambos cerca de la entrada. Acababan de aparecerse desde la estación King Cross hasta la Mansión, y la impresión había sido algo escalofriante. Empezaba a oscurecer, la neblina abundaba y los altos arbustos interrumpidos por elegantes estructuras de piedra hacían lucir el lugar mucho más frío.

—Creo que eso no es suficiente—Murmuraste.—Estoy aterrada

—¿Por qué?—Preguntó Draco mirando las grandes puertas de su casa con total normalidad.—Vamos no es para tanto

—¡Tu casa parece una mansión de película de terror!—Te quejaste y Draco no tardó en mirarte con confusión.

—¿Película? Ángel, no empieces con esas cosas muggles—Draco se acercó a ti con tranquilidad.—Ya habrá tiempo para esas películas—Tomó tu mano y la acarició.—Pero ahora, debes tranquilizarte, mis padres no muerden

Entonces, Draco parecía preocupado. No querías hacer ver esta situación como un martirio para ti (aún cuando de alguna forma así se sentía) pues Draco confiaba en que visitar a sus padres era algo necesario para su relación. Te diste cuenta que tus miedos eran ridículos; Draco jamás te pondría en una situación si supiese que sería incómoda para ti.

—Bien, confío en ti—Suspiraste, y antes de que pudieses recuperar el aliento, las grandes puertas de mármol y madera negra se abrieron, dejando ver a una alta y delgada mujer rubia sonreír hacia ustedes

Narcissa Malfoy.

—¡Draco querido! ¡Al fin llegan!—Exclamó Narcissa, abrazando eufóricamente a Draco y apretando sus mejillas.—Tu padre y yo comenzábamos a enviar lechuzas creyendo que algo había pasado—Pronto, la mujer tomó su varita e hizo elevar todas las maletas para introducirlas ala Mansión, dejando un espacio para que ustedes pasaran.—Vamos entren

—Madre...—Comenzó a decir Draco, tratando de presentarte, pero los ojos de Narcissa se abrieron de par en par examinando a su hijo.

—¡Por la varita de Salazar!—Chilló Narcissa y su expresión de alarma se intensificó.—¿Estás más delgado? ¿Estás comiendo bien?

—Si Madre, estoy perfectament..—Trató de contestar Draco mientras su Madre recorría su cuerpo con una mirada de horror.

—¡No!—Exclamó una vez más provocando que te sobresaltaras.—¡Lucius! ¡Pídele a los elfos que preparen la cena!—Gritó hacia dentro de la Mansión.

—Madre—Soltó Draco con firmeza.

—Oh si cielo—Entonces, Narcissa paró en seco y puso atención a las palabras de Draco.—¿Qué decías?

—Ella es t/n, mi novia—Presentó Draco, colocando su diestra en tu espalda baja, colocándose a tu lado de manera protectora.

—¡Mis modales!—Exclamó Narcissa, abalanzándose hacia ti y abrazándote tan fuerte que ahogaste tu respiración.—Es un gusto conocerte al fin cariño, Draco nos ha enviado decenas de cartas hablando de ti—Dijo animada una vez que te soltó.—Siéntete como en casa

—Muchas gracias Señora Mal...—Pero Narcissa chilló nuevamente.

—¡Porfavor! Llámame Narcissa—Pidió.—Draco ¿Por qué no se van a poner cómodos y nos vemos en la cena? 

—Claro, le mostraré a t/n su dormitorio—Dijo Draco y Narcissa rió exageradamente.

—Draco cariño no nací ayer, terminarán durmiendo juntos aún si los ubico en torres separadas de la Mansión—Dijo tranquila mientras se alejaba por uno de los grandes pasillos del lugar. 

Finalmente solos, Draco repitió la acción de su madre e hizo levitar las maletas mientras te guiaba escaleras arriba en busca de la habitación donde dormirían.

—Jamás imaginé a tu Mamá tan...alegre—Comentaste por el eufórico actuar de Narcissa, una mujer que habías visualizado mucho más seria y que se comentaba actuaba vilmente con personas desconocidas o de apellidos poco reconocidos.

—Ha estado así después de la guerra—Aclaró Draco mientras caminaban en la segunda planta del lugar, a través de un pasillo lleno de antiguos cuadros.—Más, tranquila, duerme y come mejor, sin presiones

—Ya veo—Dijiste.—Así que, decenas de cartas

—Si, algo así—Draco sonrió nervioso, al verse al descubierto de lo mucho que le había hablado a sus padres sobre ti.

—¿Puedo leer alguna?—Preguntaste una vez que llegaron al cuarto.

—Eso sería embarazoso—Debatió Draco.

—Porfavor—Pediste, fingiendo un puchero entre tus labios.

—No me pongas esa cara—Se quejó Draco, pero tu sólo intensificaste tu expresión de súplica.—Bien tu ganas—Soltó Draco, no pudiendo resistirse a tus ojos y labios tristes.—Las buscaremos después, pero primero, te haré un recorrido

[...]

Ninguna de las lujosas habitaciones podía compararse con la Biblioteca de la Mansión Malfoy. En el momento en que Draco abrió las altas puertas negras con detalles color plata ante ti, tu respiración se cortó. Primero, el lugar era enorme, y a pesar de que la Mansión también lo era, no eras completamente consciente de como una Biblioteca así podía caber entre el lugar. Era muy amplia, iluminada, con ventanales y elegantes vitrales.

—¿Toda esta biblioteca para ti solo?—Preguntaste desconcertada.

—Mi Padre adora leer y gastar dinero en cosas caras—Mencionó Draco con tranquilidad mientras se adentraban en el lugar.—Así que esta biblioteca es la mejor combinación de ello

—Este lugar es increíble—Dijiste suspirando y perdiendo tu mirada en el primer gran estante que encontraste. Allí pudiste notar que los libros estaban ordenados alfabéticamente y todas las cubiertas de los libros lucían en perfecto estado.—Podría quedarme aquí por siempre

—Si nos casamos, esto es tuyo—Bromeó Draco.

—Dame el maldito anillo entonces—Dijiste entre risas y comenzando a pasar tus dedos entre los libros y leyendo algunos títulos.

—¿Debo tomar eso como que me quieres por mi dinero?—Draco te abrazó por la espalda y rió en tu cuello.

—No, te quiero por tus libros—Defendiste.

—Casi lo mismo—Debatió Draco.

—Sólo bromeaba

—Lo sé—Entonces, Draco besó tu frente y te soltó, apuntando hacia el fondo de la biblioteca.—Ve, escoge los que quieras, podemos enviarlos de regreso con lechuzas o traerlos cuando acabe el año

—Creo que mis maletas volverán más pesadas de lo que llegaron—Dijiste emocionada.

—No me cabe duda de eso

Así, Draco y tu pasaron cerca de dos horas en la biblioteca. El día se oscureció aún más, y llegada la noche ya tenías varios libros seleccionados para llevarte a Hogwarts, y Draco estaba más que satisfecho por la manera en que tus ojos brillaban de emoción con la Biblioteca.

—¡Vengan a cenar niños!—Se oyó de pronto la voz de Narcissa. Draco te acompañó rápidamente a dejar los libros a la habitación para luego bajar al salón principal. 

—Por cierto, mi padre, no luce tan gentil como Mamá, pero no te dejes asustar, es una coraza que tiene con todo el mundo—Susurró Draco en tu oído cuando bajaron las escaleras.

Una vez que llegaron al comedor, el aspecto del lugar cambió completamente. La decoración era muchísimo más oscura, destacando una larga mesa negra de cubiertos plata, y un oscuro candelabro con velas que llevaban pequeñas llamas de fuego que apenas iluminaban el lugar. 

Lucius Malfoy permanecía sentado en la cabecera de la mesa, dedicándote una expresión bastante neutral cuando Draco y tu se sentaron a unos metros de él.

—Hola Señor Malfoy, es un gusto—Saludaste cortésmente.

—Así que tu eres la Señorita t/n—Comenzó mientras tomaba su copa de vino y la mecía lentamente.—Me alegra de que Draco por fin te haya traído

—Agradezco mucho que me permitan venir—Agregaste.

—No tienes nada que agradecer querida—La voz de Narcissa volvió a aparecer y detrás de ella aparecieron dos elfos domésticos, bastante bien vestidos y arreglados. Una vez que la mujer se sentó, los elfos chasquearon sus dedos y la comida apareció frente a ustedes.—Es lo mínimo, después de todo, seremos familia

—Madre..—Regañó Draco.

—Es un decir cariño—Dijo Narcissa tomando sus cubiertos.—Pero se les ve bien juntos, no me hagan esperar mucho, adoro planear bodas ¿Te gustan los tulipanes o girasoles?

—Eh...—Trataste de decir algo desconcertada por la pregunta.

—Me imagino una recepción grande, con todas las familias de los Sagrados veintiocho—Continuó Narcissa.

—Madre creo que...—Draco sonó aún más molesto por las divagaciones de su madre, asustado de que te sintieses incómoda.

—Creo que t/n entiende a lo que tu Madre se refiere—Interrumpió Lucius.—Y es que, no le abrimos las puertas de nuestra casa a cualquiera—Comentó con desdén.—Los Malfoy somos bastante sigilosos con las relaciones—Explicó Lucius dedicándote una mirada seria.—Y sólo habríamos permitido que vinieras de saber que Draco y tu iban bastante en serio, y que esto no se trataba de un estúpido romance adolescente del que buscabas tener algo de su fortuna—Terminó por decir.—¿O me equivoco?

—Comprendo lo que dice Señor Malfoy—Te apresuraste en decir en el mejor tono posible.—Yo realmente quiero a Draco, su apellido o dinero son irrelevantes para mí—Defendiste, y la mano de Draco no tardó en posarse sobre la tuya para recordarte que estaba allí para ti.—Tampoco habría tomando su invitación a la ligera, de verdad

Hubo un silencio. Lucius te miró y luego sonrió.

—Una chica correcta—Comentó.—Buena elección, Draco

—Entonces, ya que estamos poniéndonos serios—Dijo Narcissa nuevamente alegre.—¿Estás dispuesta a tener hijos?—Preguntó.—Ciertamente el apellido Malfoy no puede terminar en Draco

—Madre, la estás presionando demasiado—Reclamó Draco.

—No te preocupes Draco—Dijiste con tranquilidad.—Si quiero, pero dudo que en un futuro cercano—Explicaste.—Primero me gustaría hacer una buena carrera luego de terminar Hogwarts

Lucius volvió a examinarte con interés.

—Una chica correcta, y ambiciosa—Halagó Lucius.—Definitivamente la indicada

—Creo lo mismo—Agregó Draco, dedicándote una mirada llena de orgullo por la forma en que habías afrontado las preguntas de sus padres.

Luego de eso, la cena transcurrió con normalidad. La comida era exquisita y era la mejor prueba del dinero que poseían y lo bien que lo invertían, en exóticas especias, frutas y verduras. Una vez que terminaron, entre los cuatro se despidieron y Draco y tu se fueron hasta su habitación.

—No fue tan terrible después de todo—Dijiste en un suspiro entrando a la habitación y sentándote en la orilla de la cama.

—Te lo dije—Rió Draco.

—Gracias de nuevo por traerme, lo valoro muchísimo—Dijiste dedicándole una sonrisa. Sentiste como Draco se sentaba detrás de ti en la cama.

—No tienes que agradecerme nada, yo debería hacerlo—Habló Draco.

—¿Por qué?—Preguntaste confundida.

—Me estás dando la oportunidad a pesar de mi pasado—Comentó Draco.

—Tu estás haciendo lo mismo—Debatiste.

—Es distinto, no tuviste la culpa de nada de lo que te pasó antes—Entonces, la voz de Draco sonaba más baja y dolorosa.—Yo si soy responsable de mis actos

Pocas veces Draco y tu hablaban de aquel tema, pero tratabas de darle el mismo espacio que él dedicaba a ti, no presionándolo a hablar, pero recordándole que estabas dispuesta a hacerlo cuando él se sintiese preparado.

—Draco, nada de los Mortífagos importa ahora—Dijiste tratando de reconfortarlo, y pasando tus manos por su cuello.—¿Si?

Draco asintió y cerró sus ojos dejándose acariciar por tus manos. Luego de un rato, te giraste para quitar tus zapatos. En ese momento, los labios de Draco se encontraron con tu hombro, comenzando a repartir besos por tu cuello y tu nuca. No eran aquellos besos inocentes, más bien, causaban corrientes eléctricas por tu espalda.

—Draco...—Suspiraste. De inmediato, Draco tomó tus palabras como una especie de señal de tu parte, y se detuvo.

—Lo siento me dejé llevar—Dijo.

—N-no, no es eso—Te apresuraste en decir, con las mejillas rosadas y sin ser capaz de girarte a verlo.—Sigue, porfavor

—¿Estás segura?—Preguntó.—No quiero que te sientas presionada

—En lo absoluto—Dijiste segura.

Entonces, los labios de Draco volvieron a tu cuello, y pronto sus manos se encargaron de desahacerse de tus prendas para tener mejor acceso a toda tu espalda.

—Recuéstate, boca abajo—Indicó Draco, y antes de pudieses reaccionar, Draco estaba tomando de tus caderas y ayudándote a colocarte en la posición que quería. Se encargó de que apoyaras tu cabeza y brazos en una almohada, y tomándote por sorpresa, colocó una almohada justo debajo de tu estómago, dejando tu trasero y muslos en alto.—¿Cómoda?

—S-si—Dijiste apenas. Era una posición reveladora, pero al mismo tiempo te sentías cuidada por Draco, percibiendo la mirada de hambre y admiración que dedicaba a tu cuerpo.

Esta vez los besos de Draco se convirtieron en mordidas que se extendieron por tu espalda, hasta comenzar un peligroso camino justo entre tus piernas. 

—¿Quieres separarlas un poco?—Preguntó Draco mientras pasaba sus manos por tus muslos, dejando apretones y marcas de sus anillos. Fue casi inconciente la manera en que tus piernas se separaron, dejándole el acceso que tenía.—Haré algo, quiero que te sientas bien ¿Estás bien con eso?

—S-si porfavor—Respondiste casi como una súplica.

Los dedos de Draco se apresuraron a en llegar a tu centro y pudieron deslizarse con facilidad. Sin embargo, cuando pensabas que solo los dedos de Draco eran más que suficientes para nublar tu mente, sentiste su aliento demasiado cerca de allí.

—D-draco—Dijiste entrecortadamente.

—¿Te quedarás callada, Pétalo, o debo silenciar la habitación?—Preguntó en una sonrisa divertida. Pero Draco no necesitaba una respuesta, pues tú expresión desesperada y tus jadeos era señal suficiente para saber lo que debía hacer. Aún con una sonrisa llena de satisfacción, Draco sacó su varita de su bolsillo trasero, susurró el hechizo:—Muffliato

[...]

La mañana llegó más rápido de lo que pensaste. Aquella noche había sido como un fugaz abrir y cerrar de ojos, y te preguntaste si era posible sentirse agotada pero feliz al mismo tiempo. Tu cuerpo permanecía cálido y cómodo, pero estabas segura a que se debía a que Draco estaba justo detrás de ti, con su mano sosteniendo tu cintura y su rostro soltando leves ronquidos en tu nuca. Podías sentir que su respiración enviaba ráfagas por tu espalda. 

Levantaste tu mirada, y por la luz que chocaba en las cortinas de la habitación era obvio inferir que era de día, y probablemente más tarde de lo que pensabas. No sabías si los Malfoy acostumbraban a desayunar temprano, pero probablemente Draco y tu ya se habrían perdido el desayuno con sus padres. De todas formas, no queriendo dar una impresión de ser holgazana, te apresuraste en tratar de escapar de la cama para empezar el día. 

En el momento en que bajaste tus piernas y separaste tu cuerpo de Draco, oíste un bufido de su parte. Sacudió su cabeza confundido y lentamente abrió sus ojos, mirándote mal.

—¿Uhm?—Murmuró al verte sentada en la orilla de la cama.

—Lo siento no quería despertarte—Susurraste. Draco movió su cuerpo hacia ti, y pronto tenía sus brazos rodeando tu cintura impidiéndote ponerte de pie. Desde esa posición, acomodó su rostro en la que había sido tu almohada y cerró sus ojos con calma.

—¿Qué hora es?—Preguntó con su voz ronca y mientras sus manos trazaban círculos en tu cintura.

—Cerca de las once—Dijiste luego de verificar la hora en un reloj que habían en una pared.

—Está bien, ya deberíamos levantarnos—Bufó Draco sentándose detrás de ti, y apoyando su frente en tu hombro, aún somnoliento.

—¿Cómo dormiste?—Preguntaste.

—¿Dormimos?—Devolvió Draco divertido. En efecto, las marcas en tu cuerpo y el cansancio del mismo podían dar testimonio de que apenas se habían permitido dormir cerca de tres horas. El resto de la noche, Merlín sabrá.—¿Te sientes bien?

—Perfecta—Respondiste con seguridad. Draco sonrió.

—¿No te arrepientes?—Preguntó algo preocupado.

—Para nada—Dijiste, volteando tu rostro para besar la mejilla de Draco.—Quizá me arrepiento de no haberte dado una oportunidad antes

—Bueno, ya no hay que preocuparnos de eso—Bromeó Draco.

A regañadientes, Draco te dejó ir, permitiendo que te levantaras y buscaras tus cosas para darte una ducha. Moviste un poco una de las cortinas y los fuertes rayos de sol se hicieron presentes en toda la habitación.

—El día está hermoso—Comentaste con emoción. El césped del jardín tenía un verde perfecto, muy distinto a aquel lúgubre aspecto que había tenido el día anterior.

—¿Quieres desayunar afuera?—Propuso Draco.—Podemos hacer un picnic en el jardín

—Me encantaría—Respondiste de inmediato.

No te llevó mucho tiempo tomar una ducha, a la cual Draco se sumó pícaramente. Fue recién a las doce del día cuando las cosas en el jardín estuvieron listas. Insististe a Draco para no pedirle ayuda a los elfos, y ustedes mismos se encargaron de preparar la comida. Con una manta, unos sándwiches, café y té, Draco y tú se acomodaron en la sombra de un gran sauce, y entre varias flores. 

La brisa era fresca, pero el sol ayudaba a que la sensación del lugar fuese cálida. De alguna forma, el clima representaba la manera en la que te sentías con Draco alrededor; siempre habían algo nuevo que en él que te erizaba la piel, pero a la vez siempre era reconfortante y acogedor.

—Draco—Dijiste llamando su atención. Draco acababa de tomar un sorbo de café, lamió sus labios y te miró atento.

—¿Si, Pétalo?—Preguntó.

—Porfavor nunca te canses de mi—Pediste, y es que aquel era uno de esos momentos en los que caías en cuenta de lo mucho lo querías y de lo fundamental que se había vuelto en tu vida. De alguna forma, Draco había sido quien más energías le había puesto a la relación, siendo sumamente paciente y comprensivo a cada momento, y entendiendo todo lo que habías tenido que superar. Tu mente insistía en que en algún punto Draco podría cansarse de tu actuar y de tus inseguridades.

—Jamás lo haría, no pienses en eso—Aseguró Draco. Dejó su taza de café apoyada en un plato, se acercó a ti, quedando justo sentado en frente. Su nariz quedó justo frente a ti, con sus respiraciones chocando y las sonrisas de ambos encontrándose.—Desde aquí puedo oír a tu mente divagar, ignora esos pensamientos ¿Si? No me iré a ningún lado

—¿Lo prometes?

—Completamente—Dijo Draco.—Vamos, me costó bastante conquistarte y ahora que te tengo ¿Crees que te dejaría ir así de fácil? Subestimas mi determinación

Y Draco Malfoy jamás prometería algo que no sería capaz de cumplir; así que tu mente logró calmarse, entre las reconfortantes palabras de Draco, la brisa, el sonido de las aves, y los besos que el rubio comenzó a repartir por tu rostro.

-este ha sido mi one shot más largo, wow, y justo cuando lo terminé me llega un mensaje de wattpad para participar en los wattys 2021, quedé????

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro