59 » LOVER
'Can I go where you go?, Can we always be this close forever and ever?'
LOVER | TAYLOR SWIFT
CONTEXTUALIZACIÓN: Draco te cuida mientras estás en tu periodo.
recuerden que ahora haré one shots más cortos para actualizar más seguido
Como cada mañana desde el inicio de su Séptimo Año en Hogwarts, Draco te esperaba en la entrada del Gran Comedor para desayunar juntos. Nunca había faltado, siempre a la hora acordada, estaba apoyado en el marco de las grandes puertas de madera, observándote con una cálida sonrisa, la cual por cierto, no muchos creían que podía ser real. Pero lo era, y es que el temido y egocéntrico Draco Malfoy estaba rendido a tus pies. Para el resto, seguía siendo tan borde y frío como siempre.
Sin embargo, aquella mañana en particular, ni la sonrisa de Draco parecía ser suficiente para alegrarte un poco. En el momento en que llegaste frente a él y sólo recibiste su beso de buenos días, supo que algo andaba mal contigo.
—Buenos días—Susurró cuando sus labios dejaron tu frente. Habías comenzado a caminar a la mesa de Slytherin donde solían empezar el día, pero te detuvo sosteniendo tu brazo—Alto ahí.—Demandó. Draco tomó tu rostro entre sus manos y frías manos y te examinó preocupado.—¿Y esas ojeras? ¿No dormiste?
—No pude, me la pasé con cólicos—Confesaste sin más, haciendo una expresión de malestar.
—¿Andrés?—Preguntó. Draco había aprendido tus códigos y síntomas para cada malestar y sabía reconocerlos con facilidad.
—Así es—Respondiste en un puchero. Era el primer día, el más complicado, y todo tu cuerpo se sentía sin energías y tu mente estaba realmente irritable.
—Pétalo, deberías volver a la cama, luces cansada—Sugirió Draco aún mirándote preocupado.
—Estoy bien Draco, solo necesito comer para recuperar energías—Respondiste algo agobiada. Tu cabeza empezaba a doler y sólo querías sentarte debido a la creciente tensión en tu espalda baja.
—Si tú lo dices—Draco pasó su brazo por tu espalda y juntos caminaron hasta la mesa de Slytherin. En el momento en que tomaron asiento, Theodore Nott, quien estaba bebiendo de su taza de café, casi se atraganta al verte.
—¡Diablos t/n te ves horrible!—Exclamó.
—Si Theo estoy bien gracias por preguntar—Respondiste rodando los ojos.
—Parece que acabas de escapar de Azkaban—Comentó Blaise divertido. Tu humor esa mañana claramente no iba a soportar las bromas de los chicos, y tomando tu tenedor, lo enterraste en la mesa con fuerza haciendo que ambos chicos se sobresaltaran.
—Una palabra más y tendré un motivo para ser enviada a Azkaban—Advertiste.
—Uff, y estás de pésimo humor—Theo murmuró y tú soltaste un bufido.
—Draco, creo que deberías encargarte de tu chica, le falta felicidad, si sabes a lo que me refiero—Añadió Blaise con confianza.
—Blaise Zabini, cierra la boca—Defendió Draco. Los chicos te tenían respeto, tanto como el que le tenían a Draco, pero incluso en los peores momentos no eran capaces de medir sus bromas, y en el fondo, sólo esperaban calmar tus ánimos con algún comentario divertido.
Para tu suerte, el resto del desayuno no volvieron a mencionar nada sobre tu aspecto. Mientras que Theo y Blaise comían de forma desaforada, tu veías con recelo cualquier cosa que había sobre la mesa. Los desayunos en Hogwarts eran deliciosos, mejor que la comida de cualquier restaurante, pero tu olfato no soportaba ni el olor de una tostada y sólo querías irte de allí.
—No has comido nada—Comentó Draco a tu lado.
—Naúseas—Respondiste y Draco suspiró, acomodando su cuerpo para quedar más cerca tuyo.
—Realmente llegó con fuerza este mes—Lamentó. Viste como Draco tomaba una tostada y la untaba con tu mermelada favorita.—Vamos, tu misma lo dijiste, necesitas comer
—Necesito una poción para el dolor, nada más—Refunfuñaste.
—Pero no puedes tomarla con el estómago vacío—Debatió Draco. No podías negar que su faceta protectora te gustaba. La manera en la que se preocupaba por ti en cosas como alimentarte bien era algo que hacía tu corazón chillar.—Vamos, unos bocados—Alentó entregándote la tostada.
Con recelo, tomaste la rebanada de pan y Draco te miró expectante.
—No pongas esa cara—Insistió, y por unos segundos pensaste en cuánta razón tenía. Si querías beber una poción para el dolor, necesitabas comer y tener fuerzas, así que por pocas ganas que tuvieses, empezaste a darle mordiscos a la tostada.—Buena chica
Draco continuó alentándote a comer y aunque eso implicó que fueran los últimos que quedaban en el Gran Comedor, a él no le importó. Su atención estaba en que pudieras sentirte mejor, y él mismo fue a la enfermería a pedirle a Madame Pomfrey una poción para dolores menstruales.
—¿Qué clase tenemos ahora?—Preguntaste de mala gana mientras caminaban por el pasillo. Tu espalda y vientre dolían y sólo querías regresar a tu cama, por lo que la idea de ir a clases durante el resto del día no era para nada agradable.
—Herbología—Respondió Draco y su mano acarició tu espalda tratando de reconfortarte.
—Bien—Dijiste rodando los ojos.
Draco y tú llegaron hasta el invernadero donde la Profesora Sprout los esperaba con ánimo. Lo que menos te gustaba de los invernaderos, era que no usaban pupitres y sillas como el resto de los salones. El lugar constaba de largas mesas llenas de plantas y utensilios de jardinería, que no había espacio para sillas para todos los estudiantes.
Aún más adolorida, te apoyaste sobre tus codos en el mesón mientras la Profesora Sprout daba las instrucción
—¿Estás bien?—Preguntó Draco notando tu inquietud.—¿Pétalo?
—Duele, duele mucho—Respondiste en un quejido apuntando a tu vientre.
—Necesitas sentarte—Advirtió Draco. En ese momento, viste como se alejaba e iba a la parte trasera de los invernaderos donde había una pequeña bodega con materiales. De allí, Draco volvió con un taburete cargado en su hombro y lo colocó para que pudieras sentarte. El alivio que sintió toda tu espalda baja y vientre fue más que reparador para tu ánimo.
—Gracias—Dijiste suspirando. Draco te dedicó una sonrisa, satisfecho de ver que estabas un poco más cómoda.
La clase avanzó y aunque te costó bastante concentrarte en algo que no fueran tus malestares, Draco estuvo a tu lado todo el tiempo, preguntándote como te sentías y si necesitabas algo. En más de una ocasión, tomaba tu mano entre las suyas para acariciar tus nudillos y simplemente recordarte que estaba allí para lo que quisieras.
—¡Bien jóvenes, clase terminada!—Anunció Sprout con firmeza mientras todos los estudiantes recogían sus cosas.—No olviden entregar sus ensayos a más tardar este viernes
Pero las palabras de la profesora Sprout no significaron nada en tu cabeza. Notaste como la planta de calabaza que habías estado usando durante la clase, estaba completamente marchita. Algo sin importancia, claro, pero las lágrimas que empezaban a picar en tus ojos decían lo contrario.
—¿t/n?—Preguntó Draco.
—¿Qué?—Preguntaste de regreso.
—¿Estás llorando porque tenemos que escribir un ensayo?—Draco parecía confundido por tu actuar y tu inesperado cambio de humor.
—No imbécil—Soltaste en seco.—Estoy llorando porque mi planta se secó
Draco soltó una risa y rodó sus ojos. No te lo diría, pero pensó en lo dramática que podías llegar a ser en aquellos días del mes.
—Puedes repararla con un hechizo—Aconsejó.
—La maté Draco, soy una pésima persona—Dijiste haciendo tu puchero.
—No, tienes muchas hormonas y por esto estás sensible—Consoló Draco mientras dejabas escapar uno pequeño sollozo.
—Cállate—Soltaste.
—Creo que sé lo que necesitas—Dijo Draco de forma sugerente.
Lo miraste extrañada, pero no hubo tiempo de preguntas para cuando Draco tomó tu mano y los llevó fuera del invernadero. Iba a paso rápido y seguro e ignorando que la campana para la siguiente clase acaba de sonar.
—¿A dónde vamos?—Preguntaste, pero tu mente hizo clic y notaste que se dirigían hacia las Mazmorras, por lo que tu novio tenía en mente llevarte hasta su habitación.—Draco, tenemos clase de Transformaciones y si McGonagall no nos ve ahí, nos matará
—No interesa—Respondió seguro.
En pocos pasos más, Draco y tú llegaron a su habitación. Nada acogedora, por cierto, pues sus colores negros y verdes hacían del lugar algo mucho más frío.
—Recuéstate—Invitó Draco y no fue necesario que lo dijeras dos veces. Tu cuerpo gritaba y anhelaba descansar y rápidamente te acomodaste en la cama de Draco.
—¿Y bien?—Preguntaste curiosa.
Draco tomó su varita y apuntó hacia los pies de la cama.
—Sólo necesitas esto—Dijo y en un instante, caja de chocolates apareció ante ti.
—¡Chocolates!—Exclamaste ansiosa.
—Ahí está mi chica feliz—Draco te observaba más tranquilo al saber que tu humor había mejorado.—Y quizás también necesites esto—Y con otro movimiento de varita, una compresa tibia apareció y la colocó en tu vientre, proporcionándote el calor y alivio que tanto necesitabas.—Y cualquier otra cosa que necesites, te la traeré
—Gracias por hacer esto por mi—Hablaste mientras te llevabas un bombón de chocolate a la boca y tus papilas gustativas chillaban de felicidad.—Lamento estar actuando como una dramática
—Hey, no pidas disculpas por eso ¿Entendido?—Draco apoyó sus manos en el colchón mientras se acercaba a besar tu frente.—Ven acá
En un movimiento ágil, Draco se recostó a tu lado, pasando uno de sus brazos por tu cintura y así poder acurrucarse juntos. Acomodaste tu rostro en tu pecho y oír los latidos de Draco mientras eras abrazada por él, era todo lo que necesitabas.
—¿Podemos quedarnos así para siempre?—Preguntaste disfrutando el momento.
—Si eso es lo que quieres, claro que sí—Draco rió, y las vibraciones de su voz llegaron hasta tu mejilla causándote cosquillas.
Las clases no importaban más y los dolores menstruales tampoco. Tener a Draco cuidando de ti era más de lo que podías pedir.
—¿Sabes?—Comenzó a decir Draco en un tono sugerente.—Leí por ahí que tener relaciones ayudaba a lidiar con el estrés y tus calambres....
—Ni lo pienses—Refutaste.—Sería asqueroso
—La oferta está en pie, sólo digo—Insistió él y terminó causándote una risa.
-hola! sé que es corto y simple, pero espero que les guste este tipo de one shots que son más de momentos de draco que de trama<3
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