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'And I'm just an arrogant son of a bitch, who can't admit when he's sorry'
TO BE SO LONELY | HARRY STYLES
CONTEXTUALIZACIÓN: Draco no es muy bueno con sus sentimientos, y el proceso de enamorarse puede ser algo complicado | Esto es como me imagino al verdadero Draco de novio
especial san valentín 7/9 [tierno]
No eran novios, claro que no, pero cualquiera que los viera estaría en todo su derecho de pensar que sí.
Draco Malfoy era conocido por haber tratado a varias de chicas de Hogwarts como juguetes de un sólo uso, y ni siquiera Pansy Parkinson, su fiel amiga, había sido digna de ser llamada su novia.
Sin embargo allí llegaste tu, a desestabilizar el corazón frío de Draco y esa dura coraza con la que andaba. A pesar de que lo que tenían no tenía un nombre formal, estabas bien con eso. Enamorarse de Draco implicaba aceptar su frialdad y su manera distante de ser a veces. Entendías que era el trauma del trato de sus padres y sus propias frustraciones, pero agradecías los avances que hacía cada día por ser mejor.
—¿Qué haces?—Preguntaste cerrando la puerta detrás de ti. El cuarto de Draco no lucía para nada acogedor. Todo oscuro, negro, verde musgo y con detalles de plata. Su sillón de cuero y su escritorio de madera oscura. Pero ya no te causaba tanta impresión después de haber entrado tantas veces.
Draco estaba en su cama, con su espalda apoyada en el respaldo y con una pierna encima de la otra, mientras que en sus manos tenía un grueso libro de tapa de cuero.
—Leer—Dijo automáticamente, sin levantar la vista cuando oyó tu voz.
—¿Quieres contarme acerca de qué?—Preguntaste. Draco tenía esa manía de responder concretamente las preguntas sin añadir detalles.
—Filosofía de la Magia—Murmuró. Asintiendo, te acomodaste a su lado un poco más recostada. Draco tomó el libro con solo una mano, pues la otra la deslizó alrededor de tu cabeza, pasando sus dedos por tu cabello. Sonreíste, era un gesto pequeño que sabías significaba mucho viniendo de él.
—Siena como algo que leeríamos para el Profesor Binss—Dijiste divertida.
—Me gusta—Dijo sin más y nuevamente, sin despegar la vista del libro.
—Yo prefiero las lecturas más ligeras para mí tiempo libre—Comentaste.
—¿Te pregunté?—Dijo como si nada. La verdad no te dolía, ese era el humor clásico de Draco; no llevaba mala intención.
—Eres imbécil—Le devolviste.
—Sólo bromeaba—Draco rodó sus ojos y sonrió.—No seas tan exagerada
—Mira quién habla—Te acomodaste en la cama, levantándote y sentándote a su lado. Apoyaste tu cabeza en su hombro y tu vista se posó en el libro. Se veía realmente denso y aburrido.—Eres una reina del drama
—Si, como sea—Murmuró Draco. Como ahora no estaba acariciando tu cabello, su mano viajó por tu espalda y se ubicó en tu cintura.
—Estoy aburrida—Le dijiste. Habías ido a su cuarto con la intención de hacer algo juntos, y por más que no querías interrumpirlo en tu lectura, tu mente y cuerpo no estaban dispuestos a pasar la tarde-noche viéndolo leer. Querías hacer algo más, tiempo de calidad, pero a veces Draco sólo disfrutaba de su espacio en silencio.
—Diviértete—Ordenó como si nada.
—Hagamos algo juntos—Dijiste obvia.
—Sabes que mi concepto de diversión incluye otras cosas—La sonrisa que se formó en los finos labios de Draco gritaba sus segundas intenciones.
—Hagamos algo juntos que no incluya una cama—Debatiste.
—Sabes perfectamente que no necesitamos una cama para eso—Aclaró y trataste de expulsar esos diversos escenarios de Draco y tu que estaban viniendo a tu cabeza.—¿Qué tienes en mente?
—Tengamos una cita—Propusiste. Aquello era algo que llevabas semanas pensando en decirle. No sabías cual sería su reacción y te causaba algo de inseguridad. Draco había dejado en múltiples ocasiones su forma de ser con las chicas y que eso no cambiaría tan rápido.
—Amor, yo no tengo citas—Dijo suspirando. Draco bajó su libro, dejándolo apoyado en sus piernas y se volteó para verte. Consideraba que ya había pasado suficiente tiempo sin ver tu bello rostro.—Cursilerías baratas
—Nunca me has llevado a una—Dijiste con una mueca en tu rostro.
—Y no lo necesité—Se miraba orgulloso.—Por algo estás aquí ¿No?
—Tonto—Era claro que Draco no había necesitado flores o chocolates para conquistarte, no las necesitaste nada eso. Por más que a veces que te preguntabas si Draco llegaría a ser tierno, el tenía otras formas de ser atento contigo.
—Me has insultado dos veces—Dijo firme y acercó su rostro hasta ti. Cuando pensabas que iba a besarte, lo único que hizo fue captar tu labio inferior entre sus dientes robándote un suspiro.— ¿Debería castigarte?
—Calenturiento—Dijiste desafiante.
—Ahora son tres insultos—Draco levantó sus cejas.
—Sólo dije la verdad—Respondiste riendo.
El resto de tu rato allí, Draco continuó leyendo, esta vez, contigo recostada en su regazo. Charlaban de vez en cuando y la sensación de sus manos entrelazadas te hizo olvidarte de la idea de la cita. Te encantaba estar así, sólos, tranquilos, y la manera en la que Draco despegaba la vista de su libro sólo para mirarte hasta que te sonrojaras era realmente mejor que cualquier otra cosa.
—¿Qué extrañas cuando estás en Hogwarts?—Preguntaste de pronto.
—Mi privacidad—Respondió.
—Si quieres que me vaya sólo tienes que decirlo—Hablaste aunque sabías que bromeaba.
—No extraño nada—Dijo.—Quizá mi cama, estos colchones son una porquería—Draco arrugó su nariz y pensó por unos segundos.—No extraño nada más
—¿Ni a tus padres?—Preguntaste confundida. Siempre habías creído que Draco no amaba nada más que a su madre y la validación de Lucius, pero por la forma en la que hablaba de ellos, te hacía entender que quizá la Mansión Malfoy ocultaba más que objetos lujosos y tenebrosos.
—No extraño sus peleas, en lo absoluto—Murmuró y apretaste más el agarre de tu mano con la suya.
—¿Entonces cuál es tu hogar?—El sentido de la pregunta era más profundo y quizás Draco no estaría dispuesto a responder.
—No lo sé t/n, sigo buscándolo—Y entonces supiste que era mejor cambiar de tema.
[...]
Al día siguiente, llegaste al Gran Comedor junto a Draco. El llevaba su brazo por encima de tu hombro y lanzaba miradas serias a cualquiera que los viera pasar. Era la forma más territorial de actuar que tenía, y era como si gritara internamente 'No miren a mi chica'
Juntos fueron hasta la mesa de Slytherin a desayunar, donde los amigos de Draco los esperaban entre bromas.
—¡Por fin llegan los tortolitos!—Comentó alegre Blaise.—Pensábamos que no llegarían por andar haciendo cochinadas
—Cierra la boca Zabini—Espetó Draco mientras servía una taza de té y te la dejaba en frente. Por más que fuera un gesto simplemente cortés, para ti era más que eso. Viniendo de alguien como Draco, al que toda su vida le habían servido las cosas en bandeja, el hecho de atender a alguien más, era un avance.
—Escuché que McLaggen preguntó por ti esta mañana—Habló Theodore hacia ti, dejándote confundida.—Nos preguntó cuando llegarías, quería hablar contigo
—Vaya Malfoy, cuidado, Cormac quiere robarte la novia—Alertó Blaise.
Sentiste como Draco se tensaba a tu lado, y llevando su taza de café cargado a sus labios, dijo tranquilo:
—No es mi novia
Theo y Blaise quedaron boquiabiertos por unos segundos. Se miraron incrédulos y te miraron confundidos. Tu estabas paralizada, como si te hubiesen dado una cachetada para despertar. Pero no fuiste capaz de decir nada. Las palabras de Draco no eran mentira; el jamás te había pedido ser su novia y lo suyo probablemente no era más que una relación casual para él. No podías contradecirlo en algo que te había dejado claro tantas veces y tu, a pesar de todo, habías aceptado. Habría sido inmaduro de tu parte empezar a recriminarle algo en lo que habías estado de acuerdo.
El desayuno continuó silenciosamente incómodo. Draco y tú no cruzaron palabras, miradas ni tacto. Realmente no querías hablar con él.
Theo y Blaise se levantaron primero de la mesa dejándote sola con el rubio. Sin pensarlo dos veces, te volteaste para levantarte, y en el camino alguien te alcanzó.
—t/n, ¿Cómo estás?—Ese era Cormac McLaggen, en frente de ti y mostrándote su perfecta sonrisa de comercial muggle.—Me estaba preguntando donde estabas—Dijo y tu sólo asentiste.—Quería saber si te gustaría ir a Hogsmeade el próximo...
—Termina era oración y haré que dejes de sonreír como idiota—La voz de Draco paralizó tu cuerpo justo detrás de ti. No sabías en qué momento te había seguido y ahora estaba detrás tuyo. Inmediatamente te volteaste quedando al medio y con vista de ambos
—Oh Malfoy, no te pongas así—Dijo con total seguridad McLaggen y tu supiste que si seguía, Madame Pomfrey tendría un nuevo estudiante en su camilla. Draco no era del tipo violento que se metía en peleas, pero habían sido ocasiones específicas donde aquello había cambiado.—Hasta donde sé, t/n y tu no salen
McLaggen volvió a mirarte sonriente y Draco soltó una risa falsa. Sin embargo, esa sonrisa se esfumó cuando Cormac pasó su brazo por tu hombro sin previo aviso. Te había tomado por sorpresa. Realmente no eras de las que disfrutaban esas muestras de afecto como si nada, tu espacio personal era preciado y la expresión incómoda en tu rostro alertó a Draco.
—Quita tus asquerosas manos de mi chica—La voz de Draco era evidentemente una advertencia con chispa de amenaza. La mirada que le envió a McLaggen causó que el Gryffindor quitara su brazo de ti. Draco dió un paso adelante, y tomando el cuello de la túnica del chico, arrugó sus cejas mientras lo miraba con desdén.—Te quiero lejos de ella ¿He sido claro? La próxima vez, pregúntale si quiere que la toques
Cuando el rubio soltó a McLaggen, el último salió rápidamente corriendo hacia la mesa Gryffindor. A pesar de todo, estabas más molesta con Draco. Primero, tenía la audacia de decir que no eran novios, pero después actuaba como un perro marcando territorio.
Soltaste un bufido y saliste del Gran Comedor, escuchando los pasos de Draco detrás de ti. Cuando ya habías llegado a un pasillo, Draco te interceptó en él.
—¿Qué pasa?—Preguntó realmente confundido.—Te salvo de ese idiota y..
—¡No es eso!—Respondiste de golpe.—¡Es el hecho de que eres tan indeciso!—Dijiste cansada.—Si no quieres que seamos pareja, está bien, pero entiende que entonces no tienes derecho a actuar como si yo fuera un objeto que posees
—¿Qué dices? t/n...
—Sólo decídete, o estamos juntos o dejas de ser tan posesivo—Y dicho esto te alejaste de él.
[...]
El resto del día ignoraste a Draco, no lo miraste y cada clase que compartían, te sentaste lejos de él. Tu también un orgullo que respetar y no querías ser la primera que iniciara la conversación. Sin embargo, una mala sensación te llenó cuando incluso después de la cena, no se acercó a ti. Derrotada por la situación, te dirigiste a tu cuarto, pero antes de que si quiera pudieras dar la contraseña a la Sala Común, alguien tocó tu hombro. Un Draco serio y algo cansado te miraba expectante.
—¿Qué?—Preguntaste firme.
—Acompáñame—Pidió tomando tu mano.
—No tengo ganas de ir a ningún lado contigo Draco—Dijiste quitando tu mano de manera suave. Realmente habías sentido esa típica chispa cuando te tocaba y no querías ceder.—No estoy de humor
—Vamos t/n—Pidió nuevamente y la culpa en sus ojos te hizo preocuparte.—Porfavor
—Más te vale que valga la pena—Dijiste finalmente.
Draco tomó tu mano y guió por todo el Castillo. Parecía que cambiaba de camino a cada momento para que no sospecharas el destino, y por la oscuridad, realmente no podías desifrar a dónde se dirigían.
—¿A dónde vamos?—Preguntaste pero Draco no respondió hasta unos segundos después.
—A veces me preguntas donde estoy cuando me gusta estar solo—Dijo, y finalmente la puerta a la Torre de Astronomía se presentó ante tus ojos.—Me gusta venir aquí
Juntos, subieron el camino de escaleras circulares hasta el punto más alto de la Torre. Estaba frío, solitario, pero podías ver un cielo oscuro y estrellado por el balcón.
—Lo sospechaba—Hablaste mirando todo el lugar, el cual se veía más misterioso de noche que cuando lo visitabas en clases. Sabías que a Draco le gustaba la Astronomía y que aquel podía ser uno de sus escondites.—Pero realmente nunca me atreví a venir—Admitiste mientras caminabas al balcón dejando a Draco unos pasos más atrás.—Sé que necesitas tu espacio Draco—Añadiste.—Por más que a veces no te entienda, respeto eso
Hubo un silencio hasta que Draco se acercó a ti.
—Lo siento ¿Si?—Dijo de golpe tomándotoe por sorpresa.—Joder, no sabes lo que me costó decir eso—Dijo.—Mírame, ¿si?—Te volteaste y Draco estaba a centímetros tuyos—Yo...entiendo que estés molesta—Agregó y entendiste que para Draco era difícil disculparse, y probablemente era la primera vez que lo hacía en serio.—No debí actuar así, tienes razón
—Vale, gracias—Dijiste cabizbaja.—Sé que tampoco debí decirte que te decidieras, no tienes por qué—Tu voz sonaba débil y no querías que lo notara.—Entiendo que lo nuestro es temporal y por eso no avanzamos más
Draco no dijo nada, sólo se colocó a tu lado y ambos miraron las estrellas por varios minutos.
—¿Sabes por qué me gusta venir aquí?—Preguntó y tu arrugaste tus cejas en confusión.—Me gusta ver las estrellas
—¿Por qué?—Preguntaste y Draco las miró unos segundos para luego verte a ti. Sus ojos brillaban de una forma especial, y su pálida piel resaltaba a aquella hora.
—Porque son constantes—Respondió.—No importa la hora, no importa el clima, siempre están ahí, puedas verlas o no—Agregó dejándote sin palabras.—Por eso me gustas t/n—Y sus palabras erizaron tu piel.—Porque lo que tenemos es constante—Dijo en voz baja.—Quizá lo único duradero que he tenido, y no quiero arruinarlo
—Draco...—Pero cortó tus palabras. Draco se acercó más a ti y puso sus manos en tus mejillas.
—Antes no te pedía que fueras mi novia porque lo encontraba una tontería—Dijo riendo.—Pero ahora es porque no creo merecerlo—Sus palabras sonaban como si le doliera confesar eso, sus sentimientos.—Sigo creyendo que es una formalidad que sobra—Agregó.—Pero puedo prometerte que lo que tengo contigo no lo tuve con nadie más, no me interesa nadie más, ¿Estás bien con eso?
Bien, quizá esa era la primera vez que oías a Draco hablar de manera tan pura y sincera.
—Más que bien—Dijiste sonriéndole.—Sin presiones
—Lo haré especial cuando te lo pregunte, no tengas dudas—Y besó tu frente.—Pero por ahora, creo que ya fui lo suficientemente cursi
—Me imagino, muy empalagoso—Bromeaste de regreso.
Draco te abrazó con más fuerzas y finalmente unió sus labios a los tuyos en un beso lento. Cuando se separaron, dejaste tu rostro en su pecho y sentiste la barbilla de Draco apoyarse en tu cabeza.
—Sobre lo que me preguntaste ayer—Dijo en voz baja.—Mi hogar es contigo t/n
Automáticamente sonreíste. Este chico te tenía realmente enamorada, y sentías que era recíproco.
—El mío igual Draco, el mío igual
--lamento no haber publicado ayer, los 2 one shots que quedan espero poder subirlos hoy<3
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