52 » NEVER ENOUGH
'Lips so good I forget my name, I swear I could give you everything'
NEVER ENOUGH | ONE DIRECTION
CONTEXTUALIZACIÓN: Desde que Draco y tú comenzaron a tener intimidad, es como si él no pudiese tener suficiente de ti
especial san valentín 6/9 [s,mut]
Ni siquiera sabías que día de la Semana era, pero estabas segura de que estabas en la cama de Draco. El rayo de sol que pasaba por la ventana estaba llegando a tu rostro desde hacía un rato y ya no había vuelta atrás, estabas despierta.
Tratando de no despertar a Draco, moviste su mano que se ubicaba en tu cintura y levantaste tu cuerpo. Sin embargo, al instante su mano volvió a tu cintura, apretando firme y devolviéndote al colchón.
—Quedémonos en la cama—La voz de recién despertado de Draco había causado escalofríos en toda tu piel, pero decírselo aumentaría su ego. Aún tenía los ojos entrecerrados y su rostro apoyado en la almohada. Su torso estaba al descubierto, no llevaba camisa, y la sábana sólo cubría desde sus caderas hacia abajo.
—No—Respondiste.—Llegaremos más que tarde al desayuno
—Lo que quiero comer no está en el Gran Comedor—Dijo Draco totalmente seguro de sus palabras.
—¡Draco!—Dijiste impresionada. Aún parecía que Draco había agarrado más confianza desde que habían tenido su primera vez.
Y es que desde entonces no habían pagado, definitivamente no. Y tus piernas lo sabían a la perfección. Draco se había empeñado en que durmieses cada noche en su cuarto y cada día llegabas más cansada a clases, pero con una sonrisa satisfecha en tu rostro.
—Porfavooor—Pidió pero ya habías logrado salir de la cama, buscando tu ropa.
—No—Soltaste mientras te vestías.—Tienes suerte de que no te he lanzado un hechizo, mi cuello está lleno de chupetones
Draco tenía un gran y lujoso espejo en la pared del cuarto, el cual ya revelaba los eventos de la noche anterior. Tomaste tu varita apuntando hacia las marcas dispuesta a conjurar algo que las cubriera.
—No los cubras—Draco por fin se había sentado y pasaba su mano por su desordenado cabello.—Así todos ven de quién...
—No te atrevas a terminar la oración—Dijiste de repente y terminaste de cubrir las marcas con el hechizo adecuado. Al menos, duraría el horario de clases hasta que se desvaneciera el efecto.—Un profesor ve esto y me expulsan
—Aburrida—Bufó Draco. Ya habías terminado de vestirte cuando a tus espaldas Draco se levantaba de la cama. Probablemente ya tenía sus pantalones puestos pues oíste la cremallera subir
De pronto, sus grandes manos llegaron a tu cintura y su rostro se acomodó en tu cuello.—¿Cómo te sientes?
—Bien, creo que ya me acostumbré—Respondiste. Draco siempre preguntaba cómo te sentías después de cada noche, asegurándose de no haber sido demasiado brusco o haber cumplido tus expectativas.
—Me alegra oír eso—Dijo dejando un beso debajo de tu oreja.—No puedo creer que estuve tanto tiempo sin ti
—Adicto—Bromeaste.
—Oh créeme, y a toda honra—Fue entonces cuando empezó a repartir más besos por tu cuello, y por la lentitud supiste cuáles eran sus intenciones.
—No va a pasar, acéptalo—Dijiste firme y Draco suspiró divertido.
—Tenía que intentarlo—Dijo encogiéndose de hombros.—Vamos a clases
[...]
El Profesor Flitwick trataba de hacerse escuchar subido desde una pila de libros delante del alumnado. Tenías tu pluma en mano, escribiendo a toda marcha sobre el pergamino para no olvidar ningún detalle de las palabras del Profesor.
Draco a tu lado izquierdo, parecía más sumido en ver su pluma y hacerla jugar con sus dedos que de cualquier otra cosa.
—¿Nos vemos después de clases en la torre de Adivinación?—Preguntó en un susurro. Al principio, lo miraste confundida, pero al notar la sonrisa pícara de Draco, entendiste sus motivos.—Nadie tiene clases a esa hora
—Ni lo sueñes, podrían atraparnos—Susurraste de regreso y reíste ante el puchero dramático que Draco.
—Déjame motivarte un poco—Dijo casi para si.
Mientras volvías tu atención hacia la clase, de pronto tu mente se vió dividida entre lo que el pequeño Profesor escribía en el pizarrón y lo que pasaba en tu pierna izquierda. Draco había pasado su mano en tu muslo, sus anillos fríos lo delataron; su mano subía y bajaba lentamente.
—¿Qué crees que haces?—Preguntaste en voz baja y firme hacia Draco.
—Dándote una motivación para acompañarme—Respondió sonriente.
Dicho esto, la mano de Draco comenzó a subir en dirección a tu falda, peligrosamente en tu centro.
—Estamos a la mitad de una clase—Murmuraste. A pesar de que tu cuerpo y todos tus sentidos gritaban estar de acuerdo, tu lado racional temía por ser descubiertos.—Draco
—Si no quieres que se enteren será mejor que mantengas esa linda boquita tuya cerrada—Espetó y tu presionaste tus labios.—Buena chica
Sin previo aviso, Draco hizo a un lado la tela que te cubría y uno de sus dedos se introdujo rápidamente. Casi te atragantas con el aire en tu garganta y rogaste porque nadie se diera cuenta del rojo de tus mejillas.
—¿Quieres uno más?—Preguntó y viste como se dibujaba en su rostro una sonrisa maliciosa. Tu sólo fuiste capaz de asentir.—Muy bien
Los siguientes minutos Draco los usó para encargarse de ti. Ya no oías al Profesor y toda tu atención estaba en disimular y disfrutar. Cuando todo tu cuerpo se tensó alertando lo que venía, miraste a tu novio desesperada.
—Voy a....—Alertaste, y Draco levantó sus cejas viéndote con falsa lástima.
—No—Dijo firme.
—Pero...—Y justo en ese momento, Draco apartó su mano dejándote frustrada.
—¿Quieres acabar?—Se acercó más a ti, y susurró contra tu oído—Nos vemos en el Salón de Adivinación
—Maldito hijo de...—Empezaste a decir pero el Draco te interrumpió.
—No, cuida esa boca—Advirtió. Realmente había querido jugar con tu paciencia para obtener lo que quería en primer lugar. Antes de que pudieses decir algo más, el timbre sonó avisando que la clase había acabado. Todos empezaron a recoger sus cosas, incluido Draco, quien se levantó y te miró con su mochila colgando perezosamente de su hombro, y su sonrisa triunfadora.—¿Vamos o te quedarás ahí frustrada?
—Cállate—Respondiste rodando los ojos.
—Te veo allá—Dijo Draco.
Él salió del salón dispuesto a tomar un trayecto a la Torre de Adivinación, esperando que lo siguieras o tomaras otro camino para no ser descubiertos.
Pero decidiste que también podías jugar con la paciencia de Draco.
Te levantaste de tu asiento, y tomando los extremos de tu falda, la subiste un poco por tus caderas. Rápidamente, saliste del Salón y caminaste hasta alcanzar a Draco, quien ya iba a la mitad del pasillo. Sin importante que alguien más pudiese ver, adelantaste a Draco, quedando en frente de él y moviendo tus piernas de tal manera de que él notara lo que habías hecho.
Cuando cruzaste el pasillo, te diste la oportunidad de ver hacia atrás, y ahí te diste cuenta de que habías logrado tu cometido. Draco te miraba serio, su mandíbula apretada y sus cejas casi juntas. Una mirada que gritaba que no te saldrías con la tuya.
—Camina rápido—Murmuró llegando hasta ti. Colocó su mano en tu espalda baja y mientras reías, te encaminó hasta llegar la Torre Norte.
Cuando entraron a la Torre de piedra, la escalera ante tus ojos te dió otra idea. Antes de que Draco pudiese darse cuenta, te subiste a la escalera y subiste al menos cuatro peldaños. Draco ahora tenía una vista amplia y directa de lo que se escondía debajo de tu falda.
Escuchaste como gruñó al verte, y desde arriba lo miraste divertida.
—Sube antes de que te tome aquí mismo—Declaró. Draco se acercó a ti y sus amplias manos se alzaron a tus muslos, apretándolos para finalmente dejar una palmada en ellas.
Obedeciendo, subiste seguida de Draco hasta llegar al aula. El horrible olor a incienso no importó en lo absoluto. Draco tomó su varita, y los almohadones que solían usar en clase, se juntaron en el piso. Ni siquiera tuvo que decirte que te recostaras allí, pues instantemente estabas sentada sobre las almohadas, con tus brazos hacia atrás, y una pierna arriba de la otra.
—¿Desesperado, Malfoy?—Preguntaste divertida mordiendo tu labio.
—No más que tu—Y dicho esto, Draco se arrodilló y se abalanzó contra ti. Sus manos inmovilizaron las tuyas a cada costado de tu cabeza y su rostro se acercó al tuyo. Lentamente, atrapó tu interior entre sus dientes, tirando de él hasta hacerte suspirar.
Con agilidad, sus manos fueron a tus prendas encargándose de quitarlas. Tu no te quedaste atrás, tirado de su camisa y sus pantalones.
Cuando creías que estaba apunto de cumplir su cometido, Draco se detuvo y te miró con una ceja levantada.
—Cambiemos
—¿Qué?—Y antes de poder responder, Draco había tomado tu cuerpo, y girando el suyo, terminó recostado contigo arriba. Tus piernas instintivamente a cada lado de sus caderas, y tú centro sobre él haciendo fricción.
—¿Serás una buena chica y me montarás?—Draco inclinó hacia adelante su torso, y una de sus manos tomó tu cabello, tirando de él.—Vamos, amor, no querrás hacerme esperar
Con cuidado, Draco se introdujo en ti y el resto quedaba en tus manos. Ayudándote de tus piernas, tomaste el impulso necesario para empezar a moverse sobre él. Aquella nueva posición te hacía sentirlo con más profundidad pero a pesar de eso no te detuviste, aumentando tu ritmo.
—Eso es—Draco tenía su cabeza echada hacia atrás con sus ojos cerrados, y soltaba gruñidos de placer.—Lo estás haciendo muy bien, Amor
—D-draco—Jadeaste. Tus muslos empezaban a tensarse y no querías admitir que te costaba mantener el equilibrio y tus sentidos para seguir.
—Oh, ¿No puedes sola?—Se burló Draco.—Déjame ayudarte.
Las manos de Draco tomaron tu cintura, y levantándote, Draco alzó sus caderas empezando un vaivén dentro y fuera de ti. Ambos comenzaban a llenar la habitación con sus jadeos y respiraciones pesadas.
—¿Lista, cielo?—Preguntó Draco, y por la manera en que tu respiración se entrecortaba, supo que estabas cerca de terminar.
Draco tiró más fuerte de tu cabello y profundizó su última estocada en ti, llevándolos a los dos a su liberación. Apenas tu cuerpo dejo de temblar, caíste recostada sobre el pecho de Draco.
—¿Estás bien?—Preguntó él acariciando tu espalda.
—Sí, solo algo cansada
Justo en ese momento, el timbre sonó e indicaba que el receso había terminado. Nadie iría a ese salón por la siguiente hora, pero ustedes si tenían clases a las que asistir. Estabas a punto de levantarte cuando Draco te abrazó contra tu pecho.
—¿A dónde crees que vas?—Preguntó, y de un sólo giro, volviste a quedar recostada sobre los almohadones y él sobre ti besando tu cuello.—¿Crees que ya tuve suficiente de ti? Oh cariño, apenas empezamos
lamento que fuera corto u.u quiero agradecerles por todos los comentarios de apoyo que me dejaron ayer<3 les quiero mucho, y quiero que sepan de que a pesar de que empezaré la vida universitaria, no dejaré wattpad
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