Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

50 » DARK HORSE

'So you want to play with magic? Boy, you should know what you're falling for'

DARK HORSE | KATY PERRY

CONTEXTUALIZACIÓN: Eres la chica más codiciada de Hogwarts y Draco no soporta compartir la atención, y sobre todo, que no le prestes atención [7mo Año] pedido de: _malfoysgirl

* Si no saben quién es Peeves, es un poltergeist travieso que habita en Hogwarts. Hace bromas excesivas, tanto que todas consisten en hacer daño a los estudiantes.

especial san valentín 4/9 [drama/divertido]

Sintiendo la mirada de la mayoría de los chicos sobre ti, caminabas por el pasillo principal del primer piso. A tu lado, Ginny Weasley, tu mejor amiga, rodaba los ojos ante tu mirada altiva hacia los varones.

—¿Quién es tu víctima de esta semana?—Preguntó.

Su pregunta podría tomar por sorpresa a alguien más, pero para ti era costumbre. Eras una chica libre y te gustaban las cosas efímeras. Nada de relaciones o enrollos sentimentales. Lo tuyo era estar soltera, pero nunca sola, por decirlo de alguna manera.

—No estoy segura—Dijiste indiferente. Realmente aún no te habías parado a pensar en cuál chico caería aquella vez.

—Puedes tener al que quieras y no te decides—Se burló Ginny mientras caminaban.

—No es simplemente al que quiera—Corregiste. En efecto, para ti un chico tenía que tener ciertas cualidades para pasar la noche contigo.—Es al que se merezca, algo de mi tiempo

Ginny rió y asintió. Realmente concordaba en tu forma pensar. A pesar de llevar una

—Quizá alguno de Ravenclaw—Comentaste.—Son menos...blandos—Añadiste y Ginny entendió a qué te referías.—Sin sentimientos y no se arrastran cuando les digo que no busco nada serio

—Qué calculadora—Soltó Ginny.

—¿Por ser selectiva mi vida íntima?—Preguntaste con falsa indignación.—No me puedes juzgar

—Sabes que no lo hago—Respondió Ginny. Antes de que pudieras decirle algo, sentiste un golpe en tu hombro. Tu equilibrio se desestabilizó un poco pero no alcanzaste a caer. Al voltearte, la cabellera rubia que viste solo aumentó tu molestia.

—t/n—Saludó con ego.

—Malfoy—Soltaste. Draco Malfoy era considerado la versión masculina de tu persona. Tenían el mismo historial en lo que vida afectiva constaba, y sus personalidades eran idénticas.

—A veces me pregunto...—Dijo mirándote de pies a cabeza con desdén.—Qué es lo que ven todos en ti

—Y a veces me pregunto cuando dejarás de ser tan imbécil—Dijiste repitiendo su tono sin dejar de mirarlo molesta. Ya habías olvidado que Ginny estaba a tu lado y tú mente sólo pensaba en lo mucho que detestabas al Slytherin

—Que palabras tan dulces para una chica tan buena—Se burló.

—No hables sin saber—Advertiste dando un paso hacia adelante.

—Sólo digo...—Draco imitó tu actuar y quedó a tan solo centímetros tuyo. Su altura provocaba que tuviese que mirarte con la cabeza agachada, pero eso no daba ninguna inseguridad. Mantenías tu posición firme.— Que quizá no hay nada exclusivo en alguien que anda con media escuela

—Sólo estás resentido porque no he estado contigo—Dijiste riendo y rodando los ojos.

—Ya quisieras—Su sonrisa egocéntrica aumentó pero no lo dejarías ganar.

—¿Después de oír a chicas en el baño hablar de como nunca acaban cuando están contigo?—Sonreíste con malicia.—No lo creo

Dicho esto, te giraste de golpe y comenzaste a caminar en dirección contrario a Draco. Seguida de Ginny, sospechabas que el rubio había quedado paralizado y más que molesto por tu comentario y eso te hacía sentir más satisfecha.

—Nunca había visto a alguien poner a Malfoy en su lugar tan elegantemente—Halagó tu amiga pelirroja.

—Ya era hora—Dijiste orgullosa.

[...]

McGonagall se ubicó en el centro del salón mientras que con su varita apuntaba al pizarrón. En grandes letras blancas, indicaba la palabra "Avis" y el movimiento curvilíneo de la varita.

—Hoy practicaremos el encantamiento para conjurar pájaros—Anunció con su Agus t anciana voz.—Procuren mantenerse separados porque las aves podrían salir disparadas hacia sus compañeros—Advirtió con suma tranquilidad.—Pero si realizan el movimiendo de varita correctamente, no debería haber problema

Todos obedecieron ubicándose en distintos extremos del Salón. Cuando te colocaste en un lugar que creías vacío, sentiste la sombra de un cuerpo cerca tuyo.

Draco Malfoy estaba serio, con su varita en mano, mientras apoyaba su espalda en el muro de piedra, con la mirada a un costado como si tu no estuvieses allí.

—Atrás, Malfoy—Dijiste molesta por el hecho de que no se buscara su propio espacio. Ante tus palabras Draco no te miró en lo absoluto pero evidentemente te había oído.

—No me digas que hacer—Soltó.

Rodaste tus ojos y decidida a ignorarlo, alzaste tu varita para conjurar el hechizo. Sin embargo, en ese segundo una bandada de Pájaros blancos pasó por tu cabeza, enredándose en tu cabello y dejando picotazos antes de salir volando por la ventana.

No había duda alguna de quién había sido.

—¡¿Es que acaso eres idiota?!—Gruñiste hacia el lado. Draco te miraba con una sonrisa amplia en su rostro y no dejaba de reír apuntando tu cabello.

—Lindo peinado

Eso había sido lo que colmó tu paciencia. Imitándolo, apuntaste rápidamente tu varita en su dirección.

¡Avis!—Exclamaste, y tu furia incrementó la intensidad del hechizo, provocando que la cantidad de pájaros fuese el doble de la normal. Las aves se dirigieron directo al rostro de Draco, picándole la nariz y llenando de plumas su cabello y túnica.

—¡Estás loca!—Gruñó Draco mientras daba manotazos para espantar a las aves.

—¡Tu empezaste!—Te defendiste y Draco tuvo la audacia de apuntar su varita nuevamente hacia ti.—Te voy a sacar ese cabello oxigenado cuando termine contigo

—¡Señor Malfoy! ¡Señorita t/a!—La voz molesta de McGonagall había detenido tus pasos pero tanto como Draco como tú mantenían sus miradas asesinas el uno al otro.—¡Ese no es un comportamiento de alumnos de su edad!

—¡Es culpa de Malfoy!—Excusaste.

—Usted respondió y amenazó—Añadió Minerva mirándolos a ambos con desdén.—Detención, después de clases irán al tercer piso. Peeves causó estragos en un salón, lo limpiarán

—Pero...—Draco se miraba frustrado.

—¡Sin peros!—Exclamó McGonagall y ni Draco ni tú se atrevieron a decir algo más.

El resto de la clase se la pasaron mirándose miradas de odio, y cuando llegó el momento de dirigirse al Salón indicado, ambos soltaban suspiros pesados para demostrar su desánimo.

—¿No te cansas de joder a todo el mundo, Malfoy?—Dijiste al entrar al Salón. Habían cosas pegajosas adheridas a las ventanas y los pupitres tenían plantas saliendo de ellos. En el pizarrón había una enorme caricatura de la cara de McGonagall y del techo colgaban telarañas. Realmente Peeves había hecho de las suyas con sus bromas.

—Creo que es mi especialidad, al igual que la tuya—Bromeó Draco mirando con desdén cada rincón del Salón, y arrugando su nariz al ver las escobas y esponjas con las que Minerva planeaba que limpiaran todo.

—No en ese sentido, idiota—Respondiste. Draco había quedado detrás tuyo cuando te adentraste al fondo del Salón, y cuando volteaste, te sorprendiste con Draco cerca tuyo mirándote curioso y serio a la vez.

—Dime, t/n—Su voz era baja y sus ojos se posaron en su cuello.—¿Qué tienen los demás que yo no?

—No sé ¿Cerebro?—Dijiste con maldad y Draco sonrió irónico.

—Te crees mucho ¿no?—Preguntó

—No me creo, soy mucho—Respondiste orgullosa. Malfoy no iba a bajar tu seguridad, no importase que.—Que tu no lo quieras aceptar es tu problema, Malfoy—Draco seguramente nunca había sido desafiado por alguien con tanta seguridad y sobre todo por una chica. Podías jurar que trataba de ocultar su impresión de ti.—Puedes tener un apellido, dinero, pero no tienes talento ni con la varita, seguro que con ninguna de las dos

—Te propongo un duelo entonces—Soltó mirándote molesto.—Demuestra que eres más que una cara bonita—Dijo.—Más que un par de piernas

—Oh Malfoy, no sabes con quién te estás metiendo—Dijiste amenazante.—Bien, hagamos un duelo

De inmediato, Draco se separó unos metros de ti, con varita en mano, frente a él. Imitaste su actuar, tomando con fuerza tu varita y acomodando tu postura.

—No seré gentil porque seas una chica—Advirtió Draco.

—No te he pedido que lo seas—Corregiste.

¡Levicorp...!—Draco trató de exclamar pero habías sido más rápida.

Atabraquium—Dijiste firme entre sus palabras. El hechizo de Draco quedó inconcluso, y sus brazos se quedaron quietos y pegados a su cuerpo. Tu hechizo provocaba que el rubio estuviera amarrad por cuerdas invisibles.—Ooopsi—Dijiste con falsa inocencia.—¿Cómo crees que lucirá tu cabello verde?

—Con mi cabello no...—Amenazó.

Viridi tinctura—Y dicho esto, el rubio cabello de Draco se tiñó de un verde similar al de su túnica. Draco gruñó al sentir las chispas llegar a su cabeza y viendo su reflejo en el ventanal.

—¿Te crees muy lista?

—Eso creo—Pero entre tus palabras orgullosas, viste a Draco desatar sus brazos de las cuerdas, apuntando con su varita a ti.

¡Anteoculatia!—Exclamó Draco con una sonrisa y supiste perfectamente que había provocado. Llevaste tus manos a tu cabeza y unos firmes y rasposo cuernos salían desde los costados de tu cabellera.

—¡Hijo de...!

¡Aqua eructo!—Tus palabras fueron interrumpidas por el segundo hechizo de Draco, que en cosa de segundos provocó que un chorro de agua te dejara de pies a cabeza goteando.

Definitivamente no era un duelo justo ni limpio. Por varios minutos continuaron llenándose de hechizos, molestos y amenazantes el uno al otro.

¡Expulso!—Como si hubiesen leído los pensamientos del otro, Draco y tú habían conjurado el mismo hechizo, pero para tu mala suerte, el rubio había sido unos segundos más rápido y te había aturdido a ti primero, lanzándote hasta el fondo del salón y cayendo al suelo.

Oíste como Draco soltó una risa y caminó  hasta ti, de pie a tu lado y mirándote desde lo alto preguntó:

—¿Aceptas tu derrota, t/n?—Lucía una sonrisa triunfadora y bufaste. Aunque pareció mentira, Draco extendió su mano izquierda a ti con la intención de ayudarte a que te levantaras. Tratando de que no notara tus segundas intenciones, aceptaste su mano y rápidamente jalaste de él provocando que también cayese al suelo.  Antes de que pudiese decir algo, te subiste a su regazo para evitar que se moviera y llevaste tu varita a su cuello.

—No lo sé, dímelo tú Malfoy—Dijiste orgullosa. Ahora tu te veías como la ganadora, pues desde aquella posición no tenía nada que hacer contra ti. Sin embargo, también la posición daba a entender otras intenciones. Tu rostro estaba peligrosamente cerca del suyo y se sentía una tensión en el aire.

Draco llevó su enojada mirada a tus labios y te sentiste temblar cuando su rostro se acercó al tuyo. De golpe, su mano tomó tu nuca con fuerza y te acercó a él. Sus labios estaban a centímetros, milímetros quizá. Y tal como minutos antes ambos habían lanzado el mismo hechizo, al mismo tiempo se acercaron rompiendo la distancia y juntando sus labios.

Era un beso violento, como si fuese parte del duelo aún ver quién succionaba al otro. Cómo si fueran dementores tragando el alma del otro, sus bocas luchaba en un vaivén.

Aunque fuera gracioso que tu aún llevabas los cuernos y Draco el cabello verde, a McGonagall no le pareció nada divertido la situación en la que los encontró al entrar de golpe al Salón a supervisar su trabajo de limpieza. A diferencia de lo esperado, el Salón estaba peor que antes debido al duelo y los dos alumnos que se suponían castigos, estaban en una comprometedora posición, tú arriba de Draco.

—Espero que tengan una buena excusa para esto—Advirtió McGonagall.

[...]

Claramente no encontraron una buena excusa y eso significó que Draco y tú fueran enviados a una detención más extensa, ¿El motivo? No obedecer el castigo anterior, provocar más desastres en el aula, hacer un duelo en pleno Colegio y haber sido descubiertos en una posición para nada políticamente correcta para ser alumnos.

Por todo lo anterior, McGonagall decidió que todos los días tendrían que limpiar las aulas sucias, por dos semanas.

Y fueron las dos semanas más extrañas, tensas, violentas y discutidas que tuvieron jamás.

El primer día no fue distinto a la primera detención. También se pelaron y se gritaron de todo, batiéndose a duelo y extrañamente terminó también en un fogoso beso.

Pero pasados los días empezó a cambiar.

Las peleas, que seguían, ya no duraban tanto y los besos iban en aumento.

Ya era el segundo miércoles y con Draco estaban limpiando el agua escurrida de un salón cercano al Baño de Myrtle la Llorona.

—Al fin, sólo dos días más para librarme de ti—Dijo Malfoy a tu lado.

—No te hagas, tuviste el honor de pasar tiempo conmigo, sino jamás lo hubieses hecho—Contestaste rodando los ojos.

—Uy sí, como eres tan agradable—Ironizó Draco.

—¿Sabes? No creo que me consideres tan desagradable cuando tu boca está sobre la mía—Dijiste mirándolo obvia. Draco se vió descubierto pero al instante fingió una mirada indignada.

—Creo que te refieres a cuando me besas—Dijo.

—¿Disculpa?—Preguntaste indignada por su hipocresía.—Tú eres el que se abalanza a hacia mi a besarme ¡Yo jamás te besaría por voluntad propia!

—¡Qué tonterías dices! ¡Yo no te besaría a ti ni por librarme de este castigo!

Y Peeves, quién los miraba desde la esquina superior del salón, soltó una carcajada silenciosa por la manera en que ambos mentían.

El poltergeist los había mirado durante las últimas dos semanas, y hasta él podía admitir que Draco y tú se estaban enamorando, por debajo de esa fachada de odio.

—¡Eres un gran mentiroso!—Le gritaste a Draco.—Estoy segura que llegas a contarle a tus amigos que por fin me besaste—Dijiste levantando una ceja.—¡Quizás hasta les mientes diciéndoles que nos acostamos!

—¡Quizá eso es lo que necesitas para dejar de ser tan amargada!—Gruñó Draco dando un paso hacia ti.

—Ugh ¿Sabes qué? Piérdete Malfoy, eres imposible—Tu paciencia se había perdido. Realmente discutían sin motivo y la parte de ti que se sentía evidentemente atraída hacia él, se negaba a aceptar el rechazo.

—¡Ve y busca a alguien que te aguante!—Soltó Draco mientras te veía caminar fuera del salón.

—¡Bien!—Gritaste sin voltear a verlo.

—¡Bien!—Contestó él.

Caminaste hasta la puerta dispuesta a irte, pero Peeves tenía otros planes. Desde los aires, chasqueó sus dedos y la puerta del salón se cerró al instante.

—¡Los que se pelean se aman!—Empezó a cantar desde arriba con una voz aguda y chillona. Draco y tú lo miraron molestos. Aquel poltergeist era más que problemático y ahora por su culpa estaban encerrados.—¡Los que se pelean se aman!

—Lo que me faltaba—Bufó Draco.—¡Déjanos salir!—El rubio se acercó hasta la puerta con varita en mano, dispuesto a abrirla con un simple Alohomora, pero no funcionó.—¡Peeves!

—¡Bésense y admitan que se quieren!—Chilló Peeves haciendo palmas.—¡Beso, beso, beso!

—¿Qué?—Draco lo miraba más que confundido.

—Ya lo oíste, quiere que nos besemos—Le dijiste obvia.—¡¿Si lo hacemos nos dejarás salir?!—Preguntaste a Peeves.

—¡Afirmativo!—Dijo sonriente desde los aires

—Bien—Dijo Draco fingiendo abatimiento. No dejaría que supieras que quería besarte desde hace media hora.—Hagámoslo

Draco se giró hacia ti, y sin previo aviso una mano afirmó tu cintura y la otra tu nuca, pegándote hacia él. Su boca atrapó la tuya y el beso había comenzado. Pensabas que sería algo corto, lo suficiente como para contentar a Peeves y salir de ahí cuanto antes. Pero pasados los segundos ambos olvidaron que el travieso fantasma seguía ahí, y el beso continuó tomando intensidad. Llevaste tus manos al cabello de Draco, tirando un poco de él, provocando que soltara un gruñido sobre tu boca, causándote un escalofrío.

Tomándote aún más desprevenida, Draco se movió hasta que llegaron a un pupitre, donde con agilidad te tomó para que te sentaras sobre él. El rubio entre tus piernas, siguió besándote con furia. Volvía a ser un beso que demostraba la rabia que sentían por el otro.

—Odio que me gustes—Gruñó Draco cerca de tu oído luego de cortar el beso.—Odio que ni siquiera te voltees a verme

—Eso es porque eres idiota y nunca te das cuenta de que en verdad lo hago—Admitiste volviendo a besarlo.

Esas había sido la confesión más rara por parte de ambos, pero la única que le hacía justicia a la personalidad de Draco y la tuya.

Peeves soltó otro chillido de alegría al soltar su cometido. Finalmente Draco y tú se habían besado y admitido sus sentimientos. Sin embargo, cuando vió cómo le rubio llevaba sus labios a tu cuello, Peeves hizo una mueca.

—¡WACALA! ¡PEEVES NO QUIERE VER ESTO!—Bramó y sus mejillas se pusieron coloradas. El poltergeist voló hasta arriba de ustedes y uniendo sus palmas, una chispa brotó de ella y de pronto, un montón de barro, hojas y ramas los cubrió a Draco y a ti provocando que se separaran de golpe.

—¿¡Qué diablos?!—Gruñó Draco frustrado mientras Peeves se reía del aspecto de ambos.

—¡Estudiantes cochinos! ¡Sucios cochinos y pervertidos!—Gritó una vez más.

—¡Tú nos dijiste que....!—Draco parecía incrédulo.

De inmediato, le dedicaste una mirada de complicidad a Draco mientras levantabas tu varita.

—¿Por qué no le enseñamos a Peeves a no meterse con nosotros?—Preguntaste.

—¿Después de eso puedo invitarte a mi cuarto?—Draco te guiñó un ojo y reíste. Ahora que por fin ambos habían admitido su atracción por el otro ya no habían motivos para seguir discutiendo.

—Por la barba de Merlín, sí que te tardaste en preguntar Malfoy—Dijiste divertida y fingiendo un puchero.—¿Ves que sólo bastaba con dejar tu orgullo y pedirlo?—Rápidamente, Draco se acercó a ti, dejando un beso corto en tus labios y extendiendo su mano a ti para que bajaras de la mesa.

—¡ESTUDIANTES COCHINOS Y PERVERTIDOS!—Gritó finalmente el fantasma mientras escapaba de ustedes.

*hace mucho quería poner a Peeves en un one shot, ✓✓✓logrado |

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro