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46 » UNPREDICTABLE

'Hey we're taking on the world, I'll take you where you wanna go'

UNPREDICTABLE | 5 SECONDS OF SUMMER

CONTEXTUALIZACIÓN: Distintas situaciones de Draco siendo un novio sin masculinidad tóxica, disfruten

NOTA DE LA AUTORA: si se van a reír/burlarse de los chicos maquillándose, les invito a irse de aquí<3

La Sala Común de Slytherin era tu refugio favorito. Había algo extrañamente acogedor en ese oscuro y helado lugar. Quizá era el hecho de que estaba vacía la mayor parte del tiempo, o que allí estaban tus personas favoritas.

Colocando los esmaltes sobre la mesa, te decidiste por el primero que combinaba con tu piel. Mientras comenzabas a pintar tus uñas, Draco apareció. Venía llegando de su entrenamiento de Quidditch, más específicamente, de las duchas. Lo notaste en su cabello mojado, del que aún caían unas rebeldes gotas

—¿Qué haces?—Preguntó sentándose a tu lado. Estabas en uno de los escritorios, y apenas se ubicó allí junto a ti, sentiste ese aroma de su jabón, shampoo y colonia. La menta que inundó tus narices te hizo sonreír.

—Pinto mis uñas—Respondiste mientras seguías con tu trabajo pintando las uñas de tu mano izquierda.

—¿No es más fácil hacerlo con magia?—Preguntó arrugando sus cejas. Olvidabas que pintar tu misma tus uñas era algo muggle para él

—Es más relajante si lo hago yo—Aclaraste, lo cual era cierto. Era uno de lo pequeños hábitos que tenías que disfrutabas hacer sin varita.

—¿Terminaste?—Preguntó Draco haciendo un puchero. Cruzó sus brazos en su pecho y tú reíste. Siempre que estaban solos, Draco se volvía extrañamente meloso y pedía tu atención.—Quiero abrazos

—Tendrás que esperar a que sequen—Aclaraste, mientras levantabas tus manos mostrándole tus uñas recién pintadas.

Draco te sonrió, sacando su varita en el aire y apuntándola hacia ti.

Propero—Conjuró, el hechizo acelerador. Volteaste tus manos, y tocando tus uñas, notaste que estaban completamente secas y tu novio te miraba orgulloso de sí.—Listo

Draco abrió sus brazos hacia ti. Te volteaste, de tal manera que tu espalda quedó apoyada en su pecho y sus brazos te envolvían.

Tomó tus manos y comenzó a inspeccionar tu trabajo reciente, uña por uña.

—Lo haces muy bien—Halagó

—No es tan difícil—Aclaraste.—Sólo cuando debes hacer la otra mano con la no hábil, ahí soy un desastre

Pasaron unos segundos donde Draco continuó abrazándote, sin soltar tus manos ni dejar de mirar tus uñas.

—¿Puedes hacerme lo mismo?—Preguntó de pronto.

—¿Qué dices?—Te incorporaste para poder mirarlo. Él te observaba totalmente obvio de su pregunta.

—Pintar mis uñas—Insistió y tú seguías algo confundida.—¿Que pasa?

Nunca, ni en un millón de años, habrías pensado que Draco Malfoy querría pintarse las uñas. Por la forma en que había sido criado, en definitiva conservaba algunas actitudes machistas de Lucius, pero sabías que trataba cada día de dejarlas ir. Pero esto era distinto. No era una conversación sobre por qué una mujer podía ser Ministra de Magia o estaba bien no querer hijos. Esto iba más hacia una masculinidad no tóxica, y te encantaba.

—Nada, que te amo—Dijiste mientras lo mirabas como si fuesen una ilusión sus palabras.—¿Qué color?

Draco ni siquiera miró los esmaltes sobre la mesa antes de responder.—Negras y verdes

—Predecible—Hablaste. De inmediato, tomaste los esmaltes y empezaste a pintar. Mientras tanto, charlaban del día de cada uno y Draco insistía en que el pincel le hacía cosquillas.

—Listo—Avisaste pasados unos minutos. Draco volvió a conjurar el hechizo acelerador. Sus uñas se veían realmente bien pintadas, sobre todo porque hacían juego con su pálida piel y los anillos que envolvían sus dedos. Continuaron abrazados hasta en que en la Sala Común aparecieron Theo y Blaise.

—Hola tortolitos—Saludó Blaise mientras se sentaba adelante de ustedes, con la silla un poco hacia atrás y apoyando sus pies sobre la mesa.—¿Que hacen?

—No mucho—Respondiste tranquila.

—¿Que es ese olor?—Preguntó Theo arrugando su nariz y mirando hacia todos lados.

—Esmalte de uñas—Agregaste. Para entonces, notaste que Draco tenía su rostro apoyado en tu hombro y mantenía sus ojos cerrados.

—¿Se pintaron las uñas?—Preguntó curioso Blaise al ver tus uñas y las de Draco. Una parte de ti se sintió un poco insegura de cual podía ser la reacción de los chicos. ¿Se burlarían de Draco?

—¡Son geniales!—Exclamó Theodore.—¿Puedes hacernos lo mismo t/n?

Inconscientemente soltaste un suspiro de alivio y sonreíste hacia los chicos, quienes esperaban expectantes tu respuesta.

—Claro

—A mi primero—Pidió Blaise acomodándose y colocando sus manos en la mesa.

—A mi me quiere más—Debatió Theo.

Detrás tuyo, oíste como Draco soltaba un quejido en tu cuello.

—¿Saben que acaban de interrumpir nuestra perfecta sesión de abrazos?—Bufó, teniendo que soltarte para que así pudieras pintar las uñas de sus amigos. Mantenía su ceño fruncido y miraba a los chicos con recelo, pero en el fondo sabías que exageraba, Draco solía ser dramático si de tu atención se trataba.

—No seas llorón, Malfoy—Dijo Blaise.

—Idiotas—Encontraste a Draco susurrando hacia sus amigos, quienes revisaban uno por uno tus esmaltes.

—¿Brillos?—Los ojos de Theo se iluminaron mientras miraba el frasco de esmalte.—¿Crees que puedas dibujar una serpiente?

—Haré mi mejor intento—Dijiste encogiéndote de hombros.


[...]


—¡Sácala!—Pediste en un grito.

—Hace dos segundos me dijiste que la metiera—Draco rodó sus ojos ante tu petición y tú soltaste otro quejido.

—¡Me duele!—Y evidentemente lo hacía, era una especie de ardor, y el ritmo de Draco provocaba que fuese aún peor.

—Tendré que meterla toda de una—Advirtió y tú sólo asentiste tragando saliva.

—Ugh—Te quejaste.—¡Hazlo rápido!

—Listo—En ese momento, sentiste como la aguja finalmente atravesó el lóbulo de tu oreja. Palpitaba y ardía, pero lo peor ya había pasado y podía colocarte un nuevo arete en el orificio.—No entiendo por qué querías hacerte otro arete

—Eres pésimo perforando orejas—Dijiste a Draco al ver tu oreja roja e hinchada en el espejo.

—Quedó perfecto, tu eres muy quejica—Draco se sentó en su cama. Estaban en su habitación, llevaban toda la mañana de sábado allí cuando habías decidido que querías un arete nuevo. Ni Draco ni tú recordaban algún hechizo que pudiese servir, así que tuvieron que recurrir a la manera muggle, hielo y aguja.

—¿Si?—Preguntaste hacia él.—¿Crees que no duele?

—Precisamente, es sólo una aguja—Draco parecía tranquilo con sus palabras, pero al ver como sonreíste sospechó que tenías idea.

—Inténtalo—Desafiaste buscando una segunda aguja.—Te verías bien con uno—Draco levantó una ceja dudoso ante tu sugerencia.—Ya sabes, sumará a tu estilo de chico malo

El rubio observó la aguja en tus manos y sonrió arrogante.

—Bien, adelante—Draco se sentó de lado dándote acceso a su oreja izquierda. De inmediato tomaste el hielo para poder quitarle sensibilidad a la zona. Una vez que pasó tiempo suficiente, colocaste la aguja en medio de su lóbulo y empezaste a presionar.—No seas cobarde, métela de un empujón

Siguiendo su consejo, tomaste la fuerza suficiente y la aguja atravesó la piel. Draco soltó un gruñido y llevó su mano a su oreja.

—¿Con que no dolía?—Preguntaste divertida.

—No me quejé tanto como tú—Excusó. Quitaste lentamente la aguja y antes de que saliera toda, pasaste un arete negro pequeño. Draco se levantó a mirarse en el espejo e instantáneamente sonrió.

—Nada mal

—No creo que a McGonagall le guste verte con él—Advertiste.

—Pues no me importa—Draco se encogió de hombros y se giró hacia ti.—¿Cómo crees que se me vería un piercing en la ceja?


[...]



Draco realmente odiaba Hogsmeade, pero desde que estaban juntos podía tratar de encontrar algo interesante en ese pequeño pueblo de madera. Aquel día estaba permitido ir, y Draco te esperaba afuera de los baños para encaminarse al pueblo.

—Amor, ¿Cuánto te falta?—Preguntó desde el marco de la puerta.

—Ya casi voy—Avisaste desde dentro.

—Dijiste eso diez minutos atrás—Se quejó alzando su voz para asegurarse de que lo escucharas.

—No seas fastidioso Draco—Respondiste mientras salías del baño, acomodando tu ropa y tu cabello.—Ya estoy

Cuando Draco te vió salir, arrugó un poco su vista en dirección a tu rostro, lo miraba como si hubiese algo extraño en él.

—¿Qué hiciste en tus ojos?—Preguntó. Draco se acercó a ti, acunando tus mejillas entre sus manos, mientras seguía inspeccionándote.

—Delinearme—Aclaraste. Entendías que Draco no supiera que era, ya que no era costumbre en ti maquillarte demasiado durante las clases, sólo para ocasiones especiales.—No suelo hacerlo en la semana—Respondiste encogiéndote de hombros.—¿Se ve mal?

—Me gusta—Draco acercó sus labios a tu frente y dejó un beso allí.— Me gustas de cualquier manera

—Gracias—Respondiste, entrelazando una de tus manos con la tuya para dirigirse afuera del Castillo, pero Draco te detuvo.

—También quiero—Declaró.

—¿Qué cosa?—Preguntaste. Draco apuntó hacia tus ojos.

—Tu delineado—Contestó seguro. Inmediatamente te emocionaste. ¿Era posible enamorarte más de él tan sólo por eso? Pero aquello no era un pequeño gesto, para ti significaba bastante que Draco se dejara maquillar, y sobre todo, que lo aceptara con tanta naturalidad.

—Merlín gracias—Chillaste de emoción. Buscaste entre tu bolso un delineador negro de lápiz.—Ven aquí

—Solo, no me entierres eso en el ojo—Advirtió Draco mirando con algo de recelo aquel puntiagudo lápiz.

—Bien, pero tienes que quedarte quieto—Rodaste tus ojos. Llevaste tus manos a tu rostro, para afirmar su cabeza con una y dibujar la delicada línea negra con la otra. Luego, difuminaste un poco el trazado para que fuese lo más natural posible.

—Listo, es distinto pero creo que pegaría más con tu estilo—Avisaste, mientras le mostrabas el resultado en tu pequeño espejo de mano. Draco lo analizó y terminó por sonreír. La mezcla del delineado, el nuevo arete negro de su oreja y sus uñas pintadas, te provocaban mariposas en el estómago. Se veía realmente bien.

Draco y tu tuvieron su cita en Hogsmeade sin problemas, y agradeciste el hecho de nadie comentó algo respecto del nuevo look de Draco. Notaste como incluso, caminaba con aún seguridad y aires egocéntricos, típico de él, pero destacabas lo atractivo que lucía.

Al volver al Castillo, Draco te convenció de dormir con él en su habitación de Prefecto. Ambos se colocaron sus pijamas, el rubio decidiéndose por unos pantalones de buzo grises y el torso descubierto.

—Estas cansada—Comentó Draco cuando bostezaste.

—Para nada—Debatiste pero otro bostezo escapó de tu boca.

—Si lo estás, a dormir—Sentenció, mientras abría su cama y te recostaba cuidadosamente en ella.

—Espera, tenemos que quitarnos esto—Dijiste adormilada apuntando a tu maquillaje.

—¿Por qué?—Cuestionó mientras te arropaba con su manta.

—Sino nuestra piel se arruinará—Explicaste. Draco asintió comprendiendo a lo que te referías.

—Yo lo hago—Aseguró. Así, se dirigió hasta tu bolso, encontrando algunos trozos de algodón, los cuales humedeció con un poco de crema. Se acercó hasta ti, pasando el algodón por tus ojos suavemente para quitar el maquillaje.

—Gracias, te quiero—Murmuraste mientras el rubio seguía con tu otro ojo.—Eres el mejor novio del mundo

—¿Sólo porque dejo que me maquilles?—Preguntó. Draco se acomodó a tu lado y te miraba confuso. Tomó otro trozo de algodón, y como su maquillaje era más leve que el tuyo, acabó más rápido de quitárselo.

—Porque no te molesta y eso demuestra que no tienes masculinidad tóxica—Admitiste y notaste un poco de confusión en Draco por tus palabras. Quizá había entendido la mitad, pero estaba bien así.

—¿Vas a empezar a hablar de feminismo mientras estás casi dormida?—Se burló Draco mientras apoyaba su cabeza en el respaldo de la cama y miraba al techo en una expresión de súplica.—Merlín, sálvame

---hola! se que es corto, pero tenía ganas de escribir algo así | foto de referencia de draco maquillado

LES TENGO UNA PREGUNTA, ¿qué quieren para especial de san valentín? el que tenga más comentarios gana!

-smut

-tiernos

-con drama pero final feliz

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