30 » YOU DON'T HAVE TO BE ALONE
'I don't wanna go if you don't as well'
YOU DON'T HAVE TO BE ALONE | FRIENDS AT THE FALLS
CONTEXTUALIZACIÓN: Ayudas a Draco luego de que Harry le lanza un Sectusempra.
Tu corazón latía con fuerza. Tenías un mal presentimiento desde que Draco había salido del Gran Comedor, con un aspecto nervioso y asustado. Tu primer impulso había sido seguirlo, pero no estuviste segura una vez que te adentraste en los pasillos. Draco podía ser muy cambiante en su humor y no querías interrumpirlo, aún cuando podía estar ocupado en aquellos asuntos que te ponían la piel de gallina.
Tu relación con Draco era perfecta, pero si había algo que estaba dando vuelta tu estómago, era que durante el último tiempo, el rubio había estado preparando todo para la llegada de los Mortífagos al Castillo y la muerte de Dumbledore.
Intentando tu distraer tu mente de algo, decidiste vagar por los pasillos, esperando que Draco apareciera, sano y salvo.
—¿______?—Preguntó una voz conocida detrás de ti. Era Theo. Lucía desconcertado, y miraba hacia todos lados en espera que de nadie más los viese.
—Hola Theo ¿Has visto a Draco?—Preguntaste, aprovechando la oportunidad, esperando que su amigo supiese de su paradero.—Lo llevo buscando mucho rato desde que se fue del Gran Comedor—Añadiste, pero Theo levantaba su mano intentando interrumpirte y ahí notaste como temblaba.—¿Por qué tienes esa cara?
—E-el Profesor Snape me pidió que te buscara—Dijo mirándote suplicante.—Dice que vayas a su despacho, es urgente.
Un mal presentimiento cubrió tu cuerpo. Era como una brisa que te causaba escalofríos y malestar general.
—¿Por qué quiere verme?—Preguntaste. Por dentro rogabas porque el Snape quisiera regañarte por cualquier cosa. En ese momento preferías pasar detención con él que aceptar la idea de que Draco estuviese corriendo peligro.
—N-no me dijo, pero sonaba serio—Añadió Theo.—Deberías apresurarte.
—Bien, gracias—Dijiste para luego correr por los pasillos. Por primera vez notaste lo grande que era Hogwarts, porque a pesar de conocer el camino hacia el despacho de Snape, nunca se había hecho tan extenso como en ese momento.
Las escaleras movedizas parecían hacer movimientos más aleatorios que nunca y sentías que solo retrasaban tu camino. Por suerte, apresurando tu paso lograste llegar. No sabías si entrar de golpe o tocar la puerta. Optaste por abrirla despacio y solicitar permiso de seguir.
_¿Profesor Snape?—Tu voz casi se notaba. Estabas asustada. Las luces estaban apagadas y no veías nada. Una mano tomó de tu cuerpo y te jaló hacia dentro de la habitación.
—Entra rápido—Espetó la voz. Era Snape. En ese momento, las luces y velas se encendieron dejando ver el desastre de sangre que se juntaba ante tus pies. Seguiste el rastro y lo primero que viste al alzar la mirada, fue a Draco tendido sobre una mesa, cubierto en sangre y retorciéndose.
—¿Que?—Soltaste prácticamente gritando.- ¡Draco!—Corriste hacia él cuando solo bastaban unos pasos. Intentaste tocarlo pero no sabías donde. Parecía que respirar le dolía. Apenas abrió sus ojos y te vió, tosió quejándose más.—¿Qué diablos pasó?
Snape comenzó a sacar con su varita un montón de frascos y los colocó en un mesón cercano, y sin mirarte comenzó a responder.
—Potter le lanzó un hechizo que ni sabía controlar—Dijo con desdén.—Por suerte llegué a tiempo—Aclaró. Tu cuerpo tembló al imaginar que hubiese pasado si Snape no aparecía, cuando Draco ya parecía bastante mal.—Curé lo principal, pero aún sigue adolorido por dentro.
A tu lado, Draco comenzó a sentarse, soltando más quejidos y recibiendo de mala gana tu mano para ayudarlo. Draco era demasiado orgulloso para recibir ayuda cuando de verdad la necesitaba y te frustraba que aún en ese pésimo estado no fuese capaz de abrir los ojos y cambiar de parecer.
—Draco, amor...—De pronto, un golpe te estremeció por detrás. Snape apuntó todos los ingredientes que había puesto sobre la mesa y se dirigió a la puerta para anunciar su salida.
—Tengo una clase con Hufflepuff y Ravenclaw ahora—Aclaró. Evidentemente planeaba dejarlos ahí y que pudieses ayudar a Draco.—Aquí está lo necesario para que hagas alguna opción y alivie el dolor.
—Pero ¡Debemos llevarlo con Madame Pomfrey!—Rogaste. Por más que estabas agradecida porque Snape acudiera a ti, la situación y el miedo que te invadía, insistían en que una poción no sería suficiente.
—¡No podemos!—Gritó con fuerza. Diste un paso atrás por el susto y una mano de Draco se posó en tu cintura.—Se enterarían de que Draco y Potter estaban causando problemas-Gruñó.—Juré que Draco no se metería en líos. Ahora cuídalo.
Snape salió dando un portazo a la puerta que seguramente habría sonado en al menos todo ese piso del Castillo. Rápidamente te dirigiste a la mesa, mezclando los ingredientes de una poción que relajara los huesos y músculos de Draco.
Él por su parte, seguía intentando sentarse y ahora, ponerse de pie, aún cuando debía dolerle hasta el alma. Nunca se dejaría mostrar débil ante ti, lo sabías, así eso significase que tendría que romperse un nervio de dolor en el intento.
—No te muevas—Rogaste.
—El maldito de Potter siempre metiendo su nariz donde no debe....—Empezó a gruñir Draco por lo bajo. Se veía tenso y lleno de rencor, pero te preocupaba más su dolor que la rabia que pudiese estar sintiendo.
-Solo, haz silencio, apenas tienes fuerzas-Pediste mientras dabas los últimos batidos al caldero, rogando porque fuese suficiente. Era una poción simple, pero confiabas en que Snape te había dejado lo necesario. Colocaste parte del líquido en un frasco y se lo diste.-Bien, esto te ayudará un poco.
-Me duele el cuerpo como no tienes idea-Se quejó Draco mientras enderezaba su cuerpo y recibía entre sus manos el frasco. Parecía que hasta los dedos le quemaban con solo moverlos.- Joder...
-Sólo traga-Pediste desesperada. Draco llevó el frasco a sus labios y todo su rostro se arrugó ante el primer sorbo. Debía saber horrible.-Si lo haces lento será peor- Aclaraste. Seguido de esto, Draco tragó de una sola vez todo el brebaje y jadeó al comenzar a sentir algo de alivio en su cuerpo.
-Gracias-Dijo dejando el frasco a un lado y colocando sus manos en tu cintura. Draco echó su rostro hacia atrás, cerrando los ojos y disfrutando de un poco de tranquilidad en su cuerpo.
-Necesitas darte una ducha-Sentenciaste.
-Puedes quitarme la sangre con un hechizo y ya-Dijo quitándole importancia.
-No Draco, tienes suficiente magia en el cuerpo como para que te llene de hechizos-Respondiste en un tono firme, y quitando sus manos de tu cintura para ayudarlo a bajar de la mesa.- Necesitas una ducha como la gente, vamos.
A regañadientes, Draco te siguió. Se escabulleron por todo el Castillo camino a los baños de Prefectos, esperando que nadie lo viese. Seguía embarrado en sangre seca, con sus ropa rotas y lo que menos necesitaban era que Filch, un alumno o cualquier otro profesor que no fuese Snape, los viera.
Entraste tu primero al baño fijándote que estuviese vacío. Una vez que lo confirmaste, le hiciste una señal para que entrase.
-No hay nadie.
-Bien-Respondió. Miraron hacia adelante, la tina estaba llena de agua, todo lucía tranquilo. Había de todo, jabón, shampoo y toallas limpias.-Puedes irte
Levantaste una ceja indignada por sus palabras.
-¿Bromeas? Apenas te puedes poner de pie tú solo, no voy a dejarte así-Aseguraste. Draco soltó una risa llena de ironía y rabia. Seguía frustrado.
-No quiero que me veas así-Admitió. Fue recién ahí que te pusiste a pensar que toda la sangre que derramó debía venir a muchas heridas bajo su camisa.Heridas, que para su ego significaban que había perdido contra Potter. Se sentía menos, más débil.-Luzco asqueroso
-Me parecerías atractivo en cualquier aspecto-Murmuraste. Te acercaste a él tomando el cuello de su camisa para desabrocharle.- Ahora trágate tu orgullo y déjame ayudarte
Draco suspiró pesado y pudiste jurar que aún en ese estado, se veía jodidamente bien. Le daba ese toque de chico malo, dentro de todo. En un mirada rápida, viste que mantenía su mandíbula apretada y las venas de su cuello se notaban más de lo normal debido al estrés que aún debía sentir su cuerpo. Continuaste con los botones de su camisa topandote por su pecho pálido y marcado, atormentado por las heridas.
-¿Mirando de más, amor?-Susurró frente a ti. Era increíble como aún adolorido y cansado Draco era capaz de sacar a relucir su picardía.
-No es momento de bromas-Respondiste. Draco desabrochó sus pantalones, y notando el rubor en tus mejillas, decidió voltearse para quitar el resto de sus ropas y sumergirse en la bañera. No es que nunca lo hubieses visto desnudo, pero era distinto verlo cuando la situación no era precisamente de intimidad.
-Esto duele como el infierno-Dijo cuando estuvo sumergido hasta el cuello. Te colocaste detrás de él, sentandote el borde de la bañera. Llevaste tus manos a su cuello para masajearlo.
-Sólo intenta relajarte.
-Justo ahí-Jadeó Draco cuando tus manos presionaron su nuca.
Pasados unos minutos Draco había terminado y estaba colocando una toalla alrededor de su cintura. Tu lo mirabas aún sentada en tu lugar, de brazos cruzados, más tranquila que antes pero aún tensa.
-¿Cómo te sientes?-Preguntaste.
-Mejor-Respondió mientras sacudía su cabello rubio con una toalla más pequeña-Pero estaré mucho mejor cuando vea al cara rajada de Potter y le devuelva esto...
-Draco....-Alertaste de mala gana pero el quería seguir con su monólogo de odio.
-No puede salirse con la suya, es un imbecil que no sabe con quién....
-¡Draco basta!-Exclamaste frustrada.-Te estás haciendo daño con todo esto y de paso me dañas a mi-Le dijiste mirándolo fijo a los ojos. Draco permanecía quieto.- ¿Te parece que para mí es fácil saber que vas por el castillo con esa marca en tu brazo y que corres peligro a cada segundo?-Admitiste y por la expresión en su rostro parecía que habías hecho una gran confesión pero en cierto sentido así era. Todo el año habías estado fingiendo que todo estaba bien cuando ya no lo sentías así, estabas asustada de perderlo.- Creo que es suficiente con que lidiar como para que tú quieras jugar a los duelos con Harry.
-Asi que lo vas a defender-Espetó.
-No defiendo a ninguno de los dos-Corregiste.-El tiene sus motivos para espiarte si, y seguramente tú los tuviste para batirte a duelo con el y que terminarás herido-Tomaste una bocanada de aire para seguir hablando.-Pero no puedo defender el que quieras seguir buscando problemas.
-Bien.
—¿Bien?—Preguntaste buscando una confirmación a su simple respuesta.
—Bien, entendí tu reproche—Dijo volteandose y caminando hasta donde estaba su ropa sucia.—No eres mi madre, suficiente
—Pero te sigues comportando como un niño—Susurraste molesta. Dispuesta a no seguir aguantando malos ratos, caminaste hasta la puerta. Draco oyó tus pisadas y al parecer se sorprendió, no esperaba que realmente te fueras y de inmediato se giró y te tomó del brazo.
—No espera, ven aquí—Pidió. De mala gana pero satisfecha porque te buscase, dejaste que te abrazara por la cintura y de forma automática dejaste tus manos en su torso aún desnudo.
—¿Qué?—Preguntaste en seco.
—Lo lamento ¿Si?—Dijo sonando realmente arrepentido—De verdad lo siento.
—No sabes el susto que me diste al entrar al despacho de Snape y verte así—Dijiste en un hilo de voz—Pensé que estabas...
Draco no te dejó terminar y te besó rápidamente en un intento por ahogar tus palabras y tranquilizarte.
—Pero no lo estoy ¿Si?—Te aseguró.— Mírame, estoy perfectamente—Tu lo miraste con desaprobación apuntando las heridas que recién comenzarían a cicatrizar.— Bueno, algo molido, pero gracias a ti estoy bien.
—Solo intenta no meterte en más problemas—Pediste realmente preocupada.—¿Puedes?
—Haré mi mejor intento—Prometió. Draco te abrazó, colocando su cabeza sobre la tuya gracias a la altura. Tu te impregnaste con su ahora en lo que descansabas tu rostro en su cuello.—¿Sabes? Creo que no estoy lo suficientemente limpio, debería bañarme de nuevo y tú deberías ayudarme.
Al alzar tu vista, Draco sonreía de forma arrogante, pero su cabello aún desordenado y la forma arrepentida en su miraba seguía causándote ternura.
—¿Qué dices?—Insistió.—Puedo recompensarte por el susto que te di.
—Hace unos minutos estabas casi muriendo Draco, necesitas descansar—Dijiste. Gran parte de tu cuerpo quería ceder pero el lado racional decía que debías ser consciente con su estado.
—Siempre puedo hacer un último esfuerzo por mi chica—Aseguró guiñándote un ojo. Ese pequeño gesto fue el que rebalsó la situación y te llevo a aceptar
—Haz que valga la pena, Malfoy.
—Sabes que lo haré—Dijo mientras te arrastraba hacia la tina.
---bueno el resto se lo imaginan yo tengo que ir a dormir! muajajajajaj(╯ರ ~ ರ)╯
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro