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'I can be needy, tell me how good it feels to be needed'
NEEDY | ARIANA GRANDE
CONTEXTUALZACIÓN: Distintos momentos en los que Draco es un novio necesitado de tu atención. Todos en 6to-7mo año de Hogwarts.
NOTA DE LA AUTORA: no es realmente una historia como tal, son distintas situaciones, espero les guste!
La noche anterior Draco y tú habían aprovechado sus facultades como Prefecto de Slytherin, y te habías escabullido hacia su habitación individual para dormir juntos. Sentías tu cuerpo perfectamente relajado junto al suyo. Sus piernas estabas entrelazadas y tu descansabas tu cabeza en su pecho.
—Buenos días— Susurraste al estar consciente de que habías despertado. Al parecer, Draco ya se había adelantado a ti, y se la había pasado los últimos minutos mirándote mientras dormías.
—Arriba pequeña dormilona—Dijo mientras dejaba un beso en tu sien.
—¿Qué hora es?— Preguntaste en medio de un bostezo.
—Pasada las ocho—Respondió el rubio con naturalidad. Tu abriste los ojos como platos esperando que fuese una broma. Sin embargo, volteaste al reloj hechizado que colgaba de la pared de la habitación, y anunciaba exactamente las ocho con cuarenta minutos.
—¿Qué?—Te quejaste empujando las sábanas lejos de ti para ponerte de pie.—Draco nos perdimos el desayuno, tenemos que llegar a la primera clase.
—No no, tu no te escapas de acá—Draco se aprovechó su superioridad de fuerza y tamaño, y tomándote por la cintura te aseguró contra el colchón y cerca de él.
—Draco estamos retrasados—Te quejaste. En otra ocasión y con al menos una hora de ventaja, habrías accedido sin problema a pasar más rato con él. Pero si llegaban tarde, juntos, el hecho que de habían quebrantado las reglas pasando la noche juntos, sería demasiado obvio para los maestros.
—Quiero mi beso de buenos días—Exigió. Se veía realmente suplicante. Tu reíste y rápidamente besaste su frente para luego escapar de sus brazos y buscar tu ropa.—¡Oye! Eso no es suficiente.
—Acabo de despertar, mi aliento apesta—Aclaraste en lo que tomabas tus cosas y le lanzabas sus ropas a Draco para que advirtiera que era momento de levantarse.—Vamos, arriba.
A mucha suerte, lograron estar listos y correr hasta el Salón de Encantamientos, donde el Profesor Flitwick aún no llegaba.
—¡Hasta que se dignan a aparecer!—Escuchaste que les decía Theo al verlos a Draco y a ti entrar. Se sentaron en los bancos detrás de Theo y Blaise, intentando ignorar las miradas de desaprobación de los otros estudiantes. No es que a ustedes les importara lo que el resto pensara, a Draco le importaba un bledo, pero tenían un punto; Draco y tú, novio y novia, llegando a tarde a clases, claramente agitados y con sus uniformes puestos a la rápida. Suficientes rasgos para mal pensar la situación.
—¿De qué nos perdimos?—Preguntaste sacando tu pluma y pergaminos. Draco ni siquiera estaba prestando atención a las palabras de Theo o las tuyas, se veía ensimismado en mirar el pupitre.
—Nada realmente, aún no empezamos—Respondió el castaño. El pequeño profesor entró y comenzó a dar instrucciones, pero Draco no estaba al tanto.
—¡Estudiantes! Hoy profundizaremos acerca de encantamientos rápidos y útiles del día a día, como recordatorio de lo que vieron desde primero a quinto año—Comenzó a decir. Volteaste tu cabeza al lado. Draco tenía la mandíbula apretada, y por primera vez sus manos estaban cruzadas sobre su pecho. Estabas acostumbrada a que una la usaba para escribir, y la otra siempre yacía sobre tu rodilla o por tu espalda.
—¿Estás bien? Luces molesto—Susurraste esperando que nadie te oyera. Draco ni siquiera te miró.
—Estoy perfectamente—Respondió.
El resto de la clase fue exactamente igual. Draco parecía haberte declarado la Ley del Hielo, y cuando finalmente salieron del aula dispuestos a aprovechar el receso, él se dirigió en dirección contraria a la tuya.
—¿A dónde vas?—Preguntaste detrás de él.
—No sé, a estar sólo—Respondió en seco. Tu no entendías sus palabras o el por qué de su actuar indiferente.
—¿De qué hablas?—Insististe, tomando su brazo. Draco detuvo su andar y se giró ante ti.
—Quiero estar solo, porque al parecer mi novia ya no me quiere—Dijo obvio.
—¿Qué?—Preguntaste aún más confundida, pero tu novio parecía bastante seguro de lo que decía.—Espera un segundo....—En ese momento, hiciste un recuento de todo lo que había pasado esa mañana, y caíste en cuenta de que podría ser—¿Esto es porque no te di un beso hoy a la mañana?
—Beso de buenos días—Corrigió haciendo una mueca.
—Eres increíble—Dijiste negando con la cabeza. Colocándote de puntillas, tomaste su nuca con ambas manos para acercarlo más a ti.—Ven aquí—Con un poco de presión, juntaste tus labios con los suyos. El ya tener los dientes cepillados te daba más seguridad de hacerlo. El tacto de Draco se sentía desesperado tu le seguiste la intensidad, ignorando que aún seguían en medio del pasillo. Cuando el beso estaba cesando, tomaste valor, tomando su labio inferior entre tus dientes de forma suave mientras te separabas de él.—¿Mejor?
—Mucho mejor—Respondió Draco sonriéndote satisfecho.
[...]
Estabas sentada junto a Draco, en el costoso sillón de la sala de Los Malfoy. Sus padres los habían invitado a cenar en las vacaciones de Navidad para así conocerte mejor. Estabas realmente nerviosa de enfrentarte en una situación así de seria a tus suegros, que por lo menor, eran bastante intimidantes.
En medio de tus pensamientos, Draco se movió de tu lado, recostando su cuerpo a lo largo del sofá y apoyando su cabeza en tu regazo.
—Draco, tus padres están cerca—Respondiste nerviosa mientras veías que él se acomodaba perfectamente en tus muslos y te miraba seguro.—No quiero que nos vean así, es vergonzoso
—¿Y? Quiero mimos—Exigió tomando tus manos y colocándolas en su cabeza. Supiste exactamente que quería, así que no tardaste en enredar tus dedos en sus blancos cabellos y acariciarlos. —Además, eres mi novia, es normal.
—Sigue siendo incómodo que tus padres nos vean—Aclaraste.
—¿Me darás amor o no?—Preguntó sintiendo como detenías tu tacto.
—Eres un niño malcriado—Dijiste riendo. Claramente estaba exagerando, pero Draco a veces llegaba a ser muy dramático y sobre todo si se trataba de que le pusieras atención.
—Tu me hiciste así—Dijo encogiéndose de hombros.
—¿Crees que les estoy cayendo bien?—Preguntaste refiriéndote a sus padres. Lucius y Narcissa estaban en la cocina seguramente preparando la cena; o más bien, ordenándole a algún elfo doméstico la tarea. No podías dejar de pensar en qué decir en medio de la cena para no llegar a una situación incómoda.
—Creo que te adoran—Dijo. Draco tiró una de tus manos y la posicionó cerca de sus labios, dejando besos en tus nudillos, haciéndote saber que estaba allí contigo, apoyándote.
En ese preciso instante, Narcissa apareció. Tu quitaste tu mano de la de Draco y le diste una palmada para indicarle que se sentara.
—Lamento interrumpirlos—Dijo sonriéndoles. Tus mejillas se ruborizaron rápidamente, pues Draco parecía muy cómodo y aún no se quitaba de tus piernas.—La cena está lista.
Ambos finalmente se pararon y siguieron a Narcissa hasta donde estaba la mesa. Era negra, con cubiertos plateados que brillaban más que las cámaras de Gringots. El lugar estaba iluminado con velas, y ya habían por lo menos tres diferentes platillos de entrada para servirse. La cena continuó bastante bien. Al parecer, Draco había advertido a sus padres de no ser tan rudos contigo. Lucius apenas te hablaba, pero preferías eso antes de que te comentara cosas hirientes. Narcissa por su parte, estaba siendo muy amable.
—Está delicioso, Señora Malfoy—Comentaste. No sabías si asumir o no que ella había cocinado, pero era lo único que se te ocurría para decir.
—Llámame Narcissa, porfavor—Te respondió sonriente.
—Y dinos ______—Comenzó a decir Lucius mientras te miraba fijo. Inmediatamente te tensaste.—¿Qué planeas hacer después de Hogwarts?
—Pues, me interesa mucho la idea de...—Tu voz ya había empezado a temblar un poco y Draco pareció notarlo. En un gesto disimulado, colocó su mano sobre tu muslo, no con segundas intenciones, sino para intentar calmarte. Su tacto era suave e inocente, pero era suficiente para darte la seguridad de responder.—Trabajar en algún periódico o editorial.
Lucius levantó una ceja por unos segundos que te parecieron eternos. Finalmente sonrió hacia ti.
—¿Si? Suena interesante, cuéntanos más—Pidió.
Draco te miró alentándote, eso significaba que el hecho de que Lucius quisiera saber más de ti, era una buena señal,
—Con gusto.
[...]
La biblioteca estaba llena de alumnos. Los exámenes de fin de año se acercaban y todos parecían necesitar al menos tres libros a la vez para estudiar. Tu estabas allí, con un montón de pergaminos con apuntes y un estrés colosal. Draco, tu novio, tenía un entrenamiento de Quidditch a esa hora, así que estabas sola enfrentando el estudio más horroroso de tu vida.
Sin embargo, llamando la atención de todos lo que estaban allí, y colmando la paciencia de la Señorita Prince, Draco entró decidido a la biblioteca, aún con su uniforme y su escoba.
—¿Qué haces aqui?—Preguntaste divertida al verlo sentarse frente a ti y mirar con desdén tus libros.—Pensé que estarías ocupado.
—Te extrañaba, así que le insistí a Zabini que termináramos rápido—Dijo tranquilo. Draco empezó a mover la pila de libros a un costado para visualizarte mejor.
—Con insistir te refieres a que lo amenazaste para que te dejara salir antes?—Preguntaste obvia y Draco sólo sonrió orgulloso.
—No juzgues mis métodos, te extrañaba mucho—Se defendió. Por debajo de la mesa, Draco entrelazó sus pies con los tuyos y los empezó a mover de lado a lado.
—Draco, nos vimos toda la mañana—Aclaraste.
—¡Bien! No puedes culparme por querer ver a mi novia—Dijo alzando sus brazos. Inmediatamente varios alumnos soltaron un 'shhh' debido a su subida de volumen. Rodó los ojos y se apoyó en la mesa.—Vengo a ser tu apoyo mientras estudias.
—Como tu digas.
Realmente fue de ayuda, pero Draco era muy inquieto. Todo el rato estuvo acariciando tu mano con la suya, de vez en cuando se ponía de pie y te abrazaba por la espalda en intentos fallidos porque dejaras de leer. Llegado un punto, estaba tan aburrido que empezó a hacer señales de ello con tal de captar tu atención.
— Pff...—Suspiró Draco mirando el techo. Seguido de eso, soltó una serie de ruidos y bufidos extraños mientras jugaba con su varita.
—¿Estás aburrido?—Preguntaste dirigiéndole una mirada de desaprobación por distraerte.
—Quizá.....—Dijo y soltó otro suspiro dramático.
—Amor, ¿Puedes hacer silencio unos minutos más? Ya casi termino.—Rogaste.
—Podría...—Afirmó. En ese momento Draco se levantó un poco de su silla y apoyo su cuerpo sobre la mesa con ayuda de sus codos. Su rostro quedó a centímetros del tuyo.—Sólo si me das un beso.
—Eres fastidioso cuando estás necesitado de cariño—Dijiste. Una idea pasó por tu cabeza y pensaste que era buen momento para fastidiarlo de regreso. Haciendo caso a su pedido, lo besaste por unos segundos, pero cuando Draco pensó que ya habías acabado, bajaste tu boca un poco más. Rogando porque los estudiantes que quedaban en la biblioteca no te viesen, dejaste besos húmedos en el camino de la mandíbula de Draco hasta detrás de su oído. Sentiste como su cuerpo se tensó. Una vez que terminaste, te alejaste de él con una sonrisa triunfante y continuaste con tu libro.—¿Es eso suficiente para mantenerte quieto una hora más?
—Oh cariño—Susurró.—Tentaste al diablo.
Y al ver su sonrisa y sus ojos observarte con malicia, supiste que quizá en vez de calmarlo, ahora estaba más necesitado.
hola wola! pregunta del día (noche lol, acá son las 22:36) cuál es su shipp favorito de Harry Potter? el mío wolfstar y dramione sjsjsj no me juzguen
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