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05

El aire fresco de la noche envolvía la ciudad mientras Min-Seo caminaba por calles iluminadas por faroles tenues. El sonido lejano de los autos y el murmullo de la gente parecían amortiguados, como si su mente estuviera atrapada en otro lugar. Su encuentro con Jungkook en el auditorio aún la perseguía. No solo era el hombre de sus sueños, sino que su presencia se sentía más real, más abrumadora.

Y aunque había imaginado reaccionar de otra manera al verlo en persona, su actitud la había descolocado por completo. Frío, distante, condescendiente. No esperaba un recibimiento cálido, pero tampoco aquel desdén evidente. Jungkook no solo la trató como a una extraña, sino como a alguien insignificante. Min-Seo podía entender la indiferencia, pero no aquella mirada que parecía juzgarla.

El hombre que conocía en sus sueños era completamente distinto. Compartían la misma cara, y aun así, si tuviera que elegir, se quedaría con él, con el Jungkook de otra vida.

Suspiró, intentando disipar aquella sensación extraña. Sin embargo, como si el destino se burlara de ella, una figura familiar apareció a unos metros de distancia.

Apoyado contra la pared de un café cerrado, con las manos en los bolsillos y la mirada fija en la calle, estaba él.

Min-Seo se detuvo en seco. La noche, que antes parecía tranquila, de repente se volvió más densa a su alrededor.

Jungkook también la vio. Sus ojos oscuros se encontraron con los de ella y, por un instante, el tiempo pareció detenerse. No había sorpresa en su expresión, sino algo más profundo, algo que Min-Seo no podía identificar del todo. Su mirada, fría y calculadora, la examinaba con una intensidad que le provocó un escalofrío.

—Tú otra vez. —Murmuró él, con un deje de exasperación en la voz. Su mandíbula se tensó levemente, como si estuviera conteniendo algo.

Min-Seo frunció el ceño, sintiendo el roce de una tensión invisible entre ellos. Otra vez, la misma actitud.

—No te estoy siguiendo, si es lo que piensas.

Jungkook esbozó una sonrisa irónica antes de incorporarse con calma. Se movió apenas, como si fuera a acercarse, pero se detuvo en el último segundo.

—Entonces el universo tiene un sentido del humor retorcido. Porque cada vez que doy un paso, ahí estás. Como la noche que te conocí, o la del auditorio...

Min-Seo sintió un vuelco en el pecho al darse cuenta de que la había visto entre tantas personas.

—Ah, y casi lo olvido. Justo ahora.

No era lo que decía, sino la forma en que lo hacía. Como si realmente creyera que ella se cruzaba en su camino a propósito.

—No es mi culpa que estemos en la misma ciudad. —Replicó, cruzándose de brazos.

Jungkook la observó en silencio, recorriéndola con la mirada de arriba abajo. Min-Seo sintió una mezcla extraña de incomodidad y.... algo más. Su corazón latía más rápido, aunque no por miedo. Había algo entre ellos, algo que no podía entender del todo.

—Es curioso. —Su tono sonaba casual, pero su mirada decía otra cosa. —Entre todas las universidades, escogiste justo esta.

Min-Seo entrecerró los ojos, analizándolo.

—No veo qué tiene de curioso.

Jungkook pareció darse cuenta de que estaba mostrando demasiado interés. Su expresión se endureció y la burla regresó a su rostro, pero su cuerpo se tensó apenas, como si estuviera reprimiendo una reacción. Dio un paso hacia ella, y el aire entre ambos se volvió más denso, cargado de algo inexplicable.

Min-Seo sintió que su respiración se volvía irregular. Fue un movimiento sutil, casi imperceptible, pero el impacto fue inmediato. La presión de su proximidad nubló su mente, atrapándola entre el deseo de acercarse y el miedo a lo que eso significaba.

Jungkook la sostuvo con la mirada, como si intentara descifrarla, leer cada rincón de su alma. Luego, sin previo aviso, se giró y comenzó a alejarse.

—Deja de cruzarte en mi camino. —Soltó sin mirarla. Su voz era baja, casi tensa, como si le costara decirlo.

Min-Seo sintió una punzada de irritación, pero también algo más profundo. Lo vio alejarse con pasos firmes, su silueta desvaneciéndose en la noche.

Y aunque debería sentirse aliviada, solo podía pensar en la inquietante certeza de que ese no sería su último encuentro.

Jungkook siguió caminando sin mirar atrás. Sus pasos eran firmes, seguros, como si supiera exactamente a dónde iba. Pero la realidad era otra. No tenía un destino fijo, solo necesitaba moverse, respirar, alejarse de esa sensación molesta que Min-Seo despertaba en él.

Se detuvo frente a un ventanal oscuro, observando su propio reflejo. Su rostro estaba tenso, su mirada fría. Pero algo dentro de él estaba en caos. Cerró los ojos con frustración. No tenía tiempo para esto.

Con un suspiro pesado, se apartó del reflejo y volvió a caminar. No importaba quién fuera Min-Seo ni qué significaba su presencia. No iba a permitir que nadie, mucho menos una chica como ella, lo distrajera de lo realmente importante.

Solo tenía que recordarlo.






La distancia era evidente...

pero la conexión los mantenía unidos.






La fiesta estaba en su apogeo. La música de fondo era una mezcla perfecta de ritmos pegajosos y bases profundas que resonaban en las paredes del club. Las luces de colores cambiaban constantemente, creando un ambiente casi surrealista. Las personas se movían al ritmo de la música, pero Jungkook no veía nada de eso. Él estaba más allá de todo eso, con una copa en la mano, rodeado por mujeres que se peleaban por llamar su atención, y una arrogancia desbordante en su postura.

—¿Qué tal, Jeon? —Una mujer de cabello largo y oscuro se acercó, su mirada traviesa está casi pidiendo algo más que una simple conversación.

—Lo de siempre, ¿Sabes? —Respondió Jungkook con una sonrisa ladeada, su tono era casual, pero con una confianza que rayaba en la presunción. No había interés real, pero se divertía manteniendo el control. Las mujeres mayores siempre le habían atraído, por algo estaban a su "nivel". Ninguna de ellas era un reto real, pero aun así disfrutaba del juego.

—Dime, ¿Qué tal si vamos a un lugar más tranquilo? —La mujer se acercó aún más, su aliento es cálido en su oído.

Jungkook la observó un segundo, su mirada es fría y calculadora. Sonrió, pero no de una manera amable. Más bien, como si ya supiera cómo terminaría todo. Estaba acostumbrado a este tipo de situaciones.

—¿De verdad crees que soy el tipo de hombre con el que te gustaría tener una conversación profunda? —Dijo con una mirada de desafío. La mujer, lejos de ofenderse, se rió suavemente. A ella le encantaba ese tipo de actitud. Al fin y al cabo, lo que Jungkook ofrecía no era nada más que un reto para las mujeres que pensaban que podían "dominarlo". Y Jungkook, como siempre, disfrutaba de este juego.

Tras unos momentos de interacción, llevó a la mujer a una de las habitaciones privadas, como de costumbre. Allí, la charla pasó de ser superficial a algo más físico. En su mente, Jungkook no estaba buscando nada más que satisfacer su ego y cumplir con su reto, que él mismo se había propuesto, el tener el control. La mujer era solo una pieza en su juego, un logro más en su interminable lista de conquistas.

Pero en medio de este momento, algo cambió. El ruido de la fiesta comenzó a desvanecerse, y el aire a su alrededor se volvió pesado, casi asfixiante. La música dejó de sonar, los murmullos desaparecieron, y todo se tornó en un silencio incómodo.

Jungkook se separó brevemente de la mujer, mirando hacia la ventana del salón privado. El mundo parecía haberse desvanecido por un momento. Entonces, de manera completamente inesperada, vio algo que lo detuvo en seco.

Ante él, como una visión repentina, apareció una imagen que lo dejó paralizado, es Min-Seo, pero no la Min-Seo que conocía, la chica que nunca dejaba de aparecer en su camino. Esta Min-Seo estaba tendida en una camilla, pálida, con cables conectados a su cuerpo, y rodeada de máquinas que emitían pitidos constantes. En su mano lleva una flor rosa que sujetaba. Su rostro estaba completamente inerte, y Jungkook pudo sentir cómo algo en su interior se retorcía ante la escena. La visión era tan clara, tan vívida, que ni siquiera podía parpadear.

Pero lo más desconcertante era lo que sentía, una fuerte presión en su pecho. Un dolor inexplicable que lo estaba haciendo sentir vulnerable, débil. Algo que nunca había experimentado. Las imágenes de Min-Seo, su rostro tan sereno, casi como si ya no estuviera allí, lo atormentaban. ¿Por qué la veía a ella en un momento así? ¿Por qué la recordaba en un estado tan débil?

Él la conocía, ¿verdad? ¡Sí! La conocía. Era esa chica irritante que se encontró en el Rio Han, la que parecía estar en su camino a cada rato. La que lo hacía pensar cada vez que la veía que quería desesperadamente su atención. Jungkook frunció el ceño. ¿Qué hacía ella en ese lugar, en ese estado? Estaba completamente fuera de lugar.

—¿Qué... qué es esto? —Musitó para sí mismo, mientras su mirada se nublaba por la confusión.

El dolor en su pecho se intensificó. No entendía por qué se sentía tan angustiado al verla así, ni por qué esa visión parecía haberlo afectado tanto. Como si algo en su destino estuviera cambiando, algo que él no podía controlar.

De repente, la visión desapareció, y el ruido volvió, como si el mundo regresara de un sueño. La música comenzó a sonar nuevamente, pero Jungkook no pudo moverse. Se quedó allí, en el centro de la habitación, con la sensación de que algo muy importante se le estaba escapando.

La mujer frente a él lo miró, esperando una reacción, pero él estaba completamente absorto en sus pensamientos. No sabía si la visión había sido real o si su mente simplemente lo estaba jugando una mala pasada.

—¿Estás bien? —Preguntó ella con tono suave, dándose cuenta de que algo no estaba bien.

Jungkook no respondió. Solo se quedó allí, mirando al vacío, con una sensación de inquietud que no lograba disipar.

—Lo siento, creo que necesito un momento —Dijo, apartándose de ella con rapidez. Salió del salón privado, se dirigió hacia la terraza del club y se apoyó en la baranda, mirando la ciudad iluminada a lo lejos. No podía dejar de pensar en Min-Seo. Esa imagen de ella, esa visión extraña, aún estaba grabada en su mente. ¿Por qué se había sentido tan afectado por algo tan absurdo?

Él no tenía tiempo para problemas como ese, mucho menos para recordar a una chica que nunca había sido importante. Pero había algo en esa visión, algo que lo perturbaba profundamente. Algo que lo haría volver a pensar en ella, incluso si no quería hacerlo.

¿Qué les pareció este episodio? Conocemos un poco más del personaje Jungkook, para profundizar con él. No olviden de comentar y votar. Sus comentarios me ayudan a actualizar más rápido. ¡Nos vemos en la próxima actualización, querido lector!
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