Capítulo V. ¿Y si después de todo el resultado será el mismo?
Por suerte Joyce estaba muy lejos de él, por suerte no lo podía ver, de otra forma estaría furiosa contra el mundo entero, ya que su pequeño hijo vagaba sin rumbo fijo por las calles sombrías de Hawkins; luciendo perdido y desamparado. Roto y vulnerable.
Desde que regresó del upside down su madre se había vuelto mil veces más paranoica con todo lo respecto a él, y no es que la culpara, solo que a veces necesitaba un respiro, recargarse en una esquina y desmoronarse lentamente sin temor a que lo descubrieran y le cuestionaran hasta sacarle la verdad.
Esta ocasión era una de ellas, y en parte se alegraba de poder experimentar su dolor sin que estuviesen detrás de él. Era cierto que era diferente en muchos aspectos, había estado atrapado en otra dimensión a punto de morir, y si aquello no fuese suficiente, gustaba de su misma especie, como una vez dijo Mike.
Necesitaba calmarse, se sentía ansioso, su corazón latiendo de forma enfermiza y hasta respirar le resultaba doloroso.
Mike lo sabía, y estaba seguro que era cuestión de tiempo para que se enterara de que lo miraba de forma diferente al resto, que le quería de forma especial.
Ojalá Jonathan hubiese mantenido la boca cerrada, ahora nada de esto estaría pasando si no fuese por aquel día en que le confesó todo a su hermano mayor, y no fue porque deseó decírselo, fue porque no tuvo elección.
Sabía que no podía continuar avanzando sin dirección, debía hacer algo al respecto, y al percatarse que había caminado más de lo que imaginó, sintió un poco de miedo, después de todo no había olvidado nada de lo que vivió ahí, y en realidad, nunca podría.
—¡Will! —escuchó su nombre ser pronunciado con fuerza a su espalda por la voz de una mujer.
Al girar se encontró con los rostros de los padres de Mike blancos de la preocupación.
—¡Will! ¿Te encuentras bien? —Se acercó a él Karen y cuando la tuvo enfrente, la mujer tomó su rostro entre sus manos para descubrir si tenía alguna herida a simple vista—. Will, gracias a Dios estás bien, regresemos a casa —dijo con dulzura, aliviada por encontrarlo.
El chico de cabellos castaños no fue capaz de rechazarla, sabía que lo que hizo no estuvo bien y por suerte la señora Wheeler no lo había tratado con dureza.
Al abrir la puerta se encontró a Mike sentado en la otra esquina, mirándolo con una expresión sombría.
—Bien, ya estamos todos —dijo Karen para apaciguar la tensión que se percibía en el ambiente, pero no logró mucho.
El señor Wheeler sin decir palabra encendió el motor.
[...]
Despertó con picazón en los párpados, se los talló con los dedos aplicando un poco de fuerza en sus yemas. Un carraspeo a su lado casi provocó que pegara un grito.
—Hablé con Dustin por el walkie talkie —comenzó a informar sin importarle que Will lo mirara con cara de «¿Desde hace cuánto llevas observándome mientras dormía?»—. Me dijo que no estabas con él. Después de media hora, y que no aparecías por ningún sitio, les pedí a mis padres que salieran conmigo a buscarte.
A pesar de no arrepentirse por lo que había hecho, sentía que le debía una explicación.
—Mi madre insistió en marcarle a la tuya, pero logré convencerla de que no lo hiciera.
No sabía si había hecho bien, pero preocuparla cuando estaba tan lejos no lo pareció buena idea.
—Igual a primera hora de la mañana terminó por marcarle y contarle lo que sucedió.
Will hasta ese momento se había mantenido atento y calmado, pero al escuchar lo último su rostro palideció.
—Tengo que llamarla —dijo haciendo a un lado la sábana que cubría gran parte de su cuerpo.
—Espera —le advirtió extendiendo su brazo frente al menor para impedirle avanzar—, ambas sospechan que tuvimos un problema. —Byers tragó saliva—. Porque ella nunca te pidió que regresaras.
Al decir aquello no lució decepcionado, desde el inicio sabía que estaba mintiendo, solo que en esta ocasión expuso claramente la verdad y Will ya no tenía forma de ocultarse.
—Igual me iré hoy... —pronunció en voz baja.
No sabía cómo hablarle después de todo lo ocurrido.
—No quiero decirte qué hacer, pero si sales corriendo tu madre no te dejará en paz hasta que le digas lo que ocurrió. —Will lo observó asombrado de que leyera tan bien su miedo, y es que siempre lo hizo, pero nunca dejó de tomarle por sorpresa, de cierta forma le daba una falsa esperanza—. Quédate un día más, vamos un rato al arcade con los chicos y después a comer, prometo que no te molestaré.
Mike se puso de pie, le regaló una sonrisa resignada y dio media vuelta. Ya le había dicho todo lo que debía, no había razón para que continuara con él, más si era consciente de que su presencia resultaba desagradable para el otro.
El de lunares en el cuello permaneció con una pierna fuera del colchón, sin ser capaz de apartar la mirada de su espalda.
Sentía que había arruinado su amistad, tanto tiempo luchó por esconder sus sentimientos, por hacerlos a un lado e ignorarlos, pero ahora todo había resultado fatal. Caótico. Aunque al menos se alegraba de que Mike no supiera la verdad por completo. Porque entonces hasta su recuerdo para él sería lamentable, ahora podría recordarlo con nostalgia.
[...]
—¡No puedo creerlo! ¿Por qué tu puesto sigue intacto? —Se quejó Dustin, no le gustaba que después de tanto tiempo de intentarlo, sus esfuerzos no dieran frutos.
—Si dejaras de pensar un momento en Suzie podrías concentrarte y ganar —respondió Max con una enorme sonrisa maliciosa.
—Bueno, es mi turno, y presiento que hoy es mi gran día. —Lucas hizo a un lado a Dustin.
—¿Tu día de perder de nuevo? ¿No crees que ya has tenido suficientes? —Se burló en venganza por haberlo empujado sin delicadeza.
—Eso dices ahora, pero cuando...
Byers los observaba discutir con un sentimiento cálido formándose en su pecho.
Si tan solo ellos supieran que fuera de Hawkins no había chicos iguales a ellos, que eran los mejores amigos que cualquiera podría desear, porque no había encontrado a nadie que les llegara un poco a lo increíble que eran.
—Oye, Mike ¿tú ya te diste por vencido? —Lo llamó Max para incitarlo a que se uniera a su pequeña competencia.
—Olvídalo, no caeré en tu trampa para que después te burles todo el día de mí.
—Que espíritu tan pesimista —comentó Lucas.
—Al menos mi marca está en otros sitios —dijo en modo de defensa.
Will sonrió, haber seguido a su lado seguramente habría sido lo mejor, felicidad asegurada, diversión infinita, pero sospechaba que de ser así habría encontrado la forma de arruinarlo. Si solo nunca hubieran nacido esos sentimientos.
—Mira, Will —Dustin se acercó a él con prudencia. Todos sabían que las cosas no se habían solucionado, pero les darían una última oportunidad de arreglarlo por sí mismos—. Probemos esa máquina, me parece que es nueva.
—Claro —respondió y lo siguió, pero una duda le surgió y no se pudo quedar callado—. ¿Por qué te parece que es nueva?
¿No se la pasaban todo el tiempo ahí metidos?
El chico sonrió un poco nervioso.
—Tiene tiempo que no venimos —dijo intentando restarle importancia.
—Ya veo...
—Es que Lucas intenta pasar todo el tiempo posible al lado de Max, la acompaña a aquellos lugares donde antes iba con Eleven, y yo, pues, bueno... Me gusta mantenerme en contacto con Suzie y Steve a veces me ayuda...
—¿Y Mike? —cuestionó sin dejarle terminar.
—¿Mike? —Al parecer la pregunta le había tomado por sorpresa—. Bueno, Mike, él... —Por su semblante estaba claro que no sabía qué responder.
—¿Él qué suele hacer? —insistió.
—Pues... Ya sabes —se encogió de hombros con incomodidad—. Mike suele quedarse en casa y... Hacer cosas, supongo.
Byers observó a su amigo con una expresión que rozaba lo frío.
—Pero escucha, en serio nos haces falta a todos, también extrañamos mucho a Elle —dijo intentando cambiar de tema.
Sin embargo, ya era demasiado tarde.
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